Sana observaba su teléfono mientras esperaba a que su novia regresara del trabajo hasta que se topó con una publicación.

Ese día se celebraba el orgasmo femenino.

Un sucio pensamiento penetró la mente de Sana y decidió poner en marcha su plan.

Tzuyu estacionó su auto y abrió la puerta. Al entrar, un fuerte olor a canela comenzó a marearla. Subió las escaleras y se encontró con su novia sentada pacientemente en la cama. Vestía un vestido negro de encaje y unas botas que se unían a el.

Aún no pasaba nada y Tzuyu ya estaba húmeda.

—¿Shi-Shiba? ¿Está todo bien?

—¡Todo súper, amor! ¿Por qué?—Respondió tranquilamente.

—¿Por qué los "ánimos"?

—Por que hoy es un día especial y hay que celebrarlo.

Sin esperar ninguna respuesta, Sana lanzó su novia hacia la cama y comenzó a desnudarla mientras suaves besos inundaban su rostro. Al tenerla completamente para ella, introdujo sus dedos en su coño y comenzó a moverlos en círculos mientras escuchaba los suaves gemidos de su chica.

Sus dedos ya estaban arrugados por tanta humedad, pero no importaba, la estaba complaciendo y eso era lo que quería.

—Sa-Sana~—Ese grito ahogado pudo muy dura a la japonesa. Ya no podía esperar.—Estoy cerca...

—No. Aún no, espera un momento, ¿si?

Chou no respondió pero decidió que también Sana merecía un premio.

La abrazó y se giró para que su novia quedara debajo de ella, le quito el vestido y acomodó su miembro para enterrárselo sin piedad. Dio pequeños brincos e hizo que sus pechos rebotaran en la cara de su novia. Sana respondió mordiendo los pezones y masajeándolos.

Nunca se habían sentido así y era maravilloso, ambas gemían sin parar y se movían desesperadas.

Sana estaba apunto de correrse al igual que su linda novia, pero no quería desesperarla.

—Hazlo dentro, por favor.

La japonesa obedeció y ambas se corrieron al mismo tiempo, esa sensación de calor dentro de Tzuyu era maravillosa. Se dejó caer sobre Sana y la abrazó para tomar una pequeña siesta.

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