Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 67

Las noticias sobre Alex eran buena, el doctor me había dicho de que estaba mejor que hace unos días cuando llegamos, y que hoy podría volver a Viltarin. Estaba tan feliz por él, saber que estaba bien era un gran alivio para mí. El doctor me guió hasta su habitación, me dejó frente a esta y se fue. Llamé a la puerta suavemente.

-Adelante -escuché del otro lado.

Al abrir la puerta y entrar en la habitación, lo vi luchando por ponerse los botones de su camisa. Parecía algo frustrado, quería usar su otra mano pero pareciera olvidar lo que pasó.

-No me mires así -reaccioné al escucharlo. Él me estaba viendo algo molesto por encima de su hombro-. Deja de verme de esa forma.

-¿A qué te refieres? -pregunté acercándome, volvió a apartar la mirada al frente pero yo apoyé mis manos en su espalda-. Me preocupo por ti, es todo.

-Pareces tenerme lástima.

-Alex... te han cortado una mano -le recordé que no era tan poca cosa-. Aún ni te acostumbras y me duele verte luchando por hacer cosas que antes podías hacer sin problema.

-Sí, bueno... No me arrepiento de nada. Era perder mi mano o... perderte a ti -murmura suspirando.

Besé su nuca haciéndolo estremecer, pasé mis brazos por debajo de los suyos y le prendí los botones uno a uno mientras acercaba mis labios a su oreja.

-Desde ahora, hasta que te acostumbres, yo seré tus manos. Lo que necesites de ambas, aquí estaré.

-No tienes que hacerlo -responde volteando.

-Lo sé, pero quiero hacerlo. Solo será por un tiempo -sonreí-. Estoy segura de que todo lo que hacías con ambas manos podrás hacerlo ahora con una. Confío en ti.

-No sé cómo voy a gobernar sin una mano... Necesito ambas -dice cerrando los ojos y agachando la cabeza.

-Crees que sí solo porque ningún otro rey ha perdido nada y tú eres el primero. Pero eres fuerte, sé que eres capaz de afrontar esta nueva dificultad y sobre pasarla.

Alex me mira fijamente mientras hablaba, parece estarlo pensando hasta resignarse en hacerme caso. Me sonríe y me atrae hasta él para besar mis labios con intensidad y pasión. Lo seguí de inmediato y acaricié sus hombros mientras lo hacía. El beso se profunzó, sentía que me quedaba sin aliento por lo que comencé a jadear en busca de llenar mis pulmones. Bajé mis manos por su torso y más abajo, pero antes de seguir él detiene todo y se aparta.

-Es mejor irnos ya -dice él sin mirarme.

-Claro... por supuesto.

Alexander me da la espalda para buscar sobre la cama su capa que habían mandado a lavar al igual que toda su ropa. La miró pensando en cómo hacer para ponérsela; estaba por ayudarlo pero él se las arregló y se la puso casi sin problemas. Sonreí y me acerqué de nuevo, lo miré y acomodé su capa ya que le había quedado un poco chueco.

-Te lo dije. Sabes arreglártelas.

Alex no responde, en cambio decide cubrir su brazo izquierdo con aquella capa y salir. Lo seguí hasta afuera del centro médico, él quería reunirse con sus soldados así que lo llevé hasta ellos que estaban en los establos.

-Alteza... -todos sus soldados se levantan y hacen una reverencia por respeto.

Alexander levanta la mano a la altura por debajo de su pecho para indicar que se levanten y ellos así lo hacen.

-Veo que la gran mayoría se recuperó bien -mira él a cada uno.

Yo me sentía tan mal por aquellos que tendrían algo permanente; así como Alex, algunos habían perdido alguna extremidad o tienen heridas que jamás sanarán del todo. Pero ver a su príncipe los hacía sonreír, todos ellos, no importaba en qué situación estuvieran, sonreían.

-Si se sienten bien todos podremos partir cuanto antes -dice él-. Volveremos a casa.

Todos murmuran sobre la agradable idea de volver. Estaban tan aliviados y aceptaron ir cuanto antes.

-Vayan a prepararse -ordena Alex.

Todos responden al unísono un "Sí, Alteza" y se dispersan a buscar sus cosas. Yo estaba un poco sorprendida, no creía que Alex quisiera irse tan rápido.

-No me has dicho que realmente ya te vas hoy -mencioné-. No me has dado tiempo a preparar mis cosas, o despedir...

-Lícia.

-¿Por qué... me llamas por ese nombre? -fruncí el ceño. Él me mira un segundo antes de suspirar.

-¿Recuerdas en lo que quedamos antes de tu secuestro? -pregunta él haciéndome expresar mi desacuerdo.

-Lo sé, pero...

-Ahora tienes la oportunidad de pasar el tiempo que sea necesario con tu familia y tu gente. No desperdicies esa oportunidad.

Me acerqué rápido y tomé de su mano hasta elevarla un poco, la atrapé entre las mías y no la solté por nada del mundo.

-Pero quiero ir contigo.

-No.

Abrí los ojos de par en par desconcertada. Él aparta su mano al igual que su mirada y resopla cansado. Me mira con tristeza pero lo trata de disimular.

-Debes quedarte.

-¿Qué estás diciendo? ¿No quieres que vaya contigo, en serio?

-Has pasado tanto tiempo lejos de aquí, debes de recuperar el tiempo perdido. Será lo mejor.

Me dejaba sin habla, estaba tan desconcertada que ni siquiera podía moverme. Alex me mira una última vez antes de darse vuelta y alejarse. Notaba su andar pesado y dudoso, se detenía y me miraba por encima de su hombro para ver si seguía allí. No podía reaccionar, ¿por qué tanto empeño en alejarme cada vez que estamos bien?

Sus soldados y él se encuentran ya listos, uno de ellos le entrega un caballo de ellos. Alex se sube y evita mirarme en todo momento, como si hacerlo lo hiciera detenerse y volver a mí. Se alejan, la gente los veía marchar hasta cruzar el gran acceso de Adrestia. Bajé la mirada con desánimos, me di vuelta y caminé en sentido contrario a ellos. Crucé las calles, caminaba sin rumbo, no sabía a dónde quería ir.

Me sentía perdida, como si este ya ni siquiera fuera mi lugar. Pronto llegué a mi casa, vi el jardín y a mis padres hablando allí con Sadie. Se veían preocupados y al verme se levantaron de inmediato.

-Cariño, estás de vuelta... -menciona mamá.

-¿Amiga? ¿Qué sucede? -pregunta Sadie.

Los miré a los tres por un momento. Quería echarme a llorar porque Alex se había ido y me había dejado aquí.

-Se... fue.

-¿El príncipe? Creí que se quedaría más... -mamá se detiene al ver mi expresión a punto de llorar-. Oh cariño... lo siento.

Negué con la cabeza y me acerqué a ella. Necesitaba un abrazo suyo en estos momentos. Ella intenta consolarme pero me sentía vacía... un gran hueco se había creado en mi pecho, saber que se estaba yendo y alejando cada vez más era doloroso.

Papá y Sadie deciden abrazarme junto a mamá. Entre los tres intentaron consolarme pero no lo lograban. Necesitaba que fuera él...

Decidí ir a mi habitación. Cerré la puerta tras de mí y me apoyé en esta sin moverme. Miré a mi alrededor, realmente no podía volver a acostumbrar a este lugar. No habría una Anabella que me avisara sobre lo que iría a hacer a continuación con el príncipe. No había ningún príncipe al que podría amar más que a mi propia vida. Me eché al suelo y abracé mis rodillas, me quedé allí, recordando todo lo que habíamos pasado junto a Alex.

Fue más tarde cuando me di cuenta que no podía aceptarlo. Que a pesar de lo que él diga, no puedo hacerlo. No puedo dejarlo ir otra vez.

-No. No pasará otra vez.

Reaccioné antes de levantarme. Abrí la puerta y salí corriendo, mis padres y Sadie me vieron desde el salón.

-¿Lícia? ¡Lícia, espera!

No escuché. Mi decisión era más fuerte. Salí corriendo de casa y fui hasta los establos, encontré a Koa y abrí su puerta.

-Eh, señorita, ¿qué...?

-Es mi caballo, me lo llevo.

Me subí a un balde que estaba del revés y salté hasta subir sobre el lomo de Koa. Me sujeté de su cabello e hice que saliera corriendo del establo. No tenía nada más en la mente más que en Alex, ahora sí que iba a escucharme.

-¡Lícia!

Detuve a Koa de golpe cuando un carruaje se coloca en mi camino. Era Axel con mis padres y Sadie saliendo de este.

-Lícia, ¿pero qué pasa? ¿A dónde vas? -mamá me mira agitada y preocupada por mi repentino actuar.

-Mamá, papá, Sadie... lo siento, pero ya no siento que este sea mi lugar -me sinceré-. Yo misma le he dicho a Alex que me quedaría con ustedes por más tiempo, por eso se ha ido y me ha dejado... pero... pero yo...

Veía la tristeza en sus rostros y eso era lo que más me dolía, no quería lastimarlos. Papá abraza a mamá, ambos se miran y él asiente. Mamá suspira pero imita su gesto, ambos me miran sonriendo leve.

-Lo entendemos, supimos que en algún momento deberías de dejar nuestra casa... Solo qué... no esperábamos que dejaras el reino -admite papá-. Ve, si es lo que quieres.

Los miré queriendo abrazarlos, ellos se acercan y me abrazan sin que yo tuviera que bajarme. Miré a Sadie.

-No te preocupes, vendré para tu coronación.

-Más te vale, no sería lo mismo sin ti.

Fue su turno de abrazarme. Me despedí de ellos e hice que Koa volviera a correr con rapidez. Debía alcanzarlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro