"La diosa del Kilimanjaro (parte I)"
Una figura femenina avanzaba al lado de la carretera a paso lento, aun con lo holgadas de sus ropas su finas curvas y sus ojos delicados evidenciaban su sexo. Por cada movimiento en donde se aproximaba a la ciudad de Nueva Santiago, sus sentidos se agudizaban, gritos llegaban a sus oidos. Lejanos al inicio, como un ajetreo en la habitacion de al lado, se hacian mas y mas fuertes.
Gritos, gritos los monos sacudiendo sus barrotes, conejos agazapados uno contra los otros, mientras el sonido de un alambre martilleaban tocando las jaulas. El hedor de la ciudad le recordaba al vomito, derramandose sobre rios y mares. La gente apretada una con la otra como huevos, ella habia olvidado lo horrible que las ciudades eran.
—Si tan solo el ruido cesase... Tan solo un poco... — la castaña se tapo la cara, sus rasgos orientales hacían que su mueca de disgusto fuera mas exagerada.
. . .
—¡Este es mio! — El santo de rosado estiro sus manos, haciendo que numerosas raices brotaran del suelo, aprisionando bruscamente a lobo de veneno que traia al frente.
Las bestias eran de pelaje oscuro y patrones verdes, eran seres que unicamente buscaban el exterminio humano. Mayormente eran cazados por humanos comunes, pero eran bestias de peligro notable, pues eran capaces de destruir autos con mordidas.
Si bien un disparo de rifle fortificado era capaz de hacerles cortes, un humano en combate directo no tenia opcion, tal y como lo eran la pareja que se hallaba siendo ayudada por Alex.
—¡Sotenlo un poco mas! — hablo el santo de rojo, mientras empujaba el auto de la pareja para que pudiera huir. Cuando se volteo, su amigo se hallaba rodeado ahora por otras mas de aquellos lobos. El mas grande tacleó al santo, quien fue llevado entre las fauces de la bestia mientras tiraba arboles de alrededor.
Alex no dudo y salto directamente hacia el restante, apreto su puño derecho y cargando su energia rotatoria, tiro un puñetazo a una velocidad que ningun lobo de veneno podria alcanzar jamas. El golpe dio directamente en el hocico, lo ultimo que vio la bestia fue como su cuerpo giraba sobre si mismo, siendo consumido por la zona afectada del puño hasta no dejar nada.
—¡Che, tampoco hace falta hacerte lucir! — grito el argentum. Kaine penso en como safarse del agarre, la verdad era que la mordida de la criatura y el veneno que este sacaba no le afectaba tanto, pero era molesto.
Miro hacia los costados, examino cada arbol de alrededor, y entonces se le vino algo, estirando su brazo al interior de la criatura se forzo a crear una pequeña semilla que lanzo hacia la garganta del lobo. Cuando se aseguro de que entrara, abrio su palma, haciendo que raices crecieran por dentro del lobo. Tan solo paso un segundo hasta que las raices acabaron por hacer estallar por dentro al animal.
—Dios mio... Kaine, ¿Donde aprendiste a hacer eso? — de no ser por los cascos, ambos se habrian desmayado por el hedor que expulsaba el cadaver.
—Lo invente ahora, es facil crear tecnicas cuando sabes manejar bien el poder de tu aura, ¿No? — dijo de forma presumida.
—Uh, ahora que lo dices, estaba pensando, ¿Por que no tengo mi segunda forma?
—Si, Reimu no contesto eso cuando tratamos de hablar con ella — Kaine se rasco la barbilla—, ¿sera porque debes pasar por algo primero?
—Si, mi condicion es que debo constantemente crear y generar la suficiente energia para poder liberar mi segunda forma, es como la tuya a grandes rasgos, pero no es algo que logre tan facil...
...
Ambos regresaron a casa del mas chico, no habian parado de hablar desde entonces, suponiendo como el negrito podia volver a usar su otra forma.
—Chicos, ¿De que hablan? — pregunto la abuela de Alex.
—No, nada abuela, es que hablábamos sobre porque no puedo acceder a mi segunda forma.
—Uhm — la anciana detuvo lo que estaba preparando y se sentó frente a ambos, miro a Alex y chasqueo los dedos —, tu abuelo tuvo el mismo problema.
—¿Uh? —Alex se extraño —, Reimu no me dijo sobre que el abuelo tambien se transformaba.
—Es porque solo pudo lograrlo tres veces en su vida — contesto la mujer —, Alex, querido, cuando tu abuelo te dio su armadura tambien te entrego su aura.
—Che, Reimu nos dijo algo asi, ¿verdad? Una de las formas de despertar el aura es por medio de que alguien mas la despierte con la suya propia — agrego rapido Kaine.
—Si, pero hay algo que Reimu no les dijo, y es que, cuando el usuario esta por morir y le entrega a alguien no solo aura, sino tambien su armadura, acaba por entregar SU propia aura.
Esto dejo atonito a ambos.
—¿Eso quiere decir que Alex no ha usado su aura? — el castaño se agarro la cabeza tratando de digerir toda la informacion.
—No, no, no me mal entiendas, pero es posible que Alex no haya descubierto la totalidad de ella, despues de todo, tiene la misma habilidad para poder destruir atomos e ignorar la resistencia del rival, como la tenia su abuelo.
—¿Y a lo que quiere llegar...? — cuestiono de nuevo el argentum.
—Que posiblemente, el cuerpo y el aura natural de Alex se deben acostumbrar, pues son posiblemente dos poderes en uno solo. —concluyo la anciana.
—Reimu dijo una vez que el aura contiene no solo energia vital del otro, sino tambien sus recuerdos, sus sentimientos... Eso tambien explica porque cuando pelee las primera veces se sentia tan natural, o porque en un solo mes de entrenamiento alcance ese nivel — el pequeño se miro las manos, no queria admitirlo, pero saber eso hizo que se sintiera menos... Especial.
—Pero hay algo que no cuadra... ¿No deberia ser mas facil para Alex entonces? — volvio a preguntar el castaño.
—Es posible que, la condicion de Arthur tambien sea impedimento — confeso la mujer.
—¿Uh? ¿El abuelo tambien tenia una condicion? — volvio a preguntar Alex.
—Si... Era uno salvaje, lo creo porque se dio cuenta que no podria liberar la septima consciencia tan facil — la mujer permanecio en silencio unos segundos, pero se animo a contestar —. La condicion de tu abuelo, era que por cada vez que fuera tumbado, quedara herido de gravedad, y se levantara, las cantidades de aura que pudiera ejercer aumentaran sin precedentes.
—¿En serio? — Alex se levanto de la mesa, ahora entendia porque despues del combate contra el guerrero de la tinta se habia sentido tan... fuerte.
—Si, pero lamentablemente, una vez ocurra, para alcanzar ese pico de poder otra vez, necesita aun mas daño que en el anterior combate, por eso jamas pudo alcazar de forma natural la septima consciencia.
—Okay, voy entendiendo — contesto Kaine golpeando la mesa — como esa condicion y la tuya, Alex, se unieron, crearon una sinergia, por eso esa vez pudiste liberar esa forma.
—¿Entonces me estas diciendo que aparte de liberar mis restricciones debo constantemente salir malherido?
—Lamentablemente — dijo Kaine riendo.
—Ay, mijito, perdona. Pero despues de lo de Isaac, no creo que lo necesites. — Su abuela lo animo, pero Alex y Kaine sabian en el fondo que no era asi.
—Ademas, ya oiste a Shigetta, no muchos alcanzan la septima consciencia — trato de ayudar el castaño.
. . .
Mientras caminaba en dirección a unas instalaciones en medio de los enormes edificios, la oriental fue detenido por un trío de hombres, que por sus intenciones eran mas animales. Querían violentarla, no había nadie en esa calle, así que pensaban que seria fácil, mientras la acorralaban, uno se bajo los pantalones, pero ella mantuvo su mirada estoica, fijándose solamente en aquel complejo de oficinas.
Cuando el del frente trato de quitarle la ropa, una roca disparada como proyectil impacto en la parte trasera de su cabeza, haciendo que su cabeza estallara en un maremoto de sangre. El shock dejo a los otros dos idiotizados, instantes donde la chica abrio su boca, disparando una rafaga de fuego directamente al rostro del otro, quien empezo a gritar rogando por ayuda, el ultimo cayo de espaldas, viendo como los otros dos yacian en el suelo, muertos.
Los gritos advirtieron a transeúntes y a agentes de la ley, que cuando llegaron se toparon con el macabro escenario, donde en el centro solo habia un sobreviviente. El hombre temblaba con los cadaveres a su alrededor, todo mientras la individua acababa por llegar a su objetivo...
. . .
— Señorita Yamato, estoy agradecido con su presencia aquí... — hablo un hombre, ya algo viejo de anteojos. A su lado habia un grupo de chimpances encerrados en jaulas.
Frente a él, habia femina, una de aspecto exuberante y ropas hoshideanas feudales. Fumaba de una pipa mientras los guardias no podian evitar ver a traves de su enorme escote, aunque con miedo de la katana que portaba, su largo y sedoso cabello rosado hipnotizaba a cualquier incauto, llegando debajo de sus caderas. Pero lo mas atrayente no eran sus pechos, o su pelo, o hasta la katana anormalmente grande que llevaba, sino que, le faltaba un ojo, llevando un gran parche en su lugar.
— Ire al grano, Mauricio, mi jefa no quiere seguir esperando, son estamos contentos con tus resultados — la mujer dejo ir algo de humo directo al rostro del anciano.
—Se que el experimento para crear lo que ustedes quieren no ha salido tan bien, pero mire lo que hemos alcanzado... — el hombre señalo a traves de un gran vidrio. En este se podia ver un pequeño cristal en forma de corazon — le presento el cristal rojo, fue robado de una tribu en un pais de afraak central. Tiene almacenada cientos de adn en su interior, incluso dicen que dentro posee el alma de cada animal del planeta, si pudiéramos extraer un poco...
Abruptamente las alarmas del lugar estallaron, algo no iba bien. Varios guardias corrian con horror, especies traídas ilegalmente habían salido de sus cautiverios, y estaban dejando masacrando cientificos y guardias por igual.
—Ya veo, perturbaste a un guardia de la tierra, ¿verdad? — cuestiono Yamato, mientras sonreia y cerraba su ojo con cierta malicia. Dejo escapar humo de su boca mientras que con su tono de voz grueso volvia a agregar — y por como esta actuando, tiene algo personal.
El cientifico se hallaba temblando, miro entre las bestias, alli estaba la misteriosa oriental. En su mano se hallaba el fuego y en el otro brotaban rocas, los animales la reconocian como una igual, tal vez como una superior.
. . .
Hace una semana, Hanako, hija de una familia de activistas se hallaba documentando junto a su hermano.
—¡Estas cosas son tan raras! — dijo Aru, un chico joven como ella. Sonriente como siempre.
—Son fascinantes, ¿no crees? — la chica sostuvo a la extraña rana alada — seguramente ya haya cambiado de sexo.
—¡eugh! — se burlo el chico mientras la empujaba y reia.
—¡En mi defensa: tu definicion de fascinante es muy difusa! — le guiño mientras le daba un zape pequeño.
—Vamos, mamá ya hizo la cena — tras esas palabras ambos caminaron donde estaban sus padres.
Pero cuando volvieron a la cabaña, ambos hermanos se toparon algo horrible, hombres armados estaban con sus padres. Cuando trataron de alejarse, un individuo los sostuvo fácilmente. Hanako trato de retorcerse para escapar, pero cuanto lo hizo, su hermano lloro al mismo tiempo que el sonido de un arma le estremecia.
—No...No...Mamá, papá — los ojos de la chica se ensancharon cuanto vio a su madre tumbada en el suelo, sosteniendo un extraño objeto entre sus manos.
—¡bastardos! — exclamo el padre de ambos antes de abalanzarse violentamente hacia alguno de ellos, pero su destino fue el mismo.
—Llevense el corazon — dijo un hombre en bata y anteojos grandes, mientras señalaba el cristal en el cadaver de la madre.
—¡Mamá! — Hanako grito, y grito, grito hasta que su garganta dejo de responder.
—¿Que hacemos con los niños? — dijo uno de los hombres armados.
—No queremos testigos — dijo fríamente el hombre, Hanako abrio aun mas los ojos, mientras uno de los sujetos se colocaba frente a Aru.
Lo siguiente que ella recordaba era estar en medio de los cuerpos de sus padres y su hermano, ella estaba viva, pero su familia no. Sus ojos inchados le impedian ver bien, sus extremidades estaban entumecidas, y su pecho ardía, pero algo la mantenia viva, era un intenso brillo en figura masculina que la observaba.
—El corazon de mis padres, ha sido robado — hablo la figura ominosa, mirando a la unica que permanecia viva.
—¿Quien eres? — con las pocas fuerzas que habia recuperado, alcanzo a preguntar, mientras respiraba de forma pesada.
—Soy el dios blanco, hijo del dios Vinushka y la diosa Killa-o, defensor de la naturaleza. ¿Tu eres Honoka? — su voz resonaba con un eco espectral.
—Si, ¿pero que deseas de un cuerpo vacio? — pregunto tratando de aguantar las lagrimas.
—Tu familia tenia un trato, defenderían el corazón o de lo contrario, tu familia se veria castigada, ya sea aquí o en el mas allá — hablo el ser estirando su dedo.
—¡Espera! ¡No puede ser! — la desesperacion invadio de nuevo su cuerpo —¡debe haber una forma! ¡morimos de esta manera! ¡No puedes!
—Solo porque tus padres dedicaron su vida a defender la naturaleza, hare una excepción — el poderoso espiritu se agacho — me unire a ti, y ambos recuperaremos el corazón, tu salvaras a tu familia del castigo eterno, yo salvare el regalo de mi familia.
—Acepto — fueron las ultimas palabras de la chica antes de que ambos se unieran en la mitad de la noche, la diosa blanca del Kilimanjaro habia nacido.
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