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Capítulo 7

INQUILINO

La cena transcurrió mejor de lo que ella esperaba. Suponía la actitud que tendría Sage frente a Gabriel, siempre que podía, mostraba su descontento hacia él; pero la actitud de Loki le sorprendió, este se mostró animado en todo momento, fue educado y en ningún momento ofendió, no supo si fue para quedar bien ante Gabriel o porque, pero la actitud de Loki fue agradable.

Después de la cena todos fueron a la sala y comenzaron a platicar de muchas cosas, aunque todos participaron (incluso Loki), hubo algo que le pareció gracioso a Sophie, lo cual fue la poca cultura que tenía Loki ante cosas del cine y televisión, desconocía muchos programas y películas, cosa que provoco risas, de vez en cuando, a Sage y a ella misma. Loki solo enarcaba una ceja y se cruzaba de brazos, pero no decía nada ofensivo. Realmente le pareció una noche muy amena.

Cuando terminaron de charlar, sus invitados ayudaron a recoger y a guardar todo, inclusive Loki. Sonrió ante aquella iniciativa de su invitado. Después de un rato, todos se despidieron, dejando solos a Loki y a ella en la sala.

—Tendré que enseñarte muchas series y películas para que te actualices amigo—decía Sophie mientras lavaba los platos.

—Interesantes amistades tienes—soltó Loki con sarcasmo, mientras le llevaba algunos platos al lavatrastos—. Sobre todo Gabriel.

—Me alegra que te haya agradado—le sonrió ella.

— ¿Cómo conociste a Gabriel? —pregunto mientras se posicionaba detrás de ella y se cruzaba de brazos.

Sophie comenzó a enjuagar los trastes y se los paso a Loki en señal de que le ayudara a secarlos, este suspiro y tomo un trapo mientras comenzaba a secarlos.

—Lo conocí días después del accidente de mis padres, en el hospital—comenzó sin denotar ninguna emoción, hablar de sus padres con Loki cada vez se le hacía más fácil, mientras que con otras personas aún se le complicaba, supuso que era por el acuerdo—. Gabriel es un chelista profesional, pero cuando lo conocí, daba funciones en hospitales y en esos días le toco dar una en el hospital en el que yo estaba internada.

—Y quedaste prendada de él—soltó burlón Loki.

—No yo solo... ¿Cómo supiste que salí con él? —pregunto curiosa ella, aun le asombraba la capacidad de atar cabos de este hombre.

Loki se encogió de hombros.

—Solo suponía.

—Pues no quede prendada de él, como tú dices—continuo ella con su relato—, fue Gabriel el que se prendo de mí. Él iba y me visitaba todos los días cuando estuve en el hospital, fue uno de los que me llevo a mi casa cuando salí del asqueroso hospital. Y... —se detuvo e inhalo aire profundamente mientras dejaba los trastes remojándose en el fregadero -. Evito, en varias ocasiones, que me quitara la vida.

El solo recordar aquellos momentos de su vida y al recordar cómo era que se sentía, se comenzó a deprimir. Sintió como una lágrima resbalaba por su mejilla. Giro con Loki, el cual la miraba atónito y con un deje de arrepentimiento, ¿Arrepentimiento de qué? Sophie le sonrió ampliamente, llevo su mano al brazo de él y lo apretó en forma de apoyo, sintió el brazalete bajo su camisa. No sabía porque, pero sentía que a Loki le dolía todo lo que ella le decía, tal vez él vivió una situación parecida o provoco algo semejante en alguien, no solo sabía, pero solo sabía que este pobre hombre, posiblemente, haya vivido cosas más duras que ella.

—Por él y Sage estoy viva—puntualizo mientras continuaba enjuagando los platos—. Ellos impidieron que hiciera una estupidez.

— ¿Saliste con él por eso? —pregunto después de un rato curioso.

—No exactamente. Cierto, le debo mucho a Gabriel, pero nunca sentí algo más que cariño, puro agradecimiento—suspiró—. Supongo que quería recompensarle lo bueno que había sido conmigo saliendo con él; pero no duro mucho, me sentía mal al estar jugando con Gabe, así que le pedí tiempo, él no se merecía lo que le estaba haciendo.

Loki se bufo por un instante.

—Yo creo que sí...

—A no, no empieces tú también—soltó ella molesta mientras le pasaba un plato a Loki—. Suficiente tengo con Sage, como para que tú también empieces con esto. Además, tú no tienes derecho de opinar nada, ya que ni siquiera lo conoces.

—Para mí fortuna, eso es correcto, no lo conozco y, para serte sincero, no me interesa conocerlo.

Sophie enjuago el último traste y se lo paso molesta a Loki, este le estaba sonriendo de lado mientras lo sujetaba y lo comenzaba a secar. ¿Se estaba molestando con Loki solo porque no le caía bien Gabriel? Pues al parecer si, odiaba que alguien opinara mal de él, siendo que él era una persona muy buena y esplendida. Era todo un caballero, tenía unos excelentes modales y, sobre todo, tenía una actitud muy alegre, que te contagiaba dicha alegría. No entendía porque, tanto él como Sage, lo criticaban tanto y de manera negativa. Lo de Sage no le dolía tanto, ya que en ella era normal que todo le desagradara, pero que Loki dijera eso, le enfurecía y le dolía.

Ella se giró y comenzó caminar colérica fuera de ahí, no quería estallar frente a Loki por miedo a que termine diciéndole algo que realmente no sentía. Pero algo le sujeto la mano y se encontró con un Loki que la miraba serio, ella intento zafarse pero el agarre era firme sobre su muñeca.

— ¡Suéltame! —exclamo ella molesta.

—No—dijo firme el, mientras sostenía la mirada con ella—. No te vayas molesta.

— ¡No estoy molesta! - le grito ella.

Loki le sujeto la otra mano y la sostuvo frente así, haciendo que ella quedara frente a él. Sophie lo miro molesta, estaba frunciéndole el ceño.

—No me grites—soltó firme Loki—, en ningún momento, yo, te he gritado. Así que cálmate.

—Ya estoy calmada—soltó aun molesta Sophia.

Loki suspiro y siguió mirándola fijamente.

—A mí no me agrada tu amigo—comenzó él mientras ella rodaba los ojos—. ¡Oye, espera! Pero en ningún momento te estoy diciendo que te alejes de él, es tu vida y tú decides con quien estar. Así como yo decido estar, aquí, contigo.

Los penetrantes ojos color esmeralda estaban fijos en ella, carentes de emoción o sentimiento y eso ponía nerviosa a Sophie. Se sentía atrapada en ellos y la cercanía no ayudaba a su situación. Sus rostros estaban muy cerca el uno del otro y no se había percatado del cuando habían terminado las cosas de esa forma. Su corazón se comenzó a acelerar mientras la respiración profunda de él chocaba contra sus mejillas que comenzaban a sonrojarse. La simple cercanía de Loki la ponía muy nerviosa. Desvió la mirada de aquellos orbes esmeralda y fijo sus ojos al agarre de sus muñecas, la fuerza que Loki estaba aplicando le estaba causando dolor.

— ¿Me podrías soltar, por favor? —pregunto suplicante.

Loki la soltó sin dejar de mirarla seriamente. Ella solo se masajeo sus muñecas, mientras le daba la espalda para evitar encontrarse con la mirada profunda de Loki.

—No te tiene que importar lo que te digan los demás de tus amigos, solo importa lo que tú ves de ellos y lo que tú sabes de ellos.

—Me lastimaste.

—Disculpa, no era mi intención. Pero era la única forma de que me prestaras atención—dijo serio mientras se posicionaba enseguida de ella—. Con tu permiso, me iré a dormir, buenas noches.

—Buenas noches—soltó rápidamente ella cuando salió corriendo directamente hacia a su habitación dejando a Loki detrás de ella.

No sabía por qué, pero sentía que no podía seguir estando cerca de ese hombre. Abrió la puerta rápidamente y se adentró en su cuarto, se recargo en la puerta y se dejó caer poco a poco, se llevó la mano a su pecho y sintió como su corazón aun le latía rápidamente. ¿Qué le estaba pasando? Sentía nervios y su corazón se aceleraban cada vez que estaba así de cerca con Loki, pero en cambio, cuando Gabriel la beso se sintió sofocada, acechada, no se sentía cómoda. Sentía, cuando estaba con Loki, que su cuerpo se derrumbaría si permanecía más tiempo a su lado. No recordaba, nunca, tener ese tipo de reacciones de niñita cuando salió con Gabriel. Y eso le incomodaba, se suponía que con quien había salido era él y no Loki. Recordó que solo una vez experimento algo similar, y fue con alguien con quien salió mucho antes de lo ocurrido en Nueva York, del cual, no le traía muy gratos recuerdos. Solo esperaba que con Loki no ocurriera nada parecido, lo deseó con todas sus fuerzas.

Pero, por más que ella quisiera evitarlo, buscaba la compañía de Loki, casi, con desespero.

Loki se había ido a recostar, ya en pijama, a su cama para dormir, después de la pequeña discusión con Sophie. Había querido mostrarse lo más pacífico que pudo con ella, para no alterarla, pero no se había medido con las palabras que le había dicho. Había provocado que se molestara y no solo eso, se enteró que por culpa de él, ella había atentado contra su vida en varias ocasiones. Realmente se sentía mal con ella, no podía dejar de pensar que debería de irse de su lado y dejarla de lastimar, para que ella viviera sanamente su vida con las personas que la quieren, pero existía un sentimiento que le impedía alejarse de ella, una parte que le pedía que permaneciera a su lado para poder ayudarlo, al fin y al cabo, por eso había aceptado el trato con ella.

Giro en su cama en busca de poder conciliar el sueño, quedando de lado, busco con su mano el lugar donde había dormido Sophia días antes y lo palpo suavemente. Le hubiera gustado que esta noche ella durmiera con él, sentirla cerca, tan cerca como había estado junto a ella momentos antes. En esos momentos buscaba su atención, pero él se había perdido en sus ojos y pensamientos, sin percatarse que su agarre se había hecho más pronunciado provocándole que le lastimara las muñecas a Sophia. No quería lastimarla más, no debía. Pero se había perdido en sus enormes ojos color chocolate y en lo hermosa que se veía en esa noche, cosa que no se percató hasta que Gabriel se lo había preguntado.

Realmente no entendía que le pasaba. ¿En qué momento, a Loki, le había importado si lastimaba a una mujer humana? ¿O se había percatado de que si era hermosa o no? Se estaba desconociendo a sí mismo. Y no solo eso, estaba volviendo a caer bajo el encanto de esa midgardiana. Sentía que se iba haciendo débil, que sus sentimientos estaban de nuevo al acecho, se recrimino a si mismo por eso. Ya una vez lo habían herido por ser tan sentimental, y lo habían hecho las personas que se proclamaban su familia, ¿qué podía esperar de los extraños si volvía hacer lo mismo? Era por eso que en su exilio había apagado sus sentimientos, para ya no salir herido y, así, ser más fuerte contras sus enemigos. Pero, a pesar de eso, él creía que Sophia era diferente, o al menos eso pensaba. Ella le había dicho que no estaba saliendo con Gabriel desde hace tiempo, pero aun hacía falta comprobar lo del beso y si ella realmente le correspondió o no.

Poco a poco le fue ganando el sueño, a pesar de haberse molestado por seguir recordando el beso, estaba relajado y no creyó que esa noche, las pesadillas lo atormentarían.

Despertó relajado, al parecer ninguna pesadilla lo atormento esa noche, sabía que eso le daría entrada a un buen humor por el resto del día, claro, solo si no había nada que lo perturbara. Comenzó a estirarse y abrió los ojos en busca de su idolatrado reloj.

—Buenos días, dormilón—soltó una voz en un volumen muy bajo, pero que sintió muy cerca de él.

Cuando logro abrir completamente los ojos se llevó una sorpresa cuando se encontró con Sophie frente a él, muy cerca de su rostro. Se sobresaltó un poco mientras retrocedió en la cama. Ella estaba hincada junto a la cama viéndolo fijamente mientras le sonreía. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

— ¿Que carajos haces? —pregunto exaltado Loki, nunca espero encontrársela ahí.

—Nada, solo venía a decirte buenos días—sonrió ampliamente.

—Y ¿Por qué aun sigues aquí? —volvió a insistir enarcando una ceja. Definitivamente, eso cambiaría su humor por el resto del día.

—Hice quesadillas para desayunar—dijo mientras lo miraba fijamente—, están en la mesa. Y, respondiendo a tu pregunta, vine a ver si estabas despierto para saber si te escribía indicaciones o no.

Loki se sobresaltó un poco, giro en busca del reloj de noche y vio que apenas eran las 7 de la mañana. Giro de nuevo el rostro, hacia ella y le cuestiono con la mirada.

—Si lo sé, es temprano—decía mientras se alzaba de hombros—. Pero tengo unos asuntos que resolver en el hospital y, pues, necesito llegar temprano—miro su reloj de mano y después el reloj del cuarto de Loki, suspiro y volvió la mirada hacia él, el cual la veía aun sorpresivo—. Bueno, me tengo que ir, posiblemente no vuelva para la hora de comer...

— ¿Piensas dejarme solo para que pase hambre? —soltó el cuestionamiento un poco molesto.

—Todavía hay un poco de ensalada de la de ayer. Te diría que calentaras la comida en el micro, pero con el cuento de que no tengo, que por cierto, gracias.

—Deberías de dejar de restregármelo, mujer insolente—escupió molesto, ya estaba harto que Sophia siempre sacara a flote el incidente con lo del microondas.

Sophie dudo por unos instantes, pensativa, y después le sonrió divertida.

—No, es muy divertido hacerlo—Loki solo propicio a soltar un gruñido mientras ella soltaba unas risitas—. Tranquilo su "majestad", nos veremos para la hora de la cena—se acercó más a Loki y le beso en mejilla que no tenía pagada a la cama, le sonrió y se puso de pie mientras le decía: —Hasta luego.

Giro su cuerpo y se retiró, dejando a un Loki totalmente atónito. El escucho como se cerraba la puerta de la entrada del departamento y, después, el silencio reino en todo el lugar.

A pesar de que no era la primera vez que Sophia la hacía, no dejaba de sorprender a Loki y de dejarlo sin palabras. Se acomodó boca arriba y dio un prolongado suspiro. Quería dejar de pensar en todos aquellos detalles que tenía Sophia con él. No es que antes nunca había recibido un beso, es solo que los besos que recibía de ella eran muy diferentes.

Bostezo. Decidió pasar más tiempo recostado en la cama, no quería salir de ella por miedo a romper la armonía que el beso de Sophia había creado. Estaba siendo blando y se estaba dejando influenciarse por gestos amables de una simple humana. Cierto, le había llamado la atención, pero no era para que bajara su guardia ante ella, de aquella forma. Gruño y se cubrió completamente todo el rostro, no quería que nadie lo viera de esa forma tan débil, ni Heimdall (aunque sabía que no podía verlo), ni nadie en los nueve reinos.

Sophia estaba escribiendo en su computadora, necesitaba terminar algunos trabajos para continuar con su especialización. Tenía tiempo que lo había abandonado y debía de volver a trabajar, antes de que el tiempo de entrega se acabara. Se había detenido en su proyecto final el tiempo que llevaba Loki viviendo con ella, y debía de terminarlo pronto. No es que Loki la distrajera, es solo que... No, en definitiva, Loki se había vuelto una distracción, pero era una distracción agradable. Sonrió por lo que estaba pensando.

Ese día tenía tiempo libre en la mañana en el hospital, por eso había decidido trabajar en su proyecto para finalizar su especialización en Neurología.

Llevaba toda la mañana buscando arduamente, en libros y artículos, puntos que le ayudaran a completar su idea para su proyecto: "¿Es posible utilizar más del 10% de capacidad del cerebro?". Tenía en mente enfocarlo en el uso de auras y todo eso, pero supuso que tal vez sus ideas serían muy criticadas y cuestionadas, así que decidió buscar un enfoque diferente, pero relacionado con lo mismo.

Se detuvo un momento para descansar la vista. Se llevó una mano a su frente y comenzó a masajear sus sienes. Debía apresurarse si quería terminar y entregar su trabajo antes de la fecha límite, por suerte ya lo llevaba muy avanzado y solo faltaba retocar algunos detalles. Intento pensar en algo distinto a su trabajo. A su mente volvió los recuerdos de la cercanía del rostro Loki, y la necesidad que tuvo de que él la besara. No sabía por qué, pero tenía eso en mente desde que despertó en la mañana. Había soñado algo muy extraño, pero que le pareció encantador, solo por lo que ocurría al final de este.

Su sueño empezaba con ella caminando por Nueva York, la cual, se encontraba destruida. Caminaba sobre unos escombros cuando una ventisca apareció e hizo que no pudiera ver, provocando que se callera. Busco en todas partes alguien que le ayudara a levantarse, pero no había nadie. Se levantó como pudo y se sacudió, el viento seguía soplando, a lo lejos pudo ver la sombra de una persona, se aproximó lo más que pudo a la sombra y pudo ver como aparecía la imagen de Gabriel, el cual la miraba en son de burla, como si su simple presencia le pareciera un chiste. Cuando intento tocarlo la sombra se desvaneció y en vez de eso, algo la hirió y la atravesó por el abdomen. Le dolió y, soltando un alarido agudo, cayó al piso de rodillas llevándose las manos a su herida. Vio como la sangre empapaba sus manos y las coloreaba de su característico color escarlata. Se asustó al verse las manos, comenzó a llorar del miedo que la estaba abrumando. Levanto el rostro y vio al hombre que arruino su vida: el hombre del casco de cuernos. No podía verle el rostro, pero odiaba con todo su ser a ese hombre, que cuando fue el ataque en Nueva York, solo escuchaba su risa desquiciada. Lo observo detenidamente logrando ver que traía una lanza la cual estaba llena de sangre, de la sangre de ella, el maldito hijo de perra la había herido con su lanza. Se intentó poner de pie, quería golpearlo y arrancarle del rostro esa sonrisa descarada, pero el dolor le impidió, se sostuvo de los escombros cerca de ella, mientras escuchaba la risa enferma de su atacante, agacho el rostro derrotada.

Cuando menos lo pensó, hubo alguien que la sujeto y la levanto. Frente a ella vio la sonrisa picarona de Loki, la cual le pareció conocida. Busco al hombre del casco de cuernos, pero se había esfumado, al igual que su risa. Comenzó, entonces, a inundarla una sensación abrumadora, una parte de ella le pedía que huyera de Loki y la otra le decía que él era el único que la podía mantener a salvo, con vida. La tomo entre sus brazos y llevo sus manos al vientre de ella, de estas emanaron una luz de color verde que hicieron que Sophia se estremeciera ante el taco. Loki sonrió pícaramente ante eso. Sophia fijo su mirada en donde él había llevado sus manos, ya no estaba sangrando. Loki llevo una mano a la mejilla de ella, sacándola de su asombro, él lo miro fijamente a los ojos y acerco su rostro al de ella y la beso forzadamente. En un principio ella se resistió, pero después, no pudo negar la sensación de que eso lo estaba deseando desde hace mucho tiempo y su cuerpo lo estaba pidiendo. Los labios de él eran fríos peros abrazadores, provocando en ella necesidad de atraerlos más hacia ella. Sintió como eran muy diferentes al beso que Gabriel le había robado. La duración del beso le pareció eterna a Sophia, pero cuando Loki separo sus labios de los de ella, la sensación que la había atormentado el día del ataque a Nueva York la inundo y comenzó a llorar. En eso apareció un segundo Loki que le abrazo por la espalda, mientras que el Loki que estaba frente a ella se comenzaba a burlar y las risas del hombre del casco de cuernos se volvieron hacer presentes. Fue ahí que se despertó sobresaltada, con la sensación de los labios de Loki sobre los suyos. Le había parecido muy real el sueño, pero sobre todo, le había encantado el hecho de que él la había besado y era algo que le hubiera gustado repetir. Claro, había vuelto a ver al hombre de sus pesadillas, pero el beso de Loki fue lo que más le marco de ese sueño y lo que le pareció más real de todo. No entendía, para nada, su sueño, pero no le preocupo mucho, era la primera vez que lo tenía, si se repetía, sabría que, por una parte seria encantador y que por otra, tendría que investigarlo y averiguar qué era lo que quería decir dicho sueño. ¿Un Loki que la besaba y la protegía y otro que se burlaba de ella y la hacía sentir con miedo? Eso realmente era muy extraño.

El sonido de su celular le saco de sus pensamientos. Lo tomo del escritorio y descubrió que era un mensaje, la canción se lo había predicho, siempre había usado la misma canción de tono para sus mensajes: saving me. Toco la pantalla para desbloquear el móvil y leyó el mensaje:

"Gracias por la cena, estuvo exquisita. Tú siempre sorprendiéndome.

Gabriel"

Sophie sonrió, siempre le gustaron esos pequeños detalles que tenía Gabe para con ella. Siempre había tenido buenos recuerdos de los mensajes y pequeños regalos que él le enviaba, pero aun así, por más tierno que le parecieran esos encantadores detalles, no pudo sentir por Gabriel más que un simple cariño y agradecimiento, no podía verlo más que un simple amigo.

Se dispuso a contestar el mensaje, pero fue interrumpida por el sonido de la puerta. Miro y vio como Sage entraba toda presurosa, directamente hacia ella, miro el teléfono y se lo arrebato.

— ¡Oye! ¿Qué demonios haces? —pregunto Sophie molesta intentando tomar su móvil, el cual le había sido arrebatado.

Sage observo por unos instantes y leyó el mensaje, giro su rostro molesta hacia Sophie.

—Hasta afuera se escuchó sonar tu teléfono, así que vine a leer que sarta de mentiras te escribió el encantador de tu amigo—soltó Sage con sarcasmo—. ¡Oh! Mira, te escribió que siempre lo sorprendes. Es todo un encanto de hombre.

Sophie se levantó y fue a con Sage a quitarle el teléfono pero esta no se lo permitió.

—Sage, dámelo.

—Vamos a responderle como se debe—sonrió mientras comenzaba a tocar velozmente el teclado digital del teléfono, mientras evitaba a toda costa que Sophie le arrebatara el teléfono—."Me alegro que te haya gustado. Tu plato tenía veneno, mañana te morirás, así que, hasta nunca. Tu querida Sophie" —narraba mientras escribía a la par con el teléfono—. Enviar.

— ¿Qué demonios has hecho? —cuestiono Sophia mientras le arrebataba su celular a una Sage muerta de la risa.

—Mis mejores deseos, tú ya sabes, nunca me agrado, ni nunca me agradara—soltó, después de que se calmara de reírse, en tono serio. Se cruzó de brazos y observo a Sophie, con una mirada curiosa.

— ¿Que tanto miras? —pregunto Sophie mientras retrocedía.

— ¿Que te pareció mi pequeña sorpresa para Loki? ¿Verdad que se veía muy bien?

—Yo... —comenzó nerviosa, tenía en mente que Sage, en cualquier momento del día, le cuestionaría sobre lo ocurrido en la cena, pero aún no se sentía preparada contestarle, ya que tenía miedo a que los recuerdos de la cercanía y el beso de Loki (en sus sueños) se hicieran presentes, como lo estaban haciendo en estos momentos—. Se veía bien. Gracias.

— ¡No puede ser! —Exclamó divertida Sage—. Te has puesto totalmente roja—la señalo directamente a la cara.

— ¿Pero que...? —Exclamó mientras se llevaba las manos a la cara tratando de cubrirse las mejillas—. No es cierto.

—Eso quiere decir, que nuestro apuesto pelinegro te gusta—puntualizo mientras se acercaba a Sophia y la abrazo—. Hasta que San Agustín nos hizo el milagrito de que te olvidaras de ese hijo de puta.

— ¡¿QUÉ?! ¡No es cierto! —soltó en una combinación de nerviosismo y molesta—. ¡Es solo un amigo!

— ¿Amigo? ¡Mis ovarios! —Exclamó molesta Sage—. Se les nota que se gustan mutuamente, pero los dos son unos pendejetes que aún no lo aceptan.

Sophie se soltó como pudo del agarre de Sage, mientras que esta se reía de su amiga. Loki no podía gustar de ella, ¿o sí? Era ella la que soñaba los besos con él, no al contrario. Pero aceptar eso, era como confirmar que a ella le gustaba Loki y eso era algo que no podía permitirse. No quería involucrarse con nadie y menos sentimentalmente.

— ¡Cristo! —Soltó en un tono agudo y denotando dramatismo, mientras alzaba las manos en son de plegaria—. ¡Elimínalos, o que diga, ilumínalos!

Sophie enarco una ceja confundida, mientras Sage soltaba unas carcajadas, ella la miro y le sonrió para después acompañarla en sus risas. Era normal en ellas siempre estar riendo y sonriendo, por más que se echaban de cosas, estaban conscientes de que lo único que tenían, eran ellas mismas, no podían darse el lujo de perderse por tontas discusiones.

—Si quieres mi opinión más sincera, entre el chelista y el maniático pelinegro, me quedo con el pelinegro—Sage le sonrió y Sophie negó con la cabeza. Un sonido las saco a ambas de si, era el móvil de Sage, ella lo saco de su bolsillo del pantalón y comenzó a leer el mensaje escrito en él— ¡Dios! A este elimínalo—soltó molesta mientras le enseñaba el mensaje a Sophie.

Ella tomo el teléfono y lo leyó. Levanto la mirada y le sonrió a una muy molesta Sage.

— "Gracias por el aviso. Cambie el plato contigo cuando no mirabas. El tuyo era el envenenado. Salúdame a Sophia mientras puedas. El encantador Gabriel" —leyó entre risas Sophia, miro a Sage, la cual estaba cruzada de brazos con el ceño fruncido.

—Simplemente, lo odio—dijo molesta.

—Tú le caes muy bien—le sonrió Sophia.

Sage gruño por lo bajo y le arrebato molesta el teléfono móvil. Sophia soltó unas risas mientras su amiga guardaba su teléfono molesta de donde lo había sacado. Sophia sabía muy bien que por más que Sage le soltara de cosas a Gabriel, este siempre se lo regresaría de la misma manera, pero sin ofenderla. Sus enfrentamientos eran algo ya muy común entre ellos dos, era la forma que tenía su amiga de mostrar su inconformidad ante el pobre hombre que no hacía más que intentar llevarse bien con ella. Gabriel era consciente del descontento de Sage hacia él, pero Sophia sabía que él hacia todo lo posible por que se llevaran bien, pero sabía también que él nunca se dejaría vencer por la persistente mujer.

—Pero él no a mí—decía mientras se volvía a cruzar de brazos—. Prefiero al ojiverde, es más agradable, insisto. Por cierto, ¿Cómo te fue después de que nos fuimos?

—Bien—comenzó nerviosa Sophie mientras comenzaba a jugar con sus dedos—, me sorprendió el hecho de que me fuera ayudado a lavar la loza. Me cuestiono sobre Gabe, me dijo que no le agradaba.

— ¿Ves? —Soltó exasperada Sage—. No soy la única a la que no le agrada ese tipo.

—Pero al menos él no se queja de eso a cada rato—remarco ella—. De hecho, me dijo que si yo quería, podía seguir al lado de Gabriel... —"como el decide estar a mi lado" termino la oración en su mente, evitando soltar algo de lo que, tal vez, después se arrepentiría.

—Y eso me confirma de que le gustas al salvaje pelinegro—sonrió maliciosamente Sage—. Deberías llegar a tu casa y meterse a su cama, de una vez por todas—metió sus manos en uno de los bolsillos de la bata y saco un pequeño paquetito de color cromado, se lo entrego a Sophia—. Pero no olviden protegerse—guiño el ojo y se giró sobre si y se encamino a la puerta.

Sophie miro lo que tenía en su mano, lo cual, le provoco que se subieran los colores al rostro.

— ¿Para qué chingados ocupo yo un condón? —Cuestionó histérica Sophia—. No voy a coger con Loki, sería una locura.

—Ya lo viste desnudo, lo has vestido y desvestido, lo has acariciado, lo has besado, solo falta cogértelo - ella se detuvo y giro para ver a Sophia—. ¿Por qué si lo has besado cierto?

Sophia abrió los ojos como plato, sorprendida ante el comentario. Sage solo sonrió pícaramente y soltó las carcajadas.

—Lo sabía.

—Pero solo en sueños—comenzó Sophia mientras la seguía.

—En sueños, en el futuro, en una visión, en vivo, qué más da. Lo besaste y punto—abrió la puerta y se salió del consultorio de Sophia—. Ahora puedo dormir a gusto. Me largo.

—Espera... —comenzó a decir, pero Sage ya le había cerrado la puerta en la cara y como para continuar la discusión en el pasillo, era algo que no quería hacer.

Escucho que del otro lado de la puerta, alguien canturreaba muy animada. "El amor, el amor, no deja de ser" era lo que canturreaba esa voz, de la cual, Sophia sabía que esta provenía de su amiga.

Le seguía sorprendiendo la capacidad de su amiga de sacar la información de las personas sin indagar mucho, era muy buena deduciendo cosas y haciendo las preguntas correctas siempre. Había sabido lo del sueño con solo verle la cara y por voltear en el momento justo. No es que le afectara que lo supiera, le molestaba que le molestara siempre que pudiera con eso y, sobre todo, frente a Gabriel.

Suspiro. Tomo su teléfono y decidió responderle como se debía a Gabriel, debía de disculparse con él por lo que le había escrito Sage, pero se detuvo, sentía que si le enviaba el mensaje debía de continuar una conversación (si no era por mensajes seria por llamada) que no sabría cómo llevar. Salió de la aplicación de mensajes, bloqueo el celular y lo dejo a un lado de sus documentos. Intento centrarse en su trabajo, debía terminar antes de que comenzara su trabajo en el centro de salud, se froto de nuevo las sienes, ordeno sus pensamientos y comenzó a escribir antes de que el pensar en Loki la volviera a distraer de su trabajo.

Termino de comer la ensalada con atún que había sacado del refrigerador. Le pareció algo delicioso, pero no fue la gran cosa, había probado cosas mejores. Levanto sus trastes y los llevo al lugar donde los lavaba Sophia, era un hábito que ella le había inculcado desde que pudo caminar bien y comían en la mesa. Fue difícil hacerlo al principio, ya que estaba acostumbrado que la servidumbre lo hiciera por él, pero aquí no había quien le sirviera y Sophie no se prestaba para ese tipo de cosas, solo levantaba los trastes que usaba ella, pero si lavaba toda la loza.

Fue hacia su cuarto, tomo el libro que estaba sobre la mesilla de noche y se dirigió hacia el cuarto de Sophia. Le había dicho que podía entrar cuando él quisiera, siempre y cuando lo necesitara, y lo que necesitaba en estos momentos era otro libro. Le había parecido interesante el libro de "Harry Potter" y sabía, por lo escrito en la contra portada, que era el primero de una saga, así que supuso que ella lo debía de tener guardado en su librero.

Al entrar al cuarto de ella, pasó de largo el piano y fue directamente al gran librero, el cual era solo un estante más alto que él. Busco entre estos el siguiente libro de la saga y lo encontró acomodado seguido de los siguientes tomos de la saga. Acomodo el que tenía en las manos y saco el segundo, lo observo por unos instantes, leyendo la portada: "Harry Potter y la cámara de los secretos". Suspiro y se encamino hacia la salida del cuarto de Sophia. Se detuvo en seco cuando vio lo que había sobre la mesita de noche que estaba junto a su cama. Ahí estaba, el lirio turquesa que él había hecho a ella para agradecerle, dentro de un florero con agua limpia. Se acercó a él y lo toco, podía sentir como la magia vibraba a través de aquella flor. Definitivamente, era el lirio que él había hecho. Pero, ¿cómo es que ella lo tenía? Se supone que él lo había maltratado y lo había lanzado colérico al suelo, aquel lirio debía de estar muerto y en la basura, o simple y sencillamente debía de estar hecho polvo, la magia debió de haberse desvanecido; pero no, aún seguía vivo y estaba en la habitación de ella. Realmente estaba sorprendido de que Sophia lo tuviera, decidió que después le preguntaría de donde lo había sacado, ya que el recordaba haberlo dejado tirado y en pésimas condiciones.

Retomo su camino hacia su habitación, llegando a su cuarto se recostó en la cama y comenzó a leer.

Paso todo el resto del día leyendo, era una saga que le había agradado y disfruto de la concepción de magia que tenían, fue ahí que se cuestionó que: ¿Los midgardianos podrían hacer magia o tener la esencia para hacerlo? No sería algo tan descabellado, ya que había personas que podían ver auras y que podían ver también a los muertos, según lo que le había comentado Sophia. Tal vez debería entrenar con Sophia para comprobarlo; si esto resultaba ser cierto, podría tener su propio ejército de hechiceros que estuvieran a su disposición para hacer lo que el quisiera y, con mucho entrenamiento, arrancarle de las manos Midgard a los vengadores, los seres humanos buscan poder, les será tentador el hecho de poder tener magia y poder controlar y someter el mundo, le parecía una excelente idea. Pero antes de ilusionarse, debía de comprobar dicha teoría.

Un ruido lo saco de sus pensamientos, giro la cabeza hacia la puerta y vio como Sophia entraba a su cuarto y se dirigía velozmente hacia la cama de él.

—Ya llegue—dijo sin ánimos mientras se dejaba caer, boca abajo, sobre la cama de Loki, a un costado de él—. Fue un día muy agotador.

Loki enarco una ceja con sorpresa, la miro y cerro el libro mientras lo dejaba en la mesita de noche, no pudiendo evitar mirar el reloj que ahí descansaba, eran las nueve de la noche. Giro su rostro de nuevo hacia Sophia y se cruzó de brazos.

— ¿Y por eso vienes a molestarme a mí? —cuestiono molesto—. Ándate para tu cuarto.

—Eres muy molesto, madre—soltó en berrinche mientras se acurrucaba y se pegaba más a Loki—. En vez de molestar, dame de cenar.

—Eso debería de pedírtelo yo a ti. Tengo mucha hambre, la ensalada se baja muy rápido.

Sophie escondió el rostro en las piernas de Loki mientras más se pegaba a él. Loki sonrió al ver cómo era que esta mujer se comportaba como una niña, lo cual le pareció muy encantador, estaba acostumbrado a ver a Sophie de manera ruda o muy activa, pero mientras estaba recostada a su lado, haciendo berrinche, sintió la necesidad de protegerla, ya que parecía tan indefensa. Acerco su mano al cabello de ella y lo comenzó a acariciar lentamente, sabía que no debía hacerlo, que era demostrar que era débil, pero estando con ella y de esta forma era algo inevitable.

—No quiero preparar nada, tengo flojera—soltó mientras acercaba su cabeza más a la mano de Loki, este creyó que tal vez le agradaba, así que continuo masajeando—. Prefiero dormir.

Loki sonrió y continúo masajeando. Le parecía tan hermosa mientras se acurrucaba así en él, le hacía pensar que ella necesitaba de él para sentirse tranquila y segura, tal vez podría aprovecharse de eso en algún momento.

—Pero yo tengo hambre—comenzó mientras le jalaba un mechoncito de cabella mientras ella se comenzaba a quejar del dolor—, así que vamos a cenar algo. Además, debes de comer algo, debes de mantener tu cuerpo, así de choncho.

Sophia levanto el rostro y miro iracundo a Loki, el cual le estaba sonriendo burlonamente, él sabía que con eso llamaría la atención de ella, al parecer, las mujeres eran muy obvias, tanto aquí como en Asgard: todas interesadas en su aspecto físico y su figura.

Ella se levantó solo sosteniéndose de los brazos, acerco su rostro al de Loki y refunfuño en su cara. El cuerpo de ella estaba sobre las piernas de él.

—No me traumes, por favor—dijo mientras giraba el rostro hacia su costado, mostrándose molesta, cosa que le pareció divertido a Loki—. Estoy perfectamente bien así.

— ¿En serio? —Preguntó él sarcástico— ¿Y cómo le llamas a esto? ¿Exceso de ropa? —cuestionaba mientras llevaba sus manos al abdomen de ella y pellizcaba la piel que cubría su pansa, por arriba de la ropa.

Sophia comenzó a reírse descontroladamente mientras se retorcía en las piernas de Loki, mientras este no dejaba de pellizcarle la piel. Le era muy divertido que esta mujer se dejara someter ante él. Esta escena le recordó a cuando era niño y Thor le llegaba por la espalda, mientras el leía muy tranquilamente, y comenzaba a hacerle cosquillas, recordó cómo se retorcía en los brazos fuertes de Thor mientras se reía a carcajadas y al final, este siempre terminaba sobre Loki y ahí le daba un casto beso en los labios.

— ¡Basta! —Exclamaba Sophie entre risas mientras seguía retorciéndose entre los brazos de Loki—. ¡Ya no soporto, por favor!

Loki hizo caso omiso a su petición y aumento la intensidad de las cosquilla, le encantaba que esta mujer le suplicara y se mostrara totalmente a su merced, disfrutaba mucho el torturarle de esa forma. Sophia intento zafarse como fuera de aquel ataque que sufría por parte de Loki, pero le fue imposible, pero uno de sus movimientos provoco que él perdiera el equilibrio, algo que a Loki no le pasaba con frecuencia, provocando que ambos se cayeran de la cama, quedando Loki encima de Sophie. Se miraron fijamente, ambos se encontraban con la respiración agitada. A Loki se le disparo el pulso, siempre la cercanía de ella le provocaba ese tipo de reacción, era algo que le incomodaba, no le gustaba sentirse nervioso frente a nadie, ni mucho menos con Sophia. Seguía odiando las situaciones que se presentaban cada vez que estaba con ella. Evito a toda costa verla a los ojos, pero le fue inevitable, ya se estaba perdiendo en esos terrosos ojos color café.

Pestañeo rápidamente mientras carraspeaba la garganta. Se puso de pie y le dio la espalda a Sophie.

— ¡Odio las cosquillas! —Soltó ella a su espalda, Loki giro para verla, mientras esta se ponía de pie y se sacudía la ropa—. Pero sirvió para despabilarme. Vente, veremos que podemos cenar, ya que se me están acabando las opciones en la alacena.

Paso por enfrente de Loki y este la siguió, al parecer ella no se había puesto igual que él, cosa que entristeció, un poco, a Loki. Pero lo que él no había visto es que, mientras él se perdía en los grandes y marrones ojos de Sophie, esta estaba sonrojada y se perdía en las bellas esmeraldas que eran sus ojos.

Llegaron a la cocina y Sophie comenzó a hurgar en la alacena.

— ¿Que buscas? —pregunto curioso mientras metía las manos en el pantalón que traía puesto, ya se había acostumbrado a usar las prendas que había en su armario.

— ¡Bingo! —Grito Sophia mientras sacaba una caja de color verde—. Aún quedan Lucky Charms, lo siento, los amo.

Puso la caja sobre la formica, se disparó hacia el refrigerador y saco leche, después, saco dos platos hondos de color verde junto con dos cucharas del trastero y se los dio a Loki.

—Llévalos a la mesa.

— ¿Que cenaremos? —pregunto curioso mientras obedecía a Sophie.

Se sentó en la mesa y coloco los platos como siempre, uno frente al otro. Al instante, apareció Sophie con la caja en una mano y la leche en la otra, se sentó en su lugar y coloco las cosas en la mesa.

—Un delicioso y suculento plato de cereal - respondió con un tono alegre y una sonrisa plasmada en el rostro—. La perfecta cena de un soltero.

— ¿Cereal? —cuestiono Loki extrañado.

— ¿Nunca has comido cereal? —se alarmo ella.

Loki negó con la cabeza. Realmente había muchas cosas midgardianas que le eran indiferentes conocer, el cereal, en su momento, había sido una de esas cosas; pero ahora que se iba a alimentar de eso, le entraba la curiosidad.

Ella soltó unas risas burlescas mientras él solo fruncía el ceño.

—Muy bien, te enseñare como-comer-cereal—remarco cada palabra mientras tomaba la caja y le servía a Loki su contenido.

Loki vio como pequeñas figuritas de color crema y otras más de colores caían sobre el plato hondo que estaba frente a él. Le parecieron repulsivas ¿Como algo de colores extravagantes podía ser comestible? Después, Sophia tomo la botella de leche y la vertió sobre el plato rebosante de cereal, este crujía una vez que entro en contacto con la leche, haciendo que Loki arrugara más el ceño. Sophie metió la cuchara en el plato con cereal y le regalo una radiante sonrisa.

—Listo.

