Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Tragedias.

«Tragedias»

Oh, no.

Giovanni.

Me giré para verlo. Sus labios dibujaban una sonrisa, pero esos  llamativos ojos azules con esa curiosa tonalidad verde expresaban una profunda tristeza, era la misma mirada que cualquier persona pondría al punto de llorar. Ese aura gris rodeando su ser, era de tristeza profunda.

Eres un monstruo, Kylie.

Eres un maldito monstruo, Kylie Grayson.

—En realidad, él no era mi novio para ese entonces.—Recalqué, girándome nuevamente a la mesa.

Si seguía viendo esos profundos ojos azules y la tristeza que emanaban, me iba a poner a llorar.

Sentí el calor de su mano sobre la mía, obligándome a verlo. Alargó su sonrisa y elevó mi mano para besarla, así como la primera vez que nos vimos. El calor de sus labios contra el dorso de mi mano provocaban en mí una ola de electricidad. No tanto por lo que Gio, me provocaba, sino por lo nerviosa que me ponía que Joseph nos viera y le diera un ataque de celos.

Pero le pasa por ser un idiota, por nunca saber que carajos quería. Esto es su culpa también, es nuestra culpa por no saber superarnos el uno al otro. Al menos estamos juntos y espero que siempre lo estemos.

Cuando Giovanni suelta mi mano, le regaló sonrisa de boca cerrada. El retrocede con esa bonita sonrisa tierna pero esa mira triste que sigue hiriendo mi corazón. Cuando ya no está cerca vuelvo a mi labor de ver los bocadillos.

Vamos, Kylie, toma una maldita decisión.

Me mente está tan bloqueada, con lo de Giovanni y Tobbias que no tengo tiempo para pensar en cosas simples.

Sin previo aviso dos fuertes brazos rodean mi cintura, el olor a fragancia cara con aroma dulce y masculino invade mi sentido del olfato. Me giró de espaldas, sin romper su agarre. Sus bonitos ojos marrones encuentran los míos, sus labios curvando una sonrisa.

Joseph acerca sus labios a mi oreja.—Hola, conejita.

Maldita sea, ese condenado apodo sigue causando estragos en todo mi ser, casi como la primera vez.

Mis mejillas se enrojecen al darle vida a uno de nuestros más sucios recuerdos.

“—¿A la conejita le gusta saltar sobre mí?"

“—La conejita le encanta saltar..."

Maldita mente pervertida.

—Hola.—Me esfuerzo en decir, dejando atrás mis pecaminosos recuerdos.

Sin muchas palabras, nuestros labios convergen en un suave y corto beso. Nos separamos, nos quedamos viendo por varios segundos.

—¿Que te decía Giovanni?—Joseph tenía una lucha interna contra los celos, lo podía ver en sus ojos.

—Nada fuera de lo normal. Olvídalo.—Alegué, acariciando con mi dedo pulgar su mejilla.

Mi respuesta no parece convencerle, nuevamente. Muerde sus labios. Otra vez sus ojos reflejan esa duda.

—¿Aún me quieres, cierto?—Su voz es frágil, casi tímida. Cómo si mi respuesta le asustara.

Me le quedo viendo a los ojos, analizando mi respuesta. Me pierdo en lo bonito y casi perfecto que es su rostro. Estoy apunto de decir que aún lo quiero, pero el timbre nos interrumpe.

Mi padre habré la puerta. Una gran ¿Pared? De flores, que tapa al cartero que lo lleva en brazos. Para ser exactas era rosas, muchas rosas. Y un gran oso de peluche en color rosa cargado por otro cartero. Joseph frunce el señor con confusión, cierto brillo de rabia aparece como un fantasma en su mirada, aprieta la mandíbula y presioná sus puños a los lados de su cuerpo. Yo camino hasta la entrada con mi mucha cautela.
 

—¿Disculpe, Kylie Grayson?—Me pregunta uno de los hombre.

—Sí, soy yo.

—Éste es un regalo de Joseph Collins.—Habla el hombre de las Rosas.

—Y éste es un regalo de... Giovanni Carpenteri.—Habla el hombre de el oso gigante.

Oh, no...

La segunda guerra mundial está por comenzar.

Me giró a ver a Giovanni, esa sonrisa deprimida vuelve a parecer. Luego mi vista viaja a Joseph, él no está cien porciento contento con el otro regalo. Me acercó a Giovanni y le doy un gran abrazo y un pequeño beso en la mejilla, me separó de él y regreso dónde está Joseph. Le doy un corto beso en los labios y lo abrazó.

Los presentes empiezan a gritar, aplaudir, etcétera, y así pasan la mayor parte de la tarde.

Al anochecer es hora de partir a un club nocturno. Cambié mi atuendo en la casa de mis padres a algo más llamativo, casi revelador. Un vestido negro y corto que se ajustaba a mi cuerpo. Salí nuevamente al patio trasero para irme con los chicos.

Obviamente, las miradas se centraron todas en mis presencia. Alagos y cosas bonitas salen de la boca de mis amigos. La mira de Giovanni está fija en mí, no dice nada, solo se me queda viendo con asombro. Bartolomeo le susurra algo, causando que salga de su trance, Giovanni hace una mueca y le da un golpe pequeño a su hermano menor.

Empezamos a caminar a la salida, Joseph y yo quedamos hasta el final. Sujeta mi cadera con una solo mano, impidiendo mi paso y quedando detrás de mí, su aliento choca contra la parte posterior de mi cabeza.

—Se me va hacer tan fácil quitarte ese vestido, más tarde.—Su voz tan ronca altera cada indefenso nervio de mi pobre ser.

No sé qué me alteró más, el tono tan sensual de su voz o el comentario tan sexual que acaba de salir de sus labios.

Una sonrisa socarrona se tatúa en su rostro. Le doy un empujón juguetón. Mis mejillas están al rojo vivo de tanta pena. Entrelaza su mano con la mía y empezamos a caminar al ritmo de los demás.

Después de unos segundos caminando hacia los autos, una precencia poco querida aparece frente a nosotros. Inquietando a Mitchell, enfureciendo a Madison, incomodado a Jordan, a Jonh y Leonard, y extrañando Joseph y a mis otros amigos.

—Hola, chicos.—Habla Elizabeth, con ese semblante de inocencia e ingenuidad.

Sus ojos viajan al agarre entre mi mano y la de Joseph, sus cejas se juntaron y su mandíbula se tensó.

—Hola, Elizabeth.—El tono frio en el que Madison contesta su saludo es capaz de enfriar a todos los que estamos ahí.

Da unos cuantos paso lentos hacia mí.—Feliz cumpleaños, Kylie.—Me entrega una caja mediana en color rosa.

—Muchas gracias, Eli.—Tome el regalo con una sonrisa de boca cerrada.

Incomodidad, en este momento es la única palabras que describe la escena.

—Bien, vamos de salida, ¿Quieres... Ir con... Nosotros?—Pregunté sin ningún filtro para ocultar mi incomodidad.

—No, solo vine a dejarte este regalo.—Hace una pequeña pausas, haciéndose la sufrida.—Y también viene a disculparme, por todo lo que he hecho.

Se da la vuelta dramáticamente. Siento compasión por ella. Gira levemente su rostro hacia nosotros.

—Ojalá me perdonen por todo lo que hice...—vuelve caminar lentamente, por muy poco tiempo ya que se vuelve a girar.—Tengan misericordia de mi mísera alma, que lamenta haberles hecho tanto daño.

Pero que exagerada.

Sip, sigue siendo Elizabeth.

La misma mentirosa de disculpas vacías.

Una Regina George muy barata, solo que de cabello negro y quizás menos estatura.

Ella se vuelve a girar.—Solo perdónenme por no saber el daño que causó.

Sus disculpas empezaron a hartarnos a todos los presentes, incluso a los que no la conocían.

—¿Ya terminaste Drama Queen?—La pregunta de Ariana nos sorprende y divierte a todos.

—¿Y quien eres tú?—Preguntá Elizabeth, indignada.

—Ariana Lake, ésto no es un gusto.—Argumentá Ari, sonriendo abiertamente.—Tenemos brisa, digo... Por si no has terminado.

Elizabeth estira los labios y se da la vuelta, caminando hasta su auto, sube a él tirando la puerta de éste.

—Dame los cinco.—Articulá Madison, estirando su mano hacia Ariana.

Todos reímos y seguimos nuestro rumbo. Ya no me siento tan mal por Elizabeth, pero no verla nunca más.

----

—... Y luego ella público una foto con el novio de Mitchell.—Destaqué, mientras tomaba de mi cóctel de frutal con sidra y tequila.

Ya llevábamos bastante tiempo platicando sobre el tema de Elizabeth con Ariana, Bartolomeo y Giovanni abiertamente, en un sillón desde que llegamos al club, tomando bebidas alcohólicas como es de nuestra costumbre.

—Wow, que cínica.—Formulá Ariana, llevando su Mojito cubano a los labios.

—Sí, es una total desfachatez.—Opiná Bart, dándole un trago a su Samuel Adams.

—Y mucho más, ella siempre ha sido así.—Incluyé Michelle apartando la sangría de su boca.

—Sip, mucha falsedad.—Ahora es Madison la que habla.

Jordan y Romeo se acercan a nosotros, riendo y conversando entre ellos. Se están llevando muy bien.

—¿Vamos a bailar, pastelito?—Le pregunta Jordan a Madison.

Ella asiente dejándo su asiento.

—¿Amore, quieres bailar?—Le cuestiona Romeo a Ariana, ella hace lo mismo que Madison.

Solo quedamos Michelle, Bartolomeo, Giovanni y yo. Bart se para enfrente de nosotros.

—Saben, vamos a bailar para desestresarnos un rato.—Dirije su mano a Michelle y ella con una pequeña risita, la toma.

Giovanni se para, dejando su vaso a un lado y me da su mano. La tomo y empezamos a bailar como los locos alcoholizados que estábamos siendo.

----

JOSEPH COLLINS

Ya estábamos en club disfrutando del ambiente. Los chicos estamos en la barra bebiendo algunos tragos, haciendo bromas y apuestas. A diferencia de Giovanni, Bartolomeo y Romeo me caen muy bien.

No te has tomado el tiempo de conocerlo mejor, Joseph.

Talvez mi conciencia tenga razón, pero no me importa. Él no me agrada.

Giré sobre mí silla para ver a Kylie. Ella hablaba animadamente con las chicas y los hermanos Carpenteri, reía de las cosas que decían las chicas o las muecas que hacía Bartolomeo. Ver su rostro iluminado por esa hermosa sonrisa es uno de los mejores espectáculos que mis ojos han podido presenciar.

De pronto, sus hermosos ojos marrones se encuentran con los míos, mi corazón late como desquiciado por qué su atención me tiene en la mira. Entonces sucede, sus labios se curvan esbozando una sonrisa, ahora sonríe solo para mí. Los latidos retumbaba en mi pecho como si fueran tambores. Tengo unas incontrolables ganas de ir y besarla con una pasión descomunal, deshacerme de ese vestido y acariciar casa pequeño milímetro de su piel, hacer que mi nombre salga agitado de sus labios mientras la hago mía, dándole todo el amor que este corazón pueda darle.

Mis deseos se ven interrumpidos cuando veo que Giovanni está bailando con ella. Él sonríe y ella ríe, él le dice algo al oído y ella le da un golpe suave en el hombro.

¿Que le está diciendo que le parece tan gracioso?

