vii. fiesta.
"Que no esté tomándome de las manos o besándome con alguien en los pasillos no significa que esté soltera, sh."
El salón había sido notoriamente agrandado con magia, sus paredes habían sido completamente eclipsadas con cortinas de gasa verde, dándole un bonito toque a Slytherin, la casa a la cual perteneció el anfitrión. Podían verse por lo menos una docena de mesas, repletas de copas, bebestibles y comida de un sinfín de colores que resaltaban entre tanta oscuridad verduzca.
—¡Livie!
Volteó su rostro con emoción al escuchar una voz conocida llamarla por uno de los tantos apodos que sus amigos de Hogwarts le habían puesto, y sonrió de inmediato al topar sus ojos con los de la persona que la llamaba.
—¡Chicos! Que sorpresa verlos por aquí, no creí que participar en fiestas de gala fuera algo suyo. —posó su mano sobre el cabello de Lily Luna y lo acarició con ternura.
La menor de los Potter vestía un precioso vestido color violeta que hacía resaltar mucho su colorido cabello y las pecas en sus mejillas y nariz. A su lado, casi como guarda espaldas, estaban su hermano Albus y Scorpius. Con el pasar de las semanas, se había vuelto muy cercana a la muchacha, a pesar de lo recelosa que se ponía cada que la veía en la Sala común por la posible presencia de su mascota. Tenía un carácter fuerte, muy Weasley por lo que le habían comentado, y era muy cercana a su familia y amigos de ella, entonces no era extraño verla charlar con estudiantes de cursos mayores.
—De hecho, solo a mi me gusta venir a las celebraciones de Slughorn, pero me siento en la obligación de obligar a Albus de venir. —Malfoy le guiñó un ojo a la peliazul haciendo rodar los ojos al Potter.
—Solo vengo porque eres mi mejor amigo y porque mamá me pide que vigile a Lulu. —murmuró ganándose un golpe en el pie por parte de su hermana.
—Soy lo bastante madura para cuidarme sola, muchas gracias. —refunfuñó antes de girarse a la mayor—. Te ves muy linda, Olive.
La castaña le sonrió en respuesta dándole las gracias, antes de halagarla a ella y a los chicos. En realidad todos en el lugar se veían fantásticos, no podía ver a todos los invitados y sus parejas debido a que la sala no era redonda; habían algunas paredes entremedio que ocultaban salones más pequeños, sin embargo podía notarse desde lejos que todos se habían esmerado en lucir bien.
—¿Cómo vas con Encantamientos, Albus? ¿Aún necesitas ayuda con la práctica?
Días atrás se había topado con el dúo de Slytherin en una de las ventanas entre clases libres que tenía y charlaron sobre las materias, allí Albus mencionó que unos cuantos hechizos lo tenían con problemas, Scorpius no podía ayudarlo porque ya lo había intentado y solo consiguieron molestarse dando cuenta de lo mal profesor que era Malfoy y lo mal estudiante que es Potter. Aquello en palabras de ellos, claro.
—Rosé aceptó ayudarme, claro que le sirvió más a ella para demostrarme que es más inteligente que yo, como siempre. —se cruzó de brazos mientras respondía. Podía notarse a lenguas cuánto le disgustaba su prima, a pesar de que eran de la misma edad.
—Es una sabelotodo, igual que tía Hermione, aunque ella es mucho más simpática.
Para Olive aún era un sorpresa que la mayoría de sus amigos estuviera emparentado con la ministra de magia. Es decir, era como ser familia de una celebridad, ¿no? Lo más cerca que había estado de una había sido en una de las fiestas de gala que se celebraban cada año en Beauxbatons, donde conoció a una banda famosa de la época.
—Eres inteligente, Al, muchísimo. Creo que simplemente la gente no lo sabe apreciar. —trató de consolar Scorpius a su mejor amigo rodeando sus hombros con su brazo. Lily le envío una mirada pícara a Olive quien solo abrió los ojos sorprendida y sonrió con ternura.
—Entiendo, bueno si alguna vez necesitas ayuda no dudes en pedirme, de algo tengo que usar los hechizos que nos han enseñado.
El Potter más parecido a su progenitor asintió agradecido, prefería mil veces tener a la peliazul como tutora que a su egocéntrica prima.
—¡Ah, señorita Devaulx! Me complace verla por aquí, ¿ha venido con su hermano?
El anfitrión de la fiesta se acercó a ellos con un vaso de lo que parecía ser whisky de fuego en las manos, su barriga se movía al ritmo de cada palabra que salía de sus labios, mientras que sus mejillas estaban algo rojizas, a pesar de que la fiesta no llevaba mucho de haber comenzado.
—No, profesor. Ambos decidimos venir con nuestros propios amigos. —con una sonrisa algo forzada, la peliazul le respondió al señor alejándose un poco de su lado, temía que el líquido en el vaso se derramara sobre ella con todo el movimiento que hacía el profesor.
—Una lastima. Me gustaría obtener una foto con los dos para ponerlos en mi repisa, su padre debe estar muy orgulloso de los logros de ambos.
—Por supuesto, ¿por qué no lo estaría? ¡Oh, Lily, allí está el chico del que te hablé, vamos con él antes de que se escape! —formó rápidamente una excusa para salir de aquel incómodo momento y, tomando la mano de Lily Luna, se despidió del profesor sonriéndole antes de salir caminando con rapidez hacia una mesa llena de comida y gente.
—Ah, eres una novata aún. Ya llevo tres años en Hogwarts y mis clases de Pociones se han basado siempre en preguntas sobre mi padre.
—Es realmente cansador que solo te hablen por tu familia, ¿no crees? Sería lindo que alguien me notara por quien soy y no porque mi padre es alguien conocido en el ministerio. —suspiró frustrada Olive antes de tomar un pastel de chocolate y metérselo en la boca, olvidando las clases de modales que restaban en su mente desde París.
Luna se encogió de hombros imitándola al comer.
—La gente suele ser interesada. Recuerdo que en mi primer año no tenía amigos, solo me juntaba con Hugo y el resto de mis primos, porque los de mi casa solo querían hablarme por mis padres y tíos. Uno termina acostumbrándose, pasó mucho tiempo hasta que encontré a mis mejores amigos de verdad.
Los inicios de su escolaridad mágica no habían sido parecidos a los de la menor de los Potter, pero podía decir que conocía aquel sentimiento. Apoyó su mano sobre el hombro de la contraria, no sabía muy bien cómo responderle, pero quería hacerle saber que tenía su apoyo y cariño.
—Bueno, cuéntame. ¿Algún chico o chica ha robado tu corazón?
—¿Estás loca? James estaría desquiciado, si tuviera pareja no habríamos durado ni cinco minutos porque Sirius lo habría asesinado. Cree que soy un tipo de princesa.
—Te ama muchísimo, solo quiere protegerte. —río bajó encontrando muy adorable y algo extraña la imagen de un James celoso.
—Lo sé... bueno, él no sabe que sí hay alguien que por momentos ronda por mi cabeza. —la pelirroja le dio un sorbo al jugo que había adquirido hace poco dándole un aura de misterio—. Quizá algún día te revele quien es aquella personita, por ahora solo Hugo es mi confidente.
Olive sabía con certeza que el secreto de Lily estaba muy seguro con el hermano pequeño de Rosé. Hugo Weasley era posiblemente el chico más adorable que Olive había conocido. Pertenecía a Gryffindor, al igual que la mayoría de su familia, e iba en el mismo curso que Luna. Tenía unas hermosas pecas en su rostro y una radiante sonrisa inocente que deleitaba a todos.
—Mientras tu estes cómoda y feliz, no importa mucho más.
—Así es. —la pelirroja sonrió asintiendo, antes de cambiar un poco el tema—. Hablando de James, ¿quién es la chica con la que vino? Parece no quitarle los ojos de encima, ¿acaso parpadea?
La peliazul buscó con la mirada a la pareja en cuestión y le fue inevitable no soltar una pequeña risa al encontrarlos. James se mantenía bebiendo en su copa un líquido rosa, con un rostro de incomodidad, mientras sus ojos viajaban de un lado para otro. Su compañera vestía un elegante vestido amarillo, característico de su casa, y, como mencionó Lily Luna, no lograba despegar su mirada de el mayor de los Potter.
—¿Es cierto que James es un mujeriego? —preguntó de golpe la mayor recordando las veces que se habían referido a Sirius de tal manera. Sabía que el chico era bastante coqueto cuando lo quería, a ella la trataba como bonita, pero en el mes completo que llevaba conociéndolo a él y sus amigos, nunca lo había visto comportarse mal con alguna chica o simplemente besarse con alguna.
La pelirroja inclinó su cabeza pensando antes de responder mientras negaba con su cabeza.
—Uno creería eso por la cantidad de amigos que tiene, ha salido con muchas chicas, pero todas han sido más por cortesía que por gusto, la verdad es que nunca ha llegado alguna novia a casa, ni ha presentado a alguna a la familia. —Lily arrugó la nariz como si estuviera recordando algo con disgusto—. Muchas se le pegan en busca de una cita y él acepta con tal de que lo dejen en paz, quizás hasta me da pena en cierto sentido.
Recordó lo primero que habían hablado, sobre los intereses de las personas y lamentó la situación de James. Ser el hijo del adolescente que salvó a toda la comunidad mágica y muggle podía imponer un fuerte peso sobre los hombros de uno.
Ambas continuaron charlando por un rato, hasta que los chicos les hicieron compañía unos minutos después. Olive sacó a bailar a Albus, ganándose risas del resto de sus amigos por los movimientos tiesos que el muchacho tenía. Luego bailó un vals lento con Lily, mientras ambas trataban de aguantarse las risas y gritos de ternura al ver como Scorpius guiaba a su mejor amigo en el baile.
En un momento, el profesor Slughorn con las mejillas color rojo a tope, hizo un brindis agradeciéndole a todos por su presencia.
Y Olive le agradeció a quien quiera que velara por su destino, los centauros o Merlín, por no haber tenido que cruzar palabra con Altair y así no haber arruinado la entretenida noche que tuvo.
—Mandragora.
Le agradeció con un bostezo a la Señora Gorda por abrirle la puerta de la sala común e ingreso tratando de no chillar por lo fuerte que le dolían los pies. Nunca más usaría tacones.
Iba a subir las escaleras hacia su dormitorio, cuando una rubia presencia en los sillones llamó su atención.
—Hey, Lorcan, ¿qué haces despierto tan tarde? —se sentó en el sillón doble junto al chico, quien se encontraba algo ensimismado con la mirada posada en un libro de herbología.
—El profesor Longbottom me ha pedido ser tutor de herbología para un par de chicos de primer año, temo no poder enseñarles bien.
No hablaba mucho con el mellizo Scamander, era un chico bastante retraído y curioso, a veces hacían trabajos juntos en herbología, pero era la única interacción que tenía con él. Al parecer, el resto de sus amigos tenían la misma suerte que ella; eran todos mejores amigos, se querían a pesar de todas las diferencias en personalidad y, al final del día, todos lograban aportar un granito de arena en los planes de alguna nueva broma de los merodeadores.
—¿Es la primera vez que eres tutor?
El rubio asintió como respuesta. Se veía algo decaído, pero sus ojos no dejaban de tener aquel aire de curiosidad que tanto lo definía.
—Saldrá todo bien, te lo aseguro. Quizás al principio sea un poco incómodo, pero luego te irás relajando más, y tu estudiante asignado se dará cuenta que tiene al mejor tutor de Hogwarts, en serio. —apoyó su mano en el hombro de Lorcan queriendo transmitirle confianza.
—Gracias, Olive, eres una buena amiga, somos afortunados de tenerte en nuestro grupo.
Las palabras dichas por Scamander se quedaron inmersas en la mente de la peliazul hasta que se quedó dormida. Era lo más que había hablado con el muchacho y había quedado encantada, sin embargo creía que estaba equivocado; ella era la afortunada por haber encontrado a tan bonitas personas.
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