Ya ha pasado dos días desde que me "contrataron", sin embargo me encuentro crudo en las indagaciones. Nada más difícil que un libro sin trasfondo es meterse en la vida de un millonario con ínfulas de Dios griego y lo digo por lo decrépito que debe ser. Mixhit continúa buscando algo que me sea útil, la directora Mistral me llama por teléfono seguido. De momento me iré a caminar las calles de la ciudad, probablemente me tropiece con algo extraño. Cuando estoy a punto de marcharme, escucho el tono del celular de Mixhit, ya se va a instalar en su charla diaria dejando de lado la investigación. "Por el Dios de las letras, hasta cuando está niña me jode" suplico resignado a mi suerte, en esos segundos me alerta.

—Espere jefe, es para usted.

—¿Para mí? —refuto incrédulo—. ¿Estás segura? Mira que no estoy para tus locura y ponte a trabajar que para eso te pagó.

—Si, es para usted —y me lanza tajante—, también le recuerdo que me debe aún salarios y no quiera que le saque la cuenta.

Me pasa el teléfono, al otro lado de la línea reconozco la voz de quien me habla. Era el joven Oliver Gatonegro. La verdad no me sorprende que llame a mi atolondrada pues al parecer; esos dos están en la misma página, cosa que en ella es normal, a quién no entiendo es a él. Es un joven que juraría es todo lo contrario, pero bueno, siempre se ha dicho que los polos opuestos se atraen.

—Oliver, ¿A qué debo su llamada?

—¿Como le va detective? Lo llamó porque supe que está investigando la desaparición de unos libros. —por unos segundos no supe que responder cuando se suponía que nadie sabe nada de la desaparición, claro excepto el personal de la biblioteca.

—Detectiv... —sin dejarlo completar la palabra, intervengo tomando de nuevo el hilo de la comunicación.

—Sigo aquí. Y no lo voy a negar por qué creo que es importante lo que tiene que decir —declaró esperando.

—Así es mi estimado amigo, pero le sugiero que nos veamos lejos de su agencia. ¿Le parece detective?

—Por supuesto, diga usted cuándo y dónde. —le infiero ya intrigado. Desde que lo conocí me pareció un joven un tanto extraño, es más estoy seguro que sabe cosas que oculta muy bien.

—Muy bien detective, será mejor que nos veamos hoy, para ser preciso en una hora en el Parque Galeano.

—Ahí estaré —afirmo finalizando la llamada.

Le entrego el celular. Ella me refuta que si tuviera mi propio celular, no haría falta que usará el de ella; a lo que le digo por enésima vez que esos aparatos no me gustan y para eso tengo mi cuernofono local para que llamen a la oficina, subrayando que un repique de eso aparatos cuando esté en plena investigación me puede costar la existencia. La gente siempre llama en el momento menos oportuno. Término así mi charla.

                      *****
Me encuentro llegando al Parque Galeano, uno de los sitios más concurridos de la ciudad, es un lugar que despierta las ganas de leer pues se puede ver a mucha personas disfrutando de un intelectual esparcimiento donde sus alrededores se encuentran vestido con un verde purificador engalanado de una suave y acolchada grama, ideal para echar una siesta si lo que buscar es relajación plena. Observó detenidamente tratando de ubicar a Oliver.

Luego de unos minutos, diviso su figura en uno de los bancos, para ser preciso en los más alejados casi cerca de arroyo de agua cristalina, imagino que está ahí por qué es el área menos visible gracias también a los arbustos.

Al verme se levanta, con un movimiento de la mano notificó que lo he visto.  Me acercó. Nos estrechamos las manos cortésmente.

—Muchas gracias por haber venido detective. —expresa.

—La verdad, Estoy intrigado de lo que pueda decir, sin obviar que necesito saber como supo de la desaparición de los libros.

—Lo sé, por eso lo he hecho venir. Le aseguro que es importante.

Sin mucho preámbulo empieza diciendo que hay cosas que no puede decir. Según esta dispuesto a ayudarme en la investigación porque se le ha permitido participar de la misma y empiezan a surgir en mi cabezas otras interrogantes como ¿que sabé y por qué? ¿Quién le a permitido participar de mi investigación? ¿Tal vez... la directora Mistral? De ser así, porqué no he sido notificado. Y lo más importante ¿tendré que compartir el pago? Esto si me parece injusto y de ninguna manera de aceptable.

—Detective ¿Ha escuchado mencionar a los Detractores? —me arroja algo que ronda desde hace rato en mis páginas podridas.

—Formalmente no, pero en estos últimos días me he topado con ese nombre —de brazos cruzados añado— supongo que me darás luces en el asunto.

—No de manera directa, amigo. Es decir, sé que también ha estado investigando a Ricardo Frankenstein...

—Sigo sin comprender Oliver, le agradecería que por favor hables claro y no me haga perder mi tiempo jovencito.

—Lo siento, tiene usted razón —se disculpa de manera sincera o así lo creo—. Ricardo es uno de los mayores inversionista de un proyecto que atenta contra la lógica humana. . .

—Espere Oliver. . . Sin ofender, eso ya lo sé, la directora me habló acerca de unos códigos encriptados en los libros, también Mixhit me puso al tanto de las locura del viejo billetudo. Lo que quiero saber y usted me ha estado esquivando —con un tono de voz molesto espetó—. ¿Quiénes son los Detractores? ¿Qué tiene que ver el viejo con ellos? Y lo más intrigante ¿Quién eres tú? Habla de una vez.

Un silencio incómodo hace una muralla invisible entre los dos. En sus ojos puedo notar que de verdad hay sinceridad, en cambio en sus palabras puedo leer que no está diciendo algo que me ilustre en mi investigación. Así seguimos hasta que me levanto para irme. Al fin de cuenta puedo buscar información por otro medios.

—No se vaya detective —dice cabizbajo—. Le diré todo cuanto pueda.

—Esta bien. Te escucho.

—Existe una organización oscura que tiene miles de años entre nosotros. —exhala como agarrando valor en lo que expondrá— Soy uno de los miembros más jóvenes de la contraparte. Es decir somos los guardianes del mundo literario para ser más claro de aquellos libros prohibidos que bajo ningún concepto deben caer en las manos de aquellos que buscan alternar el orden lógico y genético del ciclo de la vida... —él sigue hablando y siento que esto ya lo he vivido es como un deja vú. Prosigue con su explicación, donde puedo ver la importancia de la desaparición de los ejemplares. Comprendiendo lo nefasto que sería que Ricardo le ponga las manos a los mismos y lo más increíble. Los libros siguen ocultos en la biblioteca. Pero no a la vista de la directora, pues los guardianes sospechan que ha sido corrompida. Para colmo de males me está utilizando para recuperar los ejemplares. He allí su negativa a denunciar la desaparición a las autoridades.

Al cabo de un largo rato me siento saturado de información mística, oscura y para nada lógica. De manera que superada la molestia con Oliver. Decido trabajar en conjunto con el.
En consecuencia esto significaba que de nuevo y ya se ha hecho costumbre; estaría trabajando en un caso misterioso del cual no sacaré y un miserable billete.
Lo siento por Mixhit, pero la mala suerte monetaria nos persigue...

Continuará. . .