Capítulo 7
🌙 Aullidos de Amor 🌙
Capítulo 7
— Sara trae toallas ..
Hinata escuchó la voz profunda y hasta sintió la vibración en su mejilla, pero no sabía lo que pasaba. Su cuerpo tembló de forma involuntaria cuando sintió frío, y se acurrucó más contra el cuerpo caliente que tenía al lado.
—Te tengo pequeña— dijo la voz masculina cerca de su oído.
Hinata se sintió tranquila, no sabía que pasaba, pero no tenía miedo. Intentó recordar que había pasado mientras sentía que era llevaba por alguien.
¿Dónde estaba?...
Ah, sí. Ella había ido al bar para comer algo, allí había conocido a una simpática muchacha llamada..
—¿Ino? ¿Qué sucedió, nena?— preguntó otra voz profunda.
Si, llamada Ino. La muchacha debía tener no más de 21 años, carismática pero algo tímida con los hombres. Ella lo supo cuando fue testigo de la forma que no había podido librarse de un pesado motoquero qué quería pasarse de listo con ella.
—¿Sai? ¿Qué haces aquí?— preguntó Ino, Hinata volvió a reconocer su tono incómodo.
Ella frunció el ceño cuando las voces se hicieron cada vez más lejanas. Alguien la estaba moviendo, recordó cuando escuchó una puerta siendo abierta.
—¿Dónde están esas toallas, Sara?— preguntó la voz profunda de nuevo, el pecho duro en su mejilla vibrando.
Hinata parpadeó cuando luces se encendieron y reconoció la habitación donde se iba a quedar unos días.
— Aquí están, Naruto.
Así que, Sara era el nombre de la adolescente que le había registrado en el hostal...
Hinata sentía su cabeza algo confusa, pero también recordó a Naruto y la discusión del bar. Los recuerdos pasaron por su mente como flashes.
Lluvia. Golpes. Relámpagos. Y miedo... pero no podía recordar qué le había asustado.
La dejaron en una superficie mullida y comenzaron a pasarle toallas por la cara. Hinata agitó la cabeza, y vió a Naruto en cuclillas frente a ella. Su cabello rubio corto estaba pegado a su cráneo, totalmente mojado, sus ojos color zafiro estaban fijos en ella. Se tocó la frente cuando un dolor sordo le llegó desde la cabeza.
—¿Qué ha pasado?— preguntó con la voz algo ahogada.
—Tranquila, señorita Hyūga. Se ha desmayado.
Hinata frunció el ceño y lo observó. ¿Ella? ¿Desmayarse?
—¿Qué?— preguntó sacándole la toalla de su mano errante, que estaba bajando por su cuello.
Naruto alzó una ceja, pero asintió. Hinata observó a la adolescente pelirroja a la espalda de él, mirando al rubio como si él fuera un caballero de brillante armadura. Estaba muy confundida, ella jamás se había desmayado en su vida. Podía recordar su corazón agitado y la falta de respiración, pero no lo que lo había causado.
Hinata se pasó la toalla por la cara cuando de su cabello le caía gotas de agua fría. Tembló entera al darse cuenta que toda su ropa estaba empapada. Bajó la mirada, notando que su suéter blanco se había pegado como una segunda piel y se transparentaba su sujetador. Ella jadeó, se tapó con la toalla, y miró rápidamente a Naruto cuando se dió cuenta que hasta sus pezones se notaban.
Sintió su rostro caliente, a pesar del frío, cuando se dió cuenta que Naruto tenía el rostro justo a esa altura. Le habría sido imposible no notarlo. Ella agradeció que de todos modos él parecía más interesado en el costado del sofá dónde la había sentado. De todos modos, el rubio se dió cuenta de su movimiento y, mientras se levantaba de su posición de cuclillas, en sus largas piernas, se aclaró la garganta.
— Lamento que haya sido testigo de una escena tan desagradable—, Naruto dió un paso hacia atrás, ella tuvo que inclinar su cabeza hacia atrás para mirarlo al rostro—. Obviamente se sintió afectada por la violencia. Disculpe mí comportamiento, pero estos motoqueros no comprenden de otra forma. De todos modos, fue muy imprudente de su parte provocarlo.
Hinata se sintió como una niña siendo regañada y era lo suficientemente inteligente para sentir algo de vergüenza. Aún así, no pudo detener a su boca.
— Él estaba molestando a Ino—, murmuró—. No iba a dejar que la acosara. Nadie estaba haciendo algo y todos se dieron cuenta de la situación.
Ella espero la mirada dura, de reprobación, pero Naruto sonrió. Hinata abrió los ojos grandes cuando sintió que su estómago se apretaba, un extraño cosquilleo se esparció por su vientre. Sus mejillas se sonrojaron cuando sintió que sus pezones se apretaban contra su ropa mojada. Sus dedos apretaron más la toalla de mano allí, apartó la mirada a la pelirroja que seguía allí.
Naruto pareció notar la dirección de su mirada, porque se giró un poco hacia la niña. Ella sólo tenía ojos para el hombre, porque su rostro se volvió algo rojo mientras daba un paso hacia él, extendiendo una toalla más grande.
— Para ti, Naruto— dijo.
—No es necesario, Sara. Gracias— le contestó mientras negaba con la cabeza.
— Pe-pero estás empapado—, murmuró Sara algo desanimada.
La mirada de Hinata bajó por el cuerpo de Naruto, notando por primera vez que él estaba tan mojado como lo estaba ella.
No pudo evitar apreciar la vista.
Su camiseta verde estaba pegada a su pecho musculoso, mostrando su estómago tensó y marcado. También se apretaba como segunda piel en sus brazos, aunque estaban flojos a su costado, eran gruesos y abultados con músculos. Su vaquero estaba oscuro y apretado en su trasero duro y respingón. Hinata jamás había visto un trasero más atractivo. Ella se mordió el labio y se obligó a desviar la mirada.
No era educado quedarse mirando.
Más cuando provocaba cosas en ella. Apretó los muslos cuando sintió un cosquilleo en su centro. Ella respiró profundamente y volvió a mirar hacia el rostro de Naruto. Él tomó aire profundamente por la nariz y lo soltó lentamente, como si se pidiera paciencia. Pero Hinata notó como su cuerpo se tensaba por un segundo.
Naruto volvió la mirada lentamente a ella y la clavó en sus ojos. Hinata retuvo la respiración. Sus zafiros se volvieron un poco oscuros, casi parecía hambriento.
Y ella parecía ser la comida, por la mirada que le daba.
— Sara, déjanos solos a la señorita Hyūga y a mí— dijo con la voz más profunda y sin dejar de observarla.
Hinata tragó saliva.
—N-no sé si es a-apropiado...— murmuró la muchacha.
— Tengo que hablarle sobre un trabajo.
— Ella, umm.. tendría que cambiarse, Naruto. Y tú también. Se pueden enfermar—, protestó ella.
— Esperaré—, declaró—. Señorita Hyūga, ¿Desea cambiarse en su habitación?
Hinata abrió la boca para decir que sí, pero la adolescente volvió a hablar.
—Pero ¿y tú? No puedes...
— Puedo—, le interrumpió él con voz dura, volviendo a mirarla—. Puedes irte—, la despachó.
Hinata desvío su mirada a la niña, notando cómo sus ojos ojos verdes se agrandaban y luego observaba a su dirección con ojos llenos de rencor. Se mantuvo en silencio mientras la niña apretaba los labios y se giraba con la toalla más grande y caminaba hacia la puerta.
— Sara, detente— la llamó en último momento Naruto. La niña se volvió esperanzada mientras él daba una pasos hacia ella. Hinata se sorprendió un poco cuando le sacó la toalla de las manos, aunque lo hizo de forma delicada—. Deja esto para la señorita Hyūga. La toalla de mano ya está húmeda.
Sara miró sorprendida a Naruto y luego hizo un ruido de impotencia, porque golpeó su pie contra el suelo y salió casi corriendo de allí.
Hinata se mantuvo en el sillón, mirando la escena. No sabía qué pasaba y por qué no se había enojado con Naruto por tratar así a la niña. Pero volvió a apreciar su trasero mientras él se mantenía mirando a la puerta por unos segundos.
Se tensó un poco cuando él se volvió a ella con lentitud y le extendió lentamente la toalla blanca.
— Tenemos que hablar— dijo con voz profunda.
Continuará...
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