3. Entera a pedazos
«Entera a Pedazos»
Después de llorar y llorar y seguir llorando me quedé dormida. Desperté por unas llamadas a la puerta. Pesadamente me levanté de la cama y me dirigí a la puerta, la abrí y Madison y Michelle aparecieron ante mis ojos. Me vieron sorprendidas. Traían maletas y bolsos.
—Oh Kylie, Cariño...¿Que pasó?—Pregunto Madison Sosteniendo mi Rostro. Hice todo a mi alcance para no llorar pero todos los intentos fueron en Vano. Dos lágrimas resbalaron por mis mejillas.
—Ya no llores, Kylie...—Consoló Michelle. Calme mi llanto y las mire.—¿No piensas ir a la Fiesta de Sarah?
Lo olvidé por completo. Me senté en el sofá pesadamente. La verdad no tenía muchas ganas de ir.
—No tengo ganas de ir.—Musité viendo un punto fijo. Ellas se miraron entre sí, se acercaron y se agacharon a la altura de mi rostro.
—¿No estás hablando en serio?—Preguntó Michelle incrédula.
—Simplemente no me siento bien...no estoy...
—¡No es posible!—Grito Madison enojada.—¿En serio te vas a dejar vencer por la estúpida de Elizabeth? ¡Ella siempre tiene lo que quiere! ¡Es hora de que tú le des una lección a esa Maldita malcriada! O dime Kylie...¿Dejaras que te vea vencida?
—Madison tiene razón, eres una mujer fuerte, una mujer que a pesar de cualquier cosa nunca dejo que nadie viera su lado débil. Eres asombrosa y si el Inepto de Joseph no mira eso pues lamento decirte que él no te merece Kylie. No merece nada de tí, ni tus lágrimas, ni tu amor.
Las palabras de Madison y de Michelle me dejaron atónita, era cierto. Ambos se iba a dar cuenta de lo que yo era capaz de hacer, ambos iban a ver quién era en realidad Kylie Grayson. Me pare y mire a ambas chicas con una sonrisa Auto suficiente.
—¿Saben algo? Tienen razón, no dejaré que Elizabeth me vea derrotada, no dejaré que ella me vea mal. Joseph se dará cuenta de que yo soy mucho mejor que ella y yo ya no estaré para él. Hoy solo pensaré en mí y solamente en mí.
—¡Así se habla!—Animó Michelle.
—¡Eso es Chica!—Aplaudio Madison.—Ahora métete al baño que nosotros nos vestimos y luego te arreglamos a tí.
Me metí al baño y me duche súper rápido. Las chicas estaban en el closet viendo que vestido me iba a poner. Salí con mi bata de baño y observé a las chicas, estaban prácticamente listas. Sonrientes se acercaron a mí.
—¿Porque tenías a este bebé tan olvidado en tu armario?—Preguntó Madison señalando el Precioso vestido negro que Sostenía en sus mano. No recordaba haber tenido ese vestido en mi armario, había Sido una compra de emergencia.—¿Que esperas? ¡Póntelo!—Demando la chica nuevamente.
Le arrebate el vestido de las manos y me lo coloqué. Me senté en una silla y las chicas sacaron el maquillaje, tardaron un poco pero terminaron a tiempo. Me levanté y me mire al espejo. No lo podía creer, ahí estaba yo. Entera a pedazos, pero estaba. Me había enamorado de mí misma.
—Eres preciosa.—Musitó Madison viendo mi reflejo en el espejo.
—¿Presiosa? Hermosa diría yo.—Hablo Michelle.
—Si, si, si, estoy bonita y eso. Ya vámonos, se nos hace tarde.—Dije tomando mi bolso y llendo hasta la puerta.
—Oh vamos, estás hermosa.—Chillo Michelle.—Ven, vamos a tomarnos fotos.
Después de nuestra sección fotografíca nos fuimos a la fiesta. El ruido ensordecedor, las luces bajas. Al llegar Sarah se acercó en nosotros.
—¡Hola, Chicas!—Saludó la Castaña.
—¡Hola, Sarah!—Las tres la abrazamos y le entregamos los regalos.
Todos los chicos se acercaron a nosotros.
—¡Hola, Kylie!—Me saludó Joseph.
—¡Hola, Joseph!—Inconscientemente le sonreí. Maldito corazón enamorado.
La fiesta estaba que empezaba. bebíamos, comíamos y reíamos. Poco a poco esa Euforia se fue apoderando de mi cuerpo. La euforia y el cansancio. Me senté en uno de los sillones de la fiesta a descansar mis piernas, miraba fijamente a Joseph que bailaba con Michelle. Jonh se acercó a mí con una botella de vodka.
—¿Sabes lo que yo sé?—Preguntó misterio sentándose junto a mí. dirigí mi mirada a él.
—¿Que es los que sabes?—Pregunté en el mismo tono.
—Lo de E y J.—Contestó sirviendo un trago. Le sonreí con malicia. Me extendió el "caballito" y lo tome, lo dirigí a mis labios y lo bebí de un golpe. El líquido caliente quemo mi garganta.—¿Que piensas hacer?—Preguntó nuevamente. Le entregué el vasito.
—¿Tu que crees que haré?—Él volvió a llenar en vaso con el líquido.
—¿Los harás sufrir? ¿Les demostraras que no se pueden meter contigo?—Dijo y me entregó el vaso nuevamente.
—Digamos que sí.—Declaré y volví a tomar. Está vez no me ardió tanto como antes.—¿Y tu qué? ¿Planeas emborracharme hasta que terminemos cantando alguna canción de despecho?—El moreno Rió por lo bajo. Imite su acción. Él se levantó.
—Vamos. La noche es jóven, hay que disfrútala.
Caminamos a la pista de baile, Joseph le hizo señales a Michelle, ella me miró y me llamo habiendo señas, me acerque a ellos. Las cálidas manos de Joseph tomaron las mías. Oh no, no, no, ¡No! Nos dirigimos a la pista de baile, ese hermoso paisaje de tonalidad marrón se apoderaba de su mirada era lo único que podía ver en ese momento, mi corazón latía rápido y fuerte, el corazón se me va a salir del pecho.
Mi cuerpo y el suyo se empezaron a mover al ritmo de More than Words. ¡¿Que demonios hago con mi ex novio bailando More Than Words, mientras que su novia está unos metros de nosotros?! Sentí como nos acercabamos aún más. Dirigí mi mirada a sus labios, esos labios son mi delirio. Una latente utopía causante de mi obsesivo afán por querer despecharme en esos trozos de carne que podrían tener más seguridad que la misma mona lisa. Esos labios tan ajenos a mí que fueron creados con la única finalidad de ser besados. tener esos labios debía ser ilegal porque cada vez que los veía me incitan a pecar. Si seguíamos así de juntos iba a cometer una locura, volviendo en sí me separé de él y baile con alguien más.
Ya eran casi las tres de la mañana, las chicas y yo nos despedimos de los demás y nos fuimos a la casa de Michelle. Hoy íbamos a hacer una especie de pijamada, íbamos a dormir las tres en el cuarto de Michelle. La verdad no podía dirigirle la mira a Joseph, aunque cada vez que tenía el valor de verlo su mirada ya estaba sobre mí.
—Que noche Dios mío...—Pense en voz alta ya en el cuarto de Michelle.
—vaya, vaya, vaya. A alguien le gusto bailar con su amor platónico.—Hablo Michelle burlándose de mí.
—¡¿En que demonios estaba pensando?!—Chille lenvantandome de un golpe, se giraron a verme.—¡Elizabeth estaba a unos metros de nosotros!
—Relájate, Kylie. Solo bailaron y listo—Madison me tranquilizo.—...Aunque está algo raro que en toda la Fiesta no se hayan acercado del todo.
—Sí, eso fue muy raro.—Opinó Michelle.
—Como sea, mañana hablamos de eso. Vamos a dormir.—Musite acomodándome un poco en la colchoneta.—Buenas noches.
—Que sueñes con Joseph.—Dijeron ambas chicas al unísono.
le des una lección a esa Maldita malcriada! O dime Kylie...¿Dejaras que te vea vencida?
—Madison tiene razón, eres una mujer fuerte, una mujer que a pesar de cualquier cosa nunca dejo que nadie viera su lado débil. Eres asombrosa y si el Inepto de Joseph no mira eso pues lamento decirte que él no te merece Kylie. No merece nada de tí, ni tus lágrimas, ni tu amor.
Las palabras de Madison y de Michelle me dejaron atónita, era cierto. Ambos se iba a dar cuenta de lo que yo era capaz de hacer, ambos iban a ver quién era en realidad Kylie Grayson. Me pare y mire a ambas chicas con una sonrisa Auto suficiente.
—¿Saben algo? Tienen razón, no dejaré que Elizabeth me vea derrotada, no dejaré que ella me vea mal. Joseph se dará cuenta de que yo soy mucho mejor que ella y yo ya no estaré para él. Hoy solo pensaré en mí y solamente en mí.
—¡Así se habla!—Animó Michelle.
—¡Eso es Chica!—Aplaudio Madison.—Ahora métete al baño que nosotros nos vestimos y luego te arreglamos a tí.
Me metí al baño y me duche súper rápido. Las chicas estaban en el closet viendo que vestido me iba a poner. Salí con mi bata de baño y observé a las chicas, estaban prácticamente listas. Sonrientes se acercaron a mí.
—¿Porque tenías a este bebé tan olvidado en tu armario?—Preguntó Madison señalando el Precioso vestido negro que Sostenía en sus mano. No recordaba haber tenido ese vestido en mi armario, había Sido una compra de emergencia.—¿Que esperas? ¡Póntelo!—Demando la chica nuevamente.
Le arrebate el vestido de las manos y me lo coloqué. Me senté en una silla y las chicas sacaron el maquillaje, tardaron un poco pero terminaron a tiempo. Me levanté y me mire al espejo. No lo podía creer, ahí estaba yo. Entera a pedazos, pero estaba. Me había enamorado de mí misma.
—Eres preciosa.—Musitó Madison viendo mi reflejo en el espejo.
—¿Presiosa? Hermosa diría yo.—Hablo Michelle.
—Si, si, si, estoy bonita y eso. Ya vámonos, se nos hace tarde.—Dije tomando mi bolso y llendo hasta la puerta.
—Oh vamos, estás hermosa.—Chillo Michelle.—Ven, vamos a tomarnos fotos.
Después de nuestra sección fotografíca nos fuimos a la fiesta. El ruido ensordecedor, las luces bajas. Al llegar Sarah se acercó en nosotros.
—¡Hola, Chicas!—Saludó la Castaña.
—¡Hola, Sarah!—Las tres la abrazamos y le entregamos los regalos.
Todos los chicos se acercaron a nosotros.
—¡Hola, Kylie!—Me saludó Joseph.
—¡Hola, Joseph!—Inconscientemente le sonreí. Maldito corazón enamorado.
La fiesta estaba que empezaba. bebíamos, comíamos y reíamos. Poco a poco esa Euforia se fue apoderando de mi cuerpo. La euforia y el cansancio. Me senté en uno de los sillones de la fiesta a descansar mis piernas, miraba fijamente a Joseph que bailaba con Michelle. Jonh se acercó a mí con una botella de vodka.
—¿Sabes lo que yo sé?—Preguntó misterio sentándose junto a mí. dirigí mi mirada a él.
—¿Que es los que sabes?—Pregunté en el mismo tono.
—Lo de E y J.—Contestó sirviendo un trago. Le sonreí con malicia. Me extendió el "caballito" y lo tome, lo dirigí a mis labios y lo bebí de un golpe. El líquido caliente quemo mi garganta.—¿Que piensas hacer?—Preguntó nuevamente. Le entregué el vasito.
—¿Tu que crees que haré?—Él volvió a llenar en vaso con el líquido.
—¿Los harás sufrir? ¿Les demostraras que no se pueden meter contigo?—Dijo y me entregó el vaso nuevamente.
—Digamos que sí.—Declaré y volví a tomar. Está vez no me ardió tanto como antes.—¿Y tu qué? ¿Planeas emborracharme hasta que terminemos cantando alguna canción de despecho?—El moreno Rió por lo bajo. Imite su acción. Él se levantó.
—Vamos. La noche es jóven, hay que disfrútala.
Caminamos a la pista de baile, Joseph le hizo señales a Michelle, ella me miró y me llamo habiendo señas, me acerque a ellos. Las cálidas manos de Joseph tomaron las mías. Oh no, no, no, ¡No! Nos dirigimos a la pista de baile, ese hermoso paisaje de tonalidad marrón se apoderaba de su mirada era lo único que podía ver en ese momento, mi corazón latía rápido y fuerte, el corazón se me va a salir del pecho.
Mi cuerpo y el suyo se empezaron a mover al ritmo de More than Words. ¡¿Que demonios hago con mi ex novio bailando More Than Words, mientras que su novia está unos metros de nosotros?! Sentí como nos acercabamos aún más. Dirigí mi mirada a sus labios, esos labios son mi delirio. Una latente utopía causante de mi obsesivo afán por querer despecharme en esos trozos de carne que podrían tener más seguridad que la misma mona lisa. Esos labios tan ajenos a mí que fueron creados con la única finalidad de ser besados. tener esos labios debía ser ilegal porque cada vez que los veía me incitan a pecar. Si seguíamos así de juntos iba a cometer una locura, volviendo en sí me separé de él y baile con alguien más.
Ya eran casi las tres de la mañana, las chicas y yo nos despedimos de los demás y nos fuimos a la casa de Michelle. Hoy íbamos a hacer una especie de pijamada, íbamos a dormir las tres en el cuarto de Michelle. La verdad no podía dirigirle la mira a Joseph, aunque cada vez que tenía el valor de verlo su mirada ya estaba sobre mí.
—Que noche Dios mío...—Pense en voz alta ya en el cuarto de Michelle.
—vaya, vaya, vaya. A alguien le gusto bailar con su amor platónico.—Hablo Michelle burlándose de mí.
—¡¿En que demonios estaba pensando?!—Chille lenvantandome de un golpe, se giraron a verme.—¡Elizabeth estaba a unos metros de nosotros!
—Relájate, Kylie. Solo bailaron y listo—Madison me tranquilizo.—...Aunque está algo raro que en toda la Fiesta no se hayan acercado del todo.
—Sí, eso fue muy raro.—Opinó Michelle.
—Como sea, mañana hablamos de eso. Vamos a dormir.—Musite acomodándome un poco en la colchoneta.—Buenas noches.
—Que sueñes con Joseph.—Dijeron ambas chicas al unísono.
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