Capítulo 24
Abrí la puerta de Alex al llegar de haberle dado la cesta de manzanas a Koa. Tirité un poco porque el frío se hizo más crudo y la nevada me tomó por sorpresa así que estaba con un poco de nieve encima.
-Sí que está empeorando allá afuera -comenté mientras me acercaba a él que estaba frente a la chimenea.
-Sí, así que será mejor que vengas aquí y te calientes un poco -respondió con una sonrisa.
No pude evitar sentir eso como una doble invitación a algo más indebido... Me sonrojé pero tenía la suerte de que mis mejillas ya estaban sonrojadas por el frío de fuera. Caminé hasta Alex y me senté a su lado en el suelo lleno de almohadas cómodas. Él me ayudó a quitarme mi abrigo y lo dejó hasta atrás, me acomodé contra él y miré el fuego sintiendo su calidez y la de Alex.
-Sí, esto está mejor... -cerré los ojos disfrutando del calor.
Nos quedamos en silencio entre ambos y solo escuchamos el crujir de la madera al ser quemada por el fuego.
-Zaria.
-¿Hm? -pregunté sin abrir los ojos.
-¿Qué te parece la idea de... hacerte una mujer libre otra vez?
Ahí sí abrí los ojos y miré a Alex sorprendida, no me esperaba para nada esta noticia.
-¿Qué, en serio? -asiente-. Bueno... eso es algo que tú decides. Pero creo que en realidad no cambiaría casi nada -sonreí.
Decidí atreverme y me acerqué más a él de forma un poco más seductora que nunca antes lo había hecho.
-Después de todo seguiré aquí y te haré compañía porque sé que te agrada la idea.
Su sonrisa aparece, una de sus manos acaricia mi mejilla pero pasa por mi hombro y recorre mi brazo.
-Entonces puedo hacerlo... porque prefiero estar contigo como una mujer libre y no como esclava.
-Lo que usted quiera, Alteza...
-Bien... si es así pues desde ahora y para siempre... eres una mujer libre, Zaria. Ya no serás esclava de nadie.
Mi corazón revolotea en mi interior, no pude evitarlo y uní nuestros labios con intensidad. Alex sonríe sobre los míos pero me corresponde al instante, aquel beso tierno y emotivo pronto se volvió uno más profundo y necesitado.
Las manos de Alex acarician mi cintura y siguen su camino hasta más abajo, apretó mi trasero haciéndome jadear en su boca.
-Zaria... -murmura contra mis labios.
-Alex... -repetí de igual forma haciéndolo sonreír.
Esta vez no había nada ni nadie que detuviera esto y esa era la mejor parte, porque yo no quería detenerme.
El fuego no solo quemaba la madera, sino que ahora se había instalado en nuestros corazones que parecían sincronizados en su palpitar y recorría todo nuestro cuerpo.
Su mano desata todos los cordones de mi vestido hasta aflojarlo pero me tumba sobre las almohadas y se coloca sobre mí. Baja las mangas del vestido y besa justamente allí, sube hasta mi cuello y vuelve a bajar hasta mi pecho. Mi respiración se hizo pesada por la emoción. Alex acaricia mi pierna con su mano libre, erizando mi piel por donde me tocase.
Mis manos no se quedaron quietas y le desabotoné la camisa haciendo que mostrara su trabajado cuerpo. Él se endereza para terminar de quitárselo y yo extendí la mano hasta tocar su abdomen, estaba tan marcado... subí la mano hasta su pecho y de ahí a su cuello, él cierra los ojos disfrutando de mi roce hasta que agarra mi muñeca con delicadeza y lleva mi mano hasta sus labios.
-Creo que el suelo no es tan buen lugar para una primera vez juntos... -comenta haciéndome sentir apenada.
-Supongo, tienes razón.
Él se me acerca y besa mi frente antes de levantarse y ayudarme a hacer lo mismo; mi vestido, al estar flojo, casi cae de no ser porque lo sujeté en un acto reflejo. Alex toma mi mano y me acerca a la cama, se coloca frente a mí y besa mis labios haciéndome olvidar de todo y de que estaba sujetando el vestido.
El fresco recorre mi cuerpo de golpe y cuando él se separó para verme yo me sentí avergonzada. Aunque él no parecía igual, me sonríe con ternura y me hace sentarme en la cama, besa mi cuello y baja por mi cuerpo dejando un trazado de besos por donde pasaba. Incluso en el medio de mis senos, llegó hasta mi abdomen y sentí que bajaría más.
-¿Puedo...? -pregunta mirándome antes de hacerlo.
Me sentía tan avergonzada que una parte de mí quería decir que no por la pena y esconderme en el baño, pero la otra quería sentirse bien... y era mas fuerte. Asentí con la cabeza sin poder responder por los jadeos y entonces él sonrió.
Hundió su rostro en mí comenzando a lamer mi intimidad y haciéndome abrir los ojos de par en par por como se sentía.
-Oh... Alex... -solté en gemidos que me hicieron sonrojar más.
Jamás nadie me había escuchado de esta forma y me sentía avergonzada de mí. Pero era Alex... con solo saber que es él conseguía apartar la vergüenza y disfrutar de esto.
Tengo suerte de que antes de venir con el tiendo a darme un baño y limpiarme todo. Nunca se sabe lo que puede pasar y ahora está pasando.
-¡Mhm! A..Alex -agarra mis piernas y las levanta un poco más mientras simula embestidas con su lengua.
Me arqueé por el placer que empezó a explotar en mí, me sentí liberada y con la respiración más agitada que antes. Alex no desperdicia ni una gota y se endereza para mirarme.
Jadeé mientras mis ojos encontraban los suyos, se veían aún más brillantes pero de una forma tan... atractiva, lo hacía verse mejor.
Bajé la mirada a sus pantalones y vi el bulto entre sus piernas, tragué saliva pero él se levanta para quitarse el resto de la ropa. Mis mejillas ardieron aún más pero mis ojos se abrieron de par en para al ver aquello. Ya comprendía porqué a las mujeres les gustaba tanto estar con él... creo.
Alex me sonríe mientras vuelve a colocarse entre mis piernas las cuales abrí instintivamente para él. Se apoyó en sus manos a ambos lados de mi cabeza y besó mi cuello con ternura.
-¿Estás bien? -pregunta con voz dulce.
-Sí, solo... no sé si vaya a entrar eso en mí.
Alex suelta una gran risotada antes de volver a besarme pero esta vez en la frente.
-Lo hará, no te preocupes.
Asentí confiando en él. Entonces baja la mirada y yo seguí la suya, vi como sujetó su miembro y lo empezó a frotar contra mi intimidad. Estaba tan sensible por el primer orgasmo que el que hiciera esto conseguía que me estremeciera.
-Mhm... -tiré mi cabeza hacia atrás pero me sobresalté cuando metió uno de mis pezones en su boca.
Finalmente sentí cuando presionó la punta en mi entrada, me arqueé por el placer de sentirlo entrando en mí con tanta facilidad. Es verdad que era incómodo y un poco molesto ya que no estaba acostumbrada a esto, pero... el roce me hacía sentir bien.
-A..Alex... -solté jadeante.
Él entra en mí por completo y se detiene para darme un tiempo y respirar. Eso hice, y cuando estuve lista él lo supo. Empezó a mover sus caderas lentamente pero fue suficiente para hacerme gemir.
-¡Nhg! -apreté mis manos en sus brazos y hombros. Sus embestidas se hicieron cada vez más rápidas y duras.
Él tenía una expresión de placer tan sexy que me encantaba verlo así. Cerró los ojos y jadeó en mi cuello haciéndome erizar.
-Zaria... -mi cuerpo tiembla al escucharlo gemir mi nombre.
Con mis piernas sujeté su cintura consiguiendo que fuera más profundo. Abrí los ojos de par en par cuando sentí que estocadas de placer golpeaban mi cuerpo cuando él golpeaba un punto en mi interior.
-¡Oh, Alex...! ¡A..Ah!
Me abracé a él con fuerza y decidí besar su cuello para no estar haciendo nada mientras él hacía todo. No me di cuenta que pasaba mis uñas un poco más fuerte por su espalda por cada estocada. Mordí su cuello un par de veces hasta que sentí como nos daba vuelta con facilidad.
Me dejó sobre él, abrazándome por la cintura pero llevando sus manos hasta mis caderas. Me ayudó a acomodarme y empezar mis movimientos. Cuando lo tuve empecé a moverme por mi cuenta, se sentía tan bien que no quería detenerme.
Quería más.
Miré a Alex a los ojos y encontré sus labios con los míos. Apoyé mis manos en su pecho y me moví más rápido, él me tampoco se quedó quieto y movió sus caderas a la par mía, acompañando mis movimientos y haciéndonos sentir mejor.
Gemí contra sus labios sin poder aguantar más, igualmente sabía que él estaba por venirse. Alex aumenta la dureza de sus últimas embestidas y entonces sentí como mi interior se llenaba, aquello se sintió aún mejor y no pude evitar correrme también. Me arqueé y tiré mi cabeza hacia atrás mientras gemía un poco más.
Alex acaricia mi mejilla y yo dejé descansar mi cabeza en su mano, nos miramos y ninguno de los dos pudo aguantar la sonrisa.
-Zaria... definitivamente te mereces el puesto de favorita -sonríe.
Me reí un poco antes de volver a acostarme sobre él, quien salió de mí y me abrazó con ternura. Besó mi cabeza y nos cubrió con las mantas. Miré hacia la ventana notando la nevada de afuera... ni siquiera me di cuenta de que hacia frío.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro