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Capítulo 39

Narra Omnisciente

-¿Por qué me has seguido? Tú no puedes venir aquí -habla el príncipe con una voz severa al notar que quien lo abrazaba era Lorelei y no Zaria.

-Yo... solo quería saber que estuvieras bien -comenta ella sonriendo y mira el gazebo-. Es un muy hermoso lugar...

Trató de ir hasta allí pero Alex la agarra por el brazo y la estira de nuevo.

-¡Ay! O..Oye.

Alex silba y llama a los caballos. Estos llegan frente a ellos y el príncipe hace que Lorelei se suba al suyo.

-Si vuelvo a verte por aquí, tendrás problemas.

Alexander jala de las riendas del caballo de Lorelei y se las lleva consigo. Salen de aquel lugar sin notar la flecha clavada en el suelo.

Regresan al castillo en silencio, uno muy tenso hasta encontrarse con Idalia en la entrada. Ambos bajan de los caballos quienes son atendidos de inmediato por los cuidadores del establo.

-¿Ya han vuelto? Ha sido un paseo corto... -comenta Idalia.

Alexander la ignora y pasa de largo junto a ella. Idalia solo lo observa pero luego concentra su atención en Lorelei.

-¿Qué ha pasado? -pregunta ella mirando a su amiga.

Lorelei le devuelve la mirada pero sonríe y asiente confirmándole a Idalia lo sucedido.

-Salió como dijiste, ella fue y nos vio allí.

-Excelente, estoy segura que ahora piensa que su amado príncipe la ha reemplazado por completo -Idalia sonríe ampliamente pero entonces un guardia se acerca y le habla cerca del oído.

-Gemma lo consiguió, espera nuevas órdenes.

-Genial... Dile que aguarde un poco por las nuevas órdenes -Idalia vuelve la mirada hacia su hermano que dejó de hablar con un guardia en la entrada y se fue-. Después de todo, la paciencia es la mejor virtud...

Idalia se aleja de ambos y fue a seguir a su hermano. Él seguía frustrado y lo único que quería ahora era estar en su habitación, pero acompañado de ella.

-Guardias -la puerta se abre de inmediato-. Llamen a Anabella.

-Enseguida Alteza.

Los guardias se van pero en pocos minutos, la puerta es abierta nuevamente y entra la nombrada.

-¿Sí, príncipe? ¿Qué necesita?

-Haz que Zaria venga... ya no puedo con esto -comenta lo último en un susurro.

-Enseguida se...

-Eso no será posible -ambos miran hasta la entrada y Anabella se inclina ante Idalia.

-Princesa...

Idalia mira a Anabella y le hace una seña con la mano para que se vaya de la habitación. Ella mira a Alex quien asiente leve, Anabella se va bajando la cabeza y dejando a solas a ambos hermanos.

-¿A qué te refieres con que no será posible? Idalia, ¿qué haz hecho esta vez?

-Calma, hermano... yo no he hecho nada. Me duele que me acuses de esta forma -responde ella acercándose.

-Solo habla.

Idalia suspira fingiendo pesar y lástima, esto extraña al príncipe pero no dice nada esperando que ella lo hiciera primero.

-Zaria se ha ido... ha regresado a su hogar.

Alex abre los ojos un poco más grande pero no termina de creerse aquello.

-Eso no puede ser, ¿qué le hiciste? Dime.

-Es la verdad... -Idalia junta sus manos tras su espalda-. Hace no mucho hablé con ella, le pregunté por qué aún no se había ido si tú ya no la querías... y la cambiaste por Lorelei.

Esto avergüenza a Alexander, él aparta la mirada y aprieta los puños con molestia.

-Ella no quería irse porque a pesar de todo te seguía amando y ella, tonta e ingenua, creía que tú también la amabas a ella.

Alex no dice nada aún, quería escuchar. Idalia se aguanta la sonrisa y vuelve a su expresión de tristeza.

-Dijo que aún tenían el gazebo como su lugar especial y mientras tú no lleves a otra mujer allí, ella seguiría aquí.

Alexander frunce el ceño sin comprender entonces la partida de Zaria.

-¿Por qué se fue entonces? Yo no he llevado a nadie allí.

-Eso es lo que ambos sabemos... pero ¿y ella? -Idalia levanta una ceja-. Piénsalo... Su hombre amado frustrado y necesitando de su cariño para afrontar sus problemas, yendo a su lugar especial esperando por ella.

Idalia se acerca a Alexander y camina a su alrededor mientras habla con tranquilidad y Alex se mantenía en silencio pero confundido.

-Pero no fue ella quien apareció, ¿o sí?

-No, fue Lorelei... -responde Alex.

-No puedo decir lo que sucedió con exactitud, no estaba allí. Pero... sí pude ver cuando ella fue a perseguirte luego de que tú fueras.

Alex abre los ojos de par en par al atar los cabos en su mente. Se gira hasta enfrentar a Idalia cara a cara.

-¿Dices que ella nos vio a Lorelei y a mí? Lo ha malinterpretado todo... -se responde a sí mismo-. Debo buscarla.

-¿Por qué lo harías? Ella ya se ha ido hace un tiempo.

-Debo hacer que regrese, quiero que lo haga... -admite por lo bajo.

-¿Y seguir hiriéndola? -esto llama la atención de Alex quien sabe a qué se refiere-. No creí que fueras tan egoísta, hermanito...

-Pero...

-Es cierto que no es un secreto que Zaria no es de mi agrado... pero esto que le has estado haciendo fue demasiado hasta para mí -comenta fingiendo más lástima-. Jugar con ella de ese modo... pobrecilla, debe de estar con una gran grieta en su corazón, causada por... ti.

Alex baja la mirada pensando en las palabras de su hermana quien estaba consiguiendo su cometido. Sonríe cuando él no la ve pero entonces lo abraza fingiendo consolarlo.

-Déjala ir... es lo mejor para ella. Ya la has herido bastante, si la traes de vuelta solo harás que vuelva a ser lastimada, y todo será culpa tuya...

-Pero... la amo... -admite el príncipe con un profundo dolor en su corazón.

-Debiste de pensar mejor en eso antes de hacer lo que haz hecho, ahora atente a las consecuencias. Tus errores te llevaron a esto, hazte responsable. Déjala ir y ser feliz en su casa, con su familia. Porque recuerda que fue por ti que la han traído aquí, fue por ti que tuvo que pasar por el dolor de perder a sus seres queridos y su propio nombre.

Alex trató de pensar en esas veces en que Zaria fue feliz a su lado pero ahora... por las palabras de su hermana creyó que estuvo fingiendo todo este tiempo. Él nunca tuvo que haberle cambiado el nombre, nunca tuvi que mantenerla aquí en primer lugar. Ella no pertenece a Viltarin.

-Supongo que... tienes razón -Alex abraza a Idalia buscando consuelo.

-Eso es... lo entiendes. Y entiendes ahora el porqué seré yo la reina, ¿no?

-Sí...

Idalia sonríe ampliamente sin poder evitarlo, abraza a su hermano pero luego lo aparta y decide que ya fue suficiente.

-Tengo que irme, y tú tienes que prepararte para mañana... Será un día muy... aplastante.

Alexander baja la mirada de nuevo al recordarlo. Idalia se va de la habitación sintiéndose mejor que nunca mientras que Alex se sentía en su peor momento. Fue por mañana todos sus intentos por alejar a Zaria, lo había conseguido... pero no se sentía bien al respecto.

-Zaria... espero que estés feliz en tu hogar -sonríe al pensar en ella-. Voy a extrañarte.

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