Esperar (MYG)
Disfruta A💜
La delgada pelinegra no tenía ánimos de ir a clases ese día, amaba su carrera, pero ¿quien dijo que esta debía aprender de lenguas internacionales cuando estudiaba gastronomía?
Pero para su desgracia, así era.
Lo peor de todo es que tenía 3 años retrasando el tomar la materia y ahora a solo un semestre de graduarse debía tomarla si o si.
Si no era ahora no podría graduarse.
Bufó por tercera vez ¿porque uso falda si hacía frío?, apretó sus libros contra su pecho, la profesora que impartía la clase era conocida por ser una perra en todo el sentido de la palabra, y esta sabía lo mucho que se ensañaba con las féminas en sus clases.
Respiró profundo y se adentró por la puerta.
No tenía amigas ya que cuando las tuvo no quedó con un buen sabía de boca, así que cuando se vio en la universidad las evitó a toda costa.
Algunos pensaban que era tímida, otros altanera y otros que tenía un novio celoso. A ella no le importaba, siendo que no la molestaran podían decir y creer lo que deseen de ella.
Tomó asiento hasta atrás y los murmullos comenzaron luego de unos minutos, miró a la entrada extrañada y notó el porque.
Un pálido y asiático hombre se adentraba al aula, tenía aires de superioridad que se le veía a través de esas gafas de pasta gruesa que cubría su gatuna mirada.
Pecho y cuerpo tonificado a través de esa negra ropa de vestir, manos venosas y dedos largos que sostenían un maletín y su café, paseo su lengua por su labio cuando notó la mirada de la "tímida"chica que se sentaba hasta atrás.
Eso pensó al menos unos minutos, luego se despejó de la idea, porque porque la miraría a ella si estaba al final y las de adelante son aún más bellas y extravagantes.
Continuó observando, se veía varonil y tosco, serio y reservado. La ventaja de vivir en la soledad para Ali era que la ayudó a conocer a las personas mientras las observaba, pocas veces se equivocó juzgando un carácter.
Solo con sus falsas amigas del pasado.
Se escuchó un carraspeo
- Buenas tardes, mi nombre de Min Yoongi, seré su profesor de Lenguas Internacionales. Se me llamará señor Min o Profesor Min para dirigirse a mi, soy bueno con los nombres así que me dirigiré a ustedes de la misma manera. ¿Si?- alguien había levantado la mano pidiendo hablar.
-La profesora Land, ¿pasó algo con ella?
-¿Su nombre?- inquirió este y solo pudo notar cuando alzaba una ceja para preguntar, prepotencia dijo Ali para si misma.
-Lara James
-La señorita Land no se encuentra en condiciones de salud para impartir clases este semestre señorita James.- dijo dando por cerrado el tema.
Luego este le pidió a cada estudiante decir su nombre bajo la atenta y penetrante mirada del mayor, los cuchicheos aumentaron cuando este se dispuso a copiar en la pizcara luego que despojarse de su saco, la suave tela de algodón fino se cernía sobre la espalda y brazos del pálido, Ali solo podía morder sus labios y mejillas para evitar dejar salir un suspiro por las acciones que emitía.
Podía copiar con el marcador y borrador siendo sujetados con solo una mano mientras que la otra se encontraba en su espalda en modo de descanso, exquisitamente delicioso.
Su entrepierna palpitó y esta se encogió en su lugar, ¿como había llegado a tal punto de tener pensamientos tan impuros con su profesor a tan solo 30 minutos de clase?
¿Como sería capaz de aguantar todo un semestre cuando el primer día se imaginó desnuda a piernas abiertas sobre el escritorio?
Manos grandes para sujetarla y hacerla saltar, dedos largos para introducirlos en su goteante coño y lengua filosa para darle placer a su boca y quizás a algo más.
¿Que tan bien dotado debe está ahí abajo?
¿Y si lo tiene pequeño?
Se decía de los asiáticos que estos lo tienen pequeño. Pero la pregunta quedó en el olvido cuando este tomó asiento a piernas abiertas sobre la mesa de su escritorio para dictar una parte, el pack que se le marcaba no podía ser solo tela ¿o si?
¿Sería team carne o team sangre?
Quizás carne, era grande.
Se imaginó comiéndola arrodillada frente a él mientras se tocaba, gimió.
Pero no lo notó hasta que cada persona dentro del aula llevó su mirada a ella, la había cagado.
Enrojeció y llevó su vista a su cuaderno, el cual fingía llenar ya que no se había concentrado en nada más que en imaginase saltando sobre su profesor desde el momento en que llegó.
Pervertida, se repetía a su misma una y mil veces.
¿Que clase de actitud era esa?
¿Era propia de ella? Si, bastante propia, una santa no era, solo que no lo hacía en la universidad, hasta ahora al menos.
-Señorita Montes ¿podría esperar un momento por favor?- asintió y se estremeció, seguro la cuestionaría por sus actitudes, mordió su labio con fuerza por la ansiedad y cuando él aula se hubo quedado vacía el mayor cerró la puerta y se acercó a ella con determinante lentitud, podría jurar que era un león cazando a su presa.
Golpeteó de manera juguetona su maletín sobre el pupitre de su alumna y la miró desde arriba con soberbia, esta se encontraba pequeña mientras tomaba respiraciones por la vergüenza que sentía.
-No es buena disimulando Montes- se inclinó y sonrió de lado, luego recorrió sus labios y cuello con su mirada para entonces morderse el propio. Volvió a sonreír cuando la delgada joven frente a el jadeo, ella lo deseaba y él lo sabía. -Eso es malo, nos veremos a menudo. ¿Cree que puede esperar estos meses?¿será mucho para usted?- el hablaba y ella no entendía entonces se explicó -Desea ser tomada Montes y para su suerte yo deseo tomarla justo ahora, ¿que me impide?- está asintió comprendiendo que nada le servía negar lo mucho que lo deseaba si ya había sido tan poco discreta como para dejarse en evidencia frente a él y toda la clase. -Soy su maestro justo ahora, y a pesar de todo tengo moral, ¿se cree capaz de mantener esas largas y deliciosas piernas cerradas para que su profesor pueda dar las clases?, prometo recompensarla.- esta asintió aún más enérgica. -De pie- ordenó
Cuando esta se hubo colocado sobre sus pies el hombre la tomó con fuerza desde su nuca para atraerla a su boca, el gruñido que sintió sobre su boca la hizo vibrar. ¿En que momento este había adentrado sus manos por su falda para tocar la desnuda piel de su trasero?
Cuando la posesiva lengua del mayor se adentró en la cavidad bucal de la menor esta gimió como pudo, su ropa interior estaba tan húmeda que dejaba en evidencia lo deseosa que se encontraba.
La soltó dejándola al punto de tambalearse por la falta de oxígeno -No use faldas si no se sabe sentar correctamente Montes- apenas logró escuchar vagamente para luego este marcharse cerrando nuevamente tras de sí.
3 semanas después
La situación con el profesor continuaba igual, este no la miraba o se acercaba pese a que esta se inventaba una y mil razones para llamar su atención, así que decidió colocarse una muy corta falda y enfrascarse en unas diminutas tangas por debajo de esta, jugueteó con el bolígrafo en su boca y cuando llamó a la atención del mayor se abrió de piernas para el, solo para el.
Entonces la vió.
-A la pizarra Montes- llamó y esta se colocó de pie victoriosa, la recorría con la mirada y podría jurar que la veía cuando se inclinó para escribir, y así era.
El profesor no se paseó por el salón mientras dictaba como era costumbre, ya que ese día tenía algo que ocultar, su amigo se encontraba más que despierto por una provocadora pelinegra.
La clase acabó y este se marchó a su oficina, sabía que la menor iría luego de el ya que él mismo había entregado una nota junto con él resultado de su examen.
Cuando los toques en su puerta lo sobresaltaron este dejó lo que hacía y la hizo pasar, agradeció que los viernes le tocaba clase con su grupo a última hora de la tarde por lo que podría marcharse ya, además de que no quedaba casi nadie en la institución.
La joven entró y con fingida inocencia tomó asiento, ¿como si no hubiese sido ella quien se abrió como libro frente a él hace una hora? Pensó el mayor.
La escaneó y sonrió
Le Daría un poco de su chocolate quizás
Tomó la corbata entre sus manos sin decir nada y se despojó de ella, la doblo con lentitud y la colocó sobre la mesa de su escritorio.
Tomó la camisa y desabrochó sus muñecas para luego sentarse en la esquina de su escritorio como tenía por costumbre hacer en clase mientras doblaba esta hasta la altura de los codos.
¿A que otro lado podía llevar la vista la pequeña pelinegra frente a él sino a su hombría?
Se había quedado embelesada con el hombre frente a ella, este acercó sus manos a el descansa brazos de la silla de la menor y la atrajo hacia el, la mirada gatuna que le regaló la estremeció completa.
Había perdido todo síntoma de osadía que tenía hoy, no podía echarle la culpa al alcohol porque no había tomado, a su ciclo menstrual tampoco, así que eso solo fue cosa de ella y de las ganas a morir que tenía de ser poseída por tal hombre.
-Sabe que no puedo darle la atención que deseamos Montes, ¿porque lo hizo?, le pedí portase bien- su voz salía ronca y ronronearte, se puso de pie y colocó seguro en la puerta, la pelinegra suspiró.
Al fin
Al fin se la cojería y dejaría de lado esa bobería de la moral que lo precede.
-Dígame lo que desea- demandó sentándose nuevamente en su silla de escritorio frente a ella.
-Quiero que me coja señor Min- tocaba sus muslos buscando sosiego, este negó.
-No puedo, ¿No le enseñaron en casa que los profesores no hacen eso señorita Montes?- negó -Deberían, - lo pensó- Debo enseñarle yo entonces, venga aquí- la llamó hasta su regazo y está se aproximó con rapidez.
Le indico como sentarse sobre el, su espalda pegada al pecho del mayor y esta de piernas abiertas hacia la puerta.
Tomó su rodilla y recorrió la piel hasta llegar a su intimidad, su húmeda y deseosa intimidad.
-La ayudaré un poco señorita Montes, pero usted debe hacer lo mismo por mi- esta asintió segada por el placer de escucharlo hablar, podría jurar que solo con eso podría llegar al orgasmo. -De pie- lo hizo y este deslizó su tanga por su trasero, las dejó desposar sobre la mitad de sus muslos y la sentó nuevamente sobre el. -Ábrelas.
Esta hacía todo lo que él mayor le pedía y cuando esos magníficos dedos la tocaron sintió ver el cielo, se apretó contra su pecho buscando refugio a las oleadas de placer que llegaban a ella.
Tres dedos dentro de ella y uno en su clitoris, eso solo era una mano, la otra se turnaba entre su cuello y tetas para hacerla delirar aún más.
¿Como era posible recibir tanto placer solo con unas manos?
Lo sentía reír bajo su espalda pero no le importaba si se burlaba de los pocos cuidadosos gemidos que emitía, gozaba de placer sobre las piernas de tan ardiente profesor y eso es algo que solo ella puede decir en toda esa universidad.
Acercó su nariz a su cuello y pasó su lengua como perro hambriento, esta se liberó inmediatamente sobre él manchando sus pantalones con los fluidos que salieron de su interior.
Las fuerzas habían abandonado su cuerpo y la tensión sus hombros, los espasmos aún continuaban y este movía los dedos de su interior lentamente cuando esta palpitaba dándole un orgasmo más placentero.
El hombre tras su cuerpo suspiró y la apretó sobre su cuerpo en espera de que su alumna se recuperara.
-De rodillas- demandó
La muy poco compuesta joven lo hizo luego de colocarse el tanga de forma adecuada, sus piernas aún estaban temblorosas y su respiración errática.
Quitó el cinturón del mayor y bajó el pantalón junto con los bóxers, se dio un golpe mental en la cabeza al recordar que se cuestionó sobre el tamaño que el hombre portaba, eso no era grande sin duda, era enorme.
Grueso, largo, venoso, tan pálido como la tierna piel de su portador a excepción de la punta, la cual se encontraba rojiza por la presión que lo rodeaba.
Paseo su lengua por su labio y luego la dejó fuera , la paseó por todo el, desde el tronco hasta la punta, una y otra vez.
Salivó y luego abarcó toda la longitud que le fue posible en su boca, se sintió inútil al notar que casi la mitad estaba fuera de su boca, tomó ambas manos y las aferró alrededor del miembro del contrario, este se dedicaba a dejar suaves caricias sobre la cabeza de la menor, mientras esta se atragantaba con el.
No la dejó tragarlo a pesar de que ella así lo quería, la apartó y se vertió sobre papel servilleta, ella deseaba tragarlo.
Su ceño se frunció y tomó con su lengua un rebelde estivo de semen que se había escapado a la mano del mayor, lo tomó bajo la atenta mirada de este y la locura se desató.
Este se levantó y a ella con él de tal manera que la joven pensó que había hecho algo mal, no era el caso, si su profesor no permitió que esta lo hiciera era porque no se creía capaz de dejarla ir hacia su casa luego de verla beber de él como la buena niña que era.
Soltó su cabello y atacó su boca aprisionandola contra el escritorio, deseo aparte de calor era lo que se notaba en esa oficina recóndita en la facultad de gastronomía.
Apretó los muslos de la menor y cuando esta se quejó introdujo su lengua en su boca, la saboreó, pero no bastaba, mordió sus labios y no fue suficiente.
Debía tomarse el tiempo para degustar tan maravillo platillo. Bajo a su cuello y luego de lamer este como si fuese una paleta de helado, el mayor ronroneo sobre su piel -Iremos a mi casa- había roto su regla, pero no podía arriesgarse a ser descubiertos, la oficina no le bastaría para todo lo que quería hacerle, deseaba verla recostada en esa enorme cama abierta de piernas para él como hace unas horas, pero en esta ocasión pidiendo su orgasmo con desespero.
Le tendió unas flamantes llaves a la joven y le indicó esperarlo en el subterráneo dentro del auto, la besó antes de irse y esta sonrió habiendo conseguido lo que hacía semanas buscaba.
Se colocó bien la camisa y llevó la corbata en su mano al igual que su saco tratando de cubrir la humedad que había dejado la más joven sobre su fino pantalón.
Como le encantaría enseñarle modales.
El camino a casa del mayor fue efímero, cuando este detuvo el auto dentro de la cochera salió del mismo despojándose por completo de su camisa, el torso desnudo del mayor dejó petrificada a la más joven. ¿Como se podía estar tan Bueno? Se preguntaba Ali a cada segundo.
La casa era enorme, paredes blancas y nada de color sobre estas, a excepción del retrato de un perro café, está parecía ser una fotografía, era tan grande que abarcaba parte de la pared sin problema.
Un piano negro y brillante en el recibidor y a lo lejos una minimalista cocina, no la dejó explorar. La haló hacia las relucientes escaleras piso arriba y esta solo podía seguirlo, la humedad entre sus piernas comenzaba a incomodar para realizar una acción tan simple como caminar.
La puerta del cuarto fue cerrada y el pantalón del mayor cayó. -Quita tu blusa y deja tu falda- este paseaba su mano contra su labios mientras la miraba despojarse de la única prenda, mientras este se despojó de la única que lo cubría, quedando así totalmente desnudo frente a ella, una obra de arte, pensó.
La llevó entre besos feroces hasta la cama y cuando chocó con esta se dejó caer sobre el cuerpo de la menor, apretó sus piernas con deseo y extendió su mano hacia la mesa del lado, sacó un condon y se arrodilló sobre la cama para darle el primer plano de este haciendo la acción.
Y está gimió dolorida cuando adentró todo de él en ella, una maravilla. El grosor y el largo de su pene era aprisionado por el caliente y húmedo coño de la menor, y el delirio comenzó para ambos.
El mayor gruñía tratando de contenerse para no lastimarla, en cambio está gemía haciéndole imposible la tarea, mientras más brusco era el mayor más disfrute había para la menor.
Llegó al extasis tratando de pedir al señor Min que dejara de morder su pezon, pues era de saberse que ella no aguantaría mucho si él lo hacía, se negó. Le provocó tanto placer con sus rápidas y fuertes embestidas sumándole su lengua sobre sus tetas mientras sus manos yacían sujetas a la cama que esta tembló abajo su cuerpo como una Virgen.
El mayor la siguió exhalando un gruñido de placer por tan maravilloso ejercicio, sin duda Ali no se arrepintió de provocar al mayor hasta hacerlo pecar contra su moral.
4 Meses después
Día de la graduación
-Que Bueno está, aún no me creo que me haya rechazado- hablaban frente a Ali un par de chicas de su clase, ambas llevaban despampanantes vestidos que seguro combinaban con los flamantes coches de los que se bajaron, y claramente hablaban del aún reciente nuevo maestro Min.
-Puede que sea gay- excusó la otra, Ali río por lo bajo recordando el porque no se interesaba en nadie más.
No era que creyera que era tan bella como para que este no se fijara en nadie más, o que fuera tan buena en la cama que ni siquiera se sentía tentado a intentarlo con otra, sino que la vida sexual de ambos era tan activa que esta dudaba el hecho de que lo intentara con otra, no era biológicamente posible.
Básicamente la había raptado a los 15 días de haberse acostado por primera vez y no la dejó volver a su apartamento, ella estaba más que feliz.
La desertaba antes para cojer, se bañaban juntos y quizás repetían si tenían tiempo, se marchaban luego de desayunar y comenzaban con sus clases, uno impartiendo y otro estudiando, uno que otro mensaje entre clases para cojer en su oficina o comer juntos en un restaurante lejano para no ser descubiertos y las noches llenas de placer que solían pasar.
Ahora a esta se le entregaba su título universitario y el Señor Min quien la miraba desde la sección de profesores la miró con orgullo.
Estaba hermosa con el vestido que él compró para ella, sin duda la celebración apenas comienza.
Al fin podrían llevar una relación ante los ojos de todos.
Beban agüita 🥵
Y no olviden pedir 😏 solo nos falta un profesor 😉
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