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Capítulo 16: Prométemelo

Narrador Omnisciente

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Raito no era de palabras frías, pero soltó aquella frase a causa de su enojo y remordimiento; sólo se fue. Las lágrimas de felicidad de Lucy de por fin haber soltado aquel secreto, pasaron a ser de tristeza.

En la mente de Natsu se cruzaron ciertas imágenes. Recordó cuando Gray dijo aquel nombre, y la cara de tristeza de Lucy. También recordó cuando persiguió a los "tíos" de Raito, y éstos llevaban un montón de cosas, todo de a dos. Además, Raito poseía uno de esos aromas que sintió cuando entró a la casa de Lucy, ¿de quién era el otro?

Natsu: Natsuki era... ¿Mi hija?

Lucy: Sí... Mi embarazo no era común, tuve unos hermosos gemelos. Pero... -llora-

El dragón slayer presentía que no era una buena noticia.

Natsu: ¿Qué pasó?

Lucy: Una noche, con Natsuki tuvimos una discusión... Ella salió corriendo de casa y donde vivíamos era realmente peligroso, ya que unas grandes bestias rondaban el sector. Efectivamente, una de esas bestias se topó con Natsuki... Y, bueno... -sollozo- No fui capaz de rescatarla, y la perdí frente a mis ojos...

A Lucy le dolía recordar aquello. Natsu comprendiendo la situación, abrazó a la rubia nuevamente, esta vez con más sentimiento, apoyándola para que se sintiera segura.

Decidieron que tenían que volver al gremio, para hablar con Raito y resolver las diferencias, pero él no estaba ahí.

Otra vez, Lucy volvió a sentir desesperación, ese miedo que le robó a su hija.

Erza: ¿No tienes alguna idea dónde puede estar?

Lucy: No... Es su primera vez en Magnolia, o mejor dicho, en una ciudad.

Gray: ¿Y si piensas en sus gustos?

Lucy: La biblioteca, un museo o un zoológico... También se lleva bien con los lugares que están con la naturaleza... Bajo presión no me da para pensar más.

Los magos se separaron para poder buscar. Levy fue a la biblioteca, Gray al museo y Erza al zoológico. Lucy seguía atormentándose, así que se quedó al cuidado de Mirajane en el gremio. Natsu, que ahora sabía que era padre, se fue a recorrer toda la ciudad, y en el lugar en el que solía pescar con Happy, vio a Raito dándole fuertes golpes al árbol.

Natsu: Oye, oye, detente no dañes este árbol.

Natsu cada vez que se iba a ir a una misión, se arrodillaba frente al árbol y le pedía que Lucy apareciera. Se había vuelto importante, por el único hecho de a ella le gustaba sentarse ahí.

Raito: Y qué, ¿acaso quieres que entrene contigo?

El dragón slayer se dio cuenta de que esa podría ser su oportunidad. Se colocó en posición de pelea y con la mano hizo un gesto para que se acercase.

Natsu: Dame tu mejor golpe.

Raito tomó velocidad y le dio justo en el estómago, pero el pelirosa no se inmutó. El niño sintió cierta admiración, pero lo ocultó. Pasaron así toda la tarde, entre las peleas comenzaron a surgir juegos... Y terminaron, con sonrisas en el rostro, recostados bajo la sombra del árbol observando el río.

Natsu: ¿Sabes? Yo perdí a mi padre cuando era muy pequeño. El dragón de fuego, Igneel, me enseñó a leer, a luchar y cuidó de mí. Un día sólo desapareció... Hace doce años atrás, en una pelea, lo volví a ver. Por querer salvarnos murió ante mis ojos, sin poderme explicar nada... Apareció lo que tanto busqué y me lo arrebataron en minutos.

Raito: Mamá lo había mencionado. Pero, ¿por qué me lo dices ahora?

Natsu: Si te hice falta, perdón. Yo no sabía que existías, tampoco nadie me lo dijo, ¿qué podía hacer? Nunca te hubiera dejado solo por mí propia voluntad, sé lo que se siente. Lamento decirte que has aparecido en mi vida, y no pienso dejarte ir, hijo.

Las palabras de Natsu habían tocado el corazón de Raito. El niño se sintió identificado, su padre también había aparecido de repente y si era muy sincero, no quería que se repitiera esa historia.

Raito: Prométeme algo.

El pelirosa lo miró curioso, pero si era necesario haría lo que fuera.

Natsu: Claro.

Raito: Prométeme que no te irás al igual que ese dragón.

Los ojos de Raito estaban llenándose de lágrimas, pero se las aguantó. Natsu colocó su mano en la cabeza del pequeño y le desordenó el cabello.

Natsu: Lo prometo. También prometo que recuperaremos estos años perdidos, ya verás.

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