IX: El bosque.
En la habitación contigua, el tormento de Kevin alcanzaba niveles insoportables. Cada descarga eléctrica enviaba olas de dolor a través de su cuerpo, haciendo que sus músculos se contraigan con violencia y su mente se nuble en un mar de agonía. La oscuridad que lo rodeaba parecía envolverlo como un manto gélido, amplificando la sensación de desesperación que lo consumía.
A pesar del tormento físico y emocional, Kevin se aferraba a la esperanza con todas sus fuerzas. Recordaba a Austin, su voz, su mirada, cada detalle de su encuentro en aquella fiesta. Era su único ancla en medio de la tormenta, la luz que iluminaba la oscuridad de aquellos momentos desesperados.
Mientras tanto, en la otra habitación, Austin luchaba contra sus propios demonios. La presencia del secuestrador, con sus manos ávidas y su mirada siniestra, era una constante amenaza que lo atormentaba en cada momento. Cada palabra susurrada, cada contacto no deseado, erosionaba un poco más su voluntad y su esperanza.
A pesar de la distancia física que los separaba, los corazones de Austin y Kevin latían al unísono, impulsados por el deseo ferviente de volver a encontrarse. En medio de la oscuridad y el sufrimiento, su amor era un faro de esperanza que los guiaba a través de la tormenta.
Pero mientras la noche avanzaba y el tormento persistía, la esperanza de un milagro se desvanecía lentamente. En aquel lugar remoto y oscuro, parecía que el destino había decidido desafiarlos hasta el límite de su resistencia, poniendo a prueba su afecto y su cariño en una batalla desigual contra las fuerzas del mal.
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Gatie Illia se encontraba entre la multitud que se había congregado en el Club Italiano de Ciudad Evita para presenciar el evento histórico del cambio de nombre de la localidad. Desde las gradas, observaba con atención cada detalle del escenario, donde el intendente Martín Alvear se preparaba para dirigirse a la audiencia. Con una mezcla de emociones que iban desde la anticipación hasta la preocupación, Gatie seguía cada palabra del discurso de Alvear, consciente de la importancia del momento para la comunidad y para sus amigos Austin y Kevin, quienes también se encontraban entre los presentes.
A medida que el discurso avanzaba, Gatie no podía evitar sentirse inquieto por la seguridad de Austin y Kevin, sabiendo que sus vidas podrían estar en peligro debido a las tensiones políticas y financieras que rodeaban el evento. Mientras tanto, la atmósfera en el Club Italiano era de expectación y emoción, con la multitud pendiente de cada palabra que salía de los labios del intendente Alvear. Gatie se sentía parte de algo más grande que él mismo, testigo de un momento histórico que marcaría un antes y un después en la vida de la comunidad.
Aunque su preocupación por Austin y Kevin seguía latente en su mente, no podía evitar sentir una cierta esperanza al ver el fervor y la determinación de la gente que lo rodeaba. Sabía que, juntos, podrían superar cualquier desafío que se les presentara, con el corazón lleno de determinación y esperanza, Gatie se unió al aplauso y los vítores que resonaban en el Club Italiano, comprometiéndose a luchar hasta el final por la verdad y la justicia.
Después del evento en el Club Italiano, Gatie Illia se encontraba entre la multitud dispersándose lentamente. A medida que la gente se retiraba del lugar y el bullicio de la noche urbana comenzaba a apoderarse de los alrededores, Gatie buscaba con la mirada a Austin y Kevin entre la multitud. Sin embargo, no los veía por ninguna parte. Al principio, no le dio mucha importancia, pensando que tal vez los había perdido de vista en el tumulto de personas.
Pero cuando sacó su teléfono para llamarlos y no obtuvo respuesta, comenzó a sentir una ligera sensación de inquietud. Intentó marcar sus números varias veces, pero el teléfono de Austin y Kevin seguía sin sonar. La preocupación comenzó a crecer en su corazón, el sabía que Austin no solía ignorar sus llamadas, especialmente en una noche como esta.
Entonces, Gatie recordó la tensión que había estado palpable en el ambiente durante el evento, así como las miradas furtivas y los susurros que había percibido entre algunos de los presentes. Se dio cuenta de que algo no estaba bien y que la desaparición de Austin y Kevin podría estar relacionada con los problemas políticos y financieros que rodeaban el evento.
Con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho, Gatie decidió buscar a sus amigos por sí mismo, sabiendo que no podía quedarse de brazos cruzados mientras estaban en peligro. Mientras se dirigía hacia el estacionamiento, su mente se llenó de preguntas y temores sobre lo que podría haberles sucedido a Austin y Kevin.
Al llegar al lugar donde habían estacionado sus autos, se detuvo en seco al ver que el vehículo de Kevin ya no estaba allí. Una sensación de pánico lo invadió al darse cuenta de que algo terrible había ocurrido. Sin perder un segundo más, Gatie se apresuró a buscar ayuda, sabiendo que cada momento que pasaba era crucial para encontrar a sus amigos desaparecidos.
Ante la desaparición repentina de Austin y Kevin, Gatie Illia se sintió abrumado por la urgencia de actuar rápidamente para encontrar a sus amigos. Considerando las posibilidades de ayuda, decidió optar por una estrategia que involucrara tanto recursos privados. En primer lugar, decidió contactar a su mejor amiga, Abril Echeverría, quien además tenía vínculos con Martín Alvear, el intendente del municipio. Confiaba en la influencia de Abril y en su capacidad para movilizar recursos y contactos que pudieran ser útiles en la búsqueda de Austin y Kevin.
Además, Gatie también consideró la opción de involucrar a las familias de Austin y Kevin en el esfuerzo de búsqueda. Sabía que ambas familias tenían recursos y conexiones que podrían ser útiles en situaciones de emergencia como esta. En particular, pensó en la posibilidad de solicitar la ayuda de seguridad privada para evitar involucrar a las fuerzas de la policía local, puesto que podrían estar influenciadas por el intendente.
Ante la posibilidad de que las fuerzas privadas pudieran estar influenciadas por Martín Alvear, Gatie Illia consideró que era fundamental buscar una alternativa confiable y neutral para sumar recursos a la búsqueda de Austin y Kevin. Consciente de la complejidad de la situación y de la necesidad de actuar con rapidez, decidió recurrir a otras fuentes de ayuda que no estuvieran vinculadas al poder político local.
Una de las opciones que consideró Gatie fue contactar a la mejor amiga de Kevin, Abril Echeverría, quien tenía una posición influyente y recursos propios que podrían ser utilizados en la búsqueda. Si bien Abril también tenía vínculos con Martín Alvear, Gatie confiaba en la lealtad y la amistad que los unía, lo que le permitiría contar con su apoyo en una situación tan delicada como esta.
Otra posibilidad era hablar con las familias de Austin y Kevin para solicitarles que enviaran seguridad privada para colaborar en la búsqueda. Dado que ambos jóvenes provenían de familias prominentes y tenían recursos a su disposición, esta opción podría proporcionar un respaldo adicional sin estar directamente relacionado con Martín Alvear o sus influencias.
Independientemente de la opción elegida, Gatie estaba decidido a hacer todo lo posible para encontrar a sus amigos y asegurarse de que recibieran la ayuda necesaria para salir de esa situación. Con la determinación y el coraje que lo caracterizaban, se dispuso a poner en marcha un plan de acción para movilizar todos los recursos disponibles en la búsqueda de Austin y Kevin, sin importar los obstáculos que pudieran surgir en el camino.
Con estas estrategias en mente, Gatie se dispuso a tomar acción de inmediato, consciente de que cada momento perdido podría significar un mayor peligro para Austin y Kevin. Sin embargo, sabía que contaba con el apoyo de personas cercanas y recursos que podrían marcar la diferencia en la búsqueda y rescate de sus amigos desaparecidos.
Además de considerar la ayuda de Abril Echeverría y la posibilidad de recurrir a seguridad privada, Gatie Illia decidió involucrar a su propia familia en la búsqueda de Austin y Kevin. Consciente de los recursos y la influencia que su familia tenía en la comunidad, Gatie sabía que podía contar con su apoyo para movilizar aún más recursos en la búsqueda de sus amigos desaparecidos.
Al comunicarse con su familia, les explicó la situación urgente y les pidió que contribuyeran con todos los medios disponibles para ayudar a encontrar a Austin y Kevin. Con su respaldo, Gatie confiaba en que podrían aumentar la capacidad de búsqueda y coordinación de esfuerzos, lo que podría ser crucial para localizar a los jóvenes desaparecidos lo antes posible.
