VI
Seonghwa era peor que San. En vez de quedarse en la sala lo había dejado solo con Mingi ¿Que clase de amigo hacía ese tipo de cosas? Permaneció bajo el escritorio recitando mentalmente cada uno de los insultos que le daría (aunque quizás, solo si le compraba un café, lo dejaría pasar). Le había permitido escuchar una llamada de Mingi para que entendiera la situación, y en lugar de permanecer en su puesto para apoyarlo se había largado apenas escuchar el nombre del técnico. ¡Debía estar de su lado y no dejar entrar al insoportable de Mingi!
ㅡ¿Que clase de imbéciles trabajan aquí? ㅡResopló Mingi mientras el sonido de algo arrastrándose opacaba su voz ㅡHasta los cavernícolas saben que no puedes tomar café cerca de los controles ¿Quien maneja esto? ¿Wooyoung? ㅡLa sangre de Hongjoong comenzó a escocer en sus arterias
Cualquiera que fuera amigo de San (o tuviera el mínimo conocimiento de Yeosang) sabía quien era Wooyoung. El chico era un desastre; no porque hiciera mal su trabajo, sino porque la mayoría de las veces se estaba riendo y entonces la cagaba por no prestar atención. Si le hubieran dicho que era tan trabajador o perseverante como Wooyoung no se hubiera molestado, pero comparar su torpeza con la de él era pasarse. Hongjoong dejó su lugar bajo el escritorio y salió con los puños cerrados dispuesto a golpear a Mingi si era necesario; no quería llegar a ese extremo pero el chico a veces lo sacaba de quicio.
ㅡCualquiera con neuronas puede hacer tu trabajo ㅡHabló al ver aMingi secar los controles ㅡNo es como si necesitaras mucha sustancia gris para agarrar un trapo.
ㅡ¿Estás diciendo que tu eres menos inteligente que yo? ㅡSonrió con suficiencia retando a Hongjoong con la mirada ㅡPor lo que entiendo tienes muertas las neuronas.
Caminó veloz hasta Mingi siendo consciente de como la sangre le hervía entre las venas; con desespero apuraba su respiración tratando de llenar de aire sus pulmones y calmar un poco lo que se enturbiaba en su pecho. Cuando lo tuvo al frente le arrancó el trapo de las manos lanzándolo al suelo; de nuevo Mingi le hacía tomar acciones que él desconocía de sí mismo.
ㅡEl único sin cerebro aquí eres tú ㅡSus dientes perfectos se apretaban tensando su mandíbula ㅡAsí que toma tus cosas y saca tu trasero de mi área de trabajo ㅡSeñaló la puerta al tiempo que daba un pisotón lleno de furia al trapo que acaba de lanzar ㅡNi siquiera sabes tu nombre ¡Dejé en claro que mandaran a cualquier técnico menos Mingi!
Poco a poco la sonrisa de Mingi se bañaba en oscuridad. Se cruzó de brazos apoyando relajado el cuerpo en el mueble de los controladores. La aparente calma del más alto hizo a Hongjoong casi patalear en el suelo; él quería pelear y el técnico simplemente se estaba riendo de él.
ㅡYa dejaste de llorar o llamo a tu niñera ㅡHabló Mingi aguantando la risa al ver como Hongjoong zapateaba.
Quería salir corriendo, golpear a Mingi, lanzarse a llorar e insultar a San por haberlo metido en su juego; todo al mismo tiempo y sin detenerse para respirar. Con furia desconectó los micrófonos que aún permanecían intactos, el cable cayó al suelo alertando un poco al técnico que parecía relajado. Su puño se cerró sobre la camisa azul con el logo de la compañía de servicios y sin hacer mucho esfuerzo arrastró al más alto hasta meterlo en la cabina.
El lugar era pequeño (cuando mucho medía dos por dos) haciéndolo aún más apretado los equipos que se apilaban dentro. Quedaba a palmos de distancia de Mingi era casi tortuoso debido a que podía sentir claramente su aroma; esa mezcla embriagadora de masculinidad y sutileza. Pero no era como los libros lo pintaban, ese olor no provocaba en él corrientes calientes de electricidad cosquilleante de deseo; por el contrario solo lograba aumentar las ganas de plantarle un puñetazo en la cara.
ㅡ¡Vas a hacer tu trabajo y luego te vas a la mierda! ㅡGritó sin contenerse a pesar de que Mingi podía escucharlo perfectamente si hablaba en un tono de voz normal . La cabina era el lugar indicado sacar la rabia; nada de lo que se dijera allí se filtraría hacia las otras oficinas ㅡ¡Si cuando soluciones el problema no sacas tu culo de aquí, te juro que...
ㅡVas a besarme ㅡMingi sonrió altanero interrumpiéndole la frase y acelerándole el corazón ㅡ¡Ah es cierto! ㅡExclamó ㅡTe gusta llevar las riendas pero no eres capaz de tomar la iniciativa ㅡUna carcajada grave salió retadora de su boca.
Fue como una gota de tinta que mancha un vaso de agua clara. El comentario se le clavó como una espina en el orgullo ¡Claro que podía tomar la iniciativa! ¿Quién era Mingi para decirle que le gustaba y que no? Acortó la distancia que los separaba tratando de darle un beso, pero falló. De puntas con los labios fruncidos y apenas tomando a Mingi de la camisa, su intento se quedó en el aire haciéndolo lucir desesperado. Los ojos del más alto conectaron con los suyos mientras una sonrisa ganadora se posaba en su rostro. Hongjoong se dijo a sí mismo que definitiva y absolutamente no quería besarlo.
ㅡ¡No me mires! ㅡGritó golpeando con su puño el pecho del más alto ㅡ¡Si me miras no puedo hacerlo!
ㅡDe todas formas no lo hubieras logrado ㅡMingi se encogió de hombros y señaló los pies de Hongjoong ㅡ¿Quieres que te busque una escalera? Tenemos muchas en la compañía de mantenimiento.
Quiso responder pero Mingi fue más rápido. Cuando apenas abrió la boca para decirle que se metiera la escalera por el culo, el técnico ya se la había aprisionado entre la suya. Era diferente que cuando jugaban, esta vez no hubo un beso para tantear el ambiente y Hongjoong tenía una cara en la cual pensar. Era rudo y no necesariamente porque Mingi así lo quisiera, él mismo estaba ganando aquella batalla moviendo su boca con odio y brusquedad. Una sensación deliciosa se revolvía dentro de él ¿cómo podía ser tan bueno juntar los labios con rabia? Esa mezcla de ganas de golpear y necesidad de cercanía le corría turbia por la sangre haciéndole pensar que había algo mal con él.
Sus manitos se aferraban con fuerza al cuello del Mingi mientras se sostenía con dificultad sobre la punta de sus pies; tenía miedo de que las piernas le fallaran y Mingi lo dejara caer. En algún momento de aquella batalla dejó de pelear, bajó la ira contenida y se dejó hundir como cada vez que estuvo dentro del armario. Era como recibir aliento de vida para renacer. Y era que cada vez que Mingi lo besaba algo en su cabeza hacía cortocircuito provocando que se desconociera a sí mismo, convirtiéndolo en alguien diferente.
Los brazos del más alto lo alzaron posicionándolo sobre la mesa donde se sentaba normalmente el locutor. Rodeó con sus piernas la cintura del contrario; ya le valía mierda si eso lo hubiera hecho él o no, necesitaba estar más cerca... mucho más cerca. Era terrenal, no había nada más allá que una conexión física; sabía cómo se sentía estar enamorado y aquello no se parecía en nada. Las mariposas en el estómago no existían, en cambio había una presión obscena en la parte baja de su vientre que le asfixiaba al punto de que era doloroso. Mordió con suavidad justo donde lo había hecho la última vez y fue recompensado con ese gruñido grave que le hacía perder el control
"Es físico, Mingi. Tu cerebro te engaña, no quieres besarme "
La frase llegó a su mente seguida de la contestación. Aquel comentario grave que los labios de Mingi habían soltado al otro lado de la bocina.
"Entonces, físicamente deseo besarte".
Fue como si una bombilla se encendiera sobre su cabeza, comprendiendo por fin qué era lo que le hacía perderse a sí mismo en medio de aquel intercambio de respiraciones. Deseo: el mundano y egoísta sentimiento que movía a las personas. Presionaba con fuerza cerca de él emanando desde Mingi y posándose caliente sobre sus pantalones. Era sucio y le gustaba.
Fue su propia mano la que osó a traspasar el límite que los separaba desde la primera vez que unieron sus bocas. Siete minutos les quedaban pequeños y ahora tenían todo el tiempo del mundo (al menos un buen rato hasta que llegara la transmisión de las cinco de la tarde). Con desespero comenzó a soltar los botones de la camisa celeste adornada con el logo de Wave; era caminar al borde del precipicio, pero si él iba a caer entonces lanzaría también al contrario. Fue como una señal que anunciaba descontrol; con las mismas ansias Mingi empezó a quitarle el pantalón, con agilidad se deshizo de la prenda dejándolo en ropa interior sentado sobre el escritorio. Estaba casi a un paso de cruzar un punto sin retorno.
Dejó a sus dedos deslizarse por el pecho descubierto del más alto, esta vez Mingi no retiró su mano sino que más bien la dejó explorar a placer. Los labios gruesos de Mingi pasaron a su cuello y él sintió que le arrancaban el alma. Cerraba los ojos con fuerza, estaba demasiado acostumbrado a estar cerca de Mingi sin mirar; asi era mejor, se concentraba con mayor fuerza en las sensaciones que se producían en su cuerpo. ¿Qué estaba pasando? Cada vez hacía más calor, quedando abrumado con lo dificultoso que era respirar.
Las grandes manos de Mingi bajaron por su espalda introduciéndose atrevidas entre la tela de su ropa interior. Miles de alarmas rojas giraron a su alrededor; pasó de tener calor a sentir un inmenso frío, ya sus mejillas no estaban rojas sino que se tornaron pálidas. Todo en Hongjoong se apagó de inmediato; las cosas bajaron rápidamente y asustado de sí mismo tomó distancia.
ㅡ¡Controla tus mundanos impulsos! ㅡGritó más para convencerse a si mismo que para reprender a Mingi. Hongjoong estaba claro con que él había llevado las cosas hasta allí ㅡAcomódate la ropa y termina tu trabajo ㅡSentía el corazón repicandole cerca de los oídos ㅡ¡Que te quede claro que soy un hombre! ㅡEnunció miedoso del papel que el otro le había impuesto.
El pecho de Mingi subía y bajaba pero no dijo nada en respuesta, solo comenzó a cerrar los botones. Sin mirarlo a la cara Hongjoong se colocó los pantalones observando el reflejo contrario en el vidrio de la cabina; las cosas debajo de Mingi lucían turbias, duramente alborotadas. Sacudió su cabeza apenado por fijarse en aquellos detalles, y aún más por sentirse orgulloso de provocar reacciones como esa en el cuerpo de un hombre; era bueno saber que no era el único que se estaba dejando llevar. Salió de la cabina permitiendo que Mingi siguiera solo con su trabajo. Cuando cruzara el pasillo tendría muchas cosas que explicar si Seonghwa notaba el rubor en sus mejillas.
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