11. Después de la tormenta queda un arcoiris
-11-
Abrí mis ojos lentamente, el color del ambiente se me hacía muy diferente, efectivamente está no era mi habitación. Giré sobre el colchón, él estaba dormido a mi lado, uno de sos brazos pasaba sobre mi cintura. Me quedé viéndole por mucho tiempo, más del que ameritaba, pase suavemente la yema de mis dedos índice y corazón por sus carnosos y suaves labios. Con mi pulgar suavemente acaricié su mejilla, era tan perfecto, frágil, tierno. Era como un pequeño angelito.
Retiré su brazo de mi cintura y me levanté de la cama, me dirigí al baño para lavarme la cara. Caminé por la habitación viendo las fotografías enmarcadas que tenía en las paredes y en la repisas. La dichosa retratera que tenía Conmigo en un marco dorado con detalles negros, al lado de ella había una fotografía con un marco similar.
Tomé dicha foto y mire a las personas en ella, eran un niño y una mujer muy joven. Su cabello era largo y oscuro, sus ojos eran cafés muy oscuros, su sonrisa era blanca y llena de calma. De pronto sentí como unos brazos envolvieron mi cuerpo, su pecho se pegó a mi espalda y posicionó su cabeza sobre mí hombro, suavemente acercó su boca a mi oreja.
—Gracias por quedarte.—Musitó suavemente.
—No hay de qué.—Dije en el mismo tono.
Deje la foto en la repisa y me giré para abrazarlo mejor. Sus brazos pasaban por mí cintura mientras los míos detrás de su cuello, podía escuchar como sus latidos iban a de acelerados a más calmados, su representación lenta y relajante. Me separé de él para verlo a los ojos, esos destellantes faros de luz se clavaron en mi mirada. Mordí inconscientemente mi labio, juro que quería comerme su boca a besos.
—Me gusta como se te mira esa camisa, te queda mejor a tí que a mí.—Musitó nuevamente, esta vez viéndome de pies a cabeza.
—G-gracias.—Mis mejillas empezaron a arder.
El rió por lo bajo, se dió la vuelta y tomo una toalla que colgaba del perchero.
—Voy a bañarme primero, primero sale el agua helada así que cuando tú te bañes ya habrá agua caliente.—Comentó entrando al baño.
—Esta bien.
Seguí viendo un poco más su habitación, era grande con un gran ventanal por el cual podías ver toda la ciudad. Pude escuchar como cantaba en la ducha, su voz no era exactamente perfecta pero a mí me gustaba. En realidad me gustaba todo de él.
Salí de la habitación a sentarme a la sala, no había ni una señal de Michelle ¿Donde demonios se pudo haber perdido? Encendí la televisión para distraerme un rato, pase unos cuantos canales la programación de los fines de semana es muy aburrida a decir verdad. Empezaron a tocar la puerta del departamento, quizás sea Michelle, me levanté del sofá y me dirigí a la puerta. Al abrirla quede perpleja, la imagen de Elizabeth apareció ante mí.
—¿Kylie?—Pregunto sumamente bajo, estaban tan atónita como yo.
Al parecer ver a la Exnovia de tu reciente exnovio con su camisa que solo le cubre la mitad de los muslos no es la mejor forma de empezar el día.
—Kylie ya está el agua caliente...—Dijo Joseph bajando las escaleras, pauso un poco al ver a Elizabeth en la puerta.—¿Que haces aquí, Elizabeth?—Pregunto Extrañado acercándose a nosotras.
—Vine a dejar tu libro.—Dijo entregándole el libro de portada Verde. Michelle y Madison aparecieron detras de ella, nos mirararon con confusión a los tres.
—¿Que hacen reunidos en la puerta?—Interrogo Madison.
—Nada, solo que Eli, vino a dejarme el libro que le había prestado. Pero ya se iba.
—En realidad, quiero hablar contigo Joseph. En privado.
Elizabeth y Joseph salieron del departamento, cerraron la puerta. Michelle, Madison y yo nos quedamos adentro.
—Que extraño, ni siquiera es diciembre y Kylie ya tuvo una "noche buena"—Comento Michelle pícaramente. Hice una risa sarcástica ante su comentario.
—Si, claro...Que me dicen ustedes, ¿Donde demonios se metieron anoche?
—Primero ve a bañarte, creo que tienes ropa en mi cuarto, luego te contamos.—Dijo Michelle. Obedecí las órdenes de mi amiga y me metía al baño, al terminar fui a su habitación a buscar mi ropa, ya vestida me dirigí a la sala. Joseph estaba sentado a uno de los sillones.
—Bien, ¿Que hicieron anoche?—Pregunte sentándome junto a Joseph.
—Bueno, fuimos al cine, luego al nuevo Club nocturno Blank Space Creo que se llamaba. Allí bebimos, comimos, bailamos...nos besamos.—Lo último que dijo Michelle fue casi audible. Joseph y yo nos miramos entre sí.
—Espera un segundo...¡¿QUÉ?!—Dije alterada.
—En mi defensa, ¡Jonh me besó primero!—Declaró Michelle levantándose del sofá. Madison, Joseph y yo Reíamos a todo pulmón.
Pasaron unas cuantas horas, veíamos una película pera después dar un paseo por el parque. Al terminar el largometraje los cuatro nos subimos al Jeep de Joseph.
Yo iba del lado del copiloto, mientras que Madison y Michelle iban en los asientos traseros. Pasamos por Leonard para irnos al parque. Nos sentamos en una de las mesas y empezamos a hablar, hablábamos de cualquier cosa en realidad, no había tema que no se nos diera. Leonard hablaba animadamente alguna anécdota que le había pasado con alguna de sus Ex-novias. Quitándole atención a su historia dirigí mi vista a Joseph, me miraba fijamente apoyando su rostro con una sde sus manos. Ya saben, como la típica escena romántica donde el chico se le queda viendo a la chica como si fuera lo más perfecto del mundo. Cuando hice eso él desacomodó su postura y giro la vista a a otro lado, obviamente yo hice lo mismo.
—¿Es cierto que terminaste con Elizabeth?—Pregunto Leonard inocentemente.
—Sí, ella y yo terminamos.—Argumentó Joseph entristecido.
—¿Y porqué terminaron?—Esta vez fue Madison fue la que pregunto.
—Cosas que pasan, a veces estamos con las personas equivocada.—Respondió de la misma manera. Al ver la tensión de la situación cambiaron de tema, tomé la mano de Joseph por debajo de la mesa. Él sonrió y entrelazó sus dedos con los míos. Ambos nos levantamos de la mesa y nos fuimos a comprar un helado.
—¿Que sabor quieres se helado?—Preguntó él.
—Crema con Galletas—Respondí como una niña pequeña. El rió por lo bajo y pidió dos helados de crema con galletas. Dios, ¿Porque cada vez que sonríe tengo ganas de besarlo?
Nos sentamos en una de las mesas a comer nuestro helado.
—¿Que te dijo Elizabeth?—Pregunté saboreando mi helado.
—Nada de importancia, que quería que nuestra relación de amigos no cambiará y que si me hizo algo que la perdonará. Creo que pensó que tú y yo pues...ya lo sabes.—Dijo mientras hacía una pequeña risita. Yo igual reí.
Al final Leonard, Michelle y Madison se fueron caminando porque tenían que hacer otras cosas. Joseph y yo nos quedamos en el parque platicando y caminado un poco las horas se pasaban tan rápidas. Sin previo aviso gotas empezaron a caer del cielo, estábamos muy lejos del auto, empezamos a caminar muy rápido pero la neblina no nos dejaba ver con claridad.
—Ven, creo que sé dónde está el auto.—Dijo tomando mi mano. Volvimos a correr hasta llegar al Jeep.
Estábamos totalmente empapados al vernos nos echamos a reír, él a se miraba tan lindo ¿Alguna vez dije cuanto adoraba verlo con el cabello mojado? Cuando puso el vehículo en marcha aproveche para encender la radio, Love never felt so good de Michael Jackson empezó a reproducirse por los altavoces del auto. Empezó a cantar muy bajo casi en silencio, yo cante un poco más alto solo para que su miedo a cantar desapareciera. Claro que logré mi cometido, ahora él y yo cantábamos a todo pulmón dicha canción.
Después de unos cuantos minutos llegamos a mi edificio, antes de bajar del auto saco una bolsa de la guantera, nuevamente corrimos para entrar al lobby, subimos por el elevador y marcamos mi piso. Él sacudió su cabeza como lo hacen los perros, mojandomé más de lo que ya lo estaba. Bajamos del elevador y busque las llaves del departamento, por suerte si las traía conmigo. Entramos al departamento, entre al baño y saque una toalla para Joseph.
—¿Puedo usar el baño, para cambiarme la ropa?—Dijo apuntando la bolsa.
—Claro, pasa.
Yo me dirigí a mi habitación para hacer lo mismo, me puse una sudadera roja y un short corto, era lo más que tenía de pijama no suelo usar pantalones de dormir, ya vestida baje a la sala. Joseph ya tenía su ropa puesta mientras que la toalla la tenía en la cabeza. Nos sentamos en el sillón a ver algo de nuestra serie, me pare un segundo para hacernos chocolate caliente con algo de malvaviscos. Me volví a sentar en mi lugar. Sin motivo aparente nos acostamos en la alfombra de peluche a adornaba mi salón, nos cubrimos con una sábana. De verdad que hacía mucho frío. Poco a poco le fui perdiendo interés a lo que decían en la serie, me giré a verlo él. Sus profundos y adorables ojos ya está sobre mí, nos quedamos unos segundos viéndonos fijamente a los ojos, con una de sus manos acomodo un mechón de mi cabello. Casi como si estuviéramos conectado me envió una señal de que le diera un abrazo.
Me acerqué más a él, me pegó a su pecho podía escuchar lo pesado que sonaba su corazón y lo lento de su respiración, levanté mi rostro y el bajo el suyo, sin pensarlo mucho él se volvió acerca a mí, sus labios y los mios se unieron en un lento y largo beso. Nos separamos por falta de oxígeno, ahora el había colocado su cabeza en el espacio de mi cuello, pasaba mis dedos por cabello que aún seguía húmedo, hacia pequeños rizos con mis dedos, deje de hacer los rizos en su cabello y pegue mi nariz va este. Amaba su cabello, ese olor frutal y suave que tenía. Poco a poco me fui quedando dormida.
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