La familia de Gatie respondió con prontitud y determinación, ofreciendo todo su apoyo y recursos para la búsqueda. Desde la movilización de personal y equipos hasta la coordinación con otras organizaciones y autoridades, la familia de Gatie se comprometió a hacer todo lo posible para ayudar en la búsqueda y el rescate de Austin y Kevin.
Con el respaldo de su familia y el apoyo de otras fuentes, se sintió fortalecido en su determinación de encontrar a sus amigos y llevarlos de vuelta a salvo. Sabía que la tarea no sería fácil, pero estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para asegurarse de que Austin y Kevin regresaran a casa sanos y salvos.
Una vez todo fue coordinado, el operativo de búsqueda se desplegó con toda la urgencia y determinación necesarias para encontrar a Austin y Kevin lo antes posible. Equipos especializados, incluyendo unidades caninas, equipos de rescate con linternas y helicópteros, se movilizaron hacia los bosques y sitios alejados de la urbanización, peinando meticulosamente cada área en busca de cualquier indicio que pudiera conducir al paradero de los jóvenes desaparecidos.
El sonido de las sirenas de las patrullas resonaba en el aire, marcando el ritmo frenético del operativo y transmitiendo un mensaje de urgencia a toda la comunidad. Los agentes, equipados con linternas y radios, se adentraron en los bosques oscuros y densos, explorando cada rincón en busca de pistas que pudieran arrojar luz sobre la desaparición de Austin y Kevin.
Desde el aire, los helicópteros sobrevolaban la zona, iluminando con potentes focos cada rincón del terreno y proporcionando una visión panorámica que permitía abarcar grandes áreas en poco tiempo. Sus luces parpadeantes cortaban la oscuridad de la noche, proyectando sombras inquietantes sobre el paisaje mientras los pilotos escudriñaban el terreno en busca de cualquier señal de los jóvenes desaparecidos.
A medida que avanzaba la noche, el operativo de búsqueda se intensificaba, con cada vez más unidades sumándose a la misión de encontrar a Austin y Kevin sanos y salvos. El trabajo en equipo y la coordinación entre las distintas fuerzas de seguridad eran cruciales para maximizar las posibilidades de éxito y cubrir la mayor cantidad de terreno posible en el menor tiempo posible.
En medio de la oscuridad y la incertidumbre, la esperanza de encontrar a Austin y Kevin se mantenía viva, alimentada por el compromiso y la determinación de todos los que participaban en el operativo. Cada paso dado en la búsqueda representaba una oportunidad para acercarse un poco más a resolver el misterio de su desaparición y reunirlos con sus seres queridos.
La noticia de la desaparición de Austin y Kevin se propagó rápidamente, capturando la atención de los medios de comunicación. Belinda Mitre, aprovechando su posición en "La Nación", puso a disposición todos los recursos del periódico para cubrir la nota. La sala de prensa del municipio en San Justo se llenó con periodistas y cámaras, cada uno ansioso por obtener información sobre el caso.
Belinda, consciente de la relevancia de la historia, decidió dedicar los recursos necesarios para asegurarse de que la desaparición de los jóvenes fuera ampliamente cubierta en los medios. Desde reporteros hasta fotógrafos, el equipo de "La Nación" se movilizó para obtener detalles sobre el caso y mantener al público informado.
La sala de prensa del municipio se convirtió en un centro de actividad frenética, con periodistas trabajando diligentemente para recopilar información, entrevistar a personas relevantes y seguir de cerca los desarrollos de la búsqueda. Las noticias sobre la desaparición de Austin y Kevin ocuparon los titulares, generando un interés masivo en la comunidad y más allá.
Belinda, como líder del equipo periodístico, se aseguró de que la cobertura fuera imparcial y completa, destacando la gravedad del caso y llamando a la colaboración ciudadana para obtener información relevante. La presión mediática se intensificó, poniendo en el centro de atención la urgencia de encontrar a los jóvenes desaparecidos.
Con la combinación de los esfuerzos de la familia de Gatie, las fuerzas privadas, y el respaldo mediático de "La Nación", la búsqueda de Austin y Kevin se intensificó, generando una movilización sin precedentes para encontrar a los jóvenes y descubrir la verdad detrás de su desaparición.
