Era un día tranquilo en el pueblo de Carabar; o al menos lo era hasta que un rumor no confirmado recorrió más rápido que aquella garra sobre el rostro del exalcalde.
Nadie sabía a ciencia cierta qué estaba sucediendo, y aunque el ya mencionado no fue precisamente su persona favorita, sintieron temor por lo que podría suceder sin una persona al mando.
—Todo esto es culpa de la bestia —expresó preocupado uno de los aldeanos.
Un grupo de personas se reunieron para conversar sobre la situación en Carabar. Con temor, con la incertidumbre de un futuro inestable.
—O las bestias —añadió otro. Todos giraron a verse unos a otros.
Era verdad, no sabían un número exacto. Si era uno, dos, o un grupo grande de hombres lobo haciéndose pasar por aldeanos comunes y corrientes.
Podrían estar hablando con uno en esa pequeña reunión y no lo sabrían.
Jamás lo sabrían.
Solo ellos mismos.
—De todos modos, me alegra que ese tipo esté muerto —declaró otro aldeano enfurecido. Algunos lo miraron, otros estuvieron de acuerdo sin expresarlo con palabras.
—¡Tenemos que buscar una solución! No necesitamos otro alcalde —interrumpió uno—. Necesitamos que esas bestias se vayan de aquí. Vivos o muertos. De preferencia muertos.
—¡¡Sí!! —alguien lo secundó.
Una muchedumbre de gente tanto enajenados como frenéticos buscaba venganza. Y de pronto sintieron un odio interno tan fuerte que la única decisión viable fue linchar a su propio pueblo.
Irreflexivos, pero buscaban un escarmiento y justicia para los suyos.
—¿Cómo sabremos quién es?
—Solo lo sabremos —respondió el promotor de aquella atrocidad. —Solo quiero que sepan que yo no soy uno.
Las risas no faltaron.
—Eso es lo que diría un culpable, ¿cómo sabemos que no eres tú?
—Bueno, yo no elegí a Andrew. Ustedes sí. Yo jamás haría algo en contra de mi pueblo —respondió seguro.
Los habitantes se vieron en una situación de confusión total, ¿cómo descubrirían quiénes eran los hombres lobo reales? ¿Solo eran hombres?
—Bueno, siempre podemos empezar por los forasteros, ¿no?
Eso podría tener sentido para ellos. Tenían algunos habitantes nuevos en el pueblo, y ya que antes de su llegada nada había sucedido, eran posibles culpables.
El pueblo se veía dividido, nadie sabía nada de nadie. Quienes se vieron como amigos de toda la vida, empezaban a dudar. Sentían que en cualquier momento los podrían traicionar.
Carabar pasó de ser un lugar feliz y lleno de colores, a un lugar de tierra fértil pero muerta a la vez. Nadie salía a saludar, se encerraban muy temprano por la noche y no se atrevían a salir sin un acompañante, incluso si eso no les asegurara nada.
Tenían miedo de todos y de nadie a la vez. Solo esperaban que aquello que los aterraba se fuese pronto.
Por otro lado, en ese mismo pueblo, y más o menos a la misma hora por la tarde; dos muchachas lloraban de forma desconsolada. Se abrazaron recordando que desde ese momento, estarían ellas dos contra el mundo.
Su padre había fallecido en extrañas condiciones. Él les comentó que haría un pequeño viaje a la aldea contigua para próximos intercambios.
A pocas horas de su salida, se enteraron que unos pobladores encontraron lo que quedaba de su cadáver cerca del río.
Lo cierto es que el exmandatario no era santo de la devoción de muchos, pero también tenía a personas que lo querían. Con sus desaciertos y pocas virtudes.
Algo que no supo valorar hasta sus últimos minutos con vida.
—¿Qué vamos a hacer, Lilith? Esa gente nos odia, y lo sabes. Nosotras no tenemos la culpa de las acciones de mi padre. Si salimos de aquí, nos van a asesinar —susurró Seren. Ella estaba aterrada. Jamás había pensado en aquella posibilidad, pero el rumor del grupo de pueblerinos que se habían unido para linchar a los supuestos hombres lobo estaba presente.
—Nosotras sabemos la verdad, Seren —respondió su hermana mayor. Lilith siempre estuvo ahí para hacerla entrar en razón, era la voz madura de las dos y quien siempre sabía qué hacer. Seren pensó en ello y qué pasaría si se quedaba sola.
No quería pensar en ello, pero su cerebro era traicionero.
—¿De qué sirve la verdad, hermana? ¡Lo primero que van a hacer es terminar con nosotras! Ellos no necesitan la verdad, ellos solo necesitan desaparecer gente y sentir que están haciendo lo correcto, y por supuesto que empezarán con nosotras. Porque somos las hijas del hombre corrupto que los hizo sufrir. Porque, aunque no seamos culpables, para ellos lo somos. Somos el enemigo.
La hermana de cabello rojo tomó las manos de su hermana menor y le dedicó aquella sonrisa de lado que la caracterizaba. Una sonrisa que reflejaba paz, aunque no era precisamente lo que sentía. Tenía el poder de hacerle creer a los demás que todo estaba bien.
—Te voy a proteger. Lo prometo —aseguró Lilith.
—¿Y si ya no estás? —cuestionó Seren. Exteriorizó aquello que hasta el momento solo había estado en su mente—. ¿Y si me quedo sola? ¿Cómo podrás protegerme como dices? ¿Qué voy a hacer sin ti? No nos podemos arriesgar. Tú y yo sabemos que no tengo el poder de protegerte. El amor no es tan fuerte para salvar a una persona.
—Eso es lo que tú crees —contestó la pelirroja. Presionó la nariz de su hermana con un dedo y suspiró. —Tienes el poder de salvar a quien quieras. No tienes idea del poder que tienes, Seren. Nuestra madre murió peleando por nosotras y nos otorgó estos dones. No podemos rendirnos ahora. Vamos a trabajar juntas, y quienes terminaron con la vida de nuestros padres, pagarán. Lo prometo.
—No prometas cosas que no puedes cumplir, Lilith —lloró Seren.
—Por eso lo prometo. Nadie va a poder con nosotras —respondió segura.
Seren no confió en lo que su hermana dijo en ese momento y Lilith lo sabía; sin embargo, asintió y se dieron otro abrazo, porque todavía les quedaba un poco de fe. Una pizca pequeña de esperanza aún estaba encendida, y eso es lo único que Lilith necesitaba para seguir adelante.
—¡¡Auxilio!! —se oyó de pronto en la ventana de las hermanas. Ambas se separaron confundidas y se acercaron con temor al lugar de donde venía todo ese escándalo.
Un muchacho.
Era Arthur, uno de los nuevos vecinos del pueblo. Gritaba asustado mientras una turba de personas enojadas lo arrastraba hacia el centro de Carabar.
Seren jadeó. Arthur estaba medio desnudo y herido. Ninguno de los que lo llevaba tenía compasión por él y solo se oían gritos en lo que lo culpaban y le llamaban asesino.
—¡Es el hombre lobo! —gritó alguien mientras corría.
—¿Ya lo encontraron? —cuestionó Lilith sorprendida. Ambas hermanas salieron a la calle.
—¡Arthur es inocente! —exclamó su madre desesperada. La señora estaba hecha un manojo de nervios. —¡Él ni siquiera estaba aquí cuando el hombre lobo atacó al alcalde! ¡Mi Arthur no puede ser lo que ustedes dicen! —lloró. La mujer cayó al suelo de rodillas, como implorando que lo dejasen en paz.
Pero el pueblo no hizo caso. Carabar quería justicia, fuese como fuese, y muriese quien muriese.
—No es él —susurró Seren cerrando los ojos, pero nadie la escuchó. Porque los gritos de la gente eran más fuertes que nada.
Lilith miró a su hermana.
Arthur murió a manos de la misma muchedumbre que lo recibió unos meses antes. La misma gente que le prometió vivir en un mejor lugar que donde venía.
Jamás le dieron oportunidad de hablar o defenderse. Murió golpeado, quemado y linchado por sus propios vecinos.
Dos personas murieron el mismo día. Y no serían las últimas.
Ooooook let's goooo
Hiiii :P
¿Cómo está mi gente? ¡Arriba esas manos!
XD
AMIKAS, primero que nada: HABEMUS PORTADA.
NO, ES QUE YO NECESITO QUE LA VEAN EN GRANDE SI AÚN NO VIERON MIS 8262626389794874 PUBLICACIONES EN REDES SOCIALES. AHÍ LES VA:
HOLA??????????????????????????
Tengo que agradecer OTRA VEZ a weirdoplaces por esta preciosa portada. Vean el arte de Vic, no me voy a cansar de recomendarla y buscarla cada vez que necesite una portada porque VEAN QUÉ MARAVILLA.
Bueno, me calmo.
Espero que les haya gustado el primer capítulo, ya Seren y Lilith hablaron y las conocieron un poquito, a ver cuáles son sus dones y a ver también cuándo aparecen los hombres lobo de los que tanto habla el pueblo 😡😡😡😡😡
Momento de silencio por Arthur, gran vecino mejor persona 😔🙏🏻
Tkm, gracias por leerme y espero que te guste este pequeño relato uwu
Pd: A mis amigas escritoras que me están diciendo que me están leyendo, dejen de hacerlo porque me va a dar algo, gracias por su atención. ❤️🩹
Pd 2: Tienen una playlist en spotify llamada "Aullidos de Carabar" por si quieren pasarse, igual les recomendaré un par de canciones para escuchar a lo largo de estos capítulos (antes de leer) así que disfruten <3
Baaaaai <3
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