Noche de caos
«Noche de caos»
El gran día había llegado, los nervios y la emoción invadían cada pequeño centímetros de mi cuerpo. Aún seguía acostada tratando de relajar mis emociones pero estaba siendo una tarea difícil.
Un poco más relajada, me levanté de la cama y fui a bañarme. Me vestí de un vestido azul marino, unos tacones y pase la plancha para alisar mi cabello. La mañana avanzaba más rápido de lo que imaginé.
Ya lista con toda mi apariencia física me dispuse a desayunar unos huevos revueltos con tocino acompañados con algo de café. Al terminar de desayunar salí del apartamento, bajé por el ascensor hasta el estacionamiento y me subí a mi auto.
Para apaciguar un poco más mis emociones decidí poner un poco de música, algo relajante para no estresarme tanto. Fools de Troye Sivan empieza a resonar por todo mi BMW, por alguna extraña razón esa canción esa canción me recuerda mucho a Joseph.
Supongo que es por las primeras veces que nos vimos en persona. Al ver su apuesto perfil, su sonrisa perfecta y algo tímida junto a su usual humor engreído y alocado me hicieron pensar una sola cosa...
Como dice la canción...
Only Fools fall for You.
Al parecer yo formó parte de ese grupo de personas de poco saber llamado comúnmente como "tontos" por qué yo caí ante los encantados de Joseph Collins.
Tarde, pero igual caí. En mi defensa, resistirse a esos hermosos ojitos marrones debe ser algo de valiente. Pero a decir verdad, resistirse a la forma tan bonita de sus modales, los cuales me hacían sentir la última gota del Maldito océano, era algo inhumano. Su físico me atraía, pero la forma en la que me trataba es lo que acabo por hundirme en él.
Pensado en Joseph el trayecto de mi apartamento hasta la universidad fue muy corto.
Aparqué el coche en el estacionamiento y me dirigí al punto de encuentro donde nos veríamos los chicos y yo. Sin mucha dilatación puede reconocer la brillante cabellera castaña de Leonard, junto a Madison, Michelle y Joseph.
Lentamente me acerqué a Leo y le tape los ojos.
—¡Maldita sea! ¡Ya les he dicho que no me gusta este juego!—Se queja mi mejor amigo. Eso provoca una pequeña risita en mí.—Ya sé que eres tú, Kylie.
—Oh, vamos.—Me quejé de manera divertida dándole un abrazo y un beso en la mejilla derecha a Leonard.
—Te ves toda una mamasita.—Me Alaga Madison con su cotidiana forma de ser.
—Ella siempre está preciosa.—Agregá Michelle.
—Gracias, bellezas. Ustedes tampoco se quedan atrás.—Contesté amablemente.
—Mis mejor amigas son las reinas de la belleza y punto.—Hablá Leonard alagandonos a las tres.
Puede notar que Joseph me mira de pies a cabeza sin decir nada, su vista solo navega por todo mi ser sin ningún tipo de freno.
—Ya dile que se ve bonita, Joseph. Me estás empezando a estresar, de todos modos ya sabemos que te gusta.—Comenta Leonard dándole un pequeño golpe con el hombro a Joseph.
Su rostro pierde el color por unos minutos, traga saliva de manera sonora y humedecé sus labios antes de hablar.
—T-te ves muy hermosa, Kylie.—Hablá el castaño sin dejar de verme a los ojos.
Mis mejillas se enrojecen y trato de encontrar mi voz, ¿Acaso no reprochó ni negó que le gusto?
—Muchas gracias.—Contesté a lo primero que se me vino a la mente.
Sin mucho misterio la campana de la universidad se escuchó a nuestro alrededor dándonos la señar de ir por nuestras togas y birretes. Después de ir a la bodega a retirar ambas cosas, nos las colocamos y salimos hasta las canchas deportivas de fútbol americano de la universidad.
Todo adornado con mucho cuidado y detalles, flores, sillas, mantas, etcétera, etcétera. Los cinco nos sentamos en nuestros lugares correspondientes, al menos estábamos algo juntos. Una vez que todos estuviéramos organizados, la ceremonia empezó. Está de más decir lo largo que fue todo el discurso y la entrega de reconocimientos de las otras carreras.
Toda la espera estaba por acabar. Por fin, una de las metas más importantes en mi vida ya está completada. Los nervios vuelven a invadir mi cuerpo con más intensidad. Había omitido por completo la presencia de mis padres, con mucha alegría y emoción llamaron mi atención. Yo los saludé agitando mi mano.
De un segundo a otro mi nombre se escuchó por las grandes bocinas del lugar. El aire abandonó mis pulmones por un largo minuto que se sintió como una eternidad.
Con mucha emoción me levanté de mi asiento, caminé hasta la tarima para recibir mi diploma, al llegar Ross me recibió con una gran sonrisa de boca cerrada. Me entregó el pedazo de papel más importante de mi vida, su sonrisa se abrió dejando ver sus perfectos dientes, con algo de recelo me dió un gran abrazo, algo inesperado para mí. Nos separamos y nos tomaron las fotos, al bajar puede ver a mi papá aplaudiendo y a mi mamá limpiado sus lágrimas. Seguí caminado hasta mi asiento mientas miraba sonrientes a mis amigos.
Luego de unos minutos hicimos el típicos gesto de tirar los birretes al aire. Nos tomamos fotos elegantes y divertidas, nos tomamos fotos con nuestros padres mientras nos felicitaban por nuestro gran logro.
A manera de despedida cunado ya no quedaban muchas personas los cinco nos dispusimos a dar una pequeña caminata por toda la universidad. Buenas anécdotas, buenos recuerdos, buenos momentos se quedan atrapados entre las estructuras de concreto.
Pasábamos con lentitud para poder apreciar los pequeños detalles del lugar para poderlo recordar con exactitud más adelante. Después de todo el tiempo no se puede retroceder, los recuerdos son la única máquina del tiempo que tenemos en nuestro cerebro para poder vivir y revivir los momentos que alguna vez nos hicieron sentir vivos.
—... Y es por eso que nunca volvía hacer cosas "indecentes" en el salón de finanzas.—Concluyé Leonard una de sus innumerables historias sexuales que casi y por poco acaban mal.
—¿Cómo carajos no te diste cuenta de que en cada salón hay cámaras?—Preguntá Joseph Divertido.
—Errores de novato.—Respondemos Madison, Leonard y yo al unísono.
—¿Errores de novato? ¿A las dos también les pasó lo mismos?—Vuelve a preguntar Joseph dirigiéndose a nosotras pero más concentrado en mí.
—Sí, pero no estábamos haciendo lo mismo que Leonard.—Respondí rápidamente antes de cualquier malentendido.
—¿Entonces que hacían?—Me interroga el castaño con sumo interés. Sus juzgadores ojos marrones esperaban impacientes una respuesta.
—Calentando motores antes de empezar; besos, caricias, jijiji, jajaja. Nada fuera de lo legal.—Hablá Madison seguido de una leve risita.
Yo asientó repetidamente apuntando a mi amiga. Joseph no se mira tan convencido de la explicación de Madison. él quiere detalles sobre el asunto.
—Oh, ya lo recuerdo...—Hablá Leonard. Todos lo vemos rápidamente.—Madison y Ciro en el salón de economía, Kylie y Noah en el salón de estadísticas...
—¿Noah? ¿Cuál Noah? ¿El pelinegro que juega Fútbol o el nerd de informática?—Joseph Interrogá muy interesado y con mucha rapidez a Leonard, tanto así que lo interrumpe.
Para mi desgracia, las dudas y la sed de información de Joseph podía ser contestado por mi mejor amigo.
—Hey, que lo cuente la implicada. A mí no me mires.—Se Excusa Leonard levantando las manos.—Vamos Kylie, cuentanos esa historia. Es una de mis favoritas.
Una sonrisa malévola invade de cara de Leonard por completo. Le regaló una mira asesina, encogó mis hombros y aclaro mi garganta para complacer su petición.
La historia no era nada fuera de lo normal, solo éramos una chica de nuevo ingreso y un chico de la universidad que se estaban besando en el salón de estadísticas... Eso hasta que el profesor de dicha clase los atrapó.
Luego de un rato de reírnos a carcajadas de nuestras anécdotas y amoríos pasado ocurridos en estas instalaciones y después de quitarnos los trajes, tomamos rumbo a la salida.
Las figuras de Jonh y Jordan se encontraban paradas frente a nosotros. Vestidos de sus togas azules y con sus cabellos despeinados por los birretes. Madison y Michelle corren rápidamente para recibir a sus novios con besos y abrazos.
—¡Felicidades chicos!—Decimos los cincos al unísono felicitando Jonh y Jordan.
—¡Felicidades a ustedes!—Contestan ellos de igual manera.
—Bueno, nos vemos en la noche.—Me despedí amablemente de los chicos.—¿Ustedes dos irán a la fiesta?—Pregunté refiriéndome a Jonh y Jordan.
—Claro que sí, ¿como nos perderíamos eso?—Respondé Jonh muy feliz abrazado a la cintura de Michelle.
—Bien, nos vemos en la noche del Caos.
Me dirigí hasta mi auto y conduje hasta la casa de mis padres.
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