— ¿Esperas que me coma esta cosa? —Cuestionó Loki mientras veía que ella repetía el mismo procedimiento en su plato—. Es asqueroso.

—Ni siquiera lo has probado para decir que es repulsivo—decía ella mientras tomaba una cucharada de cereal y se lo metía a la boca—. Ahoda cadlla y comételo—soltó con la boca llena.

— ¡Puaj! No hables con la boca llena, eso lo hace ver más asqueroso— soltó mientras arrugaba la nariz.

Sophie trago y miro a Loki.

—Dije que comas, que te va a desagradar cuando se aguadé.

—No lo comeré—dijo mientras se cruzaba de brazos—. Prepárame algo diferente.

— ¡No te preparare algo distinto! —exclamo molesta ella—. Ya te serví cereal. Cómelo.

Loki se negó por unos instantes, hasta que ella se cansó y dejo de insistir. Sophie termino su cereal y agarro la cuchara de Loki.

—A ver, aquí viene el avioncito, diga "ah" —canturreo.

—No pienso seguirte el juego - torció la boca—. Además, ¿quién en su sano juicio come cosas de colores extravagantes? Solo tú.

—Son malvaviscos, Loki—rodo los ojos Sophie—, son dulces y deliciosos.

—No te creo, han de estar echados a perder.

— ¡Por Dios, Loki! —Exclamó mientras dejaba la cuchara en el plato—. El cereal nunca se echa a perder, bueno, al menos no tan rápido.

—No comeré—soltó mientras se cruzó de brazos indignado.

— ¡Di "ah"! —exclamo desafiante Sophie, mientras volvía a tomar la cuchara y la direccionaba hacia la boca de Loki.

— ¡No! —escupió él.

Fue ahí cuando Sophia aprovecho y le metió la cucharada a la boca, este intento escupir, pero ella lo imposibilito apretándole la quijada, manteniéndosela cerrada.

Loki sintió como los colores se le venían al rostro, en la espera del asco que sentía ante aquel alimento, pero el sabor de aquello no le pareció nada desagradable, en cambio, le gusto. A Loki siempre le había gustado las cosas dulces, desde pequeño, le encantaba que Frigga le sirviera dulces como postre, por eso él siempre se acostumbró a comer todo lo que había en su plato para que su supuesta madre lo recompensara con sus deliciosos postres: gelatinas, pasteles, frutas enmeladas y, sobre todo, pudines. Esto, lo que ellos llamaban "cereal", tenía una consistencia un poco extraña, supuso él que se debía a lo que ella le había dicho, pero su sabor era agradable. Se lo paso todo por la garganta, mientras cerraba los ojos, no quería demostrar que le había gustado a ella, eso demostraría que ella gano en esa lucha, se mostraría reacio un tiempo más, en busca de que ella lo convenciera o, que al menos, lo sometiera.

— ¡Puaj! ¡Qué asco! —escupió Loki sobre de ella algunos restos de lo poco que le quedo en la boca—. ¡No vuelvas a hacer eso!

— ¡Tú no vuelvas a hacer eso! Me escupiste—chillo mientras se veía la camisa.

Loki abrió un ojo y vio como ella lo miraba molesta. Volvió a tomar una cucharada y vio como la dirigía de nuevo a su boca. Loki acepto el reto con una sonrisa y se puso de pie, intentando desviarla. Ella lo imito y fue velozmente hacia el lado de Loki, con cuchara en mano. El simulo que abría la boca y fue ahí cuando ella aprovecho para lanzar el brazo con la cuchara a la boca de Loki, pero él fue más rápido y desvió con la mano la cuchara provocando que esta se derramara sobre la ropa de Sophie. Loki soltó unas risas y ella gruño.

—Ya me manchaste—soltó molesta— ¡Por Dios Loki, parases un bebe!

—Si yo soy un bebé, tu eres una mala madre—soltó burlesco entre risas.

— ¡Ja-ja! Muy gracioso—lo fulmino con la miraba mientras tomaba un trapo y se limpiaba la camiseta de color azul que traía puesta.

Loki le sonrió triunfal y ella tiro el trapo hacia la mesa, tomo otra cucharada y lo miro desafiante.

—Esto es guerra—dijo en un tono amenazador Sophia.

— ¡Que comience la guerra! —sonrió Loki.

Sophie se lanzó de nuevo sobre Loki, este retrocedió, evitando chocar con la silla, giro sus paso hacia la sala y siguió evitando a toda costa a Sophia, pero no se dio cuenta que detrás de él estaba uno de los sillones, cayó sobre del de espaldas y ahí fue donde Sophia lo acorralo y le metió la cuchara a la boca, él comió lo que había en dicha cuchara mientras levantaba las manos en son de derrota. Ella sonrió y, levantando los brazos al aire, exclamo triunfante:

— ¡Victoria!

—Ahora que lo veo, no esta tan mal—dijo Loki sin sacar la cuchara de la boca, ella giro su rostro velozmente hacia él, fulminándolo con la mirada mientras él le sonreía pícaramente. Sabía bien que eso la había enfadado.

— ¡Oh, solo cállate! ¿Si?

Loki soltó unas carcajadas mientras ella iba por el plato a la mesa y se lo daba en las manos a Loki.

—Pudimos habernos evitado todo este circo de la persecución, ¿Sabias? —suspiro mientras se tiraba a un lado del el en el sillón.

—Sí, pero entonces, ¿Dónde hubiera quedado lo divertido? —dijo mientras llevaba una cucharada a su boca y la comía, realmente el cereal le parecía agradable.

—Sí, divertido—rodo los ojos ella.

Los dos se mantuvieron en silencio por un rato, hasta que alguien llamo a la puerta. Ambos voltearon a verse y ella suspiro mientras se ponía de pie.

— ¡Ya van! —exclamo ella fuertemente.

Loki vio cómo se encamino a la puerta y, frente a esta, la abrió, dejando ver al que se atrevía a tocar a esas horas de la noche.

—Buenas noches—soltó el hombre, al cual Loki le reconoció inmediatamente la voz.

— ¿Gabriel? —pregunto sorprendida Sophia—Buenas noches, ¿Paso algo?

— ¿Puedo pasar?

—Claro, si—comenzó nerviosa Sophie—. Pasa.

—Gracias—le sonrió este mientras jalaba con el unas cosas que traían unas pequeñas llantas—. Disculpa que moleste tan tarde.

—No te preocupes, pero ¿Y esas maletas? —cuestiono ella mientras señalaba las maletas.

—Eso... Lo que pasa es que mi edificio está en cuarentena y a todos los inquilinos del lugar nos sacaron para desinfectar... —dijo un poco abrumado—. Y como me salía más caro rentar una habitación de hotel para el tiempo que lo iba a usar, pensé en pedirte que si me podría quedar aquí durante este tiempo.

Loki se atraganto con la cucharada de cereal que se había llevado a la boca y fulmino a Gabriel con la mirada. ¿Qué carajos pretendía?

— ¿Y tus amigos? —pregunto dudosa ella.

Gabriel suspiro.

—Ellos, ninguno me quiso recibir, me dijeron que tenían planes con su mujeres para las siguientes noches y otros no estaban en la ciudad—respondió Gabe viendo suplicante a Sophia. Loki no podía creer el descaro con el que le mentía a Sophia, y lo peor del caso, ella se lo estaba creyendo—. Solo serán por dos días, eres mi única opción.

Gabriel le tomo de las manos a ella, la cual, lo miraba sorprendida.

—De acuerdo, puedes quedarte—accedió ella mientras Loki se volvía a atragantar con el dichoso cereal, que le parecía que era para lo único que este era bueno.

—Gracias—exclamo Gabriel mientras la abrazaba y apretujaba, ella solo le sonreía y Gabriel le planto un beso en la mejilla, cosa que provoco que Loki se le hiciera un nudo en el estómago—. Te prometo que no daré mucha lata.

—Tú nunca das lata, Gabe.

Sophie le sonrió y cerró la puerta, se dirigió a Loki mientras extra le fruncía el ceño en desaprobación. Camino unos pasos en dirección al pasillo, Gabriel la siguió hasta que ella se detuvo y giro en dirección a Loki.

—De acuerdo—comenzó ella denotando seguridad—. Aquí hay varias opciones, pueden compartir cuarto tú y Loki o uno de ustedes se viene a dormir en la sala. Ustedes deciden, iré por cobijas.

Loki sabía la respuesta a eso: el humano dormiría en la sala, no pensaba en compartir su cuarto con nadie, ni mucho menos cedérselo. Este hombre era un invitado y como tal, no debía de dormir en una habitación principal. De por sí, le era muy molesta su presencia, no sabría cómo sobreviviría al estar habitando bajo el mismo techo.

Giro su rostro hacia donde estaba Gabriel, este lo miraba con una amplia sonrisa burlona, lo cual cabreo a Loki, pero no lo exteriorizó, en vez de eso, le respondió a la sonrisa con otra sonrisa burlona.

—Excelente cuento—soltó burlón Loki mientras dejaba el plato con cereal a un lado y se cruzaba de brazos—. Y cuál era la epidemia ¿Un catastrófico y letal catarro? —cuestiono sarcástico. Sabía bien de enfermedades midgardianas y lo exagerados que podían se estos a la hora de tratarlas, por eso entendía bien el termino cuarentena. En esos momentos de la discusión, Loki ya le estaba ganando, y por mucho, a Gabriel.

Gabriel soltó unas risitas mientras se giraba de perfil y dejaba sus maletas en el suelo, para después meterse las manos a las bolsas del pantalón.

—Te dije que te estaría vigilando—soltó serio—y te lo estoy cumpliendo, es todo.

—No necesitas vigilarme, hombre inseguro, solo tienes que estar al pendiente de tu mujer. Sophia realmente no me interesa—comento Loki indiferente.

—Por eso estoy aquí, para vigilarla y alejarla de ti y de cualquiera que me la quiera quitar.

Loki enarco una ceja. Este hombre realmente era alguien inseguro, le pareció patético, creyó que tal vez no era peligroso, pero si molesto.

—De acuerdo—comenzó Loki rodando los ojos—. Tú no me agradas y sé que yo no te agrado.

—Correcto—sonrió Gabe.

—Este es el trato: Yo duermo en "MI" cuarto—soltó remarcando cada palabra, lo miro desafiante—y tú, dormirás en el sillón.

—Me parece perfecto—accedió alegremente.

Loki se sorprendió ante la respuesta. Lanzo la frase en manera de desafío, quería mostrar su lugar en aquella casa, el cual, era superior al de ese humano. Pero se sorprendió cuando este accedió tan fácilmente y, eso, solo podía significar dos cosas: que el hombre era un rotundo idiota o tenía algo en mente. Espero que fuera la primera, pero se preparó en caso de que resultara ser la segunda.

Sophia llego con una cobija muy colorida y un par de almohadas de color beige. Le sonrió a ambos.

—Bien, ¿Se pusieron de acuerdo?

Ambos asintieron a destiempo.

— ¿Cómo será entonces? —pregunto curiosa.

—Loki me cedió su cuarto mientras él duerme en el sillón, que amable es.

Loki abrió los ojos como plato, miro molesto a Gabriel, mientras este le sonreía. Iba a contradecirlo pero la sonrisa esplendorosa y el alto tono de voz de Sophia se lo impidieron.

—Me alegro que seas tan considerado Loki, eso habla muy bien de ti—soltó alegremente ella—. Ahora traeré todo para tender aquí y que puedas dormir a gusto.

Loki intento decir algo, pero se calló, no porque le tuviera miedo, sino porque pensó en vengarse, dos días serian tiempo suficiente para poder divertirse con este hombre haciéndole un par de travesuras. Después de todo, debía de hacer honor a su nombre.

Gabriel le sonrió triunfal para después girar y seguir a Sophia, la cual ya llevaba un buen tramo caminado hacia el que era ("Es y lo será" dijo una vocecilla en su interior) su cuarto. Loki se sentó y tomo de nuevo su plato con cereal, lo termino mientras esperaba a que llegara Sophia a que le preparara el lugar donde él dormiría. Su sonrisa no desaparecía de su rostro, ya que tenía en mente algo especial preparado para el estúpido humano, le haría pagar por las dos humillaciones que le hizo vivir. Tenía tiempo para llevarlo todo a cabo. Al fin y al cabo, eran dos días.

Su sonrisa se borró en el momento en el que intento conciliar el sueño mientras estaba recostado en el sillón. En esos precisos momentos odiaba, con todo su ser, al midgardiano y le haría pagar con creces todo lo que estaba sufriendo en ese maldito sillón. No es que fuera totalmente incomodo, ya que para estar sentado era muy reconfortante, incluso podía pasar un rato acostado sobre este, el problema venia cuando el tiempo de estar acostado se prolongaba por toda la noche, todo en su cuerpo le comenzaba a incomodar. Giro varias veces en el reducido lugar intentando atrapar el sueño, pero Morfeo (si, conocía al Dios, pero no era muy de su agrado) se resistía a dárselo el muy maldito. Pensó en leer un rato hasta que el cansancio se hiciera presente junto con el preciado sueño. Odio y agradeció, como una balanza perfecta, el hecho de que no pudiera tener acceso a su pequeño reloj digital que estaba en la mesita de noche; agradeció por que no podría ver cuánto hacía falta para el amanecer y no se martirizaría, pero lo odiaba porque no sabía cuánto tiempo había pasado intentando dormir, cosa que le haría pagar a Gabriel con la misma moneda.

No entendía que le veía Sophie de bueno a ese embustero, le mentía en la cara y ella se creía cada palabra que este le soltaba, como un si de una oración se tratara. Aunque sabía que el también no era totalmente honesto con ella, por aquello de un asunto tan delicado que aún no se atrevía a tratar, no se la pasaba diciéndole mentiras, o al menos eso creía, solo recordaba las mentiras de su procedencia, su edad, parte de su historia familiar y lo que realmente es él (o al menos era, eso ya no lo sabía), no era nada trascendente. Pero a él se le perdonaba, él era el Dios de las mentiras y de las travesuras y, por tanto, debía de hacer honor a su nombre.

Suspiro, mientras se llevaba una mano a los ojos, cubriéndoselos. Cuando de repente, escucho unos pasos, sonaban ligeros, como si no quisieran ser escuchados, Loki no les prestó atención hasta que escucho el rechinar característico de la puerta de su habitación, el cual tenía memorizado bastante bien. Intento alzar la cabeza, aun con la mano en la cara haciendo espacios entre los dedos para poder ver. Vio una sombra grande y fornida, reconoció al instante la figura de Gabriel, la cual se estaba encaminando rumbo al baño, pensó Loki, pero se llevó una sorpresa cuando lo vio detenerse frente a la puerta de la habitación de Sophie, giro la cabeza hacia ambos lados como buscando alguien que lo pudiera pescar y, con mucha delicadeza, giro la perilla de la puerta para abrir la puerta.

Loki rápidamente se puso de pie, de la manera más discreta que pudo, y se disparó veloz y ágilmente hacia la entrada del cuarto de Sophia. En el lugar aún estaba Gabe, asomándose por la puerta entreabierta, con medio cuerpo dentro y medio fuera. Loki sabía bien que era lo que dicha acción significaba y era algo que no le agradaba. Escucho casi gemir el nombre de Sophie en un volumen muy quedo, casi imperceptible. Colérico, Loki le sujeto el hombro suavemente, evitando mostrar sus verduras intenciones. En esos momentos, quería arrancarle la cabeza a Gabe, y no precisamente la de la parte superior.

— ¿Se te perdió algo? —pregunto lo más sereno que pudo.

—Solo buscaba el baño—respondió Gabe mientras se giraba y le sonreía nerviosamente—. Pero creo que me he perdido.

—Nadie se pierde más de un instante buscando el baño principal de una casa tan pequeña—sonrió un poco reacio—. Y dime, ¿qué haces levantado a estas horas, pervertido?

—Te he dicho que he estado buscando el baño—se defendió velozmente Gabe, molesto—. Y en todo caso, yo soy el que debería de preguntar, ¿Qué es lo que haces tú aquí, despierto a estas horas?

—No podía dormir, escuche unos ruidos y decidí investigar que eran y... henos aquí—le sonrió Loki mientras hacia los gestos con las manos—. ¿Qué demonios buscas en el cuarto de Sophie?

—No es algo de tu incumbencia—susurro molesto Gabriel.

La sonrisa de Loki se fue desvaneciendo poco a poco mientras aparecía una mirada dura que se estaba clavando en el rostro de Gabriel. Tuvo que controlarles lo más que pudo para evitar matar a este humano en ese mismo instante, apretó las manos que estaban en forma de puño y dio un pequeño suspiro, para liberar un poco de tención contenida.

—Es de mi incumbencia porque yo vivo aquí—soltó firme pero en un tono bajo, no quería despertar a Sophia, la cual estaba demostrando que tenía un sueño muy pesado, ya que aún no cerraban la puerta de su habitación—. No quiero que te acerques a Sophia, ¿Entendiste?

Gabriel lo miro fijamente, cargando un semblante serio, como intentando intimidar a Loki, pero este no bajaba su intensidad al mirar, sentía ira y desprecio hacia ese inmundo humano que tenía enfrente, no dejaría que lo intimidara.

Ambos se mantuvieron en una lucha de miradas por unos minutos que parecieron horas, ante la cual, ninguna quería ceder, pero Loki tenía la ventaja sobre Gabriel. Loki se cruzó de brazos y carraspeo la garganta, sujeto a Gabriel de los hombros y lo giro hacia otro lado, lejos de la puerta del cuarto de Sophia. Cerró la puerta lentamente y volvió a mirar fijamente al inquilino molesto que tenía.

—No te dejare que vuelvas a intentar esto—dijo firmemente mientras se acercaba al hombre el cual retrocedió unos pasos con algo de miedo, Loki se alegró internamente por el hecho de que aun podía hacer temblar a los humanos—. Te estaré vigilando, inmundo midgardiano.

Gabriel le sonrió y poso sus ojos burlescos en los de Loki, no tenía que alzar ni bajar el rostro, ya que ambos hombres eran de la misma altura. Loki se molestó por la forma tan descarada en la que le estaba sonriendo. ¿Por qué carajos sonreía?

—Veamos quien la defenderá cuando el sueño te haya vencido, perro guardián—soltó una risita y se giró sobre sí mismo para después dirigirse al cuarto donde estaba durmiendo, abrió la puerta y se perdió en la oscuridad de la alcoba, después la puerta de cerro lentamente.

El maldito se había atrevido a amenazarlo de nuevo y, lo peor de todo, es que le había dicho que iba a actuar. Tenía en mente atacar a Sophia en el momento en el que el bajara la guardia, cuando él estuviera durmiendo. Se prendió como una mecha, estaba molesto, iracundo, no quería que Gabriel tocara, siquiera, con sus asquerosas manos a Sophia. Se fue, conteniendo toda su ira, a recostar en el sillón y se plantó, de brazos cruzados, a vigilar el extenso pasillo que conectaba los dos cuartos, en la espera de que Gabriel intentara salir y atreverse a si quiera a dar un paso fuera de su cuarto. No permitiría que nadie tocara a SU Sophia.

Se quedó tieso cuando cayó en la cuenta de lo que había pensado. ¿Había dicho que Sophia le pertenecía? El no sentía nada por ella. En cierta manera, toda vida humana le pertenece solo por el hecho de ser un Dios y ser superiores a ellos, pero estaba seguro que no lo había dicho con la intención de soberano, sino más bien como de amante. Gruño molesto. Se estaba volviendo débil y su debilidad era esa mujer, la cual, estaba vigilando que nadie se le acercara. ¿Qué era lo que le está pasando? ¿Acaso su humanidad estaba surgiendo? No, era algo que debía impedir a toda costa. A él no le debería de importar que era lo que podía pasarle a Sophie, ella era una simple humana que le estaba arreglando todos los asuntos aquí en Midgard, era algo así como su sirvienta, la que debía de alimentarlo y cumplir todo capricho que a él se le ocurrieran.

Vino a él, entonces, la conversación que había tenido con ella referente al trato que habían hecho; ambos habían acordado que se apoyarían mutuamente, cosa que Loki no tenía en mente cumplir a pie de la letra, él no ayudaría a ella en nada. No dejaría que nada, ni mucho menos la historia de su familia muerta y ni el hecho de que ella hubiera atentado con su vida en varias ocasiones, le impedirían cumplir con su objetivo, el cual ya tenía en mente: acabar con los vengadores, pero esta vez, lo haría individualmente y en lo que más les afectaba. Sonrió ante aquello.

Con todo claro, intento conciliar nuevamente el sueño, tal vez ahora si lo podía lograr. Pero ahora se hacía presente, constantemente, la voz de Gabriel diciéndole que en cuanto se durmiera atacaría a Sophia. La preocupación volvió, junto con la ira, haciendo que se mantuviera en vela el resto de la noche.

Los primeros rayos de sol se hicieron presentes, los cuales entraron por la pequeña ventana que se situaba en la cocina. Loki giro el rostro, molesto, odiando con todo su ser al maldito Sol. Sentía los parpados pesados, los ojos arenosos y el cansancio era tan abrumador que hacía que el cuerpo lo sintiera pesado. No podía moverse ya que todo le pesaba, se recargo en la almohada, hundiendo más su cuerpo en busca del preciado sueño, el cual le fue arrebatado de las manos tan estúpidamente. Pero al menos, no se percató de ningún movimiento fuera de lo común, tal vez Gabriel no se haya atrevido porque sabía que él estaría en vela. Al menos tenía el consuelo de que el humano también no había podido dormir en espera de que Loki durmiera, así que eso significaba que al menos pudo hacerle pagar la falta de sueño que él había sufrido.

Un sonido lo saco de sus pensamientos, giro el rostro hacia donde creyó que el sonido surgía. Vio como Sophia avanzaba bostezando mientras se tallaba los ojos con la mano, traía puesta un pijama de color morado a cuadros, una camiseta del mismo color pero lisa. A Loki le precio divertida la imagen de ella, el cabello alborotado, la camiseta y pijama toda desaliñada. Se acercó a Loki somnolienta y se sentó en las piernas de él, haciendo que Loki se quejara entre dientes. Ella giro su rostro hacia Loki aun con los ojos cerrados y le sonrió ampliamente.

— ¡Buenos días!

—Quítate, pesas mucho—soltó desganado Loki mientras la intentaba tumbar con los brazos mientras la empujaba.

Ella abrió los ojos y su sonrisa se desvaneció rápidamente.

— ¿Pero qué demonios...? —Soltó sorprendida Sophia mientras abría los ojos como plato— ¿Pero qué te paso, pudiste dormir? —Acercó sus manos a la cara de él y palpo ligeramente las bolsas que se le habían formado en sus ojos—. Tienes un aspecto horrible, estas ojeras no te quedan nada bien.

—Este maldito sillón tiene la culpa—gruño él mientras se dejaba tumbar más en la almohada evitando el contacto de ella—. Es muy incómodo.

— ¡Oh! Cuanto lo siento—se disculpo ella levantándose de él—. Te prometo que mañana ya dormirás cómodo—se giró y le sonrió animadamente—, si quieres en el transcurso de la mañana puedes dormir en mi cama, solo no hagas desastre en ella. Iré a preparar algo para el desayuno, ¿Tienes hambre?

—Mucha—contesto Loki mientras se llevaba una mano a la frente y comenzaba a masajearse las sienes. Quería recuperar fuerzas, al menos, con alimento.

Escucho como en la cocina Sophie empezaba a mover las puertas de la alacena. Ella dio un suspiro fuerte y el sonido en la cocina ceso.

—Tendremos que ir por la despensa en estos días, se me está agotando la comida—sonó molesta—. Veré como me las arreglo para hacerla rendir hasta el próximo fin de semana.

—Buen día a todos—resonó la voz varonil de Gabriel tan animada como siempre que estaba cerca de Sophie.

Loki retiro la mano de su cara y alzo la vista en busca del humano. Este se veía sonriente y muy descansado. Cosa que sorprendió y molesto Loki.

— ¡Buenas! —Soltó Sophie—. ¿Dormiste bien?

— ¡Excelente! —respondió jovialmente, giro su rostro para con Loki—. Dormí, plácidamente, toda la noche—le sonrió burlonamente a Loki. El maldito bastardo durmió la noche entera mientras él vigilaba por una amenaza que nunca se cumpliría.

Ahora sí, el maldito hijo de puta se las pagaría y muy caro.

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