La gran gala
«La gran gala»
La vista desde el avión era hermosa, los dorados rayos de sol bañando la gran cuidad de Milán. Al llegar al aeropuerto volvimos a hacer los mismos procesos y las misma filas. Nos encontrábamos bajando las escaleras eléctricas a la salida, ahí se encontraba Mónica. Su hermoso y Lazio cabello negro suelto como siempre, sus ojos verdes se escondían detrás de lentes de sol en color dorado. Vestía elegantemente un atuendo que resaltaba su figura. De sus gruesos labios rosas expresó una sonrisa, sus brazos se extendieron recibiéndome con un cálido y fuerte abrazo. Así pasamos unos cuantos minutos, abrazandonos sin decir una palabra, nos separamos y giramos a ver a Tobbias.
—Wow, Olvidaba lo mucho que ustedes se parecían.—Dice sorprendida.—Más que tía y sobrina parecen hermanas.
—Nos lo han dicho muchas veces.—Contesta con una sonrisa, gira a verme de pies a cabeza.—Gracias al cielo aprendiste a combinar la ropa.
Ruedo los ojos y ellos ríen. Salimos del aeropuerto y subimos al BMW convertible de Mónica. Nos daba un pequeño tour por la ciudad de Milán. Pasamos por la Galería Vittorio Emanuele ll tomando algunas fotos exprés, Luego nos dirigimos a la catedral Gótica de Milán. Nos bajamos en un edificio cerca de dicho lugar.
—Bueno chicas, ya me voy nos vemos en la noche.—Se despide Tobbias sacando sus maletas del auto.
—Recuerda, hoy a las siete en punto, ni un minuto menos, Tobbias D'agostino.
—Sí, Jefa. Ciao, mio amore.—Se vuelve a despedir dándome un beso en la mano.
Nosotras nos adentramos en un parqueo con muy poca iluminación, nos dirigimos a un elevador y bajamos en uno de los pisos. El departamento de Mónica era hermoso y muy lujoso. Me dirigió a mi habitación que era igual de hermosa que todo el lugar. Tenía una maravillosa vista a la catedral y al rato de la cuidad, un televisor grande, un pequeño sillón y un enorme espejo con focos alrededor. Me dispuse a empacar mientras platicaba con Mónica.
—Créeme, Kylie. Vas a enamorarte cuando conozcas a mis socios, los Carpenteri.
—¿En serio?—Pregunte sin importancia acomodando mi ropa en el clóset.
—Así es, Son una familia encantadora. Y unos hijos...—Mónica suspira con dulzura, yo giro para verla.
—¿Y eso?—Digo con confusión.
—¿Eso qué?—Cuestiona con nerviosismo.
—Pensé que aún eras novia de Nate...—Ella me interrumpe.
—Kylie Taylor Grayson Danesco, En esta casa nos se menciona a los muertos.—Menciona señalándome amenazadora con su dedo índice.—Sí, Nathalie Cooper. Murió para mí en circunstancias no mencionadas.
—¿Que paso con "el innombrable"?—Pregunte en tono burlón. Ella ahoga una risa burlona.
—Faltaban dos días para su cumpleaños, tenía un regalo perfecto, la locación perfecta. Hasta iba a hacerle un maldito pastel. Me llamo y me dijo que necesitaba algo de tiempo. Y luego resulta que el "tiempo" tenía nombre y apellido.
Suspiró pesado mientras miraba un punto fijo, yo seguía analizado su historia, estaba en Shock. Yo sabía lo mucho que Mónica amaba a Nate, era su segundo amor más grande.
—¿Y que a pasado contigo?—Pregunta olvidado el tema anterior. Ahora yo soy la que suspira pesado.
—¿Quieres un resumen? Los hombres son complicados.—Me tiró a la cama viendo al techo. Mónica hace lo mismo.—Demuestran que te quieren y dicen lo contrario, o en mi caso, No dicen nada.
—Wow, ¿Quien es el dictador de tu calvario?—Cuestiona acomodando su postura.
—El mismo Demonio de siempre.—Respondó con sutileza, no sé cómo podría tomar esa respuesta. Ella me regala una hermosa mirada de '¿Es un chiste, cierto?'
—No recuerdo su nombre...era...¿Jonathan?
—Nop, Joseph Collins.
—Si, como sea. Tiene nombre de maldito.—Dice levantándose de la cama, yo hago una risita.—Te dejo descansar, a las seis en punto empiezo a trabajar en tí. Quiero que te veas perfecta esta noche.
—Ok, Jefa.
Mónica sale de la habitación y yo me acomodo mejor en la cama, saco mi celular y miro algunos mensajes.
«Videollamada entrante: Joseph <3»
Arreglo mi cabello, retiro un poco de sudor que tengo en la frente y contestó la llama. Está en un lugar abierto junto con los chicos.
—¡Hola, Kylie!—Saludan todos entusiasmados al unísono.
—¡Hola, chicos!—Saludo amablemente con una sonrisa.
—¿Ya estás en Italia?—Pregunta Michelle tomando protagonismo.
—Así es, les presento la Catedral de Milán.—Dije girándome para revelar dicho lugar.
—Wow, es muy hermoso.—Dice Leonard con admiración.
Pasamos unos cuantos minutos hablando, hasta que tuvieron que irse. Dormí unas cuantas horas hasta que mi teléfono volvió a sonar por la alarma. Ya eran las cuatro de la tarde, salí a la sala donde se encontraba Mónica comiendo pasta. Me sirvió un poco en un plato para cenar, después de comer me metí a bañar. Deje que el agua tibia cayera sobre mí cuerpo para llevarse todo el cansancio que pudiera acumular. Al salir me encontré con un maravilloso vestido negro largo con una abertura al lado, al lado de él había una cajita mediana de color blanco.
—¿Puedo pasar?—Pregunta Mónica detrás de la puerta.
—Claro, pasa.
—¿Preparada para que esta noche seamos hermanas?—Vuelve a preguntar con emoción.
—¿Hermanas?—Pregunto con confusión y diversión al mismo tiempo.
—Claro que sí. Hoy seremos el Ying y el Yang, Holmes y Watson.—Responde con diversión dejando ver su vestido blanco. Toma el vestido negro y me lo da.—Ve al baño y póntelo.
Fui al baño y me pase la extravagante y llamativa prenda, me quedé admirandolo en mí por mucho tiempo, en verdad que era hermoso y yo en él estaba hermosa, me puse los tacones y salí del baño. Mónica estaba frente al espejo maquillándose, esperé unos cuantos minutos que ella se terminara de maquillar. Al terminar, me sento en la silla en donde estaba, empezó a aplicar los productos de belleza en mi rostro. Los minutos que se sentían una eternidad pasaron. Mónica se giró hacia la cama y tomo la cajita blanca, de ella saco un hermoso collar dorado, junto a un brazalete y unos aretes, el collar lo coloca en mi cuello y el brazalete en mi muñeca, tome los aretes y también me los colocó. Ambas peinamos nuestro cabello dejándolo suelto, ya listas salimos del departamento. Nos subimos a su auto y viajamos hasta un hotel muy lujoso.
El salón donde se organizaba la gala estaba repleta, mucha gente vestida súper elegante. Yo seguía a Mónica por todo el lugar, todo el mundo la saludaba cordialmente y en el proceso aprovechaba para presentarme. Una mujer muy distinguidas, de cabello castaño claro, con destellantes ojos celestes con reflejos verdes se acercó a Mónica para saludarla.
—Ciao, bella Monica.—Saludo la mujer con un beso en la mejilla.
—Ciao, signora Carpenteri.—Mónica responde al saludo de dicha mujer en Italiano.
—¿Como has estado, Mónica?—Ahora la mujer habla en un perfecto español.
—Muy bien. Señora Carpenteri, le presento a mi sobrina, Kylie.
—Mucho gusto, Kylie Grayson.—Extendí mi mano hacia ella.
—El gusto es mío, Giovanna Carpenteri.—Estrechó mi mano con calides.—Permíteme presentarte a mis a mi familia. Luka, mi esposo. Giovanni, mi hijo mayor y Bartolomeo, mi hijo menor.
—Hola, Kylie. Luka Carpenteri, un verdadero placer.—El hombre de cabello negro y ojos oscuros extiende su mano y yo la estrecho con una sonrisa.
—Giovanni Carpenteri, Mucho gusto, Señorita Grayson.—El chico alto de cabello oscuro, ojos verde azulados vestido de un ilustre traje azul que resaltaba aún más el matiz de sus ojos, tomó mi mano y la besó con mucha clase. Las mejillas se me enrojecieron con nerviosismo.
—Bartolomeo, mucho gusto.—El menor de los integrantes habla, tenía el cabello castaño ondulado, semi largo. Sus facciones eran suaves y casi perfectas, Unos ojos marrones miel, mejillas rosas y rosados labios gruesos. Vestía un traje similar al de su hermano, con la diferencia de que llevaba un moño azul marino. Estreche su mano con recelo ante su genuina presentación.
Hablamos un rato más sobre la gala y sobre mí, después me dirigí a una de las mesas con aperitivos a comer un poco, a lo primero que le hecho el ojo fue a una burbujeante copa de champagne, sin titubeos la tomé y la dirigí a mis labios.
—¿Kylie?—Una voz muy familiar habla cerca de mí. Giró para ver de dónde proviene la voz y me encuentro con un par de ojos azules.
—¿Ross?—Nos miramos por unos segundos y nos abrazamos.—Pensé que seguías en el retiro.—Dije después de separarnos.
—Sip, ayer salimos porque papá tenía que venir a este evento.
—Oh, ya veo.
Hablamos unos cuantos minutos sobre lo que iba de nuestras vacaciones hasta que hicieron un pequeño llamando para acercarnos a la tarima. Mónica se encontraba ahí parada frente al micrófono.
—Muy buenas noches mis amados invitados, como ya sabrán esta noche se presentará una nueva colección de verano, en manos de nuestros grandes diseñadores, más que diseñadores, Artistas. Sin más preámbulos, la Colección MG Carpenteri.—Toda la multitud aplaude. Mónica sale del escenario dándole lugar a los modelos, él primero en salir es Tobbias. Su ego sube hasta el cielo cuando pisa esa pasarela, a él siempre le a gustado ser el centro de atención.
Ross aún estaba a mi lado viendo el espectáculo. Todos los modelos, Femeninos y masculinos, modelaban las prendas de ropa con suma distinción. En todo lo que duró lo pasarela me lleve más de cuatro copas de champagne y muchos bocadillos, la pasta que me dio Mónica para cenar no era suficiente para mí hambre descomunal. El desfile termino, Mónica dio las gracias y dijo que disfrutarán del banquete, cosa que ha ya había empezado a hacer desde antes.
—¡Kylie, vamos a tomarnos fotos!—Dice Mónica jalando mi brazo.
—Espérate, Mónica. Te presento a Ross. Ross, ella es mi tía, Mónica.
—Mónica Grayson, mucho gusto.
—Ross Morgan, todo un placer.
Hicieron la típicas acciones de cordialidad, al terminar Mónica y yo empezamos nuestra sesión fotográfica. Me tomé fotos con ella, con Ross y con la Familia Carpenteri. Los modelos la estaban saliendo de sus respectivos camerinos a disfrutar del "ambiente", a mi se me hacía algo aburrido, la música era muy lenta y clásica estaba casi durmiendo. Tobbias tuvo que irse a su departamento porque están exhausto y quería dormir un poco. Platicaba con Giovanni y Bartolomeo un rato mientras Mónica mira a sus invitados.
—¡Hola, Kylie!—Me Saluda Ariana con una sonrisa y un gran abrazo. Ariana, era una modelo que había conocido en mi primer viaje a las pasarelas de Mónica. Tenía el cabello rizado y la tez morena, una sonrisa con mucha alegría y un carisma singular.
—¡Hey, Ariana! ¿Como te ha ido?—Correspondí a su saludo.
—Me ha ido muy bien, no tengo nada de lo cual quejarme.—Responde con esa gran sonrisa.
Las hermanos Carpenteri, Ariana y yo hablamos por un lago rato. Resulta que los hermanos y ella se llevaban muy bien y muy pronto los cuatro nos empezamos a hacer muy amigos. Todo acabo y Mónica y yo nos devolvimos al departamento.
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