"Hola."

"Arlette, ¿Es posible que me guste una chica que solo he visto por más de un mes en tiempos regulados y que solamente conozco del torso para arriba? PD: linda sonrisa."

"Tu sonrisa podría iluminar todo un día nublado."

Eran tantas notas las que contenía esa caja de zapatos que ella había forrado con papel rojo, le dolía leerlas, pero no podía evitarlo, la letra desordenada y dispareja de él le traía tantos recuerdos. Sus ojos picaban por las lágrimas que saldrían en cualquier momento y el gran nudo en su garganta dolía demasiado.

"you're my wonderwall."

"Cada vez que te vas me duele el corazón."

"Eres una de las razones por la cual vengo a trabajar."

"Creo que podría amarte más de lo que pienso."

Arlette pasó su mano entre todas las notas amarillas y sonrió al ver al cielo, que le recordaba a los ojos de Luke.

Habían pasado dos meses desde la muerte de aquel chico rubio y hermoso, y ella se había dignado a ir al cementerio para ir a ver la tumba de él, pues se estaban cumpliendo esos dos meses, antes, quizás unas semanas atrás, ella había ido a visitar a la madre de Luke, habían hablado y lo que le partió el corazón fue el hecho de que esa señora le dijera que él siempre hablada de ella de buena forma, de forma enamorada. Sin importar que ambas trataran de evitarlo, ellas terminaron llorando juntas.

"Amo cómo luces cuando sonríes tímidamente."

"Lamente no poder bajarte todas las estrellas, pero puedo darte papas de más."

"¿Quieres ser mi novia?"

"Creo que me gustas demasiado."

"Eres tan linda."

Arlette no supo cómo sentirse al ver la lápida de él, tuvo que tragarse un gran nudo cuando leyó su nombre grabado en esa piedra junto a la fecha. Ahora ella estaba sentada en una pequeña banca que habían puesto al lado del recinto, había flores adornando, supo que Liz, su madre había venido más temprano a dejarle flores porque estas estaban frescas.

—Te extraño tanto —murmuró viendo el tallado de la lápida—  extraño tus sonrisas y... —ella tomó una gran bocanada de aire para poder continuar—. Te extraño a ti.

Arlette sintió caer la primera lágrima por su mejilla, cerró la caja donde estaban las notas y se la llevó hacia su pecho para abrazarla, pero no tan fuerte para no dañarla.

—Oh, Luke, el chico del Auto Servicio, fuiste el único que me hizo sentir así.

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