17. Bajo las estrellas
«Bajo las estrellas»
El día empezó con energía, me di una ducha y me vestí con algo cómodo y fresco. Al terminar de acomodar las cosas baje a la sala principal, el señor Collins estaba abajo platicando con la señora Alberts.
-¡Buenos días, Kylie!-Saludó cordialmente el señor Collins con un abrazo.
-¡Buen día, señor Collins!-Dije respondiendo al abrazo.
-No estoy tan viejo, Kylie. Sabes que puedes llamarme Michael.
-Es la Costumbre. ¿Ha visto a los chicos?
-Sí, están afuera.
-Gracias.
Me dirigí donde estaban los chicos, los siete junto con Alessandro y Violet íbamos a desayunar en una cafetería muy cercana, era una cafetería para que los turistas se llevarán recuerdos y ese tipo de cosas.
-¿Que haremos hoy?-Pregunta Leonard dirigiendo la taza de café a sus labios.
-Podemos ir a algún lugar turístico o a un parque de atracciones que está muy cerca de aquí.-Responde Michelle.
-Yo voto por el parque.-Dije levantando mi mano.-¿Alguien más?-Los demás levantaron las manos.
-Bueno, el parque de atracciones será.-Dice Joseph haciendo bolita la servilleta de papel y poniéndola sobre su plato vacío.
Después de esa conversación seguí disfrutando de mi merienda de fresas, la verdad es que la gastronomía de esta ciudad es muy deliciosa, tienen una forma única de preparar todos sus platillos. En la tienda de regalos compramos algunos recuerdos. La mira de Joseph se cruzó con la mía, una sonrisa se dibujó en su rostro igual que en el mío.
-¡Hey, Kylie!-La voz de Alessandro captó mi atención.
-¡Hola, Ale!-Salude amablemente.-¿Que pasa?
-Te compre ésto, espero que te guste.-Digo tímidamente entregándome una pequeña bolsita, la tomé entre mis manos y la abrí. Su contenido era un collar dorado con un dije pequeño de corazón.
-Wow, Alessandro. Es hermoso, muchas gracias. ¿me podrías ayudar a ponerlo?
-Sí, Claro.-Él se dirigió a mis espaldas, yo recogía mi cabello y él abrochaba el collar.-Espero que siempre recuerdes este lugar.
-Claro que sí,-Me di la vuelta para verlo Mejor.-nunca lo olvidaré.-Nos dimos un pequeño abrazo y seguimos viendo la tienda.
Después de un tiempo salimos de la tienda y nos subimos a los auto. Estaba sujetando mi cinturón hasta que Joseph puso sus manos a los lados de mi rostro, me acerco a él y me besó lentamente. Está de más decir que me sonrojé a niveles sin medida.
-Lo siento, no me pude contener.-Se disculpó volviendo a su asiento.
-Sí, no hay problema.-Ambos reímos por lo bajo. Sujeto mi mano y entrelazó sus dedos con los míos.
Minutos después habíamos llegados al parque de atracciones, nuestras parejita se dirigieron rápidamente al "Túnel de los besos" y Leonard se fue a "La casa del terror". Joseph, Alessandro, Violet y yo caminamos por los puestos de puntería, esos típicos juegos donde tienes que darle al blanco, dispararle a patos de plástico o tirar las botellas para conseguir peluches y ese tipo de cosas.
-¿Quieres un Teddy, Kylie?-Preguntó Alessandro quien se encontraba detrás de mí.
-En realidad. Yo se lo voy a regalar, muchas Gracias por ofrecerte, Alessandro.-Interrumpió Joseph, mientras ponía su brazo sobre mis hombros.
-No te ofendas, Joseph. Pero no creo que tengas muy buena puntería.
Joseph, frunció el ceño y apretó la mandíbula. Esto huele a pelea.
-Es mejor que juguemos cada quién, ¿No lo creen?-Violet intervino entre ambos.
-Violet tiene razón, deberíamos de jugar todos.-Yo también trate de intervenir. Joseph y Alessandro relajaron su postura.
-¿Violet, me acompañas a comprar una banderilla?-Dijo Alessandro seriamente. Ambos de fueron en otra dirección.
Joseph y yo nos dirigimos al puesto de juegos. Mis ojos se iluminaron al ver un panda gigante.
-Yo sé que lo quieres.-Susurró Joseph cerca de mi oído.
-¿Ahora lees mentes?-Pregunté divertida.
-Quizás.-Dijo en el mismo tono. Se acerco al chico que vendía los tiros y le dieron tres.-¿Que tanto quieres ese Panda gigante?
-Yo Necesito ese Panda.-Dije como niña pequeña.
-Deseame suerte.-Dijo Joseph apuntando al pato.
Dos intentos y al tercero dió en el blanco.
-¿Que premio quiere?-Pregunta el chico del puesto.
-El Panda gigante porfavor.
El chico nos entrego al panda, caminamos por todo el lugar, fuimos a las tazas giratorias, luego a la casa del terror, banderillas, algodón de azúcar y bebíamos soda. Cuando nos reunimos con los chicos nos dirigimos a los carritos chocones o coches de choque. La noche empezaba a caer, así que por último nos subimos a la rueda. Teníamos un relajante paseo viendo la cuidad vestida de vivos colores.
-Es hermoso.-Musité embobada por el paisaje.
-Las cosas son más hermosas bajo la noche.
Al bajar los chicos nos esperaban.
-Lindo corazón, Jordan.-Dije al ver su peluche.
-Madison me lo regaló.-Dijo él apuntando a su chica. Miré a mi mejor amiga, sus mejillas estaban al rojo vivo y se escondía detrás de su amado. Sip, a Madison nunca le han gustado las muestras de afecto en público.
-¿Tú no tienes un peluche, Jonh?-Bromeé viendo a Michelle y a Jonh.
-Nop, Michelle prefiere el algodón de azúcar y las papas fritas, yo igual.-Dijo pasando su brazo por los hombros de mi mejor amiga.-¿Y tú de dónde sacaste ese Panda?-Preguntó desafiante.
-No es de tu incumbencia.-Dije seria.
Todos reímos ante esa escena, luego de unos minutos nos fuimos del lugar hasta la casa de verano, todos nos cambiamos de ropa y nos pusimos pijamas para ir al patio trasero a hacer una fogata y asar malvaviscos. Todos menos Alessandro y Violet. Madison, Leonard y Jonh hacían la fogata, mientras que Michelle y Joseph traían las malvaviscos. Jordan y yo acomodamos las mantas en el suelo. Todos nos sentamos al rededor de la fogata. Por un momento me detuve a analizar el panorama, Madison llenaba la boca de su novio de malvaviscos como si fueran niños pequeños, Jonh recostaba su cabeza sobre la de Michelle mientras tiernamente le daba malvaviscos en la boca. Los cuatro son muy adorables.
Por otro lado Leonard y yo comíamos Nachos y soda, y Joseph asaba los malvaviscos en la fogata. El tiempo pasó y cada uno a fue a sus habitaciones hasta que solo quedamos Joseph y yo.
-Bueno, solo quedamos tu y yo. ¿te gusta el vino?-Preguntó levantándose del suelo.
-Claro que me gusta.
-Quédate aquí, vuelvo en un minuto.
Joseph de dirigió a la casa y regreso con una botella.
-Vino de fresas, 1945.-Dice él sacando el corcho de la botella y sirviendolo en dos copas.
Bebimos el vino toda la noche mientras platicábamos y reíamos, Joseph siempre sabe como sacarme una sonrisa. Fijo su mira en un punto fijo de mi cuello.
-Lindo Collar.-Musitó con un peculiar tono exasperado.
-Sí, es muy lindo.-Respondí inocentemente.
-Alessando, tiene muy buen gusto.-Volvio a decir en el mismo tono dirigiendo la copa a sus labios.
-Sí, admiro el buen gusto de Alessandro.-Esta vez dije esa línea de forma juguetona.
-¿Sabes que te está cortejando, cierto?-Dijo con cierto tono de obviedad.
-Así es, por eso Admiro su buen gusto.-Ambos soltamos una pequeña risita.
-Tu inteligencia no la tiene nadie, eres única solo con eso y más.-Dijo enrollando su dedo índice en los mechones de mi cabello.
Esas palabras me hicieron sentir más que bien, Joseph me hace sentir la última gota el maldito océano ¿Porque?
Esa noche platicamos un rato hasta quedarnos dormidos.
∆∆∆∆
Nota de la autora:
Vamos Joseph, ya sabemos que amas a Kylie. ¿Que te impide decírselo?
Cómo sea, regáleme su voló y un comentario, porfis ☹️
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