❝ 𝐋𝐀 𝐌𝐀𝐍𝐒𝐈Ó𝐍 𝐌𝐀𝐋𝐅𝐎𝐘 ❞
└> o la casa de los cobardes...

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Su gran mansión y sus excesivos lujos eran más que suficientes para hacer entender que a los Malfoys no les faltaba el dinero. A primera vista se pensaría que eso habría creado un buen ambiente y relación entre los miembros de la familia, que padres e hijos jamás habrían discutido pues ya lo tenían todo en su poder. Pero oh, que equivocado estabas si creías así.

Si te atreves a mirar un poquito más de cerca, y observas con más detenimiento, verás que no todo es tan bonito. Lucius era un hombre estricto y cuanto menos peligroso. Sus hijos, pobre de ellos, tenían miedo de hacer algo que le pudiera disgustar. Al menos así era para Draco, que hacía todo lo que su padre le mandaba, y creía firmemente en todas las enseñanzas que este le había impuesto.

Pero Aurora, oh dulce Aurora. Si tuviéramos que contar las veces que ha decepcionado a su familia estaríamos hablando de números mayores. Su espíritu rebelde, y su gran corazón, le impedían creer al pie de la letra todas esas cosas que sus padres le había enseñado. Toda esa tontería del estatus de sangre no eran más que patrañas para la dulce Aurora. Hacía 3 años desde que tenía una amiga muggle, y era mejor persona que cualquier mago que hubiera conocido en su vida.

Lucius se negaba a mirar a su hija, muchas veces hasta se preguntaba porque seguía viviendo en su mismo techo. Por eso muchas veces ponía demasiada presión en su otro hijo, si este también le fallaba se convertiría en una burla ante el resto de familias de sangre limpia, se convertiría en un fracasado.

Y Draco, sin entender aún todas estas cosas, solo podía sentirse orgulloso de ser el favorito de papá. Pobre de él cuandon descubriera la verdad detrás de esa ilusión unos años más tarde.

Aún sin ese cariño paterno, Aurora era feliz. Su madre seguía mostrando algo de afecto por ella, le defendía cuando su padre comenzaba a gritarle que era la vergüenza de la familia, y aún le sonreía y besaba en la frente antes de dormir. Narcissa era una buena mujer, pero también tenía miedo.

Porque sí, todos en la familia Malfoy eran unos cobardes.

Lucius tenía miedo de perder el prestigio que los Malfoy habían arrastrado durante décadas. Tenía miedo de que sus hijos, y él mismo, fueran vistos como unos traidores.

Narcissa tenía miedo de perder a su familia. De perder a su esposo y a sus queridos hijos, de que su familia se rompiera. Cualquier madre tiene miedo de esto, por supuesto.

Draco tenía miedo de su padre, de decepcionarle y de no poder cumplir sus expectativas. Para Draco no existe nada más que eso.

Aurora tenía miedo, no por ella, si no por los demás. Se preocupaba en exceso por su hermano, quien solo trataba de alejarla de él igual que había hecho su padre. Tenía miedo por su madre, quien día tras día parecía ir perdiendo su luz. Tenía miedo por Alicia, su amiga muggle, y de que su padre pudiera hacerle daño.

La mansión de los Malfoy, un lugar precioso y lleno de comodidades, sí. Pero también una casa llena de cobardes, de mentiras y de trapos sucios que muy pronto saldrían a la luz.

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Que basura de primer capitulo ah. Tan solo es una introducción muy cortita (no llega a 600 palabras) sobre la vida de nuestros queridos Malfoy. Ya veremos que se cuece en los siguientes, que serán más extensos que este.