Capítulo 34 - No quiero empezar de nuevo
Eva
Me recosté en una silla de jardín plegadiza, dispuesta a escuchar lo que Dante tuviera que relatar.
–Siempre estuve ligado al laboratorio Caduceus, y en especial a Marcos, el dueño. Hacía trabajos para ellos, incluso cuando estaba en otro país, era como una especie de consultor independiente o algo así. Unos meses después de que volviera y me instalara en el país, Marcos me contactó y me ofreció ser socio del laboratorio, pero con un precio a pagar. Él me conocía muy bien y sabía qué cosas me atraían en ese momento. Me contó que había un laboratorio que estaba muy avanzado en un posible tratamiento médico para curar el Alzheimer. Su propuesta fue simple: debía infiltrarme en el equipo de investigación y robar información para pasarla a nuestro laboratorio, así podíamos seguir la investigación nosotros y conseguir la cura. Tenía que ser en ese momento, y yo no sabía por qué tanta urgencia. Claramente él sabía de ti, yo no. Pero eso no es excusa. Él puso la carnada, y yo la mordí.
Entró rápidamente a la casa y trajo dos cervezas más. Me tendió una, dio un trago a la suya y siguió hablando.
–Cuando te conocí no podía creer que estabas ciega. Me pareció tan rastrero aprovecharme de ti en tu situación que fui derecho a renunciar, pero me habías caído tan mal, me pareciste tan odiosa y soberbia que decidí hacerlo igualmente. Además de que Marcos sabía bien cómo manipularme. Aunque insisto, siempre fui consciente de lo que estaba haciendo. No pretendo quitarme la responsabilidad.
La parte que sigue ya la conoces: no sé cómo pasó, pero me enamoré de ti hasta las trancas. Cuánto más te conocía, más me enamoraba, pero me frenaba saber lo que te estaba haciendo y cómo reaccionarías al enterarte. Todo se fue precipitando, hasta que no me pude aguantar más. Marcos no me dejaba en paz y amenazaba con contarte todo. Yo intentaba protegerte: lo hice mal, a mi manera cobarde, pero era lo único que podía hacer. Estaba aterrorizado de que me dejaras. No podía concebir mi vida sin ti.
Luego vino la parte en que te traje aquí como mi novia falsa, y te volviste mi novia verdadera, y te juro que nunca había sido tan feliz, Eva. Por un lado era el hombre más afortunado del mundo por estar contigo, pero por el otro me vi envuelto cada vez más en mis propias mentiras: le enviaba informes falsos a Marcos, o mejor dicho informes antiguos, para que pareciera que estábamos más atrasados de lo que en realidad era... pero esa mentira no coló demasiado. Nos fuimos a Ámsterdam y allí se cagó todo. Cuando Rodolfo propuso contratarme definitivamente, tomé la decisión, totalmente acojonado, de renunciar a lo que me unía a Marcos, y por supuesto eso trajo como consecuencia su venganza. Había comprado el anillo un tiempo antes de irnos de viaje, pero no podía pedirte matrimonio si te estaba mintiendo... así que esperé. El día de la cena de gala estuve a punto de decirte la verdad, pero fui un cobarde. Y te perdí por eso. Tú me mostraste que podía ser mejor persona, que los lujos y el escalar en el trabajo no significan nada si no puedes tener a tu lado a quien amas. Lástima que me di cuenta tarde.
No sabía qué decirle. Me había largado toda esa declaración, o justificación, o lo que fuera que me había dicho, y yo estaba pasmada. Solo podía recordar lo mucho que lo amaba, pero aún me dolía su engaño. Me acordé de lo que me había contado su madre antes de morir: ¿qué pesaba más? ¿El engaño o estar sin él para siempre?
Ese "para siempre" sonaba muy definitivo, lo único que sentía que era para siempre era lo mucho que lo amaba, pero no podía confiar en él. No del todo. No todavía.
Apuró el contenido de su botellín y me miró fijamente:
–¿Entonces? ¿Volvemos a empezar? Soy Dante, mucho gusto–, me tendió la mano y no la tomé.
–No es tan fácil, Dante. Todavía no sé si puedo confiar en ti. Trata de ponerte en mi lugar.
–Créeme que lo he hecho, y lo hago. Pero también tengo claro lo que siento, Eva. Nunca me había enamorado, hasta que te conocí. Te amo, y me quiero casar contigo, y que empecemos de nuevo. "Y que sea lo que sea"– canturreó, y no pude evitar sonreír al escuchar cómo usaba mi canción favorita, con todo lo que eso significaba en nuestra historia. –Perdón, me corrijo–, prosiguió. –No quiero empezar de nuevo, porque no quiero que borremos todo lo que vivimos juntos: el amor que nos tenemos, tu operación, cuando conociste a mi familia, cuando trabajábamos juntos en el laboratorio, cuando viajamos, el concierto de Drexler, cómo dejaste todo de lado y viajaste a darme la noticia más triste que recibí en mi vida. No quiero que olvides todo eso, y estoy dispuesto a hacerlo cien veces más. Por ti. Por nosotros. Solo tienes que decidir si esto es suficiente. No puede ser mentira esto que sentimos. No podemos negar lo que siente nuestra piel. Cuando te hice el amor el día que me fuiste a buscar a Italia fue como si no hubiera pasado el tiempo. Siempre has sido tú, Eva. Eres mi vida...
Me quedé observándolo, sin saber qué decir. Él interpretó mi silencio como una negativa, se puso de pie y me habló con cierta tristeza en su tono.
–Mira, Eva, no puedo obligarte a que me perdones. Yo me vuelvo a Italia. Siéntete libre de hacer lo que quieras. Ya sabes dónde está la clínica, y ya sabes que te estaré esperando. Pero ven solo si te decides a perdonarme y a construir algo de verdad y definitivo conmigo. Si no vuelves, entenderé que esto ha terminado.
Caminó hacia adentro de la casa y se fue a su dormitorio. Me quedé un rato más disfrutando de la hermosa noche bajo las estrellas y pensando qué hacer. Al día siguiente me desperté tarde, y cuando me levanté, Dante ya se había marchado. Entonces me despedí de sus hermanos, tomé el coche, y volví a casa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro