Capítulo 41
Narra Zaria
—¡Ya, arriba!
Fue como una sensación de déjà vu el momento de los gritos y el agua fría lanzada sobre mi rostro. No sabía si me había quedado dormida del cansancio o por alguna otra razón pero al mirar a mi alrededor noté que estaba encadenada, pero a diferencia de la primera vez... era únicamente yo en la careeta.
—¿Qué no oíste? ¡Levántate!
Me agarran por el brazo para jalarme y ponerme de pie en un instante que consiguió marearme y que me desequilibrase por un momento. Iba a caer al suelo de no ser por lo fuertemente agareada que me traía este hombre desconocido.
Me hizo salir de la carreta, era de noche y apenas podía ver por donde pisaba. Me arrastraron mientras trataba de ubicarme pero un relincheo conocido llamó mi atención.
—¡Sujétenlo! ¡Que no escape!
—Koa... —murmuré viendo como el caballo se levantaba en sus patas traseras y pateaba— ¡Hm!
Me tiran al suelo con fuerza y una mano me agarra por las mejillas, levantando mi rostro para examinarlo.
—Es linda... pero débil —observa mi cuerpo con desagrado.
Aparté mi rostro con desanimos y molestia, lo fulminé con la mirada pero apenas pude sostenerla porque la tristeza me ganó y terminé expresandola sin fuerzas para cambiarla.
—Véndanla o métanla a una subasta, no importa. Ya no puede volver al reino de todos modos —habla aquel hombre.
—Sí, señor —responde la mujer que me había traído antes de hacerle señas a sus secuaces y que ellos me agarraran de nuevo.
—Señor, ¿y qué hacemos con el caballo?
—Vendanlo con la chica, da igual.
Me hacen caminar hasta Koa quien seguía relinchando y tratando de zafarse, me dan un empujón hacia él.
—Cálma a tu caballo.
Me acerqué a Koa quien estaba realmente alterado, levanté mis manos a pesar de estar encadenadas y le sonreí.
—Está bien, Koa... cálmate —hablé lo más dulce que pude.
El caballo no parecía querer ceder hasta que me vió al rostro, su respiración seguía siendo pesada pero apoyó las cuatro patas en el suelo y acercó su cabeza a mis manos.
—Tranquilo... —murmuré sonriendo mientras acariciaba su cabeza.
—Tráiganlos —escuché atrás de mí.
Vuelven a agarrar nuestras cadenas y llevarnos juntos. Caminamos hasta ver a un lado un barranco que dejaba ver la salida del sol y una Villa desconocida estando abajo de nosotros. No me dejaron apreciar las vistas ni aunque quisiera, me jalaron para que volviera a caminar.
Entramos a la villa y enseguida pude ver el mal estado en el que estaba este lugar. Las casas a punto de desmoronarse, gente gritandose y tratándose de ladrones, niños corriendo pero con mercancía robada. Habían venta de esclavos por todos lados y subastas.
Enseguida me di cuenta de que me llevaban hasta allí, me colocaron en la fila justo cuando la subasta de un hombre estaba terminando.
—Trescientos mil a la una... a las dos... ¡Vendido! Al caballero de blanco de la cuarta fila.
Todos aplauden mientras que aquel hombre sonríe con suficiencia. El otro, al que habían comprado, se lamenta en murmullos mientras lo obligan a bajar y se lo llevan. Tragué grueso, pero entonces me empujan al escenario y dejan a Koa a mi lado.
—Damas y caballeros... ante ustedes, una hermosa adrestiana con su caballo purasangre. ¿Quien iniciará la oferta?
—Veinte mil monedas de oro —el mismo hombre de blanco levanta la mano y sonríe.
—Veinte mil monedas, ¿quién da más?
—Treinta mil.
—Cincuenta y seis mil monedas.
Fue en ese momento que los hombres que se veían con grandes cantidades de dinero empezaron a levantar el precio por Koa y por mí. La sonrisa del presentador se ensanchaba a cada suma que seguía y seguía.
—Cien mil monedas de oro —todo queda en silencio por un momento hasta que le presentador habla emocionado, ya que nadie más iba a dar más.
—¡Vendida!
Unos hombres me empujan para que caminara y bajara del escenario, miré hacia el público y vi al hombre que me había comprado. Me llevaron hasta él y me lanzaron al suelo.
—Toda suya, señor.
El hombre me mira por un momento antes de hacer una seña con la cabeza, apuntando al que me trajo. Uno de los hombres que estaba tras el comprador deja una carreta llena de bolsas con monedas frente al otro.
—Si eso es todo entonces nos vamos —habla el comprador.
—Bien, que la disfrute... —sonríe el otro mientras mira con deseo todas las bolsas con el dinero.
Me levantan del suelo y me jalan al igual que a Koa, el hombre que me compró se sube en una carreta mientras que nosotros seguíamos a pie. Traté de forcejear de nuevo pero no iba a conseguir nada, además de que la tristeza se llevaba cada fuerza que tenía... No quería estar aquí y pasar por esto de nuevo, pero sentía que esta vez iba a ser peor que en Viltarin.
No dije nada, no quería ni levantar la mirada para solo observar mi futuro como nuevamente una esclava. ¿Para qué me usarían esta vez? ¿Y Koa? ¿Qué pasará con él?
Lo volteé a ver, quería hacer algo por mi caballo pero al verlo... solo pude recordar a Alex, recordar todos mis momentos con él y que quería regresar a su lado a pesar de todo. Pero luego recuerdo que está con Lorelei, seguramente estará con ella ahora... no le importa dónde me encuentre yo.
—Presta atención. De ahora en adelante trabajarás aquí —escuché cuando me golpean levemente la espalda para hacerme reaccionar.
Levanté la cabeza para ver a mi alrededor y así darme cuenta de que habíamos llegado a un barrio distinto al anterior, uno lujoso y frente a nosotros una mansión enorme y majestuosa. No era de extrañarse, sinceramente me esperaba algo así de alguien que compró una esclava y un caballo por cien monedas de oro.
Entramos al jardín delantero donde vi a una niña jugando con un perro pero al vernos llegar sonríe y corre hasta el carruaje.
—¡Papi! ¡Papi!
El hombre que me había comprado sonríe mientras se baja del carruaje y alcanza a la niña cuando ella salta a sus brazos.
—Mi hermosa damicella... te he traído un presente digno de ti.
Vi entonces que jalan a un pony que iba tras nosotros, apenas había notado que lo traían con ellos.
—¡Un pony, es hermoso! ¡Gracias papá!
Ella se acerca al pony para abrazarlo y acariciarlo. El perro ladra tras ella pero movía la cola. La puerta principal se abre y todos los presentes, a excepción de mi comprador y su hija, bajan la cabeza. Los miré un momento pero antes de ver a a quien había salido alguien me agarra por la cabeza y me hace agacharla.
—Padre, estás de vuelta —escuché, una voz profunda y masculina.
Levanté un poco la cabeza para ver de quien se trataba. Vi a un hombre joven abrazar a su padre con una sonrisa.
—Mi campeón. Me da gusto verte ahora, a ti también te he traído un obsequio.
Esta vez jalan de las cuerdas de Koa y se lo llevan al frente. Abrí los ojos de par en par y forcejeé.
—No pueden dárselo, es mío —hablé demandante.
—Silencio esclava.
—No. Koa es mi caballo, no pueden dárselo a nadie —estiré de las cadenas para soltarme pero trataron de detenerme.
—Ya basta, o te arrancaré la lengua —me advierte un guardia agarrándome por las mejillas.
—Papi... —la niña se esconde tras el hombre recién llegado.
Su, al parecer, hermano acaricia su cabeza y la calma, mientras que su padre se coloca en frente de mí y me mira severo.
—Este caballo es un purasangre muy costoso, me sorprende que alguien... como tú... pueda tener uno, dime ¿cómo lo conseguiste?
—Eso es algo que no les concierne, solo tienes que saber que es mío y no permitiré que me separen de él —respondí.
—¿Tanto cariño le tienes? —parece pensativo—. Hagamos esto, trabaja para mí sin quejas y dejaré que lo atiendas y cuides de él. Y si lo haces bien dejaré que puedas montarlo.
Apreté los dientes ya que no me gustaba la idea, yo no tenía que hacer esto. Koa es mío. Pero... ahora volví a ser una esclava, no tengo voz ni voto aquí, lo único que me queda es sobrevivir cuanto me sea posible.
—¿Qué sucederá si me niego? —pregunté de todos modos.
—Me serás inservible, tu caballo se quedará con nosotros pero... tú volverás a las subastas.
No podía dejar que me separen de Koa, es lo único que tengo ahora... lo único que me queda.
—Bien.
Bajé la mirada molesta y frustrada, pero sabía que aquel hombre estaba sonriendo.
—Sabia decisión, llevenla a que la preparen y que le digan sus nuevas tareas.
—Sí, señor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro