Capítulo 18: Desvelo
CAPÍTULO 18: DESVELO
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Cuando comenzó a hablar con SeokJin, dudaba en si realmente podrían llevarse bien, no iba a mentir. No era que fuese alguien malo o aburrido, sino que no sabía cómo entablar una conversación duradera con él, cosa que sabía hacer muy bien (con gente por Internet); así que pensaba en que la amistad no iría para ningún lado, en realidad. Se hablaban pocas veces por privado al inicio, tan solo para ponerse de acuerdo en cosas de sus personajes, hasta que