—¿Qué?
Nick lucía perdido, casi agitado por la información. Algo estaba mal, él no recordaba nada en absoluto sobre aquella noche y sabía que si se escusaba con ello entonces tomarían aquello mal. Pensarían que estaba rehuyendo de su deber.
No, no era correcto decir aquello.
—La noche que abandonamos la manada nosotros...
Alma tenía un leve rubor en sus mejillas, su piel se había vuelto morena por el sol y su cabello negro brillaba radiante. Ella era hermosa, Nick no lo negaba pero luego volteó a ver a Ross. El guepardo era alguien relativamente nada afeminado, eso era algo obvio. Ross era ese tipo de persona egocéntrica con todo su derecho pues era realmente atractivo, cabello negro con las raíces castañas rubias. Ojos grandes y labios gruesos. Sí, Ross no era su tipo pero ahí se veía tan prendado a él que se cuestionaba su futuro lejos de él.
Los gatos sí que sabían atrapar a su presa.
Ross bufó ante el silencio y sorpresivamente tomó a su hermano para salir de ahí.
En un minuto Nick estaba solo junto a Alma que le veía con un rubor suave y aquellos ojos tan profundos y atractivos.
Kaspar fue el último en dejar el lugar. Sus manos cerradas en puños, dándose cuenta que Luka tenía razón, que él había sido solo una escalera para Alma y su plan para acercarse a Nick. Ahora sentía el peso de la culpa, el dolor de haber traicionado y mentido. Un suave vistazo a su pasado le recordó el cambio que había sufrido. Antes él era tan calmado y tímido, él difícilmente hubiese mentido. Pero ahí estaba, su yo actual difería tanto de su pasado.
—Te ves como del asco —la voz de Ross le hizo despertar. Kaspar elevó la mirada hasta el guepardo.
Ross estaba sentado en una roca enorme, sus ojos en el cielo mientras en sus manos se veían piedras pequeñas que seguramente lanzaba al lago. Kaspar sintió más culpa.
—Lo estoy —confesó Kaspar— me siento tan...
—¿Mierda? —Ross adivinó a la perfección aquel sentimiento, porque él había vivido de aquel modo su vida entera— te entiendo.
—Sí
Ross se hizo a un lado, como invitando a Kaspar a sentarse a su lado, y Kaspar así lo hizo. Sus ojos pegados a los del guepardo, notando aquel brillo que se colaba en ellos por el reflejo del sol. Entonces quizá entendió el reciente amor que su amigo tenía por el guepardo avaro.
—Te entiendo ¿Sabes? —Ross empezó a hablar— la razón por la que quizá inventaste tanta mentira. Porque he trabajado con supresores ilegales desde los quince y debes golpearme la cabeza para que me crea esa mentira.
Kaspar ladeó la cabeza, confundido. Sabía que mentir tan bajo era algo de lo que no debía sentirse tan orgulloso pero el guepardo lucía de aquel modo.
—Pensaba que eras una lindura que no se atrevería a mentir a su mejor amigo. La vez que te ví con Adam para buscar a Luka, yo pensé que eras de ese tipo de persona en la que se podía confiar sin temor —Ross sonrió— pero lograste engañarme, es agradable. Encontrar alguien tan familiar.
—No lo hice por que quise. Pensaba que era lo mejor.
—Pero lo hiciste —Ross lo tomó de los hombros y lo acercó a él de manera fraternal— mentiste y engañaste para tu propio beneficio y eso, amigo mío, te hace ganar mi respeto.
—Pensé que estarías odiándome —Kaspar de pronto sintió un alivio cálido en su pecho, necesitaba alguien que le diga que lo que haya hecho era más que una equivocación— al igual que Luka.
—No, no, no. Luka no odia a nadie. Solo a nuestra madre, él no mantiene ese sentimientos dentro, piensa que es algo que solo agota su tiempo por eso ni lo piensa, él está aturdido porque ha sido engañado por una mujer. —Ross entonces se puso serio, tanto que Kaspar solo se quedó quieto, intentando no meterse en la calma del felino— en cuanto a mí, te entiendo. Mi primera mentira mayor me costó una semana sin comer. Recuerdo haber escondido el dinero de mamá, lo usaría para comprar un poco de comida para Luka— sonrió, como si los recuerdos agrios de aquel tiempo estuviesen presentes— no se lo digas a Luka, pero hacía tantas locuras para mantenerlo a salvo, como un hermano. Cuando mi madre se enteró me encerró en su habitación junto a Luka, sin luz, sin comida durante una semana. En ese momento me sentí tan mierda por mentir y engañar cuando lo único que conseguía era ser reprendido. Necesitaba a alguien que me diga que lo que hice estaba bien de alguna manera. Pero nadie lo hizo, mi hermano ni siquiera podía hablar. Por eso te entiendo, quizá tus causas no hayan sido nobles como las mías pero tú creías que hacías lo correcto y está bien. A veces las mentiras son buenas. Sé que tu forma de ser no es esa, por el respeto que los demás te tienen, sé que eres alguien honesto. Por eso me parece injusto que te juzguen por tu primera equivocación.
—Hey —Kaspar se quedó paralizado, recibir aquel tipo de confort por alguien como Ross era algo que nunca esperaría. Y mucho menos escuchar aquel pedazo de infancia que el felino le confió solo a él. Quizá lo había juzgado mal— lo lamento.
—¿Eh? —Ross volteó a verle y pareció despertar de sus recuerdos— ¿Sobre lo que te conté? ¡Venga! —rió— era mentira, pura mentira. Nunca haría eso por alguien que no sea yo— Ross se levantó y de un salto bajó de la roca— en la noche todos hablaremos de esto. Ve a descansar.
Kaspar notó la lejanía del guepardo y su figura de pronto le pareció solitaria. Ross lucía casi martillado por los recuerdos y quiso preguntarle la razón de haber cambiado de aquella manera. Pero no era el momento. De alguna forma Ross le hizo sentir aceptado una vez más y se enorgullecía de ser una de las pocas personas a las que el felino mostraba aquel lado amable. De la misma forma que Nick cuidaba a Luka, él se propuso cuidar a Ross.
Las luces de aquella habitación se encendieron. Toda la manada estaba reunida. El ambiente tenso podría ser cortado con las manos y las miradas pegadas en la única mujer.
Adam lucía solo, había dejado a Luka descansar, sabía que su pareja se lo merecía, después de todo le había cargado con problemas que no le debían preocupar. Como la seguridad de su antigua manada. Al estar enlazados ambos sentirían lo mismo y Adam sabía que Luka estaba sufriendo de la misma manera que él, por eso quiso dejarlo en su habitación. Por eso no lo despertó y se encaminó a la reunión por su propia cuenta.
Adam lucía descuidado, su barba en forma de candado estaba un poco más larga, su cabello blanco lucía desordenado, como si lo hubiese estado jalando por el estrés. En sus ojos el peso de dejar morir a su antigua manada y tener problemas en su manada actual lo estaban acabando. Pero debía ordenar sus prioridades. Primero debía resolver los problemas que estaban frente a él. Con su amigo Nick y su cuñado Ross. Era lo mejor.
Kaspar estaba a su lado, su mirada de arrepentimiento. Ross al frente, en medio de Alma y Nick quienes eran los principales personajes de aquella reunión.
—Kaspar —Adam tomó el papel en el que su pareja le puso al tanto de lo que había ocurrido junto a lo que debía preguntar— ¿Qué es lo que pretendías lograr con tus mentiras?
—Adam —susurró el lobo pardo, nunca había sentido aquella decepción en la voz de su amigo y mucho menos aquella dureza. Sin duda Adam se había vuelto un alfa justo, uno que ignoraba la amistad cuando se debía— ella dijo que necesitaba hablar con Nick, al ser una loba negra quería tener un tiempo a solas con un lobo de su misma especie.
—¿Acaso eres idiota? —Adam se levantó, enojado— ¿Qué no sabes lo cerca que estamos de la guerra con los lobos negros? ¡Te das cuenta de lo que pudiste haber causado! Al ser ella de nuestros enemigos podría bien haber convencido a Nick de unirse y como él es cercano a mí matarme en un instante ¡¿Te das cuenta de lo que has hecho?! Cuando ella hubiese logrado lo que quería entonces Luka estaría desprotegido y la manada se dividiría y tú junto a los demás serían tomados por la manada de los lobos negros, ahora ¡¿Entiendes tu error?!
—Lo siento —Kaspar bajó la cabeza, avergonzado— por mi culpa...
—¡No! —Adam respiró, tranquilizándose, sin su pareja le era más fácil perder el control— te conozco desde que somos cachorros, sé que eres demasiado inteligente como para dejar que alguien como ella te manipule de esa manera ¿Qué te dijo? ¿Qué te ofreció para que traiciones a tu propia manada?
—No lo diré
—¡KASPAR!
—¡No lo diré!
Adam se dejó caer una vez más en su silla y cambió el objetivo de su ira. Ella era la que había comenzado todo. Debían alejarla antes de que consuma a su manada. Solo había un problema. Ella estaba esperando un cachorro y bien podría ser de alguno de sus amigos. Rió, le parecía tan absurdo el tema. Iban a ser separados por una hembra. Adam conocía el celo que ellas tenían, la fuerte urgencia de cualquier macho de acostarse con ellas cuando una entraba en su etapa de celo, por eso no culpaba a Kaspar. El lobo pardo simplemente había dejado que su lado animal tomé el control. Pero eso no significaba que se libraría del castigo.
—Nick —Adam fijó la vista en su amigo— ¿Qué pasó la noche que ambos fueron llevados a la cabaña?
—No lo recuerdo
Adam apretó los dientes, estaba seguro que si no se controlaba entonces alguien saldría herido.
Es tan exasperante
Habló Adam mediante su vínculo, esperando alguna respuesta de su pareja, una respuesta que no llegó.
—Bien —ya era tarde, todos tenían sueño— Alma. ¿podrías darme una explicación de todo esto? Porque no entiendo lo que pretendes.
—Me gusta Nick, señor —ella levantó su mirada hasta el alfa— la noche en la cabaña ambos comprobamos nuestros sentimientos y ocurrió, ahora un cachorro está por venir.
—¿Cómo estás segura que ese hijo es de Nick? ¿Qué hay de Kaspar?
—Kaspar, señor —Alma bajó la mirada, avergonzada— él no anudó en mí. Nick sí lo hizo.
Adam volteó para ver al lobo pardo y él asintió, confirmando aquello.
—¿Qué pretendes con esto?
—Nada, señor.
—No te creo —Adam la tomó del cuello— vienes a mi manada y haces que Kaspar mienta para que tú puedas esconderte en una cabaña junto a Nick. Luego pretendes dividir a dos amigos como son Kaspar y Nick y también a Ross de Nick, una casi pareja. ¿Qué es lo que pretendes?
—Adam —Nick tomó la mano de su alfa intentando que deje de ahogar a la loba—ella ya dijo que no tiene malas intenciones.
—¿Y tú le crees? —el lobo blanco la soltó y retrocedió— ¿Qué pasará con Ross y tú?
—Ambas cosas son distintas —Nick se acercó a su amigo— Amo a Ross y no voy a dejarlo por una responsabilidad.
—¿Hablas en serio? —Ross se notaba enojado— ni viy i dijirli pir ini rispinsibilidid ¡Estás jugando! ¡¿Crees que voy a estar contigo cuando has metido la pata de esta manera?! ¡Si antes no te quería ahora menos!
Adam se agotó aquella discusión daba para más y era mejor hablarlo mañana cuando el dolor y el calor del momento dejen de nublar el juicio de todos.
Adam fue el primero en abandonar la conversación, alejándose de los demás, saliendo de aquella reunión con los gritos incrementándose cada vez más.
Y estaban tan centrados en un problema. Tan alerta de lo que estaba pasando con Ross, Nick y Alma, estaban tan metidos en ello que no se dieron cuenta que alguien había entrado a su manada, que alguien había entrado a una habitación y se había llevado algo importante.
No lo notaron hasta la noche en la que un cansado Adam llegó a su habitación y la notó desordenada, vacía y fría, como si una pelea hubiese ocurrido en ella. Solo él lo notó pues lo más importante se le había perdido.
Luka no estaba.
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