—Gracias… — Dije al tomar mi toalla que había traído ella para secarme.  —Me daré un baño en unos minutos igualmente— Indiqué.

Ella se dejó caer a mi lado. —Es increíble que tu hermana esté saliendo con Rosé de Blackpink… — Miró al suelo aún intentando procesarlo.

—Te sorprenderá más lo que hay en el estudio— Insinué. — ¿Era por eso? — Giró un poco su cabeza al preguntar. — ¿Una canción? — Cuestionó, a lo que yo me levanté, dándole la mano para pararse también.

Al momento de levantarse, por haber aún batido por el piso, resbaló, haciendo que por obligación tuviera que hacer fuerza inversa, subiendo mi mano y usando la otra para evitar que por aquello saliera volando al otra lado, terminando por apoyarse fuerte a mi.

—Tengo que limpiar esto… — Empecé a caminar lentamente aún sosteniéndola a ella, una vez fuera del área, la solté, aunque prácticamente habíamos tenido un vals allí.

—Creo que te ensuciaste un poco por mi, luego te daré una camisa o sudadera ancha— Dije mientras iba por algo para trapear, además de que aquello era dulce y sabía bien el problema de las hormigas.

—Puedo ir a buscarlo yo— Escuché como dije aquello instantáneamente y se fué probablemente a mi habitación, cosa que una vez tomé el trapeador miré por el pasillo extrañado, aunque yendo a limpiar aún así.

Una vez extraído el líquido, procedí a limpiar con desinfectante que curiosamente era de olor a fresas.

Una vez acomodado todo de manera momentánea, me dirigí a mi habitación en busca de Jihyo, me di cuenta que estaba allí por ver la luz pasar por debajo de la puerta, solía dejar todas las luces posibles apagadas.

—Ya terminé de limpiar— Dije al abrir, pero vi a una Jihyo que se había rendido contra una sudadera que no era tan grande como me indiqué que buscase.

— ¿Puedes ayudarme? — Sin responder solo me acerqué, dándome cuenta que se había quitado su blusa y tenía medio brassier fuera y las manos enredadas.

—Tengo camisas grandes y de tela muy suave— Tomé sus brazos y empecé a deshacer el nudo, siempre haciendo fuerza hacia abajo, para no quitarle todo de un momento a otro, por suerte no llevaba un vestido como solía hacer.

Desde fuera fué cosa de un momento, ella parecía tener una camisa de fuerza antes.

Inmediatamente despues me di la vuelta y empecé a buscarle algo cómodo, encontrando una de aquellas camisas rojas, sacándola del gancho y dejándosela en la cama.

—Te espero en el estudio— Indiqué antes de salir. En el pequeño trayecto al estudio empecé a recordar las palabras que le repetí tres veces a Rosé, iba a estar bien en horas, al final fué cuestión de minutos.