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Capítulo II

Luego de haber pasado el susto inicial, pasamos al bar del motel, claro aun con recelo y la guardia en alta. Nos sirvieron unas cervezas bien frías y al poco rato comenzaron a explicarnos que ya cansado de estar peleando el uno con el otro durante siglos y hastiados de tanto derramamiento de sangre, de desmembrar a sus victimas y de meter miedo a todo aquel que se cruzase en su camino. Decidieron hacer una tregua y darle un poco de paz a sus vidas montando un negocio.

-En estos tiempos modernos -relató Alucard-, el negocio de la muerte ha ido en aumento y los monstruos clásicos hemos venido perdiendo credibilidad frente a otras criaturas más peligrosas que nosotros como son: los asesinos en series, sicópatas, gansters, narcotraficantes, dementes y los políticos; estos últimos son los que mas miedos nos dan, ¿cierto, amigo? -Dirigiéndose al hombre lobo que asintió con la cabeza-. Estas bestias son peores que nosotros, pues tanto mi persona como el hombre lobo teníamos la necesidad de saciar nuestro voraz apetito sangriento y en cambio, los actuales asesinos lo hacen por el placer de la sangre derramada y la destrucción de su propia especie ¡Qué desperdicio de este vital y nutritivo liquido! -Concluyó así el conde.

-¿Y qué pito tocó yo aquí? -pregunté intrigado y sorprendido a la vez. No podía creer lo que estaba viviendo en aquel momento. Estaba en presencia de dos de los personaje clásicos más celebres de la literatura del terror.

-Es sencillo -respondió el hombre lobo-. Han estado desapareciendo personas en las cercanías del pueblo y creemos que usted nos podría ayudar.

-Además... -agregó Alucard-. En noches anteriores, uno de nuestro huésped fue encontrado muerto en su habitación por uno de nuestros sirvientes y eso es malo para el negocio. Por días, quise decir, por noches, hemos estados tras el asecho del criminal y no hemos podido dar con el. Y dada su reputación de ser económico, eficiente y sobre todo discreto nos fue recomendado.

-¿Tienen algún indicio o señal que me pueda indicar en donde buscar? Les advierto que no le garantizo nada. Por cierto, ¿qué hicieron con el cuerpo de la supuesta victima?

Al preguntar por el cadáver y ver sus expresiones, supe que no querría saber.

-Como ya no había nada que hacer -aclaró Licaón -. Lo preparé para mi cena, pero le garantizo que estaba absolutamente muerto. Lo puedo jurar.

-¡Santo cielos! -exclamé aterrorizado, mientra mixhit hizo un gesto de asco.

-¿Alguna identificación? -indagué.

-¿Cómo era su nombre? No lo recuerdo. Déjeme revisar en el libro de registro y le informo -dijo Alucard levantándose para buscar el libro, a los pocos segundos regresó con el. Aproveché sugerirle que me lo dejará para revisarlo personalmente, aunque en realidad era Mixhit la que se encargaría de hacerlo.

Luego de ponernos al tanto con los pormenores del caso, cada uno se retiró a sus quehaceres, no sin antes darnos unas ultimas recomendaciones en cuanto al lugar.

-Por cierto, detective, tienen hasta las 5:59 am para resolver el caso, pues este motel desaparece y vuelve de nuevo a la medianoche. No le recomiendo que se quede usted ni su bonita acompañante. Otra cosa, como en esta noche reina la luna llena mi estimado amigo, Licaón es aun susceptible al influjo lunar, aunque lo ha sobrellevado muy bien, evitemos inconvenientes sangrientos innecesarios.

-¡Oh por Dios! -Exclamó visiblemente horrorizada-. No hubiese rechazado la invitación de aquel regordete agente de talento. Estoy segura de que no trataría de devorarme. Al menos no de esa manera... Usted y sus casos...

Se levantó rezongando, llevándose con ella el libro de registro.

-¿A dónde te diriges? -pregunté-.

-A ver si puedo comunicarme con alguien que me ayude, aquí dentro no tengo señal. Tratare de llamar por whatssap. No se preocupe, si veo algo extraño, gritaré tan fuerte que hasta los muertos se levantaran de sus tumbas.

Trate de reírme de su ocurrencia, pero ya no venia al caso, se había alejado y no quería levantar la voz en aquel lugar. Por unas dos horas estuve revisando por el motel. Definitivamente era un lugar siniestro, ¿quién diablos seria capaz de hospedarse aquí? solo un demente, me respondí a mi mismo. Las horas iban pasando y aún seguía sin descubrir nada. De repente se sintió un ruido el piso superior, me encontraba en la cocina. Así que me apresuré a averiguar de donde provenía exactamente. Al comenzar a subir por la escalera que daba a las habitaciones, una voz de mujer se escuchó, era una especie de canto de sirena que me susurraba al oído: "Augusto, ven. Estoy aquí, ayúdame por favor " así que ya encantado y en contra de mi voluntad, terminé de subir la escalera bajo el dominio de aquella seductora melodía femenina, hasta llegar al corredor que daba a las habitaciones, fue como si sabía exactamente a donde ir, pues me detuve en la habitación que marcaba el número 3 ½, en una peculiar puerta de color rojo intenso muy parecida a la de la película "Insidiosos", valga la publicidad. Al momento sentí una corriente de aire helado que mi hizo estremecer hasta los huesos. Me di cuenta que en aquel lúgubre pasillo, las habitaciones eran diferentes a la de la puerta roja, ya que las demás eran puertas entamboradas con el clásico revestimiento de color marrón; aunado a eso pude notar algo raro en la numeración de cada una y fue que no existía la habitación número cuatro, es decir que de la 3 y medio, pasaba a la habitación numero cinco.

De repente, volví a escuchar el llamado de ayuda: "Augusto, estoy aquí. Ven a mí te lo suplico" Así que de nuevo embobado, no lograba resistir la tentación de abrir aquella misteriosa puerta roja y cuando estaba a punto de colocar la mano en el picaporte. Escuché los gritos ensordecedores de Mixhit, así que liberado de aquel encanto, solté el picaporte y me dirigí en veloz carrera en busca de mi asistente. Al llegar junto a ella.

-¿Qué sucede? Te ha ocurrido algo. Habla de una vez desquiciada.

-Ya sé a quien pertenecía este lugar, jefe y no me lo va a creer -se le notaba en la voz que estaba feliz y sorprendida a la vez de su hallazgo-. Estos montruos idiotas, no saben a quién le compraron este lugar y se lo puedo asegurar.

-Habla de una vez, mujer -ordene exasperado.

-Resulta que este sitio era el refugio del clan de las brujas, hijas de Salem que por un tiempo se radicaron aquí para propagar su hechicería demoniaca y por supuesto en noches de luna llena, realizaban rituales sobrenaturales de sangre, sacrificando a los jóvenes pobladores de preferencia vírgenes de ambos sexos.

-¿Y...? -dije aun sin atar cabo.

-A usted como que el miedo le funde las neuronas, jefe. En fin...

Pero al escuchar su insolente expresión pude recuperar del todo mis sentidos y expresé:

-¡Ah!!!Ya creo saber... Sí, de verdad creo saber de qué me estás hablando -tuve el presentimiento de que lo ocurrido en la puerta roja estaba relacionado con lo que había descubierto, Mixhit. Así que la inste a que siguiera con su exposición-: Dime todo lo que sabes de este lugar.

Ella asintió.

-Si, pero primero déjeme decirle que también estuve revisando el libro de registro del motel y lo cotejé con los nombres de varias lista en la red, esto lo hice, porque descubrí que el muerto encontrado de la habitación era... y no lo podía creer, Harold Baker, -refirió haciendo énfasis en el nombre del fallecido-. ¿Sabe usted?, uno de los asesinos seriales mas buscados y al que el hombre lobo se engulló en la cena sin remordimiento alguno. Luego seguí cotejando el cuaderno de registro y comenzaron a aparecer muchos nombres de criminales en la lista de los mas buscados y que estoy segura que no volverán a aparecer jamás.

-Así que este es el verdadero negocio de este par de criaturas -dije-. Son asesinos de criminales en serie, vaya negocio sangriento se han montado este par. Y a su vez se los devoran saciando su apetito y evitando agredir victimas inocentes. Sin embargo, aun no comprendo, porque me ha llamado. Esta más que claro que no puedo denunciarlos a la policía, ¿Quién va a creernos? Nos encerrarían en el manicomio.

NOTA DE AUTOR:

La subo con anticipación debido a que no sé cuando tendré de nuevo oportunidad de publicar, es decir, cuando me prestaran de nuevo la lapto... Aun sin Internet y con problemas tanto en el móvil como en la pc, ambos están enfermos con unos virus malignos y están hospitalizados hasta nuevo aviso. Además quería publicar en su libro. Saludos y gracias por leer. 

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