Con los días, ver a Dahiana como si nada hubiera pasado se hacía cada vez mas y mas insoportable. Pero el peso se hacía mas grande cada vez que se miraba a sí mismo. Era obvio por qué lo había cambiado. Siempre había sabido lo que estaba mal con él. Lo supo desde un principio. No hacía nada bien, no era nadie importante y a nadie le importaría si desaparecía. No soportaba ser así. Quería cambiar y ser alguien a quien la gente pudiera apreciar.

Se mantuvo en Facebook por un momento, sintiéndose mas vacío de lo normal. Llevaba mucho tiempo pataleando para tratar de salir del hueco en el que se sentía, pero cada intento era mas infructuoso que el anterior. Estaba cansado, pero lo peor de todo es que no había manera de descansar de esa pesadilla.

Abrió el chat de Amelia y tomó aire para parecer lo más animado posible.

  «AMELIAAAAAAAAAAAAAAAAAA»

Ella no tardó en contestarle.

«MARCOOOOOOOOOOOOOOS »

«¿Por qué gritamos?»

«No estamos gritando, solo estamos escribiendo en mayúsculas»

«Ahhh claaaaro »     

Se quedó quieto por un momento, pensando en si hacer esto era una buena idea. Pero no lo soportaba más. De verdad que ya no lo soportaba. Quería salir de su hueco lo antes posible. Quería dejar de sentirse como una basura. Y si Amelia podía darle alguna respuesta, entonces iba a encontrarla.

«¿Estás libre el viernes?»