Nueve
Tenía sus manos sujetas en el suave cuello de la loba. Sus ojos dorados explotaban en ira y sus largas garras pronto llegarían hasta un punto vital de aquel cuello. Quería hacerlo, quería escuchar un "crack" que le diga que finalmente ella había muerto, que la loba ya no existía. Estaba por matarla, le faltaba tan poco. Un poco más y el cuello se rompería, solo un poco más.
Sin embargo una mano detuvo la suya. Adam, enojado, tomó a Nick del cuello y sin mucho esfuerzo hizo lo mismo, su mano en el cuello de su mejor amigo y la otra en el cuello de la loba que había llegado a la manada para arruinar todo.
Alma tenía lágrimas en sus mejillas, el llanto era el producto de un miedo que los ojos de Adam provocaba.
—¡Adam! —Kaspar intentó despertar a su amigo de su trance. Pero Adam le dirigió una mirada que le heló la sangre.
—Vas a decirme cada cosa que sepas. —de pronto Adam soltó a ambos lobos negros y se abalanzó hasta Kaspar para darle un golpe en el estómago, sacándole el aire. Desquitando su enojo— desde la primera vez que hablaste con Alma hasta la última ¿Entiendes?
Ross veía de lejos, los ojos de Adam realmente le atemorizaban. Finalmente entendió la razón de que el lobo blanco sea el alfa de aquella manada. Su fuerza era incluso más que la física. Podía paralizar a alguien con solo una mirada. Quizá aquello se deba a su rabia por perder a Luka, pero Adam daba tanto miedo como una historia de terror contada en la noche más oscura del lugar. No, no iba a meterse en esa pelea.
Ese era su plan hasta que Adam dirigió su mirada a él. El guepardo tuvo la idea de huir pero antes de siquiera empezar a correr, Adam ya lo tenía en sus brazos. Sujeto del cuello, impidiéndole respirar.
—Si me entero que esto fue culpa tuya, voy a entregarte a las tantas personas a las que debes, te pondré un moño en el culo y te dejaré en la puerta de la persona que tanto temes.
—¿Desconfías de mí? —Ross intentó separarse pero las garras de Adam lo estaban torturando.
—Ya habías vendido a Luis. Eres tan idiota como para vender a Luka.
En un segundo Ross ya estaba libre y Adam de camino a su habitación, tras él Kaspar llevaba a Nick y a Alma atados de manos y con la mirada en el suelo. Ross iría a espiar un poco pero su propio miedo se lo impedía.
Ross estaba seguro que había devuelto el dinero del hombre al que vendió a Luka hace bastante tiempo. Aquella vez en la que decidieron que Alma y Nick pasarían la noche lejos de ellos. Esa misma noche él fue a devolver el dinero. Porque Luka ya estaba agradándole. Pero tal vez aquello había desencadenado este hecho que tenía a toda la manada alborotada.
Sus pies fueron ágiles y corrió hasta la habitación de su hermano Luis. Hace mucho que no hablaba con él, de hecho a veces hasta olvidaba su presencia. Luis era alguien callado, siempre pasaba desapercibido y no era fácil dejarlo olvidado. Y más para Ross pues, nunca convivió con él. Cuando su madre esperaba a Luis, él ya estaba lejos de casa con un negocio y un gran futuro por delante.
Abrió la puerta de un golpe y caminó hasta las maletas que Luis tenía sobre su cama. ¿Luis se iría?
Ross caminó hasta el armario, donde vio a Luis escondido entre las ropas que tenía en este. Se veía tan desamparado, desesperado, casi como Adam lucía, claramente sin la ira de por medio.
Sabía algo...
A Ross en realidad no le importaba salvar a Luka, lo que le importaba era salvar su vida del enojo de Adam. Tomó a su hermano del cuello y lo lanzó fuera del armario, porque pensaba que se lo merecía por ser tan cobarde. Iba a darle una patada pero decidió calmarse. Ya no era el matón drogadicto que era en el pasado cuando se la pasaba con Drake y su negocio próspero, ilegal pero próspero.
—Lo viste, viste todo —no era una pregunta, Ross estaba siendo directo. Los ojos de Luis ya le decían lo que su menor había visto— necesito que me digas lo que has visto.
Lo hacía para salvar su cabeza de la ira de Adam. A Ross no le interesaba Luka, no, nunca. Eso le gustaría pensar.
—No —Luis lo empujó, tan fuerte que Ross dudo que fuese el mismo— no puedo. Si te digo vas a avisarle a Adam y si él va a salvarlo entonces Luka morirá.
Ross empezó a reír, porque aquello le parecía trillado. Deber callar algo de tal importancia era algo que no haría. Claro que le diría a su hermano que guardaría el secreto. Pero estaban hablando de su bienestar. Sabía que si iba con información hacia Adam entonces este ya no lo vería como sospechoso y su cuello estaría a salvo una vez más. Por eso se sentó a lado de Luis, respiró con profundidad e hizo algo que nunca pensó hacer en toda su vida: abrazar a Luis.
Lo hizo para calmar a su menor. Porque lo veía tan asustado que ante cualquier ruido podría ponerse a llorar. Luis siempre fue así de débil por eso en el pasado iba a su hogar para sacarle algo de dinero. Y está vez no sería diferente, sabía cómo obtener lo que quería de su hermano menor. Por eso lo abrazó y le dio palmaditas en su espalda, tal como había visto hacer a Jessica cuando su hija se ponía a llorar.
Pronto Luis ya estaba más calmado y se separó para verlo a los ojos. El llanto estaba escrito en su mirada y sus mejillas lucían irritadas. Estaba más que abrigado, preparado pero salir al polo norte o a donde quiera que se dirigiera.
—¿Qué es lo que pasó anoche? —Ross creía que primero debía hacer preguntas de ese calibre, para ver si podía darle información o si era un caso perdido.
—Cuando Adam salió de su habitación, Luka me llamó para que le ayude con algunas cosas. Entonces entraron cinco hombres —Luis poco a poco volvió a llorar, y Ross no hizo más que hastiarse de él— le dispararon antes de que pueda cambiar. Lo metieron a su cajuela y se lo llevaron. A mí me dijeron que le avisara a Adam para que fuera a por él. Pero sé que es una trampa. Quieren atraparlo para matarlo. Por eso no debemos dejar que él vaya, lo esperan a él, no a mí.
Tenía un punto, Ross quedó asombrado por la capacidad de pensamiento de Luis, más cuando siempre lo había visto como un debilucho llorón. Tenía razón, ellos esperaban a que Adam fuese por Luka por eso debían ir ellos. Porque tendrían la ventaja de un ataque sorpresa.
Aunque había un aspecto que no le terminaba de convencer. Si quería salvar a Luka entonces no iba a llevar al llorón con él. No, Luis solo sería un estorbo. Su otra opción era Kaspar, pero tampoco le terminaba de convencer, quizá el lobo pardo era inteligente pero él necesitaba fuerza, no cerebro. Y eso le llevó a una opción que odiaba más que nada. Era la única opción que tenía algo más de sentido pero igual odiaba la idea. Debía ir con Nick.
Se detuvo en medio de todo su bosque de pensamientos y volvió a uno que le mando escalofríos por todo su cuerpo "si queria salvar a Luka" debía recordar que no hacía esto por Luka. Lo hacía para salvar su propio pellejo. De todos modos ahora lo odiaba más porque el guepardo con heterocrimia estaba despertando un lado amable en él que no quería tener.
Lo pensó una vez más. Olvidó su orgullo y volteó hacia su hermano.
—Yo iré por él, ayúdame a sacar a Nick del confinamiento que Adam le dio, dime dónde es que se llevaron a Luka y entonces yo lo traeré.
Luis le miró con asombro. Porque lo que veía en la mirada de su hermano era preocupación pura, y miedo como nunca antes lo había visto. Alguna vez su madre le había contado que Ross y Luka fueron unidos de niños, tanto que el mayor hacía de todo para mantenerle a salvo. Sin embargo en todo aquel tiempo en el que Ross venía a molestarlos e intimidarlos pensaba que era mentira. Hasta el día de hoy. Finalmente Ross estaba bajando la guardia y estaba dejando que todos vean aquel lado amable que ocultaba entre rasguños y gruñidos.
—Yo distraeré a Adam y Kaspar. Tú sacarás a Nick y lo llevarás al auto blanco —ordenó Ross e inmediatamente salió sin esperar una confirmación o negación.
Luis limpió sus lágrimas y sorbió su nariz. Frotó sus ojos y se levantó, dispuesto a ser de ayuda. Debía ser veloz. Tomó su gabardina roja y salió hasta la habitación de Adam a la ventana para así poder entrar por ella. Los vio a los cuatro, lucían tensos y Adam estaba acabado completamente, en tan solo un día la desaparición de Luka le estaba tomando factura.
Luis se preguntó en qué momento es que Ross iba a distraerlos a todos. Sin embargo un grito respondió. Ross había gritado tan fuerte que tuvo que cubrir sus oídos. Y bajar la cabeza. De inmediato Adam y Kaspar se pusieron alerta y salieron en busca de un enemigo que no existía. Nick se notaba más que alterado, e intentaba liberarse de las cadenas a las que Adam le había atado.
Entró por la ventana y agradeció a Luka una vez más por haberle enseñado a abrir cerraduras. Su trabajo fue rápido y limpio, en segundos Nick ya estaba libre. Luis debió plantearse lo que seguía y más al saber el apego que el lobo negro tenía con su hermano. Debió haber visto venir que en cuanto Nick fuese libre entonces correría para socorrer a Ross. En cuanto lo liberó, el lobo negro ya había salido de la habitación.
Luis lloriqueó un momento y salió tras Nick. Ahora entendía lo que era tratar con el lobo negro. Cambió a su forma felina y rápidamente le dio alcance. Justo a tiempo antes de que fuesen vistos por Adam y Kaspar quiénes observaban enojados a Ross.
—Él está bien. —cambió a su forma humana y empezó a jalar a Nick hacia el auto de Adam— me pidió que te sacara, él te verá en el auto.
Luis sonrió al sentir la camisa de Nick cubriendo su desnudez. Un sentimiento de calidez lo albergó de inmediato.
Cuando Nick entró en el auto, Luis terminó su trabajo y volvió a su habitación, encontrando en el camino a Kaspar quien parecía saber el crimen cometido. Sin embargo el lobo pardo le dio una palmada al hombro y se fue.
Ross entró al auto con sigilo. Debían partir de inmediato si quería que Adam no los siguiera. Entró y no tuvo tiempo de saludar, solo encendió el Lamborghini blanco y lo único que el auto dejó fue su rastro de polvo levantado a causa de los neumáticos.
Rio al imaginarse el rostro descompuesto de Adam, hacer cabrearse a los demás era su pan de cada día.
—¿Estás bien? —sabía que Nick estaba tras él pero incluso así saltó del susto al escucharlo.
—Sí —no despegó su vista de la carretera.
—Gritaste muy fuerte.
—Vi un insecto del tamaño de mi palma.
Al principio Ross planeaba encontrar un conejo y matarlo para así manchar de sangre el suelo. De esa manera Adam se desmayaría por pensar que la sangre era de Luka y tendrían mucho tiempo para salir. Cruel pero efectivo. Sin embargo al meter su mano en la madriguera lo que sacó fue un insecto de aspecto horrible y viscoso. Al final igual funcionó. Aunque a Ross le habría encantado ver el rostro que Adam pondría.
—¿A dónde vamos? —Nick procuraba hablar lo necesario y fundamental. Estaba en la cuerda floja con Ross y cualquier error podría separarlos más— ¿Me vas a matar sin testigos?
—Si quisiera matarte primero te alimentaría bien para poder vender tus órganos —confesó Ross.
—¿Entonces?
—Hablé con Luis antes de subir al auto y me dijo el lugar en el que se supone tienen a Luka. Vamos a salvarlo.
Nick abrió la boca de la sorpresa. Notaba a Ross preocupado.
—No hago esto por Luka, lo hago para salvar mi cabeza de la ira de Adam.
Mentía. Nick sabía que el guepardo mentía. Le encantaba haber descubierto aquel lado de Ross. Sentía que poco a poco el guepardo le estaba dejando ver su ser completo.
—Cuando volvamos deberíamos casarnos —No debió haber dicho eso. Nick se mordió la lengua enojado con su imprudencia.
—No —la respuesta fue rápida. Ross ni siquiera lo había pensado— No quiero una familia en la que deba cuidar de alguien más. Los niños no me van.
Después de ello se quedó callado. Pensando en la manera de convencer a Ross de estar a su lado. Claro que después de admitir su error con la loba.
Pronto el paisaje natural de árboles y tierra fue convirtiéndose en edificios a media construcción. Media hora de viaje hasta llegar al lugar y otra media hora para cambiar el paisaje a uno con edificios altos y bien cuidados con pinta de un barrio de los que un presidente podría usar. El asfalto en la carretera brillaba de lo limpio y las ventanas estaban tan limpias que podía ver lo que sucedía al otro lado. La acera estaba ocupada cada poco con diferentes personas trotando y niños paseando a sus perros. De pronto Nick sentía que debió haber usado un traje para llegar a ese lugar. Algo que no hacía pues solo usaba un pantalón negro y zapatos. Su camisa se la había dado a Luis.
—Debemos visitar a alguien antes de ir a por Luka —dijo Ross antes de salir del auto y dirigirse a una casa de ladrillos y diseños blancos.
Nick quedó asombrado por la decoración de aquel lugar, se notaba elegante y costosa.
Ross se quedó en la puerta esperando a que está se abriera. Nick lo veía desde el auto.
Cuando la puerta se abrió Ross lanzó un golpe al rostro del hombre y Nick se apresuró a salir para intentar detenerlo. No hizo falta pues de inmediato, después de darle un golpe el conflicto pareció terminar.
—Sigues golpeando como niña —dijo el desconocido, Nick juraba haberlo visto antes— tienes puños de bebé.
—Y tú, sigues usando ese asqueroso perfume que Jessica te dio cuando fue su décimo día de novios —se burló Ross— veo que traicionarme te dio una casa bonita.
Aquella familiaridad removió algo en Nick, sintiendo como desencajaba en aquel lugar, en aquella amistad que parecía ser antigua. Tenía celos de la familiaridad que esos dos tenían. Por primera vez sintió que no sabía nada acerca de Ross y eso pareció golpear justo en su orgullo.
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Hola aquí dejo una nota innecesario pero que debía poner.
Primero: lamento haber tardado tanto. Estaba en semanas finales y apenas podía con mi vida. La historia está en su mejor parte. Y se acercan cosas mejores, espero.
Segundo: les vengo a invitar a leer una historia que estoy comenzando. Así es ¡Si puedes esperar a que actualice una historia entonces puedes esperar por dos! Y no, no será un fracaso como lo fue "Impuro" esa historia fue impulsiva y la publiqué sin tener un contexto concreto.
Este proyecto lo estuve pensando desde hace tres años, incluso antes de Café y vino tinto y no la había publicado porque le faltaba forma pero ya está. Se llama proyecto ODAH. Igual será BL así que espero que vayan a leerla.
Acá abajo les dejo la portada.
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