Capítulo 73
Hace unas horas que había terminado con mis labores del día. Decidí tomarme un descanso antes de ir a ayudar a Alex en lo que pudiera porque me sentía más agotada de lo normal.
-Rase, tranquilo -hablé al perro que saltaba a mi lado mientras caminábamos.
-Es muy enérgico -comenta Anabella, quien estaba conmigo.
-Lo es, sí.
Él ladra sin cesar, me causaba gracia y ternura a la vez. Siguió así hasta llegar al jardín, donde salió corriendo a perseguir a las palomas. Anabella y yo lo observamos correr de un lado al otro. Iba tan rápido que me mareaba verlo.
-Hm... -me sujeté la cabeza por sentir un verdadero mareo.
-¿Majestad? -Anabella me mira- ¿Se encuentra bien?
-¿Eh? Ah, sí. No te preocupes.
Volví a mirar a Rase y sonreí. Decidí ir a sentarme a la banca, me sentía exhausta, cosa que era extraño porque no hice demasiado en estos días. Suspiré profundo y disfruté del fresco viento que soplaba mi rostro. Rase deja de perseguir a las palomas para acercarse a mí y subirse en la banca a mi lado para sentarse.
-Eres muy lindo -murmuré mientras lo acariciaba.
Rase bosteza luego de unos minutos y acuesta su cabeza en mi regazo para comenzar a roncar. Miré a Anabella, ambas sonreímos con ternura al verlo. No quería ni siquiera moverme para no despertarlo, por lo que me vi obligada a quedarme quieta, solo acariciándolo, hasta que se hizo más tarde, cuando el sueño me llegó igual.
-Bien, pequeño... ¿qué te parece si nos vamos a dormir arriba? -hablé despacio mientras lo cargaba a la vez que me levantaba.
Rase no se mueve mucho, yo sonreí y miré a Ana para indicarle que era mejor irnos pero no di ni tres pasos cuando me sentí aún más mareada que antes. Perdí el equilibrio pero Anabella fue rápido en ayudarme para no caer con Rase.
-Majestad -Ana me mira preocupada.
-Toma... Toma a Rase.
Le entregué al perro y caí sentada de nuevo en la banca. Me tomé la cabeza entre mis manos, sentía que todo a mi alrededor daba vueltas. Comencé a sentir náuseas pero me aguanté las arcadas.
-Llamaré a la doctora -avisa Ana.
Quería decirle que no, que estaba bien, pero sabía que era lo mejor. Asentí sin más. Anabella deja en el suelo al cachorro para ayudarme a levantarme y caminar. Me lleva a la habitación, con Rase siguiéndonos. Me deja en la cama y me cubre con las mantas. Rase se sube y se acuesta a mi lado para lamer mi rostro. Esperé poco tiempo cuando Ananella regresa con la doctora, quien se puso a hacer su trabajo enseguida.
-¿Hace cuánto experimentó estos mareos, majestad? -pregunta mientras me examina.
-No lo sé... am... ¿una o dos semana? No eran tan fuertes antes -respondí.
-¿Qué otras cosas experimentó? -la miré confusa- ¿Nauseas, antojos, fatiga, dolores de cabeza, cambios de ánimo...?
Asentí al recordar. Las náuseas eran más frecuente ahora y mis antojos han aumentado estos días, y todos los otros síntomas que ha dicho sí los experimenté. La doctora se detiene un segundo al quedarse pensando, mira a Anabella, ambas comparten una mirada extraña.
-¿Qué? ¿Qué pasa? -pregunté.
-Majestad... ¿Me permite hacer una revisión completa? -pregunta la doctora.
Sabía que con eso se refería a revisar mi intimidad, cosa que me pareció más extraño.
-¿Por qué? ¿Qué ocurre? -cuestioné comenzando a sentirme ansiosa.
-Primero déjeme preguntarle algo... ¿Cuándo fue su último sangrado menstrual?
-Uhm... -no podía recordar con exactitud-. Creo que... casi dos meses. Por favor, dígame qué ocurre, ¿e..es algo grave?
-No, para nada -responde la doctora y sonríe ampliamente-. En realidad... existe la posibilidad de que usted esté embarazada.
Abrí los ojos de par en par, miré a Anabella y me sentí sin aliento. Me era tan difícil tragar saliva ahora por la noticia que secó mi garganta.
-Pero para estar seguras necesito hacerle una revisión. ¿Me permite...?
Asentí un par de veces. La doctora se prepara y alista sus cosas. Ella me revisa mientras que yo seguía procesando lo que me había dicho, ni siquiera me di cuenta cuando había terminado. La doctora se aparta y guarda sus cosas. Ella me mira, notando mi estado ansioso al igual que Anabella, finalmente me sonríe.
-Felicidades majestad, nuestras sospechas eran ciertas. Está embaraza.
Cubrí mi boca con ambas manos por el asombro, miré a Anabella quien se veía igual se sorprendida pero se encargó de acompañar a la doctora afuera de la habitación mientras yo seguía paralizada por la noticia. Mientras ellas hablaban fuera yo apoyaba mis manos sobre mi estómago. Rase ladra a mi lado y acuesta su cabeza en mi regazo. Ana regresa, cerrando la puerta tras de ella, ve las lágrimas en mis ojos y se acerca.
-Ana... yo... no sé si pueda con esto.
-Majestad, debe intentar soltar lo que ocurrió esa vez -habla con tristeza-. Para concentrarse en esta nueva vida que va a estar bien.
-No quiero que vuelva a ocurrir eso... no lo soportaría -sollocé.
-No va a pasar, todos estaremos cuidando de usted. No le faltará nada y el bebé que espera será el más sano de todos.
La abracé para encontrar consuelo y tranquilidad. Esperaba que fuera real, que no le pase nada a este nuevo bebé.
Me sobresalté cuando escuché la puerta abrirse, Alexander me ve preocupado al notar mis lágrimas.
-¿Qué ocurrió? -mira a Anabella buscando explicaciones.
Ella me ve a mí; suspiré para calmar mi llanto y le indique que saliera para hablar a solas con Alex. Anabella asiente, hace una reverencia antes de irse y dejarnos solos. Alexander se acerca rápido y se hinca en una rodilla a mi lado.
-Mi reina, ¿qué sucede? ¿Por qué lloras? -limpia el rastro de lágrimas con su pulgar.
-Alex, tengo algo que decirte... -suspiré de nuevo para agarrar fuerzas-. Yo... e..estoy embarazada.
Vi tantas emociones cruzar su rostro en tan solo medio segundo. Se veía realmente feliz, pero frunce el ceño y acaricia mi mejilla.
-Entonces, ¿por qué lloras, mi amor? ¿No quieres tenerlo? -negué rápido.
-N..No es eso... realmente me alegra la noticia, pero tengo miedo -sollocé-. No quiero perder otro hijo.
-¿Otro?
Bajé la mirada un segundo. Me acomodé en la cama y lo hice sentarse a mi lado para que estuviera más cómodo cuando le dijera la verdad.
-No te lo había dicho pero... antes de que Idalia mandara a secuestrarme, yo estaba embarazada.
Se veía tan sorprendido y anonadado, pero parecía crear más dudas con respecto a lo que sucedió con ese bebé.
-Y..Yo no lo sabía. Estaba tan dolida y alterada por todo lo que estaba pasando que toda esa preocupación me hizo perder al bebé. Supe que estaba embarazada y que lo había perdido en el mismo momento, cuando la doctora lo dijo.
Volví a sollozar, no me animaba a verlo porque era algo que me dolía recordar y me avergonzaba por no habérselo dicho antes.
-Me dolió tanto, y no solo físicamente, porque también fue un dolor muy horrible, sino que también fue una gran carga que sobrellevar en todo este tiempo.
Sentí la mano de Alex tomar mi mejilla con delicadeza para hacerme voltear a verlo. Noté sus ojos cristalizados, su mano temblaba un poco y su mirada era de tristeza.
-¿Por qué no me lo has dicho? No tuviste que llevar ese dolor tú sola... tú misma lo dijiste, era una carga pesada.
-Lo sé, pero en ese momento estaba dolida... esa noche tú la pasaste con Lorelei y yo lo sabía. Creí que ya no te importaba...
-Mi reina... -Alexander me abraza, escondiendo mi rostro en su pecho-. Jamás me has dejado de importar.
Me aferré a él y volví a sollozar, pero esta vez escuché que él tampoco pudo aguantar el llanto.
-Tuviste que decirme... hubiera dejado todo para estar contigo y acompañarte en tu dolor que también es el mío.
-Lo sé, lo siento... y..yo...
Alex niega y me aprieta más contra él para consolarme. Acaricia mi cabello e intenta calmarme.
-No te disculpes, no busco que lo hagas. Solo quiero que sepas que siempre que algo te duela, debes contármelo. Haré todo lo posible para que tu dolor desaparezca. ¿Está bien?
Asentí entre sollozos. Alexander nos acomoda en la cama para abrazarme mejor y poder calmarme. Rase, que seguía a un lado nuestro, también se acerca y se acuesta cerca de nosotros. Fue un gran apoyo.
-No quiero perder a este también... había mucha sangre, Alex... me asusté demasiado-murmuré.
-Eso no pasará esta vez. Haré que todos los mejores doctores estén tras de ti día y noche si es necesario para que todo salga bien. Yo también estaré contigo y cuidaré de ti.
Besa mi frente con ternura y se mantiene a mi lado en todo momento. Otra vez pude sentir como un peso menos en mis hombros, me sentía más ligera y menos cansada. Tener el apoyo de Alex era un consuelo mejor de lo que esperaba. Se mantuvo a mi lado hasta que me había calmado y quedado dormida en su pecho. Podía escuchar su corazón latiendo y sentir su respiración calmada. Era la mejor sensación.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro