Pensar en otras personas era algo que Timothée Nott raramente hacía, porque era individualista, así que en verdad lo que otros pudieran estar pasando no era asunto suyo; su madre le había dicho que tarde o temprano ese ideal lo llevaría a la ruina, se quedaría solo y luego se lamentaría por no ponerse en el lugar de las personas, no necesariamente debía de ayudarle a toda la gente, pero sí ponerse de vez en cuando en sus zapatos.

No todos habían tenido las mismas oportunidades que él.

── Es bueno que hayas decidido arreglar las cosas con Deter, eso habla bien de ti, aunque no va a borrar todo lo que hicimos ── se incluía allí porque negarlo no serviría de nada.

Timothée también era cómplice, al igual que todos los demás que vieron y fueron demasiado cobardes como para decir algo. Ni siquiera en ese momento Tim dejó de pensar en él mismo, no pudo ver el sufrimiento de Deter Zabini, y el karma era real, su madre se lo había dicho también.

Un día lo pagaría, porque quedarse callado también era formar parte.

── Quiero disculparme, en verdad, pero no quiere ni verme.

── Es entendible Scorpius, le cagaste la vida ¿Y aun así esperas que no te odie? Es imposible, esas heridas son irreversibles. Nada de lo que digas o hagas va a borrar el trauma.

Timothée tenía razón y Scorpius debía de entenderlo, no era sano querer volver a formar parte de la vida de Deter sabiendo todo lo malo que le había hecho, lo único rescatable de toda la situación era que las cosas se habían solucionado. Ella ya no sufría, no tenía que esconderse y ya nadie la lanzaba al Lago Negro, pero ahora era él quien la estaba pasando mal. Tim decía que se lo merecía, el karma actuaba de maneras que los humanos no podían comprender, quizás ese era su castigo. Querer de vuelta una amistad que él mismo rompió y no poder tenerla.

A veces el querer no es poder.

── Creo que a Yorhan le gusta Lily Potter.

── ¿Mi hermana? ── chilló Albus ¿En qué momento había aparecido? ── ¡Están en etapas diferentes! Voy a matar a Yorhan si llega a acercarse a mi hermanita.

── Pero, Lily es menor por un año, no es tan grave.

── ¿No es tan grave? Ella en una semana recién cumplirá trece, Yorhan es un anciano de catorce años.

── ¿Cómo le vas a decir así? Pobre Yorhan ── Scorpius se estaba muriendo de la risa, aunque Albus tenía un poco de razón.

A Timothée no le interesaba lo que Yorhan hiciera con su vida, pero estaban hablando de Lily, ella era como una hermana para Tim, incluso si no le hablaba nunca y la ignoraba al pasar. Sí, eso era muy de hermanos.

── Ya, pero Yorhan dijo que está intentando superar su enamoramiento, así que es cuestión de tiempo ── Fred aseguró que así sería, que en verdad lograría superar aquel sentimiento.

Pero era algo complicado, los sentimientos no se van de la nada, ignorarlos era difícil y hacerlos desaparecer no era realmente tan fácil, decirlo era demasiado sencillo, llevarlo a cabo era lo que costaba.

── ¿No sería mejor que hables de esto con Yorhan? No creo que a él le agrade la idea de que estén departiendo acerca de su vida amorosa sin él.

── Timothée tiene razón, hablar las cosas es mucho mejor que quedarse callado. Solo mírame, ve en lo que me convertí.

── Claro, porque no ibas a ir con Deter a decirle ¿Y si mejor tu mamá se muere? Es que la mía está muerta y me da ansiedad.

── ¡Albus! ── chilló Timothée.

── Debo admitir que si se me hizo gracioso ── murmuró Scorpius entre risas ── ¡No es lo mismo! Lo tuyo es mucho más fácil, lo mío es raro.

── Y traumático ── añadió Timothée ──. Al, ve y dile a Yorhan lo que piensas de esto. Quedarte callado no va a servir.

El chico asintió.

Todo era mejor si solucionaban las cosas con el diálogo y el poder de la sinceridad o eso era lo que las películas americanas solían mostrar. Al final del día, ninguno de ellos era Lady Bird a sus diecisiete años.

── ¡Albus! ── Rose Granger apareció tras Scorpius ── ¡Oh! Hola, parece que están ocupados ¿Puedo hablar con mi primo?

── Eso deberías de preguntárselo a él, Weasley.

── De hecho es Granger-Weasley.

── Ya, no te pregunté ── dijo Timothée ──. Debo irme.

¿A quién le importaba el maldito orden de sus apellidos? Granger o Weasley, daba igual, era los dos de igual manera.