Cinco
—¡¡¡Ross bastardo hijo de puta Moore!!!
Ross se preguntaba si su hermano tenía la voz tan horrible por naturaleza o por enojo.
No tuvo tiempo de encontrar la respuesta, en cuanto quiso hacerlo ya tenía a Luka sobre él, con sus manos apretando su cuello.
—Te recuerdo que tenemos la misma madre —Ross estaba tan relajado como la mayoría del tiempo.
—Has cometido tres errores en esta semana, en solo tres días y dos en el mismo día. ¿Quieres destruir la manada?
Luka estaba molesto, estaba enojado, muy enojado, más que furioso, él quería matar a Ross. Amarrarlo a una enorme roca y arrojarlo al lago más profundo que encuentre cerca, incluso no importaba si debía ir al mar. Él podía hacerlo, tomar el auto de Adam y llevarse a su hermano para llevar a cabo su plan. Sí, aquello sonaba tan hermoso y la imaginación parecía estar cubierta de los más lindos arcoiris.
Luka despertó cuando una mano en su cintura lo alejó de un Ross agonizante. Con el rostro morado e intentando recuperar la respiración. En su mirada se notaba el odio hacia Luka, el mismo que ambos compartían.
Nick los había separado, el lobo negro llegó en el momento justo para ver como Ross ya miraba el horizonte y parecía perder el conocimiento. Nick sabía que la relación entre Luka y Ross no era del todo buena pero en ese momento creyó que había ido un poquitito más lejos de lo previsto.
Pero, Nick debía recordar que los felinos arañaban, Luka se sorprendió tanto por su agarre que le rascó el brazo, en ese mismo instante Ross se lanzó hacia Luka para, de igual forma, arañar su mano.
Esa pelea era algo de otro nivel. Nick se quedó quieto un instante viendo a Luka y Ross golpearse y arañarse. Los gruñidos eran de temer y las miradas que se lanzaban eran de puro odio. Nick sintió algo de temor sobre meterse en aquella pelea.
—¡Adam!
Y eso fue lo único que se le ocurrió. Nick salió de la habitación y corrió hasta la de su amigo para advertirle que no salga. Porque Nick no planeaba detener la pelea. Él planeaba evitarla. Porque dos gatos peleando eran de temer.
Adam soltó una gran carcajada al enterarse de la situación. El lobo gris ya conocía la razón y creía que aquello debía ocurrir. Pero tenían otro problema que arreglar. Por eso fue a detenerlos.
Efectivamente la pelea fue una batalla dura. Ambos felinos se encontraban en el suelo. Con la respiración agitada. Nick sostenía a Ross para que no se atreva a volver a saltar y atacar. Mientras tanto Adam sostenía a Luka y parecía intentar calmarlo con caricias que el guepardo ignoraba.
—¿Qué tanto escándalo? —Kaspar entró a la habitación con la mirada enojada y un papel en sus manos, a su lado Luis estaba con la cabeza baja y se notaba desanimado. —¿Qué no ven que otros tienen que trabajar?
—Él tiene la culpa—dijeron Ross y Luka al mismo tiempo.
—¿Cuál es el problema? —Nick en serio no entendía nada. Él solo sostenía el cuerpo de Ross, intentaba no bajar la guardia.
—Dile —Entonces Luka se relajo, él se sentó en el suelo y retó con la mirada a su hermano, le retó a decir la verdad— Dile tu gran idea.
—¿Qué hiciste ahora? —Nick frunció el ceño mientras apretaba el agarre que tenía en el felino, aquella escena no le sonaba nada bien. Conocía a Ross y lo que sabía de él es que no sabía qué esperar.
—Pues que mi hermano es muy lindo.
Sí, la primera parte sonaba escalofriante y hasta repugnante.
—Y como no hace nada en la manada.
Seguía sonando pésimo.
—Y como es casi virgen.
Mucho peor.
—Y como yo necesito dinero.
Sí, mucho, mucho peor.
—Entonces lo vendí.
Ross amaba tanto el dinero. Lo amaba con cada parte de su alma y parecía vivir por él. No había nada más importante que el dinero.
—Alista tus cosas, Luis, mañana te irás junto a un sugar daddy que de seguro va a darte los lujos más grandes que te imagines.
Lo siguiente que pasaría era algo obvio.
Luka se avalanzó hacia Ross y volvió a desatarse una pelea que los demás decidieron ignorar.
Ross tenía el labio partido, un largo rasguño en su rostro que rodeaba su mejilla y llegaba hasta la mandíbula.
Luka tenía el cuello rasguñado, sus brazos despedían sangre e incluso de esa forma parecía seguir listo para otra pelea.
Pero no ahora, ambos estaban en la habitación de Adam. El lobo había tenido suficiente y los enfrentó en su forma de lobo, fue fácil vencerlos a ambos y luego arrastrarlos a su habitación, donde los demás los esperaban.
En aquel momento ambos estaban siendo regañados, Adam no aceptaría ese tipo de disputas en su manada, quizá era algo inofensivo pero su lobo arañaba para salir cada que sentía el dolor en Luka. Y sabía que estaría mal solo defender o detener a su pareja, por eso se mantuvo serio y detuvo a ambos para luego reprenderlos. Quizá era un tanto complicado ver el rostro arrepentido de Luka pero debía poner un límite o ambos guepardos serían un gran problema más adelante.
Nick aguantaba la risa. Él era más infantil claramente. Porque la imagen de Ross le causaba gracia. El altivo y orgulloso guepardo bajaba la cabeza y él estaba seguro que si estuviesen en su forma animal entonces ambos tendrían la cola entre las patas y esa imagen hacía que Nick quisiera reír incluso más.
—Ross, la manada no se vende —Adam se sentía como su padre cuando los regañaba porque él y su hermana menor se perdían demasiado tiempo en el bosque mientras buscaban fresas— Luka, controla tu temperamento.
Ambos guepardos bufaron al mismo tiempo y hasta ahí llegó la paciencia de Adam. El lobo gris gruñó con fuera logrando que ambos felinos saltaran del susto y se pusieran más erguidos en sus lugares.
—Hay más problemas. —Aclaró Adam. —Problemas más importantes que esto.
Luis y Luka voltearon a ver a Adam. Ofendidos por aquella declaración.
—Lo que quiero decir. —Siguió— Ross, —dirigió su mirada al mencionado— a la persona que hayas vendido a Luis. Vas a devolverle cada centavo y decirle que el trato se cancela.
—No puedo —Ross se puso nervioso. Él ya había gastado el dinero.
—Vas a devolverle cada centavo y el problema va a terminar.
Ross tenía una opción. Si recordaba bien, había cumplido su trato con Nick durante mucho tiempo, quizá debía exigirle un pago por el corto trabajo. Era una buena opción, le pediría el dinero a Nick y le devolvería el dinero al hombre. No había aprendido la lección pero igual sabía que el hombre le exigiría la devolución de su dinero, y más cuando se enteré que le había engañado, porque Ross no vendió a Luis. Él vendió a Luka pero por su bien y el bien de su rostro era mejor guardarse el secreto, si Adam se enteraba entonces el lobo gris lo mataría.
—Bien —Kaspar suspiró, cansado de aquella situación, había una incluso más importante fuera de aquella habitación. —Pasemos al siguiente problema.
—La muñeca tiene razón —Nick se levantó y fue a cerrar la habitación. Era mejor que aquello se mantuviera entre ellos.
—Alma. La loba que trajeron hace dos días... Ese es su nombre. —Kaspar revisó algunos papeles en sus manos y empezó a describir la situación— ella no tiene ningún registro, es un fantasma al igual que la mayoría de los lobos negros. A lo mucho en los registros que mantenemos los lobos, los únicos de la clase de Nick son él y otros tres o cuatro que no representan una amenaza.
Alma, Ross se quedó en aquella parte, sintiendo que el nombre de la loba le parecía lindo, lo demás le sonaba a basura y por eso no lo escuchó. La loba era linda pero Ross no estaba tan loco como para quedarse con ella. Él sabía que las lobas lo único que buscaban era mantener a su pareja a su lado. Y Ross no era de ese tipo.
—¿Ross, estás de acuerdo?
Mierda. Se había perdido toda la conversación.
Ross era inteligente para salvar su propio trasero. Podía salir de esa sin ser regañado.
—Entonces —empezó a hablar— la idea concreta sería que...
—No escuchaste nada ¿No es así?
Maldito Luka, Ross gruñó bajito, odiaba la capacidad de observación de Luka.
—Alma está en celo —Aclaró, Kaspar.
Eso sí era un problema.
—Escuché que el celo de las hembras es un infierno —Ross pensó un poco, su madre tomaba unas pastillas para parar aquello.
—Lo es. —Aclaró Luka.
—Sí, oye, Luka, tú qué eres como la hembra de Adam ¿No tendrás esas pastillas que toman las mujeres para moderar su celo? —Ross no lo decía con la intención de molestar. Bueno sí lo hacía, pero era porque molestar a Luka siempre fue divertido.
—No soy hembra. —Luka sacó sus garras una vez más.
—Ustedes dos. En serio si vuelven a pelear los encerraré en una habitación hasta que se lleven bien o hasta que uno de ustedes muera. —Era la primera vez que veían a Kaspar amenazar. Por eso todos se quedaron callados— Las pastillas que mencionas solo sirven para evitar un embarazo.
—Con más razón —Ross amaba molestar— Luka debe tener un montón en sus cajones.
—¡Que soy hombre!
—¡El problema! —Kaspar alzó la voz para que los demás le prestaran atención— El problema es que su aroma es muy llamativo, ella no lo hace con tal intención, pero si sigue de esa forma entonces llamará la atención de otros cambiaformas y no tenemos ni la fuerza ni los suministros para defendernos.
—Su aroma hará que llamemos la atención y entonces podrían encontrarnos. —Aclaró Adam.
—¿Entonces?
—Entonces planeamos llevarla lejos durante esta noche. A varios metros hay una cabaña abandonada. Ella puede quedarse en aquel lugar hasta que todo pase y su aroma no sea tan llamativo. Así evitaremos que ella atraiga la atención a nosotros. —Explicó Kaspar.
—Ella escapará.
—Por eso. —Siguió Adam— para que ella no tenga problemas y para que no escape. Nick la acompañará, cuidará y vigilará durante toda esta noche. Te preguntamos si estabas bien con eso porque ustedes dos son algo así como pareja.
Ross tenía un mal presentimiento, pero él no peleaba por lo que deseaba a menos que se tratara de dinero. Si el billete no estaba en juego entonces Ross solo dejaba ir lo que le estresaba. Él no planeaba refutar. Él se dejó ganar.
Luka vio a la morena con odio, él no era tonto. Su celo había pasado hace ya tres noches. Claro que Luka se había dado cuenta de todo.
Su altivez presente, como en la mayoría de los felinos, su andar suave e imperceptible hasta llegar a los pies de la muchacha, entonces ella le dio una mirada suave, llena de temor.
—No hace falta que intentes engañarme, viví la mitad de mi vida con una mujer mucho más astuta que tú. Tú eres insignificante. —
Luka definitivamente no era tonto porque en aquel momento la morena sonrió y levantó la mirada, mostrando aquellos ojos ojos inyectados en ira y maldad. Sí, no se había equivocado.
—Me has descubierto —susurró ella, la sonrisa sin quitarse de sus labios, porque a pesar de que había sido descubierta, las cosas ya estaban hechas, no había algo que la arruine —¿Debería felicitarte?
—Un lobo intentando engañar a un gato. Eso es parecido al cuento del cuervo y del zorro. ¿Qué quieres?
—No, querido, la pregunta correcta sería: ¿Qué obtuve? porque ya lo tengo.
—Fue un plan el dejarse atrapar ¿me equivoco? —era increíble, ella le había sorprendido pero no sé parecía ni un poco a las artimañas que utilizaba su madre. La morena podía parecer cruel pero nadie superaría a la madre de Luka.
—No, no te equivocas —Ella se levantó, mostrando la altura similar a la del guepardo— el lobo negro que tienes como guardaespaldas es demasiado idiota para darse cuenta de sus errores, y el otro guepardo está demasiado prendado de él como para darse cuenta de su equivocación.
—He vivido mitad de mi vida con una mujer manipuladora y cruel, ¿crees siquiera que eres una amenaza?
—Y tú ¿crees siquiera conocer cada truco que tengo?
—De seguro mueves la cola y te sientas cuando te lo pinden. —Se burló.
—¿Sabes? Yo en tu lugar me despediría de Adam.
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