Escucho a alguien rechinar los dientes. Es Jonh, que ve como Bartolomeo y Michelle están animados riendo y bailando.

Ahora lo estoy comprendiendo a la perfección.

—Vaya, al parecer los Carpenteri les estan masacrando el orgullo.—Hablá Leonard poniéndose en medio de Jonh y yo.

Su comentario hace que me hierva la sangre. Jonh y yo le damos una mirada asesina, él ni siquiera se inmuta y bebé se su cerveza.

Sé que no me debo de poner celoso por eso, pero, este agujero que tengo en pecho con la duda de si Kylie me quiere no me deja vivir en paz.

Tengo miedo de que todo sea una farsa, de que ella esté fingiendo y yo me esté enamorando perdidamente de ella, que solo use el amor que le tengo para hacerme daño, para vengarse de mí, que la razón por qué nunca me dice que me quiere es porque que estaría mintiendo a si misma y que no es lo suficientemente "mala", porque mi idea de ella es la de un Ángel carente de maldad.

Sé que lo merezco, que fui un Imbécil con ella y que nada de lo que hice estuvo bien. Pero igual tengo miedo. Sin embargo, que ella me destruya, que me joda, que me torture, que ella haga lo que quiera conmigo.

Que me haga su juguete semanal o qué me use para saciar su sed de venganza. Eso, sería más que un maldito placer para mí.

Vuelvo a mirarlos. Tengo tantas ganas de golpear a Giovanni... Pero, ¿Que ganaría con eso?

No ganaría nada, absolutamente nada.

Quizás sólo ganaría el odio de Kylie y el temor de todos los demás. La violencia no resuelve nada de ésto, ni nada en general.

Por desgracia es algo que Jonh no comprendía. De un minuto a otro a Jonh desapareció de nuestra vista para dejarse ver mientras le daba un puñetazo a Bartolomeo. Cada acción tiene su reacción, la pelea ocasionó que nos sacarán del lugar.

Una histérica Michelle regañaba al pobre Jonh, mientras los demás revisaban a Bartolomeo. Trato de buscar a Kylie con la mirada pero no la encuentro, al único que miro es a Giovanni pero ella no está.

----

KYLIE GRAYSON

Estoy bailando con Giovanni cuando se arma un desastre, Jonh acaba de golpear a Bartolomeo. Los agentes de seguridad los separan y los sacan del lugar, nosotros vamos siguiéndolos. Pero, alguien me tapa la boca y pone algo frío en mi garganta.

—Si te mueves o gritas, te mueres.—La voz se me hace familiar.

Obedezco sus órdenes y camino con él hasta el estacionamiento del lugar. El terror invade mi cuerpo cuando me ata las manos y hace que me meta a un auto negro. Él se sienta en el lado del copiloto y se quita la máscara.

Me quedo totalmente perpleja al ver por completo su rostro.

—Feliz cumpleaños, Ty.—Una sonrisa tierna y cínica se expresa sobre el rostro de Tobbias.

—¿Que haces aquí, Tobbias?

—Clebrar tu cumpleaños.—Dice encendiendo el auto y poniéndolo en marcha.

—¿A donde mi llevas?

—A tu nuevo horar mi hermosa, Kylie. Un lugar donde solo estaremos tú y yo. Tú serás mía, completamente mía. Sin el estúpido de Giovanni o el imbécil de Joseph.

Mi mente está bloqueada, las únicas palabras que pasan por mi cabeza son secuestro.

Tobbias sigue hablando.—Hubiera sido más fácil si me hubiera desecho de Joseph aquella noche, hubiera sido el único hombre en tu vida.

Sus palabras me desconciertan.

¿Tobbias fue el que apuñaló a Joseph?

Acumuló el valor para hablar.—¿T-Tú apuñalaste a Joseph?

Victorioso, levanta si navaja.—Todavía creo que quedan restos de su sangre.

Inconsientemente lágrimas empiezan a brortar de mis ojos

—Eres un maldito enfermo.—No sé de dónde tomo la valentía para decir eso.

