Odio (MYG)
En la universidad, específicamente en la carrera de administración de empresas había todo tipo de estudiantes.
Desde hijos de capos hasta hijos de Diáconos de la iglesia católica.
Ese era el caso de Jeon Jungkook y Jeon Juna. Ambos gemelos fraternos, tan parecidos físicamente como distintos en su forma de ser.
Jungkook era desobediente con sus padres y por ello apenas entró a la universidad se alejó de la iglesia, cuando su padre presionó con echarlo de casa decidió dejarla por sí mismo. Buscó un trabajo, se mudó en el departamento de su mejor amigo y desde ese momento se rige bajo sus libertades y gustos, perforó su labio, ceja y orejas. Tatuó todo su brazo derecho, algunos de ellos los dedicó a su gemela cual amaba y siendo esta la única con la que mantenía contacto desde los últimos 2 años. Su padre odió a Min Yoongi desde entonces.
Jeon Juna, estudiosa a morir, de esas que no salen a fiestas por preferir quedarse estudiando, de esas que consideran que emplear 45 minutos en el espejo la haría perder tiempo valioso de estudio. Aunque con aquella genética no era como si lo necesitara. Perteneciente al grupo de alabanza como lo hacía su hermano hasta hace dos años, líder del grupo de jóvenes de su iglesia. Cabellos negros que por lo general iban atados en una coleta alta para no incomodar su lectura. Ojos de ciervo que daban ese aire de inocencia y cuerpo delgado, pero no demasiado como para hacerla ver enferma. Sus prendas generaban risas, pero a ella no le importaba, pues no las encontraba feas, solía usar las que su madre compraba para ella, faldas tipo jeans y camisetas, sandalias y un bolso cualquiera. Tampoco era que les tenía que importar.
Lo único que le acongojaba era el hecho de lo mucho que sus padres se habían alejado de su mellizo. Eso la hacía sufrir en silencio, cuando nadie la notaba.
También el hecho de que su padre había estado profesando con orgullo el hecho de que su hija sería monja cuando claramente ella no quería eso, se lo dijo en más de una ocasión, pero el mayor no entendía. Creía que aquel deseo que le comunicó su hija a los 9 años aún estaba latente, no era así.
Ingresó al curso y sonrió hacía su hermano, dejó las cosas en el asiento frente a él como acostumbraba y se dedicó a abrazarlo, este se quejaba, pero no la dejaba alejarse.
Sintió la mano en su trasero y tomó postura en segundos, regalándole una mala mirada a quien lo hizo para luego mirar si alguno de sus compañeros notó aquello, no fue así y agradeció por ello.
Min Yoongi, hijo de él secretario de estado y un perfecto bad boy, todo lo malo en un chico. Tatuajes, piercings en lugares que... ah
¿En qué estaba? Ah, sí
Fuma, toma alcohol hasta caer en la inconsciencia, atractivo y coqueto hasta morir, el tipo de chico por el que las mujeres en la universidad suspiran, profesoras incluso.
-Hola Monjita- dijo acariciando cada palabra, lo ignoró los primeros segundos, pero luego pronunció un bajo buenos días solo por educación antes de tomar asiento.
La clase transcurrió con naturalidad y su hermano se dirigió a ella -Almorcemos juntos, este idiota tiene cosas que hacer. - ella lo sabía, vaya que sí. Aun así, decidió cambiar sus planes, se vengaría por tocarle el trasero en medio de la clase.
-Vamos, muero de hambre- haló a su hermano dejando al pálido con la mandíbula tensa por dejarlo plantado para lo que tenían planeado hacer en el almuerzo.
-Nuni- engulló con fuerza el bocado frente a él - ¿Que dijo papá sobre el viaje?
-Aún no le he dicho- pronunció con sinceridad, pues tenía miedo de que se negara. La carrera de administración tenía un viaje pautado cada año, esta nunca asistía, pero su hermano le había insistido, pues ese año irían a hacer surf y al par de gemelos le encantaba desde niños.
-Hazlo, eres todo lo pulcro y limpio que quería por hijo. No veo porqué se negaría. Además de que el profesor Kang pertenece a su iglesia. Hazlo sin pensar, como yo cuando me fui de casa- bromeó
-No bromees con eso- lo apuntó con los palillos -Te extraño
-Siempre puedes revelarte y venir conmigo- abrió los ojos en demasía, pero cuando se disponía a responder un mensaje llegó a su teléfono.
Sonrió al leerlo "Voy a follarte muy duro cuando ponga mis garras en ti"
- ¿De qué te ríes?- el peli negro había acabado con su plato y ahora hurgaba en el de su hermana.
-Un aviso de la iglesia. - mintió descaradamente.
...
-Qué bueno que viniste Junaah- su hermano la envolvió entre sus brazos en un apretado abrazo. - ¿Qué pasa?
-Es que... no me dio el permiso
- ¡¿Te escapaste?!- asintió más que cohibida. - ¡Ah! Me vas a matar de la emoción- chilló con tanta fuerza que los demás voltearon -La pasarás increíble
-Espero que valga la pena la expulsión de la familia entonces- bromeó, aunque sabía que no era del todo una broma.
-Al miembro más importante lo tienes aquí- se señaló -Vamos al bus- este tomó la pequeña maleta de su hermana y la puso en su lugar. -Min, la ventana es mía, ya lo hablamos. - el pálido bufó y se puso de pie para dejarla a merced de su amigo, luego tomó asiento su hermana y luego él.
El bus comenzó a llenarse con rapidez hasta que todos los estudiantes estuvieron en el lugar y el bus comenzó a andar.
Juna decidió sería buen momento para dejar de pensarlo tanto y disfrutar, tenía algo de sueño por lo que recostó su cabeza sobre el hombro de su novio como si aquello fuera lo más normal del mundo, aun cuando no se mostraban en público por petición suya.
Pues al principio la fama de bad boy del pálido la hizo dudar de la seriedad de lo que tenían, ya no era el caso. Porque a pesar de que no tienen nada publico el respeto hacia la relación que tiene el mismo es notorio por ella, dejaron de circular los videos de este metiendo la cara en el pecho de alguna chica para tomar un trago, o las historias sobre la lengua de este inspeccionando la garganta de alguna fulana, así que ella estaba tranquila. Ahora solo temía la reacción de sus padres, pues lo tenían como la mala influencia que acabó con la fe de su hijo mayor.
-Eres demasiado blando con ella- el pálido rio sin gracia y dio una última mirada a su novia para entonces responder a su amigo.
- ¿Que pretendes? ¿Que la obligue a hacerlo público? - negó y acarició su cabello cual impedía ver ese lindo rostro dormido.
-Este es un buen momento
- ¿A qué te refieres?
-Vino sin permiso- la cara de sorpresa de su amigo lo hizo reír por lo bajo -Así que en problemas ya está.
-Um, no haré nada de todas formas. No haré alguna estupidez que la haga terminarme. Si me quiere en las sombras eso tendrá.
-Como dije. Eres un blando- aquello lo hizo golpear levemente frente de su amigo.
...
"Traes una tanga bajo todo eso ¿no?" el teléfono del pálido descansaba sobre sus manos mientras esperaba respuesta de la pelinegra. Habían llegado y se habían instalado, ahora descansaban mientras algunos jugaban en la playa, su hermano entre ellos. El pálido por no desear tomar el sol y la otra por no llevarse con los demás compañeros.
Llevaba un traje negro que las personas suelen usar para bucear cual contenía una pequeña falda haciéndole esconder su marcado trasero. Este solo llevaba un pantalón azul y negro, y el torso marcado al descubierto mostraba sus tatuajes, tenía la silueta de un trasero tatuado en su pecho, del lado izquierdo. Su trasero.
La chica notó el mensaje y cuando se disponía a responder notó a Kim Hana, una rubia hermosa que no paraba de insinuársele a su novio y a quien por cierto no soportaba. -Yoongi, ¿me ayudas con el bloqueador?
Le mostraba un perfecto plano de sus tetas en esa posición y Juna contuvo un arranque de celos apenas lo vio asentir y comenzar a colocar aquel producto en su espalda.
Apretó el teléfono con fuerza buscando relajarse, luego hizo algo que en su vida se creyó hacer. Pues si tenía una tanga, un lindo bikini de dos piezas bajo todo aquello cual planeaba usar y que por vergüenza no hizo. Ahora viendo el descaro de su novio al tocar a alguien tan cerca de ella se vio a si misma poniéndose de pie y retirando de manera rápida aquel traje de su cuerpo para caminar a la playa bajo la atenta mirada de los demás.
Su novio levantó la mirada para verla, pero no la encontró a su lado como hasta hace unos minutos, se quedó estático cuando observó ese cuerpo cual conocía bastante bien siendo observado, más bien bebido por todo el que estaba en la playa.
Se puso de pie como resorte y fue tras ella, no era celoso. O bueno... no lo sabía. Ella era la primera novia que en realidad le importaba y nunca fue coqueta o mostraba piel, entonces nunca supo lo que era eso llamado celos, hasta ese momento. Quien lo vio acercarse a ella con esa mirada matadora y ese rostro rojo quedó en shock.
No era un secreto para nadie que estos se peleaban en demasía, pero nunca esperaron verlo cargarla sobre su hombro como cavernícola y llevársela luego de azotarla frente a toda la playa.
Estaba más molesto que la vez en la que todo aquello comenzó, porque lejos de ser algo lindo o tierno, inició con ambos planeando la fiesta de cumpleaños de su hermano, ella no quería una. Discutieron tanto que apenas se veían resoplaban.
El último día de planeación esta fue al departamento del pálido mientras su hermano no estaba, peleaban por un lapicero cual este había mordido y era suyo y la discusión acabó con este diciéndole Un orgasmo es lo que te hace falta. Aquella frase fue tomada con burla por la otra cual respondió aún peor ¿Quién me lo dará? ¿Tu?
Aquello los llevó al primer contacto físico entre ambos, pues en el mismo sofá este bajó sus pantalones y le comió el coño de tal manera que la hizo gemir como gata en celo sin siquiera haberla besado.
Aquello acabó ahí, tardaron 3 meses sin siquiera mirarse, una por la pena y el otro porque con eso planeaba ignorar lo que aquella pelinegra le había hecho sentir.
Luego pensó que si se enterraba en ella la sacaría de su mente, su error.
Un día mientras este se duchaba luego de un partido y cuando la universidad estaba demasiado ocupada en las gradas, esta fue tras él y se desnudó. Poco le importó al pálido quien era ella y que no debía hacer aquello, no cuando aquel bocado se veía de esa manera, así que la alzó sobre su cadera y ese día, en el baño del equipo de baloncesto este tomó su virginidad.
Para ella era eso que quería experimentar y para él, la droga que jamás pudo dejar. Acabó enamorado de ella, viciado de su cuerpo y adicto a su coño.
-Pero ¡¿qué pasa contigo?!- el no entendía, su monjita no era así.
- ¿Te burlas de mí y yo no puedo mostrar lo que no tiene dueño? - dijo de manera retadora.
- ¿Lo que no tiene dueño?
-Si- apretó los labios en una fina línea -Ya no quiero esto- dijo aquello y el corazón del pálido se apretó -No quiero esconderme y no quiero que te crean soltero, no lo eres. Me tienen harta con sus coqueteos. ¡Harta!
- ¡¿Estás loca?! Quien se niega eres tú- reclamó, pues si hubiese sido por él, ya serían la pareja oficial de la carrera de administración. -Bueno- calmó - ¿Ya te vas a calmar? - negó
-Me dejaste marca en el trasero- se quejó de mala manera.
-Déjame ver- pidió de manera inocente, así lo pensó la chica, pues apenas le dio la espalda otra sonora nalgada se escuchó haciéndole escocer con más ganas. - ¿Sabes por qué no me gusta este bikini? - dijo con voz ronca a su espalda -Mira esto- haló del hilo y este cedió, hizo lo mismo con el lado contrario y con un rápido movimiento deshizo la parte superior. -Y ya estás desnuda- dijo burlón -Así de lista para que te metiera la polla como cuando te metiste a las regaderas ¿lo recuerdas? - aquella pregunta la hizo asentir -Deberías verte justo ahora- esta se giró, paseó su dedo por sus labios y lo adentró a su boca de manera morbosa -Toda tu dice follame- la mano de la chica se posó sobre la erección del pálido.
-Deja de jugar Min...- no terminó de decir cuando este volvió a girar su cuerpo a la vez que sacaba su miembro para moverlo de manera provocadora contra su hendidura, la peli negra abrió más las piernas y mierda que se sintió bien.
Su coño escurría con la sola idea de aquello, ambos estaban dentro del cuarto de guarda vidas mientras la playa se encontraba llena de gente y no tan lejana a ellos, aquello no hizo más que aumentar el morbo.
Tomó su miembro en su mano y dejó un golpe con su polla en aquella cálida y húmeda hendidura. -Min... ahh- el gemido que salió de ella fue tan extenso que lo hizo reír, pues había entrado en ella con ganas y no dio tiempo a nada más que gemidos al no dejar de moverse una vez entró.
La mano del pálido fue a su mandíbula y la hizo mirarlo aún desde esa posición, haciendo que su cuerpo se arqueara en demasía. -Te dije ¿no? Te dije lo duro que fallaría este coño desobediente. - las piernas de la chica temblaron avecinando su orgasmo y este lo notó, conocía su cuerpo demasiado bien - ¡No! - exigió más esta no lo logró, su orgasmo bañó en suelo y los pies de ambos y aquel morbo no hizo más que hacerlo terminar casi inmediatamente sacando su miembro en el proceso y bañando ese lindo trasero.
...
- ¿Y esa cara? - inquirió el pálido al tomar asiento al lado de su amigo, se había acomodado y la joven permanecía haciendo tiempo para salir.
- ¿Si sabes que se escucha no? - dijo de mala gana el de pelo negro, aquello lo hizo reír
- ¿Que? ¿creías que era virgen?
-Nooo, pero. Ahhh, ¡cómo eres pervertido! - el pálido volvió a reír y luego recordó un detalle.
-Su padre ya debe haberse enterado- dijo señalando a uno de los profesores cuál pertenecía a su iglesia. Y como si aquello hubiese sido un presagio el teléfono a un lado de ambos resonó, pertenecía a la joven cual apenas regresaba a la playa.
-Hola seguegrito- respondió burlón mientras halaba a la chica para sentarla sobre su regazo, sin duda el Diácono Jeon conocía el odio gracias a Min Yoongi.
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