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Capítulo 5

🌙 Aullidos de Amor 🌙

Capítulo 5

Hinata bajó por las escaleras cerca del horario de la cena. Había esperado al señor Uzumaki toda la tarde, pero él no había aparecido. Ella no se perdería la maldita cena. Él tendría que buscarla en el restaurante que había en la esquina del hostal. De todos modos avisaría a la adolescente que le había atendido esa mañana, por si él se presentaba mientras ella estaba ausente.

Hinata tiró hacia abajo su suéter blanco con cuello de tortuga, ya que se levantaba en la parte de su estómago. No había querido admitirlo, pero al parecer en el verano había subido uno o dos kilos, ya que la ropa de invierno le quedaba algo ajustada. Se pasó las manos por su vaquero negro ajustado, agradeciendo que siempre tuvo predilección por los pantalones de tiro alto, ya que ocultaban su vientre algo gordito. Había dejado arriba sus botas, luego de limpiarlas y pasarles pomada para que no se arruinaran. Ahora estaba con unas cómodas zapatillas deportivas color blanco, sabía que no le durarían nada de ese color, pero era las únicas que tenía. Se le ocurrió que tal vez podría comprar unos borcegos al próximo día, ya que estaba convencida en pedirle a Uzumaki que le dejara participar en las reparaciones.

Sonrió cuando vió a la muchacha pelirroja que le había atendido esa mañana.

- Hola cariño, ¿cómo estás?- preguntó Hinata para llamar su atención.

La muchacha levantó la mirada de su celular y la observó asombrada.

- Señorita Hyūga, ¿en qué puedo ayudarla?

- Sabes, había quedado con el señor Uzumaki de Uzumaki's Wolf, que vendría a darme un presupuesto para un trabajo. Pero me estoy llendo al restaurante que vi aquí cerca. ¿Podrías avisarle?

La muchacha abrió los ojos grandes cuando Hinata pronunció el nombre del hombre y dejó su celular para acomodarse el cabello sin disimulo.

-¿Naruto vendrá aquí?- preguntó esperanzada. Hinata alzó una ceja, pero asintió-. Oh, claro que se lo diré, señorita Hyūga. Pierda cuidado.

Hinata se obligó a sonreír cuando notó las mejillas coloradas de la niña y le asintió mientras daba unos pasos a la puerta.

- Gracias cariño. Por favor, dile que estaré allí.

Hinata salió sin esperar respuesta, y negó con la cabeza al darse cuenta que la niña parecía estar enamorada del hombre enorme. Ella lo lamentaba por la chica, pero estaba segura que no era el tipo de mujer que miraría un hombre como el señor Uzumaki. La chica era preciosa, su cabello rojo como el fuego y unos hermosos ojos verdes, su piel era limpia y pálida, parecía algo tímida y era alta y delgada. Una chica preciosa, pero, por alguna razón, no podía verla al lado de alguien como Naruto.

No tardó nada en llegar al pequeño restaurante y entró sin más preámbulos, notando el lugar tranquilo e iluminado. Ella se acercó a la barra, adónde una mujer rubia estaba secando unas choperas y le sonrió con amabilidad.

-Buenas noches, señorita. ¿En que puedo servirle?- preguntó amablemente la chica rubia.

-Buenas noches. Mí nombre es Hinata-, ella se apoyó en la barra y miró todo con curiosidad. La mujer le sonrió-. ¿Que me recomiendas para comer, reina?

-Puedes llamarme Ino. ¿No te molesta que te llame por tu nombre, Hinata?

-Oh, por favor házlo, Ino. Todos son muy educados aquí. No me mal intérpretes, pero el "señorita" me tiene un poco las pelotas por el suelo.

Ino carcajeo junto con ella mientras Hinata se sentaba en el alto taburete, apoyando sus manos en la barra de madera.

-¿No eres de por aquí, verdad?

-Oye, ¿Qué me delató? ¿La ropa fuera de lugar o mí forma de hablar?- preguntó con diversión Hinata.

Ino observó su suéter de diseñador mientras Hinata volvía a bajarlo para tapar el michelin que se le escapaba por la parte frontal.

-Sin ofender, pero eres una mosca en medio de una sopa, mujer.

-No sé si debo sentirme insultada o halagada-, le contestó risueña, no había encontrado maldad en la mirada celeste de la muchacha.

- Halagada, obviamente-. Contestó Ino mientras dejaba el trapo sobre la barra y apoyaba sus codos, cubiertos por una camisa leñadora color turquesa, sobre la madera para acercarse más a Hinata-. Eres nueva y refrescante para una sopa insípida y grasosa.

-Oye, que Konoha ha sido un pueblo súper amistoso-, se vió algo obligada a saltar en defensa del pueblo-. Cada persona que me ha hablado, súper educadas y amables. La verdad, ¿eh?

Ella dejó a fuera su pequeña discusión con el señor Uzumaki, ya que había sido sólo al final de la conversación.

- Somos gente con educación, por sobre todo-, sonrió Ino-. Y algo chismosas. ¿Qué te trae por Konoha?- preguntó tomando el trapo de nuevo y empezando a secar otra chopera.

- Obligaciones familiares-, suspiró Hinata.

Ino hizo una mueca y luego sonrió.

- Dime, ¿deseas tomar algo o comer?-, le preguntó mientras dejaba todo en su lugar y la miraba expectante.

- Ambas, si puede ser-, contestó ella un poco más animada.

Naruto salió de la oficina más tarde de lo que pensaba, era cerca de las nueve y había una fina llovizna fría que caía del cielo cuando cerró la puerta del local. Por un momento se quedó mirando la dirección del hostal, pensando en dejar para mañana la visita a la señorita Hyūga, pero él había dicho que lo tendría ese día y no estaba acostumbrado a faltar a su palabra.

Terminó de subir su campera de cuero marrón y subió el cuello cuando un viento frío sopló. Tenía una carpeta con todos los materiales que debía reparar y comprar y un presupuesto para la muchacha y no tuvo que pensar mucho para llevarlo al final. Comenzó a caminar, podría ir en la camioneta, pero eran unas pocas cuadras y podía ver desde allí el auto de Hinata aún estacionado en el hostal.

También se había distraído pensando la forma de evitar que la mujer fuera a esa cabaña en una o dos semanas, cuando ya tuvieran lista la sala y cocina. Pero no sé lo ocurrió nada, lo único que le quedaba era buscar una escusa para poner una cabina cerca y mantenerla vigilada. Más que nada en la época de celo, lo difícil iba a ser que uno de sus machos quisiera quedarse y perderse la época descontrolada. No lo veía factible.

Lo más probable, era que sólo quedará él o Kakashi, ya que eran los que mejor podían manejar el celo. Él ya había notado que hasta Konohamaru estaba entrando en la etapa, y al ser tan joven le iba a costar mucho contenerse.

Naruto iba concentrado en sus pensamientos mientras cruzaba la calle desierta, pero sus oídos captaron un jaleo en el bar del pueblo y se detuvo para echar un vistazo por una de las ventanas. Sus ojos se abrieron asombrados al ver la escena y no dudo un segundo en moverse hacia la entrada. Antes de ingresar, podía escuchar perfectamente la voz de Hinata.

—¿Te crees muy machote, tío? La chica te ha dicho que la dejes tranquila como tres veces, amigo.

—¿Quién diablos eres, gorda?

Naruto apretó los dientes mientras entraba y observaba con mala cara al hombre desconocido. Con unas rápidas miradas se dió cuenta lo que pasaba. Hinata estaba parada al lado una mesa con un plato de comida, la más cercana a dónde estaba el rubio de pelo largo con sus amigotes. E Ino estaba con una charola entre las dos mesas.

— Hinata, no—, murmuró Ino, pero él pudo escucharla por su oído mejorado.

Pero la mujer no le prestó atención, tenía sus ojos entrecerrados sobre el hombre vestido totalmente de cuero. Naruto no lo conocía, pero parecían motoqueros.

—¿Gorda?— preguntó con una carcajada—. Gordo debe ser el tapón de cera que tienes en tus orejitas de nenita—, le dijo con voz casi chillona.

Naruto dio una rápida mirada al bar, el silencio se podía casi cortar con un cuchillo. Apretó los dientes al ver que parecía que nadie saltaría a defender a la señorita Hyūga.

—¿Qué has dicho, niña?— preguntó con voz profunda el rubio mientras se levantaba de la silla.

Naruto se tensó, pero se mantuvo al margen, observando todo. Obviamente defendería a la mujer si las cosas pasaban a más.

— ¿Ves? Deberías lavarte las orejas y evitarías estos problemas, tío. La chica te dijo que la dejaras trabajar, no quiere tomar contigo ningún trago—, explicó señalando a una muy incómoda Ino—. Deja de acosarla, hombre—, se quejó rodando los ojos.

— Sólo estaba intentando invitarla un trago, niña. No es ningún delito.

— La primera fue una invitación, la tercera ya fue patético. Amigo, no quiere. Punto.

— Ella tiene boca para decirlo..

—¡Pero si te lo dijo!— le interrumpió algo exasperada—. Hombre, además de sordo, tonto—, dijo mirando a una asombrada Ino con la mano en su cintura—. Además—, siguió mientras Naruto sonreía de lado sin poder evitarlo —, no creas que no te he escuchado, eres patético. Ahí, queriendo hacerte ver con tus amiguitos que te llevarías a la cama a la rubia de tetas grandes. Que te he escuchado, idiota retrógrado.

—¿Re qué?

— Re-tró-gra-do. ¿Sabes lo que es? Hombre, no me extrañaría que no hayas terminado el primario. ¿Desusado? ¿Arcaico? ¿Obsoleto? ¿Anticuado? — comenzó a nombrar mientras levantaba los dedos de la mano que no tenía en la cintura—. Tal vez comprendas mejor el sinónimo: Atrasado.

Naruto se estaba divirtiendo bastante con el discurso de Hinata, pero también se dió cuenta que estaba agitando una bandera roja a un toro enojado por la expresión del rubio motoquero. Más cuando los amigos comenzaron a reír a su costa.

— Tienes una enorme boca, para ser tan pequeña, gorda.

— Y tú tienes muy poco cerebro para ser tan grande, idiota—, contestó sin dudar—. Mira que la cabeza no sólo es para llevar cabello.

Naruto dió un paso hacia adelante cuando el hombre dió uno en dirección a Hinata. Ino se movió para ponerse al lado de la señorita Hyūga y la tomó del brazo, como si también quisiera defenderla.

— Llenaré tu boca con algo más que palabras listillas, niña—, gruñó el hombre.

Naruto no pudo aguantar esas palabras.

—¿Qué has dicho cabrón?— gritó desde su lugar.

Todas las miradas fueron hacia él, pero él sólo tenía ojos para el hombre de cabello largo y rubio recogido en una coleta.

—¿Te crees muy hombre por estar molestando a dos chicas?— gruñó él dejando la carpeta en la barra.

— Nadie está hablando contigo, gorila pasado de esteroides.

Naruto sonrió de lado mientras dejaba que sus pupilas se agrandarán un poco. Él sabía que no todos se darían cuenta, por la baja iluminación del bar, pero notó como el rostro del muchacho palidecia.

— Mejor siéntate si no quieres problemas, niño— gruñó. Pero el hombre se mantuvo quieto en su lugar, en todo caso notó como sus tres amigos sentados también se levantaban. Sonrió mientras se cruzaba de brazos—. O salgamos afuera si te crees tan valiente.

— No es necesario llegar a la violencia, señor Uzumaki—, escuchó que decía Hinata, pero no la miró. Luego tendría una sería conversación con esa mujer.

—¿Qué esperas cabrón? Te enseñaré cómo tratamos a los de tu clase en Konoha—, dijo mientras se desabrochaba la campera y se la sacaba con un movimiento fluido.

— ¡Que alguien llame a la policía!—, gritó Hinata mientras los amigos del hombre y el rubio se acercaban a él.

Naruto no prestó atención, mostró una sonrisa mientras daba pasos hacia atrás. Escuchó los movimientos de las sillas moverse por el suelo, obviamente todos mirarían la pelea desde las ventanas.

Naruto se giró y comenzó a caminar a la calle, arremangándose la camiseta color verde. La llovizna aún caía desde el cielo, pero poco le importaba. No tenía miedo de pelear con esos hombres, obviamente las había tenido peores. Se giró cuando estuvo en medio de la calle y levantó los puños, dándole una sonrisa al rubio que se sacó su chamarra de cuero y se la tiró a una de sus amigos.

Calculó todo, observó cada movimiento de los amigos y dónde se ponían, para estar atento por si hacían algún movimiento raro. Pero notó que al parecer ninguno se metería. Esperó en posición de lucha mientras el otro se acomodaba el cabello, pero dió una mirada a la puerta del bar.

Notó a Hinata allí, en medio de la llovizna, con los ojos de luna grandes, llenos de preocupación. No pudo evitar notar ese suéter blanco que llevaba, marcando sus pechos llenos y su cintura pequeña. Ese pantalón oscuro remarcaba la curva de sus caderas redondeadas y lo muelle de sus muslos.

¿Gorda?

Él bufó. Era preciosa, y le mostraría a ese idiota que no se le hablaba de esa forma a ninguna persona.

¿Después...?

Después se encargaría de la señorita Hyūga.

Continuará...

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