─𝟎𝟒
❝ 𝐋𝐀 𝐃𝐄𝐂𝐈𝐒𝐈Ó𝐍 𝐃𝐄𝐋 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐄𝐑𝐎 ❞
└> o la selección...
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Aurora estaba nerviosa, ¿cómo no estarlo? ¡Ya había llegado a Hogwarts!
Después de tantos años esperando ver aquel lugar del que todos hablaban maravillas, tantos años en los que nada más que había deseado ver el castillo con sus propios ojos. Estaba allí, lo había logrado.
A los de primer año se les concebía el privilegio de llegar a Hogwarts en bote, para observar con detenimiento y mayor espectacularidad el paisaje. Sin duda Aurora consideraba esta una maravillosa tradición. El agua se veía cristalina e idílica desde su posición en los botes. El castillo se alzaba sobre las rocas, más impresionante de lo que Aurora jamás pudo imaginar. Había visto fotografías e imágenes, pero nada se comparaba a aquella vista.
Aurora volvió a perder la noción del tiempo, cuando se quiso dar cuenta ya había atracado en el muelle. Al principio se mostró desilusionada, habría querido observar durante más tiempo aquella vista. Pero que rayos, ¡iba a entrar a al colegio, las vistas podían esperar!
Aurora, muy concentrada en sus pensamientos como para escuchar a la gente a su alrededor, siguió al guardabosques a través de las rocas. Llegaron al fin a un césped húmedo, a los pies del castillo. Subieron por unos escalones de piedra y se reunieron ante la gran puerta, que Aurora miraba expectante.
—¿Estáis todos aquí? Tú, ¿todavía tienes tu sapo?
Aurora miró a Neville, él mostraba la expresión más feliz que le había visto en todo el día. El pequeño sapo estaba sujeto con fuerza entre sus manos.
El guardabosques llamó a la puerta tres veces. Esta se abrió dejando ver a una mujer alta, con una túnica verde y el cabello negro recogido en un moño. Su rostro severo le advirtió a Aurora que probablemente tendría algunos altercados con ella.
—Los de primer año, profesora McGonagall.
—Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí.
Al abrir la puerta completamente, Aurora comprobó que Hogwarts no solo era magnifico desde el exterior. Estaba acostumbrada a habitaciones amplias e inmensas, pero aún así aquel vestíbulo la sorprendió. Las paredes de piedra estaban iluminadas con resplandecientes antorchas y el techo era tan alto que no se veía.
Siguieron a la profesora McGonagall a través de un camino señalado en el suelo de piedra. Aurora oía al resto de alumnos a través de una gran puerta a la derecha, pero la profesora McGonagall los llevó a una pequeña habitación vacía, fuera del vestíbulo. Allí estaban, un montón de críos de once años muertos de miedo y nervios.
—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupéis vuestro lugares en el Gran Comedor deberéis ser seleccionados para vuestras casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán como vuestra familia en Hogwarts. Tendréis clases con el resto de la casa que os toque, dormiréis en los dormitorios de vuestras casas y pasaréis el tiempo libre en la sala común de la casa.
»Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin.
Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Espero que todos vosotros seréis un orgullo para la casa que os toque.
»La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Os sugiero que, mientras esperáis, os arregléis lo mejor posible. Volveré cuando lo tengamos todo listo para la ceremonia. Por favor, esperad tranquilos.
Aurora se preguntó como esperaba que estuvieran tranquilos.
—¿Cómo se las arreglan exactamente para seleccionarnos? —preguntó Harry a Ron y Aurora.
—Creo que es una especie de prueba. Fred dice que duele mucho, pero creo que era una broma.
Aurora estaba a punto de decirle que no estaba en lo cierto, y que aquella era una broma. Pero se detuvo, ese tal Fred estaría esperando a ver la cara de Ron al descubrir la verdad, y no quería arruinarme una buena risa.
—No será para tanto —dijo sin embargo, intentando calmar el nerviosismo de sus nuevos amigos, y el suyo propio.
De repente se escucharon unos gritos de los que estaban más al fondo.
—¿Qué es...?
Una veintena de fantasmas acababan de pasar a través de la pared de atrás. Cuando advirtieron la presencia de los niños, uno de ellos exclamó sonriendo:
—¡Alumnos nuevos! Estáis esperando la selección, ¿no?
Algunos asintieron.
—¡Espero veros en Hufflepuff—continuó—. Mi antigua casa, ya sabéis.
—En marcha —dijo la profesora McGonagall entrando a la sala—. La Ceremonia de Selección va a comenzar.
Después de eso, los fantasmas se fueron volando a través de la pared.
—Ahora formad una hilera —dijo la profesora— y seguidme.
Con los nervios a flor de piel, Aurora se colocó de las primera en la fila, con Harry detrás de ella. Salieron de la habitación y entraron al lugar del que antes salían las voces del resto de alumnos. El Gran Comedor.
Aurora abrió la boca de par en par al ver el interior de aquel lugar. Estaba iluminado por miles de velas que flotaban sobre cuatro mesas, donde estaban el resto de alumnos. Cada mesa correspondía a una casa, supuso Aurora. Al final de la sala había una quinta mesa, donde las profesores aguardaban con paciencia.
Se colocaron en una fila delante de la mesa de profesores, mirando de frente al resto de alumnos. Aurora escaneó con rapidez a todos ellos. Vio alguna que otra cara familiar, de alumnos que se había encontrado en el callejón Diagon. Estaba aquel chico que prácticamente había huido de ella en Gambol y Japes, sentado al lado de los dos gemelos a los que buscaba aquel día.
La profesora McGonagall colocó un taburete con un sombrero raído delante de los alumnos. El silencio hizo que Aurora mirara con nerviosismo a todos lados, ¿a que esperaban?
Su sorpresa se hizo más grande cuando el sombrero comenzó a cantar a través de uno de sus agujeros, nadie le había contado sobre esa tradición.
Oh, podrás pensar que no soy bonito,
pero no juzgues por lo que ves.
Me comeré a mí mismo si puedes encontrar un sombrero más inteligente que yo.
Puedes tener bombines negros, sombreros altos y elegantes.
Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts y puedo superar a todos.
No hay nada escondido en tu cabeza que el Sombrero Seleccionador no pueda ver. Así que pruébame y te diré dónde debes estar.
Puedes pertenecer a Gryffindor, donde habitan los valientes.
Su osadía, temple y caballerosidad ponen aparte a los de Gryffindor.
Puedes pertenecer a Hufflepuff donde son justos y leales.
Esos perseverantes Hufflepuff de verdad no temen el trabajo pesado.
O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw, Si tienes una mente dispuesta, porque los de inteligencia y erudición siempre encontrarán allí a sus semejantes. O tal vez en Slytherin harás tus verdaderos amigos.
Esa gente astuta utiliza cualquier medio para lograr sus fines.
¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!
¡Y no recibirás una bofetada!
Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).
Porque soy el Sombrero Pensante.
Aurora miró a Ron, que al fin había adivinado que le habían gastado una broma, y se lo estaba comentando a Harry. Ambos estaban tan aliviados que no pudo contener una débil risita.
—Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen —dijo la profesora McGonagall, que había desarrollado un pergamino y lo tendía frente a ella—. ¡Abbott, Hannah!
Una niña de rostro rosado y trenzas rubias salió de la fila, se puso el sombrero y se sentó.
—¡HUFFLEPUFF!—gritó el sombrero.
La mesa de la derecha aplaudió mientras Hannah iba a sentarse con los sus nuevos compañeros.
Fue en ese momento cuando Aurora se dio cuenta de que nunca se había planteado verdaderamente con qué casa le tocaría vivir su experiencia en Hogwarts. Todos esperaban que acabara en Slytherin, por supuesto, toda su familia había pertenecido a esa casa.
Ella siempre había dicho que no le importaba cual fuera su casa. Y aunque era verdad, una parte de ella seguía nerviosa por la decisión del sombrero.
Pensó en las posibilidades por un momento, sin fijarse del todo en el resto de niños seleccionados:
Ella nunca se había considerado una chica excesivamente inteligente, así que estaba completamente segura de que Ravenclaw no sería para ella.
Por otro lado, Hufflepuff exigía cualidades que Aurora tampoco estaba segura de encontrar en ella. Una de sus características era la lealtad, ¿y cómo podía ella medir su nivel de lealtad, si nunca había podido elegir a qué o quien ser leal?
Aurora vio a Hermione Granger sentarse en el taburete, y se sorprendió cuando quedó en Gryffindor y no en Ravenclaw.
Gryffindor... Aurora no era valiente. Nunca lo había sido, si lo fuera no estaría tan aterrada de su propia familia, de su propio padre. ¿Si quedaba en Slytherin su padre estaría orgulloso de ella? ¿al fin le miraría de la forma en que mira a Draco?
Ese pensamiento rondó en su mente hasta que al fin escuchó su apellido. Era el turno de Draco.
Después le tocaría a ella, así que respiró hondo para relajarse. No importaba, no importaba en qué casa quedara. Eso no mediría que clase de persona era ella. También existían Gryffindors cobardes, o Slytherins honrados.
—¡SLYTHERIN!
Como era de esperarse, Draco ahora era oficialmente un Slytherin.
—¡Malfoy, Aurora!
Había llegado el momento. Aurora se sentó y se puso el sombrero, que le tapó los ojos. Lo último que vio fue el rostro de su hermano mirándole desde la mesa de Slytherin. El sombrero debatió en su cabeza durante un buen rato, que se le hizo eterno.
—Es difícil, muy difícil. Tu mente está llena de pensamientos muy confusos —decía el sombrero—. Hay habilidades en ti que aún no sabes que te pertenecen, y estás se harán presentes en Hufflepuff.
Aurora se sujeto a los bordes del taburete cuando escucho eso, ¿de que hablaba?
—Sin embargo —continuó el sombrero—, solo hay un lugar donde todo tu potencial será desarrollado.
Después se quedó unos segundos en silencio y gritó:
—¡SLYTHERIN!
Aurora se bajó del taburete y se dirigió a su mesa. Harry y Ron la miraron con sorpresa y tristeza. Ella les sonrió, no importaba que ahora fuera una Slytherin, ella seguía siendo la misma, ¿verdad?
Miró a sus compañeros con recelo, ninguno parecía muy agradable.
—Papá estará orgulloso —le dijo Draco mientras se sentaba a su lado—, no quiero ni imaginar su reacción si hubieras acabado en otra casa.
Aurora tampoco quería hacerlo. No entendía muy bien la elección del sombrero, lo único que estaba claro es que le había ahorrado varios problemas con su familia.
Pero Harry y Ron fueron seleccionados para Gryffindor, y mientras todos aplaudían con alegría, ella volvió a encontrar sola.
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Se que todos esperaban que Aurora acabara en otra casa, pero es necesario que quede en Slytherin para los acontecimientos futuros y su desarrollo como personaje
Perdón si este es un capítulo algo flojito, lo mejor viene a partir de ahora ♡
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