7. Joseph Collins, ese es el problema
-07-
Era un hermoso y soleado lunes, otro día de universidad empezaba con el pie derecho. Conducía a la universidad mientras cantaba Sometimes de Kodaline. Por alguna razón estaba más que contenta, tenía un buen presentimiento de este día, por alguna razón. Me estacioné en el parking de la escuela. Ahí estaban la obscura y desordenada cabellera de Madison, el perfecto peinado de Leonard y los rebeldes rizos de Michelle.
—¡Buenos días, chicos!—Saludé sonriente dándole un cordial beso en la mejilla a las tres víboras.
—Buen día, Conejita.—Habló Leonard en tono burlón. Lo fulmine con la mirada, soltó una carcajada y me abrazo. ¿Porque les gusta molestarme tanto?
—No pongas esa cara, Bugs Bunny.—Dijo él aún abrazándome.
—Bugs Bunny, es algo aceptable. Pero no me gusta que me digan así. No vuelvas a decirme así.—Sentencié frunciendo el ceño y apartandome de él.
—Bien, Conejita.—Dijo nuevamente Leo. rodé los ojos y me pare junto a ellos. Era un perdida de tiempo pelear por eso así que decidí dejar de lado la pelea.
El reluciente Jeep Cj5 turquesa se aparco cerca de nosotros, de él bajo el castaño, mi conejito.
—¡Hola, chicos!—Saludó el castaño parándose a mi lado. La piel se me erizó por completo.
—¡Hola, Joe!—Saludaron todos menos yo, yo solo sonreí.
Empezamos a platicar de cosas de la vida. De pronto una chica de cabello rojizo se acerca a mí y me entrega una rosa y un papelito.
—Esto es de Ross.—Murmura la chica cerca de mi oído. Agradecí y ella de fue. Al abrir la nota que decía: “Una hermosa rosa para una flor muy glamurosa. Feliz día, Grayson. —Ross M.”
—¿Que es eso, Kylie?—Preguntó Joseph inclinándose a la nota.
—No es nada, simplemente un regalito de...—Antes de terminar la frase Michelle, arrebató el papel de mis mano.
—¡¡¡ROSS MORGAN!!!—Grito ella a todo pulmón. Los presentes se quedaron extrañados.
—¿Ross Morgan? ¿Quien es?—Pregunto Joseph, sumamente interesado
—¿No conoces a Ross Morga?—Preguntó Madison extrañada. Joseph frunció el ceño confundido.—¿Deportista, 1.95 de estatura, Guapo, participante en causas benéficas?—Joseph negó con la cabeza.—¿Presidente de la sociedad administrativa de la universidad?
—Oh, ¿Él que dice las orientaciones de la dirección?—Preguntó Joseph nuevamente.
—Sí, ese.—Afirmó Michelle.
—¿Y que quiere ese tipo?—Cuestionó Joseph intrigado, con ese tono de irritación, como si algo de Ross, le molestara.
—¿Celosos, Joseph?—Preguntó Leonard arqueando un ceja, le encantaba molestar a Joseph y este era el momento perfecto.—Mejor preocúpate por tu novia y no por Kylie. ¿Quieres?—Joseph giro el rostro con indiferencia y egocentrismo.
—¡Hola, Chicos!—Saludó Elizabeth llegando hasta nosotros.
—Hola, Eli.—Dijeron todos al unísono. Tampoco dije nada, solo sonreí por educación.
—¿De qué hablaban?—Preguntó entrometida de Elizabeth, de seguro escucho nuestra plática.
—De nada.—Se adelantó Joseph a contestar.
—Estabamos hablando de que Ross Morgan, le envío una rosa y una nota a Kylie.—Dijo Madison sin importar lo que había dicho Joseph.
—¿En serio?—Dijo asombrada Elizabeth.—¿Que decía la nota?
—Ya la leo,—Michelle aclaró la garganta para leer el trozo de papel.— “Una hermosa rosa para una flor primorosa. Feliz día, Grayson. —Ross M.”
Las chicas empezaron a dar saltitos de emoción a mi alrededor, Leonard reía por la actitud de las chicas, pero la cara de Joseph era incomparable. Era una tremenda combinación de expresiones, algo de asombro, rabia y Tristeza...o bueno, eso es lo poco que pude ver ya que las chicas tapaban mi campo visual. Tocaron la campana para la entrada a las clases, caminamos hasta la sección, entramos a ella y nos sentamos en los asientos. Las clases pasaron muy rápido, casi ni sentí el tiempo de estas. Volvimos al estacionamiento en busca de nuestros autos, pero como de costumbre platicábamos un rato antes de irnos. Estaba hablando animadamente con los chicos sobre nuestras vidas hasta que nuevamente la chica de cabello rojizo se apareció.
—Kylie, Ross quiere hablar un segundo contigo.—Dijo la muchacha acercándose a mí.
—¿A mí?—Pregunté nerviosa.
—¡Sí, Kylie! ¡Es a tí!—Dijo Michelle empujándome hasta él.
Estaba parado a unos cuantos pasos de nosotros, era como esa típica escena cliché en la que el interés amoroso de la protagonista la espera para decirle que es el amor de su vida y esas cosas. Los bajos rayos del sol chocaban en su rostro iluminaba y resaltaba su cabello castaño claro lo hacían ver perfecto, más de lo que era, esos hermosos ojos azules se fijaron en mí. Las manos me sudaban, era la primera vez que me pasaba algo así.
—¡Hola, Grayson!—Saludó él sonriente. Usualmente a las personas que no conocíamos exactamente bien los llamábamos por su nombre.
—¡Hola, Morgan!—Me sentí rara y nerviosa al decir eso. El rió por lo bajo, sus mejillas empezaron a enrojecer. Lo más probable es que las mías también.
—Este...No sé si tú quieres...pues...No sé...Salir a cenar conmigo...—Preguntó nervioso con una mano en la nuca. Me quede en Shock, esperaba ansioso una respuesta. Las palabras no salían de mi boca. Miré sobre mis hombros a los chicos miraban atentos a nuestras acciones. Dirigí mi mirada a esos brillante ojos azules.
—S-sí, Claro, no hay ningún problema.—Tartamudié nerviosa.
—¿En serio?—La perfecta sonrisa aparecío iluminado su rostro.—¿Te parece si vamos al Piccolo Pasta?—El “Piccolo Pasta”, Como su nombre da a entender, es un restaurante de comida italiana en la cuidad. Había ido un par de veces con mis padres y con las chicas, era muy hermoso y algo caro.
—Sí, hoy estoy libre.—Contesté amablemente.
—Bien, ¿Paso por tí a...
—No hay de qué, yo iré en mi auto.—Interrumpí su oración.
—Si así te sientes cómoda, por mí está bien. En el restaurante a las 7—Dijo él con una cálida sonrisa. Yo igual le sonreí. Se despidió de mí y me devolví hacía los chicos.
—¿Que pasó, Kylie?—Preguntó Michelle emocionada.
—Ross, me invitó a salir hoy por la noche.—Dije lentamente. Madison y Michelle celebraban contentas, Leonard, Joseph y Elizabeth estaban sorprendidos.
—¡OH DIOS MÍO!—Dijo Madison emocionada.—¡Esto es increíble, amiga!
Todos subimos nuestros respectivos vehículos. Puse algo de música para calmar mis nervios. Al llegar a mi casa fui directo a mi habitación a tirarme a la cama. Aún seguía en shock. ¿Porque un chico como él me elegiría a una chica como yo? Él era técnicamente perfecto para cualquier mujer. Era amable, cuidadoso, educado, tierno y atractivo. Según las pocas curiosidades de él solo había tenido una novia, una mala experiencia en el amos supongo. ¿Porque se arriesgaría con una persona como yo?
La puerta de mi departamento empezó a ser golpeada repartidas veces. Me pare de la cama, me dirigí a la puerta y la abrí. Michelle y Madison literalmente me empujaron para entrar.
—Sí chicas, pueden pasar no hay ningún problema. Siéntanse como en casa.—Hice el pequeño Soliloquio en forma burlesca.
—Kylie, debemos buscar tu ropa, maquillarte, peinarte...—Enumeró Michelle sin respirar mientras caminaba en círculos.
—Chicas, Relájense. Ni siquiera sé si voy a ir.—Lo último lo dije casi audible. Aún así, ellas se pondrían como histéricas si les decía algo por el estilo.
—¿Kylie, Al menos te estás escuchando?—Habló Madison.—Quiero pensar que no lo haces por el hecho de que aún amas a Joseph. Kylie, piénsalo...Tienes la oportunidad de vivir algo bueno, con alguien que realmente quizás si te pueda valorar.
—No lo sé, Kylie. Lo siento si te enojas por lo que te voy a decir pero... Talvez no te mereces a Ross.—Opinó Michelle. Sus palabras me cayeron como cubeta de agua fría. Tenía razón me estaba comportando de una manera muy cerrada, no pierdo nada con ir a la cita. Caminé hasta la habitación.
—¿Para donde vas, Grayson?—Preguntó Michelle confundida.
—Voy a buscar que ponerme para la cita de hoy.—Dije girando a verlas a ambas, ellas sonrieron orgullosas.
No dirigimos a mi clóset para buscar algo decente para la cita. Al final nos decidimos por un vestido rojo vino combinados con unos tacones negro y estaba listos. Me metí al baño rápidamente, al salir me puse el vestido y los tacones. Madison secaba mi cabello mientras Michelle buscaba el maquillaje. Me mire al espejo, ese reflejo seguía siendo diferente, era el reflejo de una persona nueva. Aún recuerdo la primera vez que quise verme bonita para alguien, es más, la primera vez que quise verme bonita. El motivo tenía nombre y apellido: Joseph Collins. Son cosas del paso, al fin y al cabo.
—¡Suerte, Amiga!—Dijeron amabas cuando estaba poniendo en marcha mi auto.
Mi dirigía al restaurante súper nerviosa, no había tenido una cita desde hace mucho tiempo, desde hace bastante. Le di las llaves al encargado del parking y entre al local. Ahí estaba Ross, vestido elegantemente con mucha distinción. Al verme se paró y llamo mi atención, me acerqué a él y lo saludé con un beso en la mejilla. Corrió la silla para que yo me sentara, luego se sentó en frente de mí.
—Buenas noches, Morgan.—Saludé amable.
—Por favor, llámeme Ross.—Dijo amable.
—Ok, Ross.—Dije y ambos reímos. El mesero llegó a nuestra mesa y nos dió los menú. Me concentré en los platillos.
—Te ves...Preciosa.—Musitó con la cara metida en el menú. Aparte la lista de platillos de mi vista para verlo. Él hizo lo mismo. Sus mejillas estaban enrojecidas.
—G-Gracias.—Dije Nerviosa, Mis mejillas empezaron a arder.
Desvíe mi vista a un segundo a la puerta de entra, una cabellera castaña obscura perfectamente peinada llamo mi atención, afine mi vista un poco más...Era Joseph. Mi corazón de aceleró a mil por hora. ¿Que demonios hace aquí?
—¿Kylie, algún problema?—Preguntó Ross preocupado. Me giré a verlo nuevamente.
«—Joseph Collins, ese es el problema.»—Pensé para mí.
—No, para nada. No hay ningún problema.—Volví a dirigir mi vista al menú con la esperanza de que lo que vieron mis ojos solo haya sido un espejismo.
—¡Hola, Collins!—Saludó Ross. Abrí mis ojos como platos, esto no era un espejismo. ¿Como que no conocías a Ross?, Maldito Joseph Mentiroso.
—¡Hey, Morgan!—Habló Joseph. No me quedo más remedio que subir mi vista hasta él. Simplemente me dedico una sonrisa.
—¿Que pasa chico? ¿Que haces aquí?—Pregunto mi acompañante
—Iba a cenar con mi novia pero dijo que estaba ocupada y que no podía venir.—Contestó algo Triste. Típico de Elizabeth.
—Oh que pena—Dijo Ross amablemente.
—¿Puedo cenar con usted?—Preguntó Joseph "inocentemente". Miré a Ross esperando una repuesta.
—No lo sé, Collins. ¿Que dices tú, Kylie?—Me pregunto Ross. Me giré a ver a Joseph, hacía esa carita de cachorrito abandonado. ¿Quién diablos se resiste a eso? Rodé mis ojos disimuladamente.
—Claro, no hay problema.—Dije entre dientes. Joseph jalo una silla y sentó en ella. El único problema aquí era él.
“Accidentalmente” mi tenedor y el de Joseph se cayó. Ambos nos bajamos para recogerlos.
—Te ves Hermosa.—Susurró Joseph casi audible. Al incorporarme en la silla lo mire extrañada. Sonriente me guiñó el ojo. Estaba aún más extrañada.
La velada paso lenta y algo divertida, ellos eran tan diferentes. Ross se miraba tan delicado y correcto, Joseph era más Serio y egocéntrico. La mirada de Ross se cruzó con la mía, él sonrió y yo imite su gesto. Una fuerza indescriptible me forzó a ver a Joseph, su mira marrón estaba sobre mí. Le sonreí y él imitó mi gesto. ¿Como demonios termine metida en este infierno de ángeles perfectos?
Los tres terminamos de comer y pedimos la cuenta, Joseph pago lo suyo y Ross pago lo de ambos, claramente al principio me reuse, pero al final terminó ganando él. Nos fuimos a la Salida del establecimiento, el Auto que trajeron antes fue el mío. Me entregaron las llaves y me subí en él.
—¡Buenas noches, Kylie!—Dijeron ambos al unísono. Eso me hizo tanta gracia que reí por lo bajo.
—¡Buenas noches, Chicos!—Reí suavemente mientras me iba.
Que noche más cansada. Solo quería ir y tirarme a la cama cuando llegara a casa. Ya en mi edificio dejé mi auto en el estacionamiento y subí a mi piso. Cuando abrí la puerta del departamento lo primero que vi fue a Madison y a Michelle.
—¿Como te fue, Kylie?—Preguntaron ambas.
—Pues me fue Bien. Ross fue todo un caballero, dijo que estaba preciosa y eso. Luego llegó Joseph, cenó con nosotros y me dijo que me miraba hermosa.—Finalice Sonriente sentándome en el sofá, Ambas estaban desconcertadas.
—Espera, Espera, Espera.—Dijo Michelle—¿Mi Hermano, llegó, cenó con ustedes y te dijo que te veías hermosa?
—Sí, resulta que tú hermano es un experto mentiroso. Sí conocía a Ross.
—Estaba segura que algo no calzaba.—Dijo Madison.—¿Porque Joseph estaba ahí?
—Al parecer tenía una cita con Elizabeth pero lo dejo plantado.
Les conté todo lo que había a pasado y luego se fueron. Me lave la cara y me puse la pijama. Recordé todo lo de esta noche y me dispuse a dormir.
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