Capítulo Uno: Hoja de Otoño
Las ojas de otoño siempre me han atraido de una manera algo extraña. Desde su textura hasta como vuelan sin rumbo fijo. Tan frágiles.
Siempre he considerado la vida humana como una hoja de otoño: con el único propósito de desprenderse de su hogar y morir...
Es un poco deprimente, pero así es como es mi perspectiva de la vida.
Lo cual es gracioso porque esta puede cambiar de un momento a otro.
Lo cual me lleva a mi actual monótona existencia.
¿Alguna vez has pensado que incluso si desaparecieras de repente nadie se daría cuenta?
Es que... los días parecen repetirse, ¡todo igual! A veces desearía que algo pasara y cambiara estos aburridos días.
Un pequeño consejo: nunca lo deseen. No puedes saber lo que te prepara la vida, ni tampoco cómo de un momento a otro, todo lo que encontrabas real e irrefutable... desaparece.
En estos momentos me encontaba caminando por la calle sin rumbo fijo.
Costumbre que he adquirido desde la muerte de mi madre.
El día parece trancurrir tranquilo, los niños ya se estaban retirando al lado de sus padres. Otras personas con apariencia ocupada caminaban rumbo desconocido apresuradas. Los más desafortunados como los vagabundos se encontraban ya eligiendo un lugar donde con un poco de suerte, pasarían la noche...
Y luego estaba yo, sumido en mis pensamientos hasta que de repente , como si de magía se tratara, una pequeña y extraña hoja se posa en mi mano como si fuera una mariposa.
La examino, es de un color rojizo pero con deje de un verde vivo. Extraña combinación de colores para una simple hoja. Pienso en quedármela, después de todo no todoa los días te encuentras con esta hermosa mezcla de colores. Pero antes de poder tenerla a salvo en mi bolsillo, una fuerte ráfaga de viento llega y hace que mi hoja se vaya volando. Genial, justo cuando me fijé en ella. Observo como esta sigue su camino hacia delante y un pensamiento algo infantil se me cruza.
Siguiendo mis instintos más primitivos me dispongo a perseguirla porque... ¿porque no? Después de todo no tengo más nada que hacer.
Bueno, mala idea, después de 5 minutos persiguiendo la dichosa hoja, paro abruptamente por un poco de aire. Dándome cuenta que me encuentro en una calle desconocida.
No solo la calle, sino también las casas, las cuales tienen un aspecto desgastado y abandonado.
<<¿Acaso estoy en un vecindario fantasma?>>
Río de mi propio comentario, para algunas personas estar en un lugar con ese aspecto desombrado sería la muerte. En cambio para mi no, es todo lo contrario.
Dispuesto a conocer más me encamino por el extraño lugar. Encontrando en el un parque el cual parecía desolado, casas de diferente tamaños pero cada una sin perder el toque espeluznante típico de un lugar como este. Sin embargo hay una que me llama la atención al tener la hoja de otoño justo en la entrada.
Tomándolo como una señal del destino, me acerco un poco más para admirarla más de cerca.
Definitivamente esta casa es diferente a las demás al desprender un aura totalmente extraño, frío pero cálido a las vez. ¿Acaso eso es posible?
Sin darme cuenta a donde se dirigen mis pasos ya me encuentro con la mano en la perilla de la enorme vivienda.
Reuniendo el coraje que no sabía que había perdido me obligo a terminar de abrir la puerta.
<<Si ya llegué hasta aquí, no voy a retroceder... ¡un Park no se acobarda!>>
Y con ese último pensamiento termino de abrir la ridículamente grande puerta.
Una inmensa obscuridad es lo primero que me llega, buscar mi celular para poder alumbrarme es lo primero que pienso, pero a duras penas pude mover mi brazo cuando una grave voz me detiene abruptamente.
-- ¿J-Jimin?
Un desagradable escalofrío recorre toda mi espalda hasta llegar a mi corazón. Esa voz solo le puede pertenecer a alguien...
--¿Yoongi?
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