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Capítulo 10


Caminábamos por unas estrechas calles, tenían variedad de objetos, y me permití observarlos. Las personas parecían evitarnos pero aún así algunos cruzaban por nuestro lado.

La hinchazón en mi clítoris había bajado, por lo que ya podía caminar con normalidad a pesar de no llevar ropa interior.

El viento se sintió de repente y por inercia mis manos fueron a mi vestido, luego recapacité. El me hizo venir aquí sin bragas, lo más lógico es que le de taco de ojo gratis a cada habitante de su manada ¿no?, y que se joda por follador.

La dejé libre pero el viento ya había parado, así que esperé porque más llegara. -Aquí- me hizo entrar a un tienda que tenía varias marcas de lujo en ella. Esto es raro, ¿no que era otro mundo?

A todo esto, las personas que veo son todas humanas, no vi más un lobo desde el día que lo ví a el, puede que lo haya imaginado. Que todo aquello sea mentira, y que esto de los hombres lobos, alfhas y omegas no sea más que un complot para ocultar asesinatos. Que las personas aquí sean secuestrados como yo y que los amenacen con matarlos. Quizás son caníbales y la carne que me quiso hacer comer era de personas.

-Responde- ¡que mierda!

Lo tenía plantado en frente, me miraba burlón, tenía dos tangas frente a mí, una acompañada de un disfraz de conejita y otra de gatita.

-Enfermo- lo alejé de un manotazo y busqué vestimenta que pudiera servirme. Que me sirva para huir por los montes repletos de árboles que noté mientras caminábamos.

Jeans, tenis, sudaderas.

Tampoco podía escapar ahora porque el maldito no me dejaba respirar sin contaminar mi aire, así que debía esperar a un descuido.

-Deja de inclinarte- estaba viendo un par de zapatos cuando se inclinó con las manos en los bolsillos para hablarme, iba a refutar, pero luego recordé mi corto vestido y mi coño al descubierto.

Sonreí victoriosa, me erguí y caminé hasta uno de los estantes más altos, me hice de puntillas para alcanzar un bolso que no quería pero que me haría mostrarle el culo al dueño de la tienda. Un hombre no tan mayor y que para nada parecía un viejo verde.

Un suspiro molesto se escuchó tras mi espalda, feliz por mi cometido decidí que era buena idea continuar. Volví a inclinarme, solo que esta vez lo hice adrede y con malas intenciones enfocando mi trasero hasta la calle donde se encontraba algo transitada.

Moría por ver su reacción pero en cambio sentí mi cuerpo impactar con el suyo mientras tomaba mi cuello desde atrás y me adentraba a los cambiadores.

-¿Te diviertes?

-Mucho- lo enfrenté y su respuesta vino con su lengua en mi boca en apenas un parpadeo, fue el beso mas duro que haya recibido en toda mi vida. Sus dientes se clavaron en mis labios obligándome a abrir la boca y recibirlo, tan duro.

Me alejó cuando el beso estaba haciendo estragos en mí y giró mi cuerpo tan malditamente fuerte que mi cara acabó contra el cristal del espejo. -Grita con ganas- su polla se había abierto paso en mi intimidad y este arremetió en mi interior de una manera voraz. Aquello lo dijo por el grito que abandonó mi boca por no esperar aquello.

Las tiras del vestido fueron desechas con sus garras, y luego de dejar mis pechos al aire los amasó sin dejar de moverse tan duro dentro de mí. Para este punto me había abierto e inclinado lo suficiente como para recibirlo tan malditamente bien.

Sus manos rompieron mi vestido y quedé desnuda frente al espejo mientras mis pechos se pegaban al cristal y hacían un sonido sordo al frotarse.

Sus ojos se tornaron dorados como el oro mismo, tomó mis piernas y me mantuvo  en el lugar cuando sentía mis rodillas flaquear, mi orgasmo estaba tan cerca y venía tan duro que boqueaba por el.

Volvió a tomar mis pechos y los apretó haciéndolos doler a la vez que gruñía y me reñía, me maldecía. -Me volverán loco. Tu y tu maldito coño caliente.- gruñía y gemía, éramos un desastre de sonidos obscenos que me hizo levitar en deseo.

Lo noté sonreír cuando orgasmo se acercó aún más y creí qué me jugaría otra de sus tretas pero en cambio se acercó a mi nuca y dejó una mordida en el cuello alto haciéndome chillar a la vez que el orgasmo llenaba mi cuerpo y a la vez lo dejaba tan vacío que perdí la fuerza misma y acabé siendo tomada por él.

Pero no se detuvo, su golpeteo se intensificó y mi orgasmo se alargó, lo sentía lamer mi cuello, encajar sus dientes en mi hombro y luego chupar, lamer. Repetir

Cuando creí me desmayaría no fue así, mi cuerpo no tenía fuerzas para otro orgasmo, en cambio lo tuvo y el tenerlo me hizo respirar casi en sollozos a la vez que el sudor en frío venía a mi. Me sentía enferma, enferma mente jodida.

Luego vino aquello, aquello que hizo la otra vez de su polla crecer dentro de mí, traté de apartarme pero dolía, además de que mi cuerpo no tenía las fuerzas siquiera de respirar, así que acabé dejándome hacer cuando nos sentó en un pequeño asiento conmigo sobre él mientras sus manos acariciaban todo mi cuerpo como si no me hubiese jodido tan duro hasta hace un segundo.

-También podíamos follar durante las compras- dijo mientras me veía a través del espejo, con mis piernas abiertas, mi coño expuesto y aún siendo profanado por él mientras notaba su semen salir de mí. Mucho puto semen caliente con el que hasta hace un minuto me llenó. Luego tomó mi cuello y giró mi cara hasta hacerme besarlo -Mía.

Tuya maldición




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