※Capítulo 10※
Los pies de Aurora adquirieron velocidad, quería mirar hacia atrás, asegurarse de que Lile y Valian siguieran bien, y de una pieza, pero una fuerza más allá de ella misma se lo impedía.
La espesa oscuridad tampoco colaboraba con el entorno. Escuchó un fuerte gruñido y la voz de Lile llamando a Valian, pidiéndole que concentre sus fuerzas en el frente. Y en ese preciso momento sintió como si algo la soltara. Creyó que podía girarse hacia atrás, volver por los hermanos Noctis, pero al girar sus pies se enredaron y cayó en la playa del río dejando sus rodillas a merced de las diminutas piedras que cubrían el suelo.
—¿Estás bien? —Una mano se extendió para ayudarla. Aurora la tomó sin siquiera levantar la cabeza para ver a su dueño—. ¿Qué haces aquí sola, en esta oscuridad, Wiccan?
Al oír ese apodo, Aurora se sobresaltó, levantó su rostro y a pesar de las penumbras pudo ver a Marco de pie frente a ella.
—¿Estás bien? Parece que hubieras visto a un muerto.
—Lobos... —murmuró Aurora mientras intentaba ponerse de pie sin demasiado éxito—. Lile y Valian... están en peligro.
—¿Lobos? No entiendo nada, Aurora. No hay Lobos por esta zona. —Intentó levantarse apoyando el pie y una punzada de ardor la recorrió por entero. Se sostuvo como pudo de los brazos de Marco que se acercaban para asistirla—. ¿Te duele al caminar?
—No puedo apoyar el pie, creo que se ha roto —se quejó Aurora en un suspiro de dolor. Luego, intentó girarse, necesitaba saber que Lile y Valian estuvieran bien. Pero Marco apretó de sus muñecas impidiéndoselo.
—No puedes caminar así. Deja que te ayude.
—Pero... ellos...
—Ellos estarán bien. —Marco posó sus ojos en los de ella con insistencia.
—No sé... —Aurora se detuvo. Intentó volver sobre sus pasos, pero no podía apoyar el pie en el suelo, además de que Marco seguía sosteniendo sus muñecas con fuerza.
—No hay lobos en esta zona, Aurora. Deberían ser perros... No creo que tengan problema con unos perros, ¿No crees? —Marco no dejaba de mirarla y Aurora percibió que no tenía opciones—. Ven conmigo —ordenó.
—¿A dónde?
—A la hoguera, A donde puedan revisarte ese pie. ¿Quieres quedarte aquí en la oscuridad? —el tono de su voz era más que exasperado. Tiró del brazo de Aurora con premura y ella soltó un quejido de dolor, al verse obligada a mover el pie.
—Suéltala. —Valian apareció como salido de la nada con la remera rasgada y manchas de sangre en su cuello. Se volvió hacia Aurora y, con una mirada penetrante, se detuvo en su herida.
—Tranquilo, Valian. —Lile apareció detrás con el mismo aspecto de Valian. Y a pesar del dolor que la atravesaba en ese momento, Aurora, sintió que volvía a respirar. Estaban bien, estaban vivos.
Valían se interpuso entre ellos. Aurora pudo percibir su respiración agitada y casi dolorida. ¿Lo habrían lastimado? ¿Las manchas de sangre serían suyas? Esperaba que no.
—Solo estoy ayudándola —murmuró Marco soltando a Aurora y dando un pequeño paso hacia atrás.
—No lo necesita —soltó, Valian, apretando los dientes mientras Lile lo tomaba del brazo.
—Está herida —respondió Marco levantando las manos en señal de rendición.
—Mejor vete, antes que las cosas se pongan peor —rogó Lile mirando de soslayo el pie lastimado de Aurora. Marco suspiró con frustración.
—Se confunden conmigo, Noctis. Estoy de su lado.
Aurora levantó el rostro al oír las palabras de Marco olvidándose de su pie y hasta del agudo dolor que la atravesaba. ¿Había escuchado bien? ¿Había dicho que estaba de su lado? ¿Es que todo el mundo sabía su historia? Todos la veían como alguien débil al que debían proteger. Al diablo con eso. Estaba cansada de que todos decidieran por ella, de la sobreprotección. Estaba cansada de todo. Intentó sobreponerse al dolor. Valian y Marco se sostenían la mirada en una guerra silenciosa.
—Disculpen, pero estoy presente y tengo voz y decisión. Ayúdame, Lile. —Lile se acercó y Aurora pasó un brazo por su hombro para estabilizarse—. Marco solo estaba ayudando.
Valian se giró y la tomó por la cintura quedando al otro lado de su hermana.
—Ahora no necesitas ayuda de nadie más —susurró demasiado cerca de su oído. Su aliento frío hizo estremecer la piel de Aurora y extrañamente la llenó de una calidez que aminoró la dolencia de su pie herido—. Vuelve por donde has venido, cambiante.
Marco no se sorprendió al oír al vampiro llamarlo de esa forma. Los dos sabían muy bien la naturaleza a la que pertenecían. Aurora, por su parte, estaba demasiado aturdida por las sensaciones que provocaba el contacto de Valian, la firmeza de su agarre, sus dedos en su cintura. Demasiado embriagador para poder interferir o procesar lo que estaba ocurriendo frente a ella.
—Nos vemos luego, Aurora —murmuró Marco apretando los dientes antes de girarse y correr hacia la hoguera.
Las piernas de Aurora flaquearon y Valian se volvió hacia ella para tomarla en brazos.
—¿Qué haces? —gritó sorprendida por el movimiento—.
—Voy a llevarte a casa para examinar tu pie.
—Puedo ir por mis propios medios. ¡Lile! Dile que me baje. —Lile levantó sus manos sonriendo.
—Oponerse a Valian cuando se le mete algo en esa cabeza es un trabajo perdido. Voy a ver que la zona esté despejada.
—No te vayas, Lile. Es peligroso —vociferó Aurora mientras Valian comenzaba a caminar cargándola en volandas.
—Ya no hay peligro —aseguró Valian muy cerca de su oído—. Ella estará bien. No la dejaría sola si creyera lo contrario. Agárrate fuerte.
Aurora no pudo más que hacerle caso y dejarse llevar. Aunque estaba molesta por la forma mandona y autoritaria de Valian no podía negar que estaba disfrutando de su cercanía. Demasiado para su propio gusto. No pudo evitar el dejarse llevar y apoyar la cabeza en su hombro. Su aroma la envolvió, algo especiado y dulce. Lo escuchó suspirar, relajarse. Parecía que su cercanía también lo reconfortaba. ¿O solo estaba molesto por llevar a una niña y perderse la hoguera? La secuencia de los lobos llenó de imágenes la mente de Aurora. Se tensó al imaginar a los hermanos luchando cuerpo a cuerpo con las tres bestias, rasgándolos como animales, bañándose con la sangre que desprendían. ¿Quiénes eran los Noctis? ¿Por qué eran tan cercanos a su tía? Valian percibió el cambio en el cuerpo de Aurora.
—¿Te duele? —pronunció con suavidad despejando cualquier pensamiento racional de la mente de la joven.
—No —respondió en un gemido.
—Eres terca. —Una sonrisa surcó sus labios. Una de esas que hace mucho tiempo no sentía.
—Mejor mira por donde caminas. —soltó Aurora y volvió a dejar la cabeza en su hombro.
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