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Capítulo 63

Idalia y Alexander se enfrentan con la mirada. Idalia estaba expectante, mientras que Alexander solo la miraba fijamente, hasta ver de reojo hacia Zaria, quien estaba realmente preocupada. Alex vio a su alrededor para luego resoplar con cansancio. Aprieta el agarre en su espada y, como Idalia, se posiciona.

-Listo.

Idalia sonríe ampliamente antes de ser la primera en atacar, Alex fue hasta ella de igual forma y golpean espadas con fuerza. Él se sorprende por la fuerza que su hermana había ganado, pero decidió concentrarse. Ambos se apartan y vuelven a golpear sus espadas hasta que Alexander esquiva otro ataque y golpea a Idalia con el puño en la mandíbula, tirándola al suelo.

-Fue un buen golpe, lo admito.

Ella se levanta acomodándose la mandíbula y vuelve a sonreír. Alex se posiciona, pero cuando Idalia corre, al igual que él, hasta encontrarse, Alex se desliza por el suelo, agachándose hacia atrás, viendo la espada pasar por encima de él. Consigue agarrar el arco y flecha de su hermana y apunta hasta un soldado que pasaba junto a Zaria en su caballo para matarla. Él le dispara antes en el rostro, su cuerpo cae del caballo y deja sorprendida a Zaria.

-Ni arriesgando tu vida peleando contra mí dejas de preocuparte por ella. Eres un tierno -se burla Idalia.

-Zaria, toma al caballo y vete -le dice Alex tirando el arco y volviendo a agarrar la espada.

-¿Crees que te dejaré? -Idalia da media vuelta y corre hacia Zaria quien estaba por subir al caballo.

Idalia ya estaba tan cerca cuando Alex la derriba contra el suelo y la sostiene antes de mirar a Zaria.

-¡Vete!

Recibe un cabezazo de Idalia, ella lo derriba para volver a agarrar su espada y dirigirse hacia Zaria, pero ella ya se estaba escapando en el caballo. Voltea a ver a los hermanos, notando la sonrisa de Alex mientras se levantaba.

-Ahora sí. Tú y yo hermana. Veremos quién gana esto.

Idalia tensa la mandíbula pero se dirige hacia Alex. Él se levanta del suelo, con espada en mano y vuelven a enfrentarse. Zaria hace correr al caballo tan rápido como pudiera. Había fuego por el lugar, gracias a las anteriores flechas incendiadas. El bosque de a un lado comenzaba a ser tragado por las llamas. Ella miró a un lado y encontró a Darren aún peleando con su padre, detuvo al caballo de inmediato.

Darren estaba mal herido y a punto de ser asesinado. No podría soportarlo más. Su padre lo golpea en el rostro varias veces hasta dejarlo tendido en el suelo, Zaria decide correr hacia ellos.

-Te lo he dicho, no puedes vencerme. Aún eres débil -dice el señor Drach mirando a su hijo.

-Pero al menos pude ayudar a la mujer que amo -sonríe Darren a pesar de todo-. Ya no me importa lo que hagas, termina con esto.

-Eres patético.

El señor Drach mataría de verdad a su propio hijo, de no ser porque Zaria llegó justo a tiempo e hizo que el caballo golpeara al hombre.

-¡Darren! -ella se baja del caballo y se arrodilla a su lado para sujetarlo.

-¿Qué haces aquí? Tienes que irte -Darren tose y termina escupiendo sangre.

Dejó caer su cabeza sobre el brazo de Zaria, se sentía horrible y pesado.

-¡No puedo dejarte morir así! -exclama ella.

-Conmovedor, en serio -el señor Drach se acerca a ambos.

Darren se intenta levantar para colocarse frente a Zaria pero estaba tan mal que casi cayó de nuevo de no ser por ella que lo sujetó.

-Zaria. Vete.

-Solo lo haré si tú vienes conmigo.

-Como si fuera a dejarlos escapar -el señor Drach se acerca corriendo a ellos.

Darren se levanta pero su padre le da otro golpe que lo tira al suelo. Se acerca a Zaria con una sonrisa mientras se aferraba a su espada, pero un peso en su pierna lo hizo fruncir el ceño.

-No te dejaré lastimarla. Padre.

-Tsk.

El señor Drach aparta su pie y lo patea molesto. Zaria se preocupa aún más y mira a su alrededor por algo que la ayudara, pero se sobresalta cuando se da cuenta de que ya tenía al señor Drach frente a ella. Se arrastró cuanto pudo pero no podía alejarse lo suficiente.

-¿Tienes miedo? Entonces fue un error volver hasta aquí -ríe el hombre-. Querías ayudarlo, ¿no? ¿Pues qué se supone que harás? Ni siquiera sabes pelear.

Él se reía a carcajadas por la idiotez que Zaria había cometido, creía que solo era una chiquilla imprudente y odiosa. Ella seguía buscando algo que la ayude hasta que se sorprende cuando su mano da con algo.

-Dime... ¿Qué harás? Nada. No puedes hacer nada. Tú y Darren morirán aquí, tal como lo hará el bastardo del príncipe.

Zaria ve la oportunidad cuando el señor Drach levanta su espada para matarla. Ella se levanta de golpe y extiende una espada, de un soldado muerdo atrás de ella, hacia el frente. Cerró los ojos cuando escuchó y sintió como el filo cortaba y perforaba la carne y la sangre salpicaba. Sus manos temblaban, no quería ni mirar lo que había hecho. Escuchó como el señor Drach escupía una gran cantidad de sangre luego de haber sido atravesado en el corazón con aquella espada. Deja caer la suya y él termina en el suelo, de rodillas.

Zaria finalmente se anima a ver la escena, horrorizándose de inmediato por lo que hizo. Él la miraba sorprendido por su osadía, pero aquel brillo en sus ojos se perdió cuando estos emblanquecieron. Su cuerpo terminó cayendo inerte en el suelo y ella se sentía asqueada.

-Yo... acabo de... -se miró las manos, las cuales estaban temblando notoriamente-. Lo maté...

Miró rápidamente a Darren, pensó que él la miraba con odio por haber matado a su padre... pero él estaba inconsciente, no pudo haber visto nada. Zaria jadeaba, o mejor dicho, hiperventilaba. Empezó a sentir que comenzaría a tener un ataque de pánico por su acción pero recordó la posición en la que estaba. Miró a todos lados, se levantó del suelo y corrió hasta Darren.

-Estás vivo... -murmura aliviada al sentir su pulso.

Débil, pero seguía teniéndolo. Zaria resopla agotada de toda esta situación. No sabía que hacer y no podía quedarse aquí, en medio de la batalla.

-¿Y si...? -pensó en voz alta.

Miró a todos lados, pensó en que quizás y ni siquiera lo escuché pero al ver a Darren... decidió intentar. Zaria silbó lo más fuerte que pudo de una forma específica. Se quedó mirando a su alrededor, veía soldados peleando y el fuego propagándose, pero entonces escuchó un relincheo conocido, entre todo el humo vio aparecer la silueta de Koa que corría rápidamente hacia ellos.

Zaria sonríe con alivio al verlo. Llega hasta su lado y Zaria levanta a Darren con esfuerzo. No quería moverlo mucho pero tenía que hallar una forma de subirlo al lomo de Koa. Lo estaba intentando, pero escuchó pasos rápidos acercarse a ella. Al darse vuelta notó a un soldado que planeaba matarla. Ella se espanta pero una flecha le da en el pecho antes de acercarse más.

-Lícia.

Al darse vuelta se encuentra con el Rey de Adrestia, el padre de su mejor amiga, seguido de cuatro guardias.

-Majestad... Por favor, ayúdeme.

Mira suplicante a los cinco mientras sujeta a Darren. El rey asiente y le indica con señas a dos sus guardias que ayuden a Darren.

-Nos encargaremos. Monta a tu caballo y ven con nosotros.

Zaria asiente sin más. Los soldados sujetan a Darren y uno de ellos se lo lleva en su caballo. Zaria sube en Koa y se coloca junto al rey.

-Me sorprendes, Lícia. Jamás creí que el príncipe de nuestros enemigos se preocupara por ti, una de nosotros.

-Yo creía lo mismo, pero bueno... No es momento de hablar sobre eso -responde ella.

El rey asiente, todos ponen en marcha sus caballos para llevar a Darren y Zaria a un lugar seguro. Mientras cruzaban el campo de batalla Zaria se daba cuenta de la gran diferencia que se hizo entre los soldados desde que comenzó la guerra.

-Armamos un campamento cerca de aquí, allí nos esperan médicos -dice el rey.

-Se prepararon bien -comenta Zaria.

-Es una guerra, si podemos curar a nuestros soldados, lo haremos.

Zaria asiente dándole la razón a su rey. Ellos se adentran en el bosque, en la zona que no estaba consumida por el fuego. Ella lanza una última mirada hacia atrás, busca a Alex con la mirada pero no alcanza a verlo cuando entran al bosque. El rey se detiene de golpe.

-Como rey no puedo dejar la batalla. Vayan, y tú ponte a salvo y lejos de todo esto.

-Sí.

El rey regresa a la batalla pero Zaria se queda viéndolo por un segundo. Tenía un mal presentimiento...

-Señorita, es momento de irnos -le indica uno de los soldados.

-Sí, ya voy.

Zaria se gira hacia ellos y los sigue pero mientras el silencio reinaba entre ellos no podía evitar preocuparse. ¿Cómo estará Alex?

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