Capítulo 10.
Jimin poco a poco empezaba a levantarse gracias a los rayos del sol que se colaban por su ventana, se estiró un poco y palmeó aún con los ojos cerrados el lado donde se supone Jungkook estaba dormido, pero se fijó que no estaba, cosa que lo extrañó porque el pelinegro no era una persona que se levanta temprano los sábados. Se levantó, miró la hora y eran las once de la mañana, fue al baño a bañarse, se cambió y empezó a asearse antes de bajar a la cocina.
Una vez abajo se encontró con Jake y Heesun recién desayunando y los saludó.
—Hola Jake, hola Heesun —saludó sonriéndoles el omega.
—Hola Jimin —les respondieron los dos devolviéndole la sonrisa.
En eso el castaño se fue a servir su desayuno, huevos con tocino y se hizo un café, empezó a desayunar junto a su hermanos.
—¿Dónde está Jungkook? —preguntó extrañado ya que no lo vio ni en la sala, ni en la cocina.
—Está metido en su cuarto, papá dice que está desde muy temprano —le responde Heesun.
—Nosotros no sabemos porque, pero creemos que nuestros padres si —dijo Jake frunciendo el ceño intrigado.
—¿Qué estarán tramando? —se pregunta Jimin.
—Ni idea —responden los hermanos alfas encogiéndose de hombros.
Jimin termina de comer pero aún así está pensando que estará haciendo Jungkook desde la mañana encerrado en su cuarto, tiene la interrogante que de seguro ni ha bajado a desayunar así que al momento de terminar de comer, se levanta y le sirve un plato al alfa, sale de la cocina no sin antes despedirse de Jake y Heesun.
Subió al segundo piso y toca la puerta de la habitación del alfa.
—¿Jungkook, puedo pasar? —pregunta tocando la puerta con sus nudillos.
Escuchó con si estuvieran moviendo cosas de un lado a otro y estuvieran corriendo, después escuchó un fuerte golpe y en eso la puerta se abrió, encontrándose con Jungkook sonriéndole nervioso.
—Hola Jim. Buenos días —saludó con su cuerpo impidiéndole ver dentro del cuarto.
—Buenos días Kook. ¿Me permites pasar?
—Oh si, claro —se separó de la puerta para dejarlo pasar.
Jimin vio todo el lugar, inspeccionando si algo estaba fuera de normal, pero no había nada raro.
—Me dijeron que has estado metido aquí desde muy temprano, supongo que no has desayunado así que te traje tu desayuno —y dejó la comida en las manos del alfa que lo aceptó con gusto.
—Si, muero de hambre —se sentaron en la cama y el pelinegro empezó a comer.
—Y dime... ¿qué estabas haciendo? —preguntó alzando una ceja hacia el otro.
—Tú sabes, arreglando el cuarto, esas cosas, soy una persona que le gusta tener todo limpio y ordenado —le sonrió nervioso viéndolo.
—Haré como que te creo —respondió el castaño con sarcasmo.
—Gracias —rodó los ojos divertido.
—Oye conejo —lo llamó.
—¡Hey! Quedamos que ya no me ibas a llamar a si, duende —contraatacó el alfa.
—Oh, no me llamaste así —él advirtió mirándolo fijamente.
—Si, creo que si lo hice —le habló divertido.
—¡Malo! —y con eso se abalanzó contra el pelinegro.
Empezaron una guerra de cosquillas, seguida por una guerra de almohadas y terminaron con el mayor tirado en el suelo riendo a carcajadas junto a Jimin que se retorcía de la risa desde la cama.
¿Todo podría ser perfecto verdad?
✧✦✧
En algún lugar.
—¿Ya lo contactaste? —preguntó el alfa, mientras tomaba un sorbo de su vodka.
—Si señor —respondió un beta.
—¿Dónde está? —preguntó de nuevo, mirándolos.
—Afuera esperando ¿quiere que lo haga pasar? —preguntó otro beta.
—Si, que entre —afirmó, bebiendo de un solo trago todo el vodka del vaso.
Los dos betas salen de la habitación y en eso entró un omega.
—¿Qué quiere? Debe ser algo importante, ¿sino para qué mover aire y tierra para encontrarme? —preguntó con el ceño fruncido.
—Tu ayuda —respondió serio.
—Ni siquiera sé que hago aquí y menos sé quien eres —respondió.
—Quiero que un omega sufra, por humillarme y rechazarme —dijo ahora con el ceño fruncido, molesto.
—¿Y eso qué conmigo? —respondió confundido aún sin entender que tenía que ver con él.
—Jeon Jungkook —una pequeña sonrisa se dibujó en su cara al ver como el omega se tensaba.
—¿Qué con él? —contestó ahora incómodo con el nombramiento de la persona.
—Ese alfa, tiene a mi omega —le dijo cerrando los puños.
—¿Qué quieres que haga? —le respondió sabiendo a que quería llegar.
—Quiero que te encargues del alfa —dijo parándose de su asiento.
—¿Cuánto me das? —se paró también.
—Lo que quieras, ¿tenemos un trato? —respondió, alzó su mano para estrecharlas.
—Si.
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