La sala de prensa del municipio, situada en San Justo, irradiaba una atmósfera de antelación, mientras los periodistas se preparaban para la conferencia de prensa. El ambiente estaba impregnado de una tensión tangible, ya que todos estaban ansiosos por obtener respuestas sobre la desaparición de Austin y Kevin.
En el centro del podio, destacaba la imponente figura del intendente Martín Alvear, quien se preparaba para dirigirse a los medios de comunicación. Vestido con el mismo traje oscuro que lució durante el evento en el Club Italiano, Martín exudaba una presencia dominante y segura mientras se ubicaba frente al atril. A su alrededor, micrófonos y cámaras estaban dispuestos estratégicamente para captar cada palabra y gesto del intendente.
Las luces brillantes iluminaban su rostro, destacando su expresión serena pero determinada mientras se preparaba para abordar los interrogantes de los periodistas. Detrás de él, las pantallas de televisión mostraban imágenes de la multitud congregada en el evento anterior, recordando a todos la magnitud del acontecimiento y la importancia de las decisiones que se estaban tomando en ese momento. El silencio tenso que llenaba la sala era interrumpido solo por el murmullo de los periodistas mientras se acomodaban en sus asientos y preparaban sus equipos de grabación.
Martín tomó una respiración profunda antes de comenzar a hablar, su voz resonando con autoridad y determinación en la sala. Sabía que estaba bajo escrutinio público y que cada palabra que dijera tendría un impacto significativo en la percepción de la comunidad sobre su liderazgo y capacidad para manejar la crisis.
Con un gesto serio pero seguro, Martín se dirigió a los periodistas, listo para enfrentar lo que se avecinaba y para ofrecer la versión oficial del gobierno sobre la desaparición de Austin y Kevin. En medio de la sala de prensa, rodeado por los medios de comunicación y con los ojos del país puestos en él, Martín Alvear se preparaba para enfrentar uno de los desafíos más importantes de su carrera política. Dadas las circunstancias y la naturaleza imprevista de la reunión de emergencia en la sala de prensa del municipio, Martín Alvear no había tenido el tiempo de cambiar su atuendo. Por lo tanto, aún llevaba el mismo traje oscuro que portado durante el evento en el Club Italiano más temprano.
Aunque el traje seguía siendo impecable y elegante, el ambiente tenso y urgente de la situación contrastaba con la sofisticación del atuendo. La corbata, antes perfectamente ajustada, ahora estaba un poco desalineada debido al estrés y la prisa. Su expresión, que había sido segura y confiada durante el evento, ahora estaba ensombrecida por una mezcla de frustración y preocupación.
A pesar de las circunstancias, Martín Alvear mantenía su compostura y su aura de autoridad, pero el contraste entre su apariencia impecable y el caos que se desarrollaba a su alrededor añadía una capa de ironía a la situación. Mientras enfrentaba a la figura de los periodistas, su traje oscuro actuaba como un recordatorio sutil de la seriedad de la situación y de la responsabilidad que recaía sobre sus hombros como líder del municipio.
En un tono altanero y con un gesto de desdén, casi por obligación de la secretaría de prensa municipal, Martín Alvear se dirigió a los periodistas congregados en la sala de prensa del municipio para abordar el tema de la desaparición de Austin y Kevin. Con una mirada penetrante y un tono de voz cargado de arrogancia, declaró:
—"Es curioso cómo se busca responsabilizar a mi gobierno por esta desafortunada situación. Ninguna autoridad local ni ninguna de las familias afectadas se ha acercado a nosotros para solicitar ayuda o recursos. Si hubieran recurrido a nosotros, habríamos puesto a disposición todas las fuerzas locales necesarias para colaborar en la búsqueda y rescate de estos jóvenes".—formuló bajando del podio sin dar respuestas concretas a la prensa reunida.
Su tono altivo y su gesto de desdén dejaban en claro su actitud hacia la situación, insinuando que la falta de acción por parte de las autoridades locales no era responsabilidad suya. Al mismo tiempo, su comentario apuntaba sutilmente hacia la ausencia de una denuncia formal de la desaparición, lo que sugería que la gravedad del asunto no había sido correctamente comunicada o atendida por las partes involucradas.
Con estas palabras, Martín Alvear intentaba desvincularse de cualquier responsabilidad en el manejo de la crisis y poner en tela de juicio la actuación de las autoridades y las familias afectadas. Su actitud altanera y su falta de empatía hacia la situación dejaban entrever su verdadero carácter y su disposición a proteger su imagen y su posición política a cualquier costo.
DOS DÍAS DESPUÉS...
Durante el ultimo día, el operativo de rescate de Austin y Kevin se intensificó cuando las fuerzas de seguridad privada recibieron una pista crucial que los llevó hasta un bosque de reserva natural en las afueras de la ciudad. Con la ayuda de perros entrenados y equipos de búsqueda especializados, los agentes se adentraron en el espeso bosque, enfrentándose a la oscuridad de la noche y a los peligros que acechaban en la naturaleza salvaje.
A medida que avanzaban entre los árboles, las luces de las linternas cortaban la oscuridad, iluminando el camino y revelando los indicios de la presencia humana. Pronto, los agentes se toparon con el campamento improvisado de los secuestradores, donde habían mantenido cautivos a Austin y Kevin durante las ultimas setenta y dos horas.
Sin embargo, los secuestradores no estaban dispuestos a rendirse fácilmente. Ante la llegada de las fuerzas policiales, se desató un enfrentamiento violento en medio del bosque, con intercambio de disparos y momentos de tensión extrema. Los secuestradores, desesperados por mantener su control sobre las víctimas, se resistieron con ferocidad, pero finalmente fueron abrumados por la superioridad numérica y táctica de las fuerzas del orden.
En medio del caos y la confusión, Austin y Kevin fueron liberados de su cautiverio, aunque su rescate estuvo marcado por la angustia y el peligro. Ambos jóvenes fueron encontrados atados y malheridos, pero a salvo gracias a la valentía y determinación de las fuerzas de seguridad. Cuando finalmente llegaron al escondite de los secuestradores, se encontraron con una escena desgarradora. Austin y Kevin estaban atados y malheridos, con signos evidentes de haber sufrido un tormento prolongado. Sus rostros estaban pálidos y demacrados, reflejando el agotamiento físico y emocional que habían experimentado durante las últimas setenta y dos horas.
Las cuerdas que los mantenían prisioneros estaban apretadas alrededor de sus muñecas, dejando marcas rojas en su piel. Sus ropas estaban rasgadas y manchadas de tierra, y sangre, evidencia de los intentos desesperados por liberarse de su cautiverio y del horror de las perversidades que esos hombres pudieron hacer con ellos. Los ojos de ambos jóvenes reflejaban el miedo y la desesperación que habían vivido durante ese tiempo en manos de los secuestradores.
Con el sonido estridente de las sirenas anunciando su llegada, la ambulancia emergió de entre los árboles del bosque, avanzando con determinación hacia el lugar donde se encontraban Austin y Kevin. Las luces intermitentes destellaban en la oscuridad de la noche, iluminando el camino y marcando el inicio de una nueva esperanza para los jóvenes que habían sido cautivos durante las últimas setenta y dos horas.
Los paramédicos, con expresiones de seriedad y compromiso en sus rostros, descendieron rápidamente de la ambulancia y se apresuraron a evaluar la condición de Austin y Kevin. Con manos expertas, revisaron sus signos vitales y evaluaron el alcance de sus heridas, trabajando con eficiencia y precisión para garantizar que recibieran la atención médica necesaria lo antes posible.
Una vez que los paramédicos confirmaron que ambos jóvenes estaban lo suficientemente estables como para ser trasladados, procedieron a cargarlos cuidadosamente en camillas y los llevaron hasta la ambulancia. Con movimientos suaves pero rápidos, los colocaron en el interior del vehículo, asegurándose de que estuvieran cómodos y seguros antes de emprender el viaje de regreso.
Con el motor rugiendo, la ambulancia se puso en marcha, atravesando el denso bosque con determinismo y velocidad. El camino estaba lleno de baches y obstáculos, pero los paramédicos manejaban con habilidad, sorteando los peligros y garantizando un viaje lo más suave posible para sus valiosos pacientes. A medida que avanzaban por el oscuro sendero del bosque, el silencio de la noche se vio interrumpido por el sonido constante de la sirena de la ambulancia, anunciando su paso y alertando a quienes estaban cerca de que la ayuda estaba en camino. Las luces parpadeantes iluminaban el camino, guiando el camino hacia la seguridad y la esperanza para Austin y Kevin.
A lo lejos, las luces de la ciudad comenzaban a brillar en el horizonte, marcando el final de su viaje a través del oscuro bosque y el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas. Con cada kilómetro que recorrían, la esperanza crecía en los corazones de quienes los esperaban en el hospital, ansiosos por recibir noticias sobre su estado y ansiosos por abrazarlos y confortarlos en su momento de necesidad.
Finalmente, después de un viaje lleno de tensión y preocupación, la ambulancia emergió de entre los árboles y entró en las calles iluminadas de la ciudad. El hospital estaba cerca, y con cada momento que pasaba, la expectativa de un reencuentro feliz se hacía más intensa. Con el corazón lleno de gratitud y alivio, la comunidad esperaba ansiosa el regreso de Austin y Kevin, listos para recibirlos con los brazos abiertos y el apoyo incondicional que tanto necesitaban.
Cuándo sin perder un segundo, los agentes de policía procedieron a liberar a Austin y Kevin de sus ataduras y los llevaron rápidamente al hospital más cercano para recibir atención médica urgente. Allí, los médicos y enfermeras trabajaron sin descanso para evaluar y tratar las heridas de los jóvenes, mientras que los familiares y seres queridos aguardaban con ansiedad fuera de la sala de emergencias.
La escena en el hospital era un torbellino de actividad frenética, con médicos corriendo de un lado a otro, equipos de enfermería preparando suministros y familiares preocupados esperando noticias sobre el estado de salud de Austin y Kevin. A medida que las horas pasaban, la incertidumbre y la tensión se intensificaban, hasta que finalmente llegó el momento en que los médicos salieron a dar un informe sobre la condición de los jóvenes.
A pesar de las heridas y el trauma que habían sufrido, tanto Austin como Kevin estaban estables y fuera de peligro. Sus lesiones no eran severamente graves y se esperaba una recuperación completa con el tiempo y el cuidado adecuado. Aunque el camino hacia la sanación sería largo y difícil, el alivio inundó los corazones de sus seres queridos al saber que estaban a salvo y en buenas manos.
La llegada de la ambulancia al borde del bosque de reserva natural marcó el inicio de una nueva etapa en la odisea de Austin y Kevin. Las luces intermitentes destellaban en la penumbra del bosque mientras el vehículo se abría paso entre los árboles retorcidos y la maleza espesa.
De momento Austin, se encontraba con la mirada perdida y los ojos vidriosos, apenas podía articular palabras coherentemente, mientras que Kevin, con la respiración entrecortada y el rostro pálido, luchaba por mantenerse despierto y consciente. Cada uno perdido en sus propios pensamientos y temores, mientras el paisaje boscoso pasaba rápidamente por sus recuerdos traumáticos.
A pesar del alivio de estar a salvo y de recibir atención médica, ambos jóvenes sabían que el camino hacia la recuperación sería largo y difícil. Los efectos del trauma se manifestarían en los días y semanas siguientes, dejando cicatrices invisibles en sus mentes y corazones. Sin embargo, también había un destello de esperanza en el horizonte, una luz al final del túnel que les recordaba que no estaban solos en su lucha. Con el apoyo de sus seres queridos, amigos y comunidad, Austin y Kevin encontrarían la fuerza y el coraje para enfrentar los desafíos que les esperaban y comenzar el largo camino hacia la sanación y la recuperación.
Mientras tanto, las autoridades hipócritamente, continuaban con la investigación para dar con los responsables del secuestro y asegurarse de que enfrentaran la justicia por sus acciones. La comunidad se unió en apoyo a Austin y Kevin, ofreciendo su solidaridad y ayuda en este momento difícil. Aunque el peligro había pasado, el recuerdo del horror que habían vivido permanecería grabado en sus mentes para siempre, recordándoles la fragilidad de la vida y la importancia de apreciar cada momento junto a quienes aman.
La noticia del rescate se propagó rápidamente, y pronto la atención se centró en el destino de los secuestradores y en las circunstancias que llevaron a la desaparición de Austin y Kevin. Mientras tanto, en el corazón del bosque, el fuego consumía los restos de la fogata de los secuestradores, dejando atrás solo cenizas y recuerdos de la terrible tragedia que se había desarrollado en medio de la naturaleza indómita.
CONTINUARÁ...
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