CAPÍTULO 5: DOS SEMANAS
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El mismo día en el que fue a la heladería con Kim, pero más tarde, había estado acabando el único proyecto que le faltaba: una serie de problemas razonados para matemáticas; sin embargo, cuando tomó un pequeño descanso para hablar con sus amigos, HoSeok y YongSun, acabó descubriendo información que no le hubiese gustado averiguar, por lo menos no en esos momentos.
Resultaba que JunMyeon había conseguido una nueva pareja. Un joven guapo menor que ellos por un año y que iba en su mismo grupo de baile. No lo conocía, pero con solo verle no le daba tan buena espina (como todos los amigos que comenzó a hacer en ese semestre). Había sido el mismo chico con el que subió aquellas fotografías que Mina mencionó tiempo atrás en la escuela; YoonGi aún las recordaba con incomodidad y molestia. Estaban tan cerca, nariz con nariz, no le había avergonzado subirlas aún sabiendo que en ese momento eran pareja (tomándose un tiempo para sanar); los comentarios de la misma decían que los adoraban y que se veían muy bien juntos. Se preguntaba si eso habría pasado si alguna vez hubiera subido una foto con él, pero nunca lo hizo. Tenían un romance secreto que se convirtió en una tortura.
Por lo menos no volvió con ChanYeol, con quien casi tuvo una relación antes de Yoon porque presentía que todo lo que tuvieron no se había acabado; compartía cosas raras sobre él, seguían hablando pese a que Chan aún tuviera sentimientos hacia este y le provocaba unas grandes ganas de vomitar al castaño por el enojo. Siempre pensó que apenas terminaran correría a sus brazos, pero no fue así, aparentemente. Ya había perdido el rastro de aquel otro muchacho, pero la imagen mental de cuando descubriera que ahora andaba con alguien más le hizo sentir algo de lástima; estuvo esperando tanto tiempo para que rompieran y, cuando lo hacen, JunMyeon no fue con él, sino con otro que apenas conocía... O eso pensaba. A lo mejor no la estaba pasando tan mal, como imaginaba.
Tal y como le prometió a sus dos amigos, YoonGi soportó las lágrimas debido al orgullo. Si a eso quería jugar Jun, entonces no caería en sus trucos; no merecía que derramara ni una sola gota por él, después de todo que pasó. Estaba cansado, necesitaba pasar de página, comenzar un nuevo capítulo de su vida y lo haría justo después de mandar aquel proyecto al profesor, poniéndose de pie para buscar la ropa más bonita que tuviera en su armario para la aburrida fiesta de navidad que habría.
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Dos días más tarde, la posada llegó.
Era de mañana cuando Min había acabado de arreglarse con unos pantalones ajustados, una camiseta de cuello alto y una chaqueta negra con imitación de cuero; su cabello algo largo despeinado le daba una imagen linda y fresca. Lucía guapo, según él, perfecto para un par de fotografías que planeaba subir a sus redes sociales. Jung llegó por él un par de minutos después de que estuvo listo.
—Te encargo la música —le indicó, pasándole su celular cuando se abrochó el cinturón de seguridad. YoonGi lo tomó apenas el aparato se desbloqueó por haber captado el rostro de su amigo. El Spotify del chico era variado: desde rock, hasta jazz; de música actual hasta de los cincuenta—. ¿Cómo te sientes con lo de JunMyeon? Yo debo de admitir que un poco mal...
—Bah —negó con la cabeza. No habían tenido tiempo de verse hasta ese día—. No te preocupes. Estoy bien, relajado. Siempre vienen cosas mejores, dicen por ahí. Espero que sea cierto.
—Verás que sí —le alentó—. También me alegro de verte. Necesitaba hablar contigo sobre algo.
—¿Algo importante? —Quiso saber, pasando el dedo por la pantalla del IPhone hasta hallar una canción buena y hacerle clic. El pelirrojo meneó su cabeza y asintió—. ¿Te pasó algo?
—No es algo conmigo —respondió al instante—, sino con JungKook. Sé que no debería de estar hablando de esto contigo, pero honestamente no sé qué deba de hacer.
—¿A qué te refieres? ¿Le pasó algo? —Recordó cuando Park le dijo que lo escuchó mencionar a un tal YuGyeom y, pese a no ser muy cercano a Kook, no dudó en ponerse alerta.
—Creo que le sigue gustando JiMin —susurró, haciendo que los músculos del otro se relajaran y soltara un suspiro. Pensaba que le habían hecho daño—. Sé que no parece algo taaan malo —continuó cuando notó la cara de tranquilidad de su amigo—, pero no puedo evitar sentirme algo molesto.
—¿Te gusta Jeon? —Ese era el apellido del joven.
Jeon JungKook, uno de los mejores amigos de HoSeok. Cabello color chocolate, ojos de cervatillo perdido, labios pequeños y sonrisa de conejito; alto y una gran musculatura, pero con el carácter más lindo que alguien se pudiera imaginar. Lucía siempre tan pequeño y tierno, un romántico de primera y aficionado al anime y películas de amor; sin mencionar su gran obsesión por Iron Man. Cantaba hermoso y vendía dulces a los estudiantes para tener un poco de dinero extra; su familia apenas tenía dinero para lo necesario.
—Oh, no. Por favor —rio con fuerza—. Sabes que soy muy raro con las relaciones. Pierdo el interés cuando se fijan en mí.
—Te da miedo el compromiso —bromeó.
—No es eso —respondió al dejar de reír—, creo. Solo que... No sé... Me quiero enamorar, pero tampoco me quiero atar. No me gusta... ¿Me entiendes? —Min asintió, pues al menos comprendió lo principal. En cualquier caso, él estaría para lo que necesita su compañero—. La cosa con Kookie es que no quiero que vuelva con JiMin. Lo han intentado una vez y no funcionó.
—¿Qué pasó entre ellos dos? Siempre creí que serían de esas lindas parejas que duran hasta la universidad para casarse. Se veían muy bien juntos, se divertían y lucían muy enamorados cuando pasaban los recreos juntos —relató el castaño, recordando todas las veces en las que los vio juntos. Eran adorables y le daban algo de envidia porque le hubiese gustado tener algo así.
—La familia Jeon —susurró muy bajo, como si pudieran oírlos. Se detuvo en un semáforo y se giró para verlo—. Su papá es un borracho de mierda, a veces deja la bebida y en otras vuelve a hacerlo. Es violento, habla más de lo que da y solo es una carga para Kookie... Bueno, sobra mencionar que igual es homofóbico. Debo de decir que soy heterosexual frente a él y todo eso —asqueado por el recuerdo de tener que ocultar una parte de él, generó una mueca—. Su mamá es ausente. No trabaja, es una vaga buena para nada y siempre le entra a las sustancias... Ya sabes... Exóticas e ilegales.
—Si les dijera que anda con un hombre le iría horrible —murmuró con pena Min, apartando la mirada. Recordaba la vez en la que tuvo que acompañarlos en una cita junto a Jung, tal y como pasaba cuando andaba con Jun, para hacer pensar que era una salida entre amigos—. Se oye peor de lo que a mí me fue —su mamá se justificaba con la religión, pero no era apegada a la misma, ni sus abuelos. Intentaron apelar diciéndole que estaba mal y que debía de estar más tiempo en la iglesia para hacerle creer que estaba mal lo que sentía por su ex (o quizá querían decir que ese muchacho no le convenía, nunca lo supo), pero él solía contraatacar diciendo que ellos de seguro ni sabían tres rezos.
—JiMin siempre quería verlo, pese a que las reuniones fuesen muy difíciles de conseguir —hacía referencia a esas mismas ocasiones en las que se vio en la necesidad e acompañarlos varias veces para que sus papás pensaran que era una salida grupal—. Terminaron porque, según él, no tenía el tiempo suficiente. Era muy demandante con eso. De seguro lo que sentía por JungKook fue algo pasajero.
Min alzó una ceja, mirando por la ventana del auto. ¿Park exigente? Era una bolita de arroz, extrovertido y divertido. Estaba muy lejos de ser la imagen que le estaba describiendo HoSeok y se encontraba seguro de que habría más historia que se escondía entre todas esas palabras, una segunda versión: la del rubio de ojos medias lunas. Él dijo que no habían terminado por dejarse de querer.
Se ahorró sus dudas para sí mismo, actuando como si le diera la razón a Hobie.
—Si lo que buscas es un consejo sobre si decirle algo o no, yo opino que no lo hagas. Deja que se equivoque y aprenda de sus errores, o que acierte y salga adelante por sí mismo —le respondió con honestidad—. Luego le podrás decir "te lo dije", por ahora solo apóyalo y óyelo, como hasta ahora. Todo saldrá bien.
—Qué puto asco de vida —suspiró—. Recuérdame nunca tener pareja. Estas mierdas no son para mí. Prefiero seguir enamorado de canciones y artistas que nunca se fijarán en mí. Con ver cómo están ellos y tú...
—Enamorarse es bonito —sonrió—, desenamorarse es el problema. Duele y te ahoga.
—Qué poético —respondió con sarcasmo, poniendo en marcha el auto de nuevo hasta que, pocos segundos después, llegaron al pequeño salón que rentó la escuela a un par de calles del mismo instituto—. Bueno, me avisas si necesitas que te lleve de regreso. Tengo que ver si Lisa y Kook ya llegaron —se despidieron en la puerta de entrada con una sonrisa, yéndose cada uno con sus respectivos amigos.
A lo lejos, casi al fondo de la pista, reconoció a un par de sus compañeros: Jackson, EunHa, WheeIn, HyeJin y JinYoung. Decidió sentarse con ellos, pensando en que NaYeon, Mina y NamJoon tampoco tardarían en llegar junto al resto de muchachos restantes. Su salón era tan unido que sería difícil acomodarse todos en una misma mesa.
—Hola —saludó con una sonrisa, tomando asiento junto a Jin. Todos estaban comiendo lo que sea que estuviera en el centro de la mesa (dulces que sabían a rayos de lo viejo que eran, probablemente)—, ¿esta cosa aún no comienza?
—Qué va —WheeIn suspira, jugando con su cabello—. Sabes lo aburridos que son todos los eventos que organiza la escuela, como si fueran fiestas para niños pequeños o algo así.
—Solo estaremos aquí mientras las maestras dan su discurso de cinco centavos, saldremos a pegarle a la piñata, presentarán la feo pastorela de siempre, nos servirán de comer mientras hacen el concurso de suéteres feos y nos correrán, exactamente como el año pasado —Jackson entornó los ojos. Nadie quería estar ahí, pero sería la última vez que se verían todos juntos hasta el próximo semestre, dentro de un par de semanas.
—¿Pegarle a la piñata? —JinYoung suspira, recostando su cabeza en la mesa. No era como si estuvieran lejos de su niño interior como para amargarse con eso, simplemente era estúpido que esas fueran las actividades que ofrecía la escuela a un grupo de cien adolescentes. ¿Y la buena música? ¿El baile? Era peor a cuando eran niños.
—Para esta mierda pagan nuestros padres —HyeJin dijo, dando un golpecito al envoltorio vacío del dulce que acababa de comerse: un chocolate relleno de menta que alcanzó a ver NamJoon mientras se iba acercando para saludar a sus amigos, pero manteniéndose lejos de la morena.
—No me planeo sentar cerca de alguien que come esas cosas —aclaró, sentándose en la otra mesa, donde JiMin no tardó en unírseles tras saludar a todos los demás. Nunca le gustó esa combinación, pero sí dramatizar su disgusto.
—Contrataron sonido esta vez, al menos —YoonGi hizo notar, viendo al señor de edad aproximada a los cuarenta que llevaba grandes bocinas.
—Solo son para los discursos y "ambientar" el concurso. La directora dijo que nos iremos temprano —EunHa explicó.
—La comida está para los puercos —Mina iba llegando con un hermoso vestido y su sonrisa típica, sentándose a un lado de JinYoung—. Pasé por la cocina para ver qué estaban haciendo y eran burritos, pero apestaba a grasa.
—¿Es normal que nosotros nos enojemos por la pérdida de dinero que hacen nuestros papás? —Preguntó NaYeon, yendo directo al único lugar desocupado: el que estaba a un lado de Yoon—. Los míos ni se inmutan, no se quejan, no hacen nada.
—Solo la mamá de HyeJin es la que se queja por todos nosotros —Jackson dijo, a lo cual la mencionada se encogió de hombros—. Esto es una mierda.
—Ni que lo digas —corearon gran parte de los presentes.
No es que fueran pesimistas, simplemente el ambiente escolar era una porquería: permitían el bullying, les importaba más la imagen de la escuela antes que la seguridad de los alumnos, algunos profesores hacían comentarios fuera de lugar sobre la sexualidad del alumnado o los dejaban en ridículo, la cafetería servía comida del día anterior, permitían las amenazas, los maestros no se daban a respetar con los jóvenes que siempre los retaban, prohibían la exposición de temas como la homosexualidad, algunos mayores se robaban el crédito de los eventos que tenían los menores para recaudar dinero en honor a alguna causa, la encargada del apartamento de "Pastoral juvenil" (un sector inventado por la institución que se encargaba de buscar formas de ayudar a la sociedad, según) era una homofóbica y mucho más.
Era peor que un circo, según YoonGi, quien estaba acostumbrado a la enseñanza estricta y buena por parte de su primaria y secundaria.
Cuando el "gran evento" estuvo a punto de comenzar, su mirada se fijó en la puerta de entrada, hallando a TaeHyung cruzando el umbral con una bella sonrisa cuadrada. El castaño suspiró, viendo cómo este se acercaba lentamente a donde estaban.
—Buenos días —fue su único saludo hacia todos en la mesa donde estaba Min, no sin antes rozar una de sus grandes manos sobre los escuálidos hombros del más bajo. Se fue directo a la mesa donde estaba su mejor amigo, NamJoon y otros más, dejando con el aire en los pulmones al contrario que no supo cómo reaccionar a lo que acababa de pasar. ¿Qué había sido eso? ¿Cuál fue la necesidad de tocarlo así mientras sonreía de esa forma? ¿Por qué se sintió pequeño al tenerlo de frente por milisegundos? Su corazón había dado un vuelco en su pecho y vaya que acabó hecho un manojo de nervios.
—Eh, ¿qué fue eso? —NaYeon pregunta, burlona. Todos habían presenciado la escena, solo que unos le dieron más importancia que otros.
—Yo... Eh... No sé —balbuceó con las mejillas rosas y se sentó correctamente tras haber intercambiado una rápida mirada con el moreno implicado, quien seguía con el mismo gesto. ¿Lo hizo a propósito o era el comportamiento de siempre?
—No entiendo qué está pasando aquí —confesó HyeJin—, pero creo que me gusta. Ya hacía falta algo nuevo en el salón.
—¿Algo... Nuevo? —La miró con incredulidad, provocando que la misma le regalara una linda sonrisa mostrando sus blancos dientes.
—¡Eh! Pero, ¿y JunMyeon? —Quiso saber Jackson, confundido por comprender todo a medias.
—Terminamos antes de la reunión en tu casa de hace unas semanas —susurró, llevándose un dulce rancio a la boca sin dar muchas explicaciones. Hubo un silencio algo incómodo por unos segundos.
—Oh... Entonces sí era su novio —WheeIn dice en voz baja. Yoon supuso que se refería a la estúpida publicación que hizo hacía pocos días de su noviazgo con el tal SeHun.
—Es un imbécil —todos concordaron y no lo negó, pero agradeció que no hicieran preguntas al respecto.
—¡Ahora todos estamos solteros! —Exclamó EunHa con intención de animar—. Menos Mina, ella ya tiene novio.
—Yo digo que la saquemos del grupo —JinYoung ofreció.
—Yo sola me voy —dramatizó, haciendo como si se fuera ir, pero tan solo acabó riendo.
YoonGi adoraba a sus amigos, ver y sentir cómo intentaban que no se pierda pensando en cosas estúpidas como JunMyeon (aunque, en realidad, no lo hacía tanto como ellos pensaban).
Tal y como esperaban, la posada fue un asco pese a que intentaron animarse lo mejor que pudieron; por otro lado, TaeHyung rompió su promesa y no llevó al castaño por su helado. No le importaba, ni siquiera lo buscó para charlar.
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