Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

33

Lágrimas… lágrimas cálidas o frías, lágrimas de felicidad o tristeza, lágrimas en soledad o acompañados, lágrimas de impotencia o necesidad, lágrimas dulces o saldas, lagrimas silenciosas o estridentes…

Hay tantas formas de llorar como sentimientos puede albergar el alma humana y todas comienzan igual: un leve picor detrás de los ojos, tu garganta comienza a cerrase y por el esfuerzo de no querer ceder empieza a doler, en el pecho el corazón comienza a ir más rápido y tu respiración se vuelve trabajosa… hasta que al final no puedes continuar evitándolo y cedes a ello, te dejas dominar y acabas llorando.

Las que caían de mis ojos hacia los costados de mi cara eran producto de un dolor inimaginable. Los sentimientos de Safiya nunca me habían abordado cuando despertaba de mi sueño y ¡malditos dioses porque esta fuera la primera vez que me pasara!

Dolor por abandonar al hombre que amo… dolor por no saber qué sucedió con mis padres y mis amigos… dolor por no haber sido madre.

«¡Oh dioses que he hecho!»

Leves gemidos y sollozos se me escapan, aún estoy acostada de espaldas sobre mi cama pero las fuerzas me han abandonado el cuerpo.  Giro sobre mi costado llevando las rodillas al pecho y apresándolas contra mí dejando que el dolor me consuma.

-Te amo Manje –susurro al viento esperando que donde sea que esté pueda escucharme- y te amaré siempre.

El llanto descontrolado sale de mí y no puedo hacer nada para detenerlo.

-¡Buen dios mi niña! ¿Pero qué te pasó? –escucho las palabras de Gisela a la vez que siento el ruido de algo caer al suelo. Siento como sus manos me abrazan levantándome de la cama y me acerca a su pecho.

-Gisela duele mucho –digo llevando una mano a ese lugar donde en algún momento estuvo mi corazón- duele y no puedo pararlo.

-Déjalo salir entonces pequeña –una de sus manos aparta los cabellos de mi cara y me mira con una sonrisa triste en el rostro.

-Me romperé en pedazos –digo sollozando.

-Yo estaré aquí para ayudarte a recomponerte de nuevo –y con esas palabras dejo ir todo el dolor de mi alma con un grito desgarrador.

-Yo lo amo, lo abandoné pero lo amo, Gisela. Él no lo entenderá y me odiará pero no lo dejé porque así lo quise –digo aferrando mis manos a su blusa y escondiendo mi cara en su regazo.

-Si él también te ama entenderá tus razones –una de sus manos acaricia mis cabellos tratando de tranquilizarme.

-Deseaba tanto casarme con él pero su madre –digo levantándome abruptamente mientras las lágrimas siguen descendiendo- no lo quería, no quería que nos casáramos –niego efusivamente con la cabeza.

-Hay algunas suegras que son muy malas, cariño. Lo siento mucho –una vez más limpia mis mejillas húmedas.

- Y yo-yo yo tuve que escoger y-y fue lo más difícil que he hecho.

-Ya lo sé, ya lo sé. Vamos ¿si? –dice tomándome por los brazos para levantarme- vamos a darte un baño y después te haré un desayuno que revivirá hasta a los muertos. 

-Pero Gisela –murmuro lentamente- yo ya estoy muerta.

-¡Nunca niña! –el enfado en su voz es monumental y me mira como si estuviera loca- Escúchame bien nunca digas eso porque has perdido a un hombre. Si él no sabe entender el por qué has tomado tu decisión es porque no te merece y tú debes de aprender a sobreponerte a las consecuencias de tus actos.

» Déjame preguntarte algo –asiento para que continúe- ¿lo hiciste de mala fe?

-No –las sílabas duelen en mis labios mientras entramos al cuarto de baño.

-Entonces es porque era necesario y dios nuestro señor lo dispuso así –quiero protestar ante sus palabras pero me detiene negando con la cabeza- Ahora te darás un baño con agua caliente y yo iré a la cocina. Olvidaremos que esto sucedió y recompondremos tu vida.

-¿Y si no puedo?

-Lo harás, lo juro por mi santa madre que lo harás. Vivirás tu vida de ahora en adelante. Será como si nada de esto hubiese pasado.

Pero ni todas las buenas intenciones de Gisela y su perseverancia lograron que ese dolor en mi pecho disminuyera. Ni siquiera cuando logré hablar con María y ella me consoló a pesar de no saber la historia completa logré dejar de llorar en las noches.

-Sophia no me gusta escucharte así –la escucho al otro lado de la línea.

-Lo siento, prometo que me pondré bien –miento y ambas lo sabemos, no es la primera vez que le escucho decir esas palabras ni que ella escucha las mías.

-Ya ha pasado más de un mes –la escucho suspirar con resignación o cansancio, no estoy segura- Regresaré. No, mejor será que regresemos.

-¡No! –grito- No, disfruten un poco más, ya vendrán cuando lo tenían planificado y podremos conversar –repongo con voz más calmada.

-Pero debes de empezar a ir de nuevo a la empresa entonces –su tono de voz no acepta discusiones y cedo.

-Está bien solo –trago grueso el nudo de emociones en mi pecho- necesito unos días más.

-¡Nada de unos días más! El lunes vas a ir a la oficina –dice con determinación- ¡Yo misma te llamaré a ver si estás despierta!

Con un suspiro resignado le paso el móvil a Gisela porque María me dice que se la ponga y me recuesto de nuevo en mi cama.

-Ya ve como sigue, la niña tonta esta no quiere salir de la cama –escucho a Gisela antes de que salga del cuarto.

-No entienden –murmuro entre dientes al vacío- ustedes no entienden nada.

Con el paso de los días aprendí a convivir con él, se convirtió en un miembro más de mi cuerpo. Un dolor sordo que te destruye el alma, que te corroe por dentro, que no te deja respirar.

Y con el paso de los días también llegó el lunes por lo que me tuve que levantar de esa reconfortante cama que había escuchado mis lamentos por más de un mes. Seco las lágrimas que intentan salir prometiéndome ser fuerte a partir de hoy.

Cuando me veo en el espejo no reconozco a la persona que me devuelve la vista, mis ojos se ven tan vacíos y carentes de sentimientos que casi, y aquí la palabra importante es casi, regreso a mi escondite. Mi cuerpo está más delgado que la última vez que me observé, mi cabello incluso luce un poco más largo pero igual más apagado.  Oscuras bolsas debajo de mis ojos y una piel sin brillo también están presentes. ¡Por los dioses venga que estoy hecha un desastre!  

Una hora después, con varias capas de maquillaje agregadas y vistiendo una ropa que haría sentir orgullosa a María  me dirijo a la oficina.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro