La Navidad de Augusto Librón
Mensaje oculto
El día se tornaba un poco extraño para mi gusto, luces de colores por aquí, una corona en la puerta y un enorme pesebre en el saloncito de la oficina, realmente todo aquello no me era nada agradable, pero mixhit se había pasado toda la santa mañana dándole a la agencia un toque navideño por supuesto impregnando en todo aquello su característico estilo peculiar. Una extraña combinación entre navidad y neogótico. No dije nada y la dejé libremente hacer lo que le dio la gana, pero cuando trató de colocarme ese espantoso gorro navideño fue la gota que derramó el vaso.
-Ni lo sueñes -refuté retrocediendo-. Una cosa es que te deje volverme mi agencia la oficina de San Nicolás y otra cosa es que quieras volverme parte de la decoración. Olvídalo.
Ella me miró con enfado, pero luego sonrió y murmuro entre dientes:
-Usted siempre tan aguafiestas. Parece un ermitaño. Este gorrito no le quitará lo tonto. ¿Acaso no siente el espíritu navideño de estos días festivos?
-Pues fíjate que no -respondí tomando asiento en mi escritorio-, la Navidad me da alergia de solo pensarlo me produce escalofríos. No comprendo la necedad de expresar amor y paz una vez al año. Quizás este equivocado. Es cuestión de ¡ah! Olvídalo. Tú no entiendes nada. Anda a tu puesto. Ya decoraste a tu antojo, ahora ve a trabajar que para eso te pago.
No dijo nada más y me dejó sobre el escritorio el gorro, debo decir que era una extravagante combinación entre fucsia y dorado en vez de rojo y blanco como es lo común. Luego salio de mi oficina. Al poco rato escuché sonar el teléfono, lo que continuó con un desfile de monosílabos y un hasta luego estamos para serviles. Después nada como siempre tuve que dirigirme hasta ella para averiguar quién había llamado.
-¿Y entonces?
-¿Qúe?.. respondió sin mirarme siquiera. Sus uñas era mas importantes como siempre.
-¿Qué quién llamó? -rugí-. Imagino que era para mí ¿O no?
A esta altura de nuestra relación laboral nada me sorprendía, pero como me sacaba canas verdes. No entendía aún el porqué seguía conmigo. Luego reflexioné que era la única que se amoldaba a este tipo de trabajo, además que tiene sus cosas buenas y no podía negarlo. En fin me quedé parado esperando.
-¡Ah! Cierto -recordó, ¡Aleluya! Por mí-. Era una mujer ¿Cómo me dijo que se llamaba? Ya le digo jefe, lo anoté por aquí. Listo su nombre es María Concepción de las... no termine de escuchar. Había interferencia y se escuchaba muy mal. Lo importante es que necesita de nuestros servicios y vendrá en una hora.
-¿Eso es todo? -dije armado de paciencia salomónica.
-Si eso es todo, jefe -expresó sonreída-. En cuanto llegué la haré pasar a su despacho. Por cierto jefe, necesito hacer unas compras para el intercambio de regalo en la oficina y si no es molestia luego de que llegué la cliente. Saldré. Solo serán unas dos horas
-¡¿Qué intercambio?! -Dije fuera de base-. ¿Quién te dijo que hiciera eso sin consultarme?
-Ve -habló apuntando su largo dedo a mi rostro-.¡Esos ojos.. Esa frente arrugada! Si le hubiese consultado, hubiese dicho que no. Así que vaya buscando un regalo para Oliver. A mí me correspondió usted y Oliver me va a regalar a mí. No se preocupe. Ya todo esta bien organizado. No sea así. Somos familia y yo lo aprecio mucho a pesar de lo mala paga que es
Ya para qué negarme. Estaba visto que estaba preso y que mixhit no me dejaría en paz. La muy insensata no aceptaba un no por respuesta y seria una buena ocasión para hablar asuntos de negocio con Oliver. En especial sobre unos temas pendientes en relación a unos libros misteriosos con escrituras antiguas que un colega necesitaba solucionar y le prometí ayudarlo. Claro y quien mejor que el guardián de los misterios literarios para resolver el enigma.
Así que asentí resignado
Al cabo de una hora. Nadie se apareció por la agencia. Supuse que mixhit se había equivocado. Pero ella estaba segura de que no. No le dí importancia al asunto. Total aun tenía en mi reserva monetaria, lo ganado en el último caso en aquel hotel embrujado y con ello podría subsanar lo que restaba del año, claro que ahora tenia el gasto imprevisto del regalo para Oliver. Lo que más me preocupaba era que comprarle a un ser tan antigua que todo lo ha visto. ¿Tal vez un libro? Creo que no, aunque ese siempre es un buen regalo. Ya para entonces mixhit se había ido y yo estaba solo en la oficina. Estuve en ese tiempo revisando unos cuanto documentos, organizando el archivo, y muy a mi pesar disfrutando del decorado de la atolondrada.
Alguien toco el timbre y me dispuse a abrir la puerta.
Fue cuando...
Tres hombres hicieron acto de presencia en la oficina. Se les veía muy atribulados. No sé por qué, pero me inspiraron respeto. Así que de inmediato los invité a pasar.
-¿Es usted Augusto Librón? -preguntó el más alto de todos, llevaba puesto un sobretodo negro.
Asentí.
-¡Gracias a Dios! -expresó el más sonriente.
-No perdamos el tiempo -dijo el último de ellos que mostraba una expresión mas recia, su piel era color canela-. Por favor. Necesitamos hablar en cuanto al asunto que nos trae aquí. Espero que sea tan bueno como las referencias que lo preceden y no sea un fraude.
Al escuchar aquello me sentí intimidado. Así que ya en mi despacho.
-Hemos estados recibiendo una serie de mensajes de texto algo extraños -inició el caballero de gran tamaño, incluso sentado era imponente-, Pero primero déjeme decirle algo más extraño aún. Nosotros... -su mirada se dirigió a los otros dos acompañantes- ...no nos conocemos. Los tres llegamos a su oficina sin saber la existencia del otro. Fue cuando notamos que habíamos venido por el mismo asunto
-Estoy confundido -atiné a decir.
-Nosotros también -dijo el moreno-. ¿Cómo explicarlo? Desde hace unos días. He estado recibiendo unos mensajes en donde me piden que asista a un lugar determinado. Por ejemplo, hace unos dos días el mensaje decía que debía ir a la biblioteca de ciudad letraría. En el área de fantasía debía buscar el libro de las hadas. Ahí debería leer el fragmento de un conjuro pero luego de hacerlo solo recuerdo haber sentido una extraña presencia y nada más.
Seguía sin comprender. Lo que debe haberse notado en mi rostro porque luego el señor sonriente continúo.
-Déjeme seguir. Ese mismo mensaje me llegó a mí. Sin embargo fui enviado al área de religión. Ahí busque entre los estante de libros del áreas libros antiguos. Tome uno al azar como decía el mensaje. El fragmento era el siguiente:
"El camino de la inmortalidad nos lleva a recorrer la vida y la muerte. Se cruzan en un punto de intercepción y fluye sin detenerse hasta llegar a la mortalidad del paraíso. El edén de la vida es el edén de la muerte. Solo debes creer que lo imposible es posible si abres tu corazón".
Mientras el último refirió:
Mi mensaje era en relación a cuidar de una hermosa flor. Flor de exótica belleza cuyo nombre aún no tiene. Del cual solo se me ha dicho que florecerá y que debo estar allí antes de que suceda para reguardar su pureza.
-Caballeros -dije sin saber a ciencia cierta que decir-. Creo que tenemos un gran enredo y confusión. Lo primero: No logro ver que tengo que ver yo en esto. Mi especialidad son los caso de robos literarios, recuperación de textos antiguos, y en el más raro de los casos atender solicitudes de personajes literarios, que aunque parezca increíble, deambulan por ahí entre nosotros Segundo: Creo que deben buscar a... -recordé que no debía mencionar a los guardianes- o mejor dicho, le están jugando una broma, ¿han escuchado del día de los inocentes? Algo así y tercero: ¿quién les habló de mí? ¿Cómo llegaron a la conclusión de que yo podría ayudarlos?
Los tres hombres se tornaron algo decepcionados de mí opinión. Al parecer y estaba seguro de ello, que lo dicho por los tres, no era una broma. Había algo en ellos que me indicaba que no mentían. Que eran personas de buena voluntad. Sus estampas inclusos reflejaba un aire de solemnidad que no sabría como explicar. Así que traté de disculparme.
-No se preocupe -expresó con cordialidad el más alto-. Creo que nos ha ayudado.
-¡Ah! ¿Si? -dije con asombro-. ¿Cómo? No comprendo.
-Creo que nosotros debíamos encontrarnos aquí -expresó otro de ellos-, por alguna extraña razón universal. Tal vez los mensajes eran para usted -sonrió.
El timbre se escuchó. Iba a dejar el asiento para dirigirme a la puerta. Cuando tercero de ellos me detuvo.
-Creo que es un regalo -dijo-. Solo que aún no lo sabes. Alguien quiere que usted sepa algo importante. ¿Cómo llegamos a usted? Eso ya no es importante. Sr. Augusto librón, como detective sabe que muchos casos se resuelven sin explicación aparente y en su caso hasta sin lógica. Es algo maravilloso el poder conocer el mundo literario y proteger su legado. Creo que ha llegado la hora de irnos.
El timbre se oyó de nuevo. Esta vez con mayor insistencia. Así que me apresuré a llegar a la puerta.
-Disculpen. Señores. Ya vuelvo con ustedes.
Salí de la oficina. Al abrir la puerta de la agencia.
-¡Ayúdeme por favor! -pidió una joven mujer en estado de gravidez bastante avanzado-. Mi bebe mi bebe va a nacer
De momento quedé petrificado. Congelado en el tiempo. No sabía que hacer ante aquella situación. Para completar Mixhit no había llegado. La mujer seguía aferrada a mi mano. Su mirada era de dolor pero sonreía. Sacudí mi cabeza para poder tomar el control. La levanté en brazos y la llevé hasta el viejo sofá. La veía respirar agitada. Así que lo primero que se me ocurrió fue llamar una ambulancia y así lo hice, pero tardarían en llegar. Así que tuve que tratar de suavizar el ambiente. Me acerque a ella, tomé su mano. No dije nada, solo me quedé ahí. Ella seguía sufriendo del dolor. Yo seguía tomado de su mano. Ella repentinamente se llevó la mano hacia la parte baja de su voluminoso abdomen y exclamó:
-Va a nacer ahora.
Me lleve las manos a la cabeza. Era algo que jamás había presenciado. Así que la incline un poco hasta casi sentarla. Ella me apretó con tanta fuerza que mi mano latía de dolor. Pero seguí ahí. De repente escuché un llanto frenético y a todo pulmón. Miré y ahí estaba una hermosa niña que clamaba vida. La tomé en brazo para colocarla en regazo de su madre. Fue cuando los paramédicos hicieron acto de presencia. Todo había salido bien. Ellos terminaron de ayudarla. Cuando ya se la llevaban en la camilla. Pidió que me acercará a ella.
-¡Gracias! -susurró.
Asentí satisfecho y por curiosidad pregunté:
-¿Qué nombre le pondrá a esta hermosura de niña?
Aún visiblemente agotada, su expresión era de serenidad. Su rostro irradiaba un felicidad indescriptible por aquel regalo de la vida. Luego de meditarlo. Me miró y con una dulce voz respondió:
-La llamaré "Natividad" pues mañana se celebrará el nacimiento del niño Dios.
-Buen nombre y propicio dada la ocasión - comenté complacido y referí-: sabía usted que las niñas que llevan este nombre, obtendrán la gran capacidad de persuasión y además desarrollarán grandes habilidades para la comunicación. Será una niña llena de bendiciones, no cabe duda.
Me quedé parado viendo salir de mi agencia en camilla a aquella madre y a su pequeña niña. De repente recordé a los caballeros en la oficina. Para mi sorpresa ya no estaban. Habían desaparecido.
Al cabo de una hora más.
-¿Pero que ocurrió aquí? -expresó Mixhit al ver el desastre en el sofá. Me encontraba limpiando.
-Si te cuento -dije, sentía que algo mágico me había tocado y así fue-. Lo que voy a decirte te sonará de locos Pero creo que he recibido la visita de los tres Reyes Magos.
-¡Mentira! -exclamó tapándose la boca con la mano. Dejó sobre el sillón los obsequios y cayó sentada esperando que continuase-. Explíquese y cuéntemelo todo.
Así le conté con lujo de detalles la visita de aquellos místicos caballeros y el nacimiento de aquella hermosa niña. Por primera vez vi a mi atolondrada llorar de alegría por algo que no había presenciado pero que a ellas según sus palabras la llenaba de una luz espiritual. Le creí.
Espero que ahora le tomé mayor interés a la natividad dijo.
-No me fuerces -rezongué-. Pero dime ¿Qué compraste?
-Eso es una sorpresa -dijo colocando los regalos alrededor del pesebre-. Mañana podrá saber. También compré el de Oliver. No le dejaría que le comprase cualquier cosa. Así que despreocúpese. Debería tomarse la noche libre y disfrutar del ambiente navideño. Haber si le pide al niño Jesús que le dé este venidero año mayor cantidad de casos que últimamente no nos llaman ni para buscar el silabario.
Repicó el teléfono. Mixhit atendió de inmediato.
-Jefe, al parecer la cliente no podrá venir -expone al momento de colgar la llamada-.Estaba embarazada y se le presentó el parto de imprevisto de camino aquí.
No dije nada, agarré mi chaqueta, mi sombrero y con una gran sonrisa salí de la agencia. El mensaje había sido descifrado y entendido.
Fin
Nota de autor: He aquí un nuevo relato de mi querido Augusto. Espero sea de su agrado y aprovecho para desearle a todos una Feliz Navidad y un prospero años nuevo 2019. Deseándoles a todos mis amigos de Wattpad que todos sus deseos se hagan realidad y que sigan escribiendo maravillosas historias para el deleite de todos nosotros....
Atte.
Cristy Lovera.
Venezuela 14/12/2018
Aclaratoria: Los errores que puedan encontrar en el relato serán corregidos luego de los Premios WattVen 2019... Por ahí acabo de notar algunos, así que mil disculpas por ellos.
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