Él pone su navaja en mi cuello, otra vez.—Ten mucho cuidado en como me hablas, Kylie.

—No entiendo por qué lo haces, Tobi.

El auto frena de golpe.—¡¿Que porque lo hago?! Porque yo nunca puedo tener nada bueno, yo nunca puedo tener a alguien que me quiera, que me apoye. A nadie le importaba hasta que llegaste tú y cambiaste las cosas. Pero, ahora tú me abandonas y te enamoras de el Imbécil de Collins.

—Todo tiene solución. Puedes ir a un psicólogo, a alguien que te ayude con todo lo que has pasado, Tobbias.

—¿Un maldito psicólogo?—Suelta una risa sarcástica.—No estoy loco, Kylie.

—Entonces arregla las cosas con tu padre.

—Mi padre está muerto.

—Claro que no, él está aquí, buscándote, Tobbias.

—¡Él está muerto para mí! ¡No quiero saber nada de él! Yo nunca le he importado al Imbécil de mi padre. Ni siquiera a mi madre, ambos me abandonaron.

—No está de más comenzar de nuevo, Tobbias. Solo tú y tu papá. Lo necesitas más a él que a mí.

Tobbias empieza a sollozar con frustración, frena nuevamente el auto y suelta mi manos. Dejé que se tranquilizara un rato, llamamos a su padre y nos fuimos a la clínica psiquiátrica. Estando ahí llame a Joseph contándole todo para que me recogiera. Pasado los minutos que se sintieron una eternidad, Joseph llegó, Corrió hasta mí y me abrazó con fuerza. Una vez sintiéndome protegida en su pecho solté todas las lágrimas que tenía en mi interior, me aferré a él con más fuerza, con miedo de que fuera a desaparecer. Estaba aterrorizada de que Tobbias me hiciera algo. Cuando me separé de Joseph me di cuenta de que él también lágrimas se habían resbalado por su mejilla, estaba tan asustado como yo.

Sin más que esperar nos fuimos de ahí para ir a mi departamento. Subimos el ascensor hasta mi piso, entramos al apartamento y caminamos a la habitación. Nos quitamos la ropa, nos pusimos la pijama y nos metimos a la sábanas.

Joseph y yo nos mirábamos fijamente. Su mano acariciando mi mejilla, sus ojos están cristalinos.

—Tuve miedo de perderte.—Me dice casi al borde del llanto.

—Creeme, yo más.

El silencio nos invade pero yo trato de rompelo.

—Lástima que no me pudiste dar mi último regalo.—Bromeó, refiriéndome a nuestro momento íntimo.

—En realidad... —Joseph se voltea y pone una boda entre nosotros. Saca unas orejas de conejo y se las pone, saca otras orejas de conejo ye lo pone a mí.

Hago una pequeña risita al entender la referencia.

—¿Porque se me pasó por la cabeza desde que me pusiste el apodo, que una de tus fantasías eróticas era verme vestida de coneja?—Preguntó sacando ropa interior con una bolita blanca pegada en la parte trasera.

Me sonríe con inocencia.—Porque eres una chica muy inteligente.

Nos empezamos a besar con suavidad, pero yo lo detengo.

—Estó no es justo.—Habló sobre sus labios. Él me mira desconcertado.—Acabamos de pasar un mal momento y Tobbias está pasando por un mal momento.

—Kylie, entiendo que te preocupes, pero no es tu culpa, nada de esto es tu culpa. Solo relájate.

Nos volvemos a besar. Joseph me sube encima de él y se separa levemente se mí.—Ahora ya puedes saltar como conejita.

Todo vuelve a empezar.

Al final de todo cada cosa tiene una solución, cada herida deja de doler, cada corazón se puede reparar, cada sentimiento puede volver a nacer. Todo tiene solución, todo menos la muerte.

X--------------------------------------X

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro