A partir de ese momento, Amelia supo que hablaría con él antes de que el semestre terminara. No sabía si con una conversación casual o diciéndole la verdad, pero definitivamente hablaría con él. Si el semestre acababa y ella no cumplía su cometido, entonces habría vuelto al mismo final decepcionante de siempre.

Aunque una conversación casual sería relativamente algo mas sencillo de hacer, en su mente no se imaginaba siendo capaz de hacer eso. Decirle la verdad sonaba mas facil. Definitivamente había algo mal en su cabeza. Pero después de tanto tiempo mirándolo, el hecho de que no podía acercarse y hablarle de cualquier cosa le había quedado muy claro.

Por otro lado, se acercaba el día de la mujer. Suspiró con fastidio. Odiaba ese día. Era irónico porque ella era mujer, pero la enorme diferencia era que nadie se acordaba de ella en ese día. Al resto de las mujeres les daban flores, chocolates o las felicitaban. Pero nunca se acordaban de ella. Ni siquiera sus amigos. El día de la mujer era un día en el que terminaba sintiéndose mas sola de lo normal, y por eso lo odiaba.

Era un día mas de festividad en el que nadie la felicitaba. 

Ojalá pudiera ser tan indiferente como los demás.