-Ya nos vamos nena.

-Segundo...- no escuché, tomé su mano y caminé con rumbo a la puerta, había dejado un mensaje a Quinto avisándole que regresariamos y este afirmó que avisaría a los demás, al parecer teníamos una reunión pendiente, si así es estoy seguro de que se tratará el tema de yo como el segundo traidor.

En más de una ocasión lo dejaron dicho.

-Nena, tengo reunión. Te llevaré antes a casa para que veas a Dulce y...

-¿Porqué? ¿Va a pasar algo?- negué

-Supongo que hablaran algo de mierda y no les haré caso, luego iré a casa con ustedes, así hablaremos los tres juntos.

-¿Estás seguro de que Dulce está de acuerdo con esto?

-Fue su idea preciosa- me acerqué a ella y envolví mis manos en su cintura. -Solo falta que tu estes de acuerdo.

-Será raro al inicio...- dudó -¿Dormiremos los tres juntos?

-¿Porqué no?

-Debemos hablar muchas cosas, así que mejor iré contigo a la reunión. ¿Qué pasará con Dulce? ¿Seguirá encerrada?

-Debo contarles nuestra versión a algunos, de esa manera conseguir que al menos estén de nuestro lado. Creo que si le cuento a Cuarto, el es el más racional, Quinto ya lo sabe y no tomó partido, Tercero está de nuestro lado, en contra solo estarían Primero y Sexto.

-No puedes estar seguro de que cuando lo sepan no estarán de acuerdo. Ellos conocieron a Dulce y...

-No tienen piedad con los vampiros nena

-Deja de llamarme nena

-Obligame- reté y trató de maldecir por lo bajo alejándose en el proceso.

-Vamos- la guié hasta los árboles. -¿Siempre debemos ir a un bosque para abrir el portal?

-¿Porqué tanto interés? ¿Te quieres escapar otra vez?- me miró mal -Nuestra magia está conectada a la naturaleza, en la antigüedad éramos cuidadores de los bosques, por eso necesitamos de los árboles, su energía nos ayuda con los portales.

-Fascinante- tomé su mano y seguimos caminando. -No tienes que hacer eso de ser romántico conmigo, odio el romance.

-Eres sinica solamente preciosa, y no soy romántico, solo sé como tratar a las mujeres.

-¡Pues gracias!- escupió con sarcasmo. -Te espero aquí.- Di dos pasos más que ella.

Cerré los ojos y conecté con mi lobo dejándolo tomar mi cuerpo, solo para esto permito aquello, su poder es demasiado para mi forma humana, aún no se como Sexto logra hacerlo para pelear y rastrear.

Extendí mi mano para que la tomara y luego tomé ambas y nos hice envolver por aquel vórtice hasta que la luz fue tanta que me cegó, cerré los ojos y al abrirlos estábamos en el bosque que da a la manada.

-Puedes abrirlos.

-Vamos rápido, así vamos antes con Dulce.

-Pareces más ansiosa de verla a ella que a mi- pronuncié con recelo.

-¿No que relación abierta?

-No dije abierta, los tres estamos juntos. Nadie más.

-Ahh, a eso me refiero. No estaba diciendo que iba a dormir con más personas. Como eres de...- caminó delante mío y aquel intercambio me robó una sonrisa.

Al apenas entrar a los territorios de la manada fue como una bocanada de aire fresco, al fin estaba en casa, tuve la tentativa de ir a nuestra cabaña y besar de Dulce, decirle que íbamos a estar bien, los tres, acurrucarme con ambas en la cama, por días, pero Primero nos alcanzó a ver así que caminé hasta el interior.

-Regresaron los fugitivos.- bromeó de mala manera cuando entramos.

-No deberías cantar victoria, después de todo tu mate incendió tu casa para huir.- atacó Quinto entre risas.

-¿Y Tercero y  Sexto?

-Tercero fue llamado- Dulce está sola  -Y Sexto dijo que quería hacer rondas- me tensé ante ello pero la mano de Mayra buscando la mía como consuelo me hizo cambiar el semblante.

-Se tomarán precauciones porque por lo visto algunos de nosotros no podemos controlar a nuestras mates- escupió con burla.

-Eso es cierto- mi mano se alejó rápidamente de la de Mayra, en cambio envolvió el cuello de Jenny y apreté, cayó arrodillada y sin aire frente a mí -Después de todo ella fue la que provocó esto.

Lo sentí tratando de apartarme pero en su lugar lo empujé lejos y no fue hasta que Quinto y Cuarto me alejaron que lo hice. Más la furia de Primero y su lobo venían contra mí.

Me convertí y recibí su cuerpo sobre el mío cuando intentó morderme, contuve el chillido dolorido cuando logró morder una de mis patas pero devolví aquello y nos hice rodar hasta la ventana donde caímos en la tierra fría entre mordidas y arañazos.

La boca me supo a sangre y la necesidad de que aquello fuera aún más sangriento se apoderó de mi. Mi lobo tomó el control.

Escuchaba a los demás gritar pero no intentaban separarnos, había recibido una mordida en mi cuello cuál me tenía débil, tomé fuerzas y mordí su lomo haciéndolo perder el equilibrio. Y luego apreté su cuello y traspasé su carne.

-¡LA TIENEN! ¡Tienen a Dulce!- escuché la voz de Mayra, señalaba a nuestra cabaña, sacando fuerzas de donde ya no tenía corrí hasta el lugar pero no llegué a tiempo.

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