Dieciséis
Vi a Daniel hablando contigo en las afueras de mi salón, al verlos sentí nervios pero a la vez un cierto enojo porque ya sabía de que trataba todo esto.
Quise desviar la mirada pero sentía la tuya en mi, tan solo quise distraerme mientras dibujada un mapa que me había pedido tu hermano.
Desde ése día, Daniel nunca me dejó sola, porque buscaba una manera para que hablara contigo pero no estabas ahí.
Ya te comenzaba a ver que actuabas diferente. Y eso comenzaba a dolerme.
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