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15. Hasta que la muerte nos separe.

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⟨Caminaba rápidamente por los pasillos de la casa, ayudaba a los empleados encargados de la decoración y el orden. Todo debía quedar perfecto para el festival de las flores. Se fue a su habitación para seguir ordenando sus cosas, arreglaba los girasoles que reposaban en un jarrón al lado del tocador.

Josephine Johnson era una mujer admirable; su sutileza y elegancia eran algo envidiable. Detrás de esos llamativos ojos pardos se encontraba la historia de una mujer que trabajó duro para llegar a ser quien es.

—¡Mamá, mamá, mamá!—Su "pequeño" hijo de doce años entraba eufórico por la puerta de la habitación llamando la atención de su madre.

El robusto chico de cabello castaño claro y profundos ojos cafés era la adoración de su alma. Un niño lleno de vida y amor. Era el rayo de luz en los días más oscuros para Josephine. Al pequeño le había dado todo lo que su alma y corazón podría darle.

—¿Que pasa, Joseph?—Pregunta la mujer dirigiéndose a su hijo.

—Papá ya está aquí.

La mujer suspiró con pesadez, su matrimonio no pasaba por el mejor momento. Algunos errores del pasado se habían llevado años y años de matrimonio. Ésto empeora un poco más su salud era terriblemente asfixiante para ella. Bajó a el salón donde se encontraba su "esposo".

—¡Buen día, Josephine!—Dijo el hombre con una cálida sonrisa.

—¿Que pasa, Michael?—Dijo la mujer frívola.

—Traje más flores para la decoración.—Contesto en hombre entristecido ante el comportamiento de su esposa.

—Muy bien, ¿Algo más?—Peguntó la mujer en el mismo tono.

—Necesito hablar contigo, Josephine.

—Ya hablamos Michael, los papeles de divorcio se te entregarán el lunes a primera hora.

—No es sobre eso...

—No tenés ningún asunto de que hablar ya te puedes ir.

—Crystal Josephine Johnson, por últimas vez te suplico que me escuches. Todas estas cosas sucedieron en el pasado, para mí es muy duro ver como dieciséis años de nuestro matrimonio se están yendo a la basura. No me hagas esto Josephine.—Tomo la mano de la mujer y la puso en su pecho.—Josephine, te amo. No quiero vivir una vida que no sea a tu lado, prometí amarte hasta el fin de mis días y pienso cumplir mi palabra. 

—Michael no es fácil, me engañaste por más de once años. Tienes una hija con otra mujer qué es nada más un año menor que nuestro hijo. ¿Entiendes lo duro que es para mí? 

—Claro que lo sé, estoy arrepentido de no haberte dicho antes, como quisiera verte lo dicho antes. Por favor Josephine, perdóname. Aún te quiero y no quiero perderte. Ella ya hizo su vida con alguien más y yo hice la mía contigo. 

La mujer se quedó callada por unos minutos, era muy chocante las declaraciones de su esposo en realidad ella también lo quería y no iba a dejar que su orgullo fuera más fuerte que el amor que le tenía, lentamente pasó sus brazos por el cuello del hombre abrazándolo fuertemente, él sonrió y contestó el gesto. 

—Siempre estaremos juntos.—Juro hombre aún abrazando la mujer.

—Hasta que la muerte nos separe.—Dijo la mujer besando la mejilla de su marido. 

—¡Hey, no me excluyan del abrazo grupal!—Hablá el retoño de ambos adultos.

Terminada la sesión familiar, cada miembro se ocupó de las actividades correspondientes del día. El festival de las flores era una de las festividades favoritas de Josephine, la construcción de escenarios con el arte de las flores era su pasión. La jardinería, la pintura y costura eran algunos hobbies que permanecían en la agenda de la castaña.

El festival de las flores estaba por empezar. La hermosa mujer resaltaba su belleza natural con un vestido amarillo con estampado de flores que detonaba el marrón de su mirada, con su castaño cabello de mechones dorados suelto bailado al compás del viento. La mujer irradiando esa energía tan característica que desprendía.

—Tantas veces que he ido al museo y nunca he visto una obra de arte como está.—Hablá Michael maravillado por la belleza de se esposa.

Ella le regala una sonrisa juguetona y traviesa. Él se acerca para abrazar a su esposa por la espalda.

—¿En serio la quieres conocer?—Preguntá el hombre con nerviosismo.

—Es la hija de mi esposo y hermana de mi hijo. Claramente, quiero conocerla. 

—Ya está por llegar. Sé que te va agradar.

Pasado los minutos el festival de las flores ya había comenzado. Sin exageraciones, todo el pueblo estaba en la casa de los Collins. La familia admiraba profundamente el festival siendo los anfitriones de todo el pueblo para esta celebración. La señora Josephine era muy conocida y querida en el lugar por sus fiestas y amabilidad.

En minutos su esposo se acercó con una niña de piel morena, cabello castaño ondulado y grandes ojos marrones. La niña era muy parecida a su esposo, compartiendo un poco de similitud con su hijo.

—Michelle, ella es Josephine. La mamá de tu hermanito Joseph.—Presentá Michael a la niña.

—Hola, Michelle.—Saludá la mujer con una cálida sonrisa.

—Hola, señora Josephine.

—Oh, cariño. Solo dime Josephine.

Sin mucha dilatación terminaron agradandose mutuamente. Josephine es una mujer con la característica de ser muy querida por las personas a las que conocía, es un don sin igual que ella tenía.

La música y ambiente se fue acabando poco a poco a medida de la noche avanzaba. Michael llevó a dormir a su habitación a Michelle mientras Josephine se quedaba a despedir a los invitados restantes. Sin embargo, algo andaba mal con ella. Mientras hablaba con su marido y su hijo, Josephine se empezó a sentir un fuerte dolor de pecho, el dolor era tanto que cayó rendida al suelo siendo socorrida por su pequeña familia.

Es una desgracia que esa misma noche del festival haya Sido manchada por una terrible tragedia, la luz radiante del hogar de los Collins había desaparecido. La muerte se llevó la felicidad de la familia mucho antes de lo que planeaban.⟩

...

Joseph y yo nos quedamos dormidos en la terraza, las anécdotas acerca de su madre eran tan entretenidas y divertidas que quizás sólo habíamos dormido algunas tres horas. Me levante de mi asiento y tapé a Joseph con las sábanas. Me dirigí a mi habitación y me metí al baño para tomar una ducha, al salir me vestí con algo casual una camiseta amarilla con un overol de falda y unos tenis de girasol. Hoy se celebra el festival de las flores, una celebración muy cotidiana en esta pequeña ciudad. No por nada es conocida como la ciudad de las flores y del cultivo en general.

Fui a la sala para desayunar con los chicos, comíamos cereal con frutillas. Algo liguero para comenzar el día. Al terminar de desayunar y platicar un poco con los muchachos fui a dejar mi tazón a la cocina. Eleanor se encontraba en esta barriendo y ordenando, me miraba de reojo mientras bebía agua. Como si quisiera pregúntame algo.

—¿De casualidad tú eres la novia del niño Joseph—Pregunto la mujer sin más.

Yo me ahogué con el agua que no pude tragar, aclaré mi garganta para contestar dicha pregunta. 

—No, señora. No soy la novia de Joseph.—Respodí amable.

—Lamento la molestia, es que en la madrugada los vi hablando muy sonrientes y animado que pensé que lo eras. Tú y él hace muy linda pareja, pueden culpame de eso.—Ella río. Yo imite su acción.—¿Como te llamas linda?

—Kylie Grayson, a sus órdenes. 

—Kylie, tú tienes esa luz, ese hermoso resplandor que ilumina todo aquello poseído por la oscuridad, tienes esa luz tan peculiar que no he visto en una persona más, la única luz similar a la tuya se extinguió hace 13 años, esa luz era la señora Josephine. Ojalá y algún día te quedes para siempre. 

Las palabras de la señora me desconcertaron, restándole importancia me dirigí a la sala. El señor Collins estaba ahí. Vestido elegante de un traje negro, lo saludamos amablemente antes ya habíamos cruzado palabras con él.

—¡Hola, señor Collins!—Saludé sonriente.

—¡Kylie!—Se acerca a mí y me da un fuerte abrazo.—Que gusto verte de nuevo.

—El gusto es mío, Señor Collins.

Charlamos por un rato más, luego él y Joseph se dirigieron al cementerio local. Los demás nos fuimos a la plaza para ver la festividad del día de las flores. Bailábamos, comíamos y bebíamos de las extravagantes bebidas que tenían en venta. Esta festividad efectivamente era una de mis favoritas, esos colores, ese aroma, esa energía. Eran incomparables.

Al caer la noche nos devolvimos a la casa, todos los chicos se fueron a sus respectivas habitaciones mas yo me quedé caminando por los pasillos de la casa hasta llegar al altar de la señora Collins. Joseph ya estaba ahí viendo fijamente el retrato de su madre. Apoye una de mis manos en su hombro para que notará mi presencia, apartó la vista y seco sus lágrimas para luego girar a verme.

—¿Que haces aquí, Kylie?

—Nada, solo vine a dejar un regalo.—extendí mis manos para dejar el ramo de flores en su altar. Joseph me abrazó fuertemente.

—Gracias, Kylie. Si mamá te hubiera conocido te aseguro que te amaría.—Susurró él en mi oído. 

—No hay nada que agradecer, me voy. Buenas noches.

Me fui a mi habitación e hice todos los procesos que hago antes de dormir. Con la cabeza sobre las almohadas y las sábanas cubriendo mi cuerpo analicé un poco más toda las cosas que pasaron en todo el día.

∆∆∆∆∆
Nota de la autora:

Siendo franca, Josephine es mi personaje favorito. Lástima que no duró lo suficientemente :(

¿Que tes pareció este capítulo? Háganmelo saber en los comentarios.

Nos leemos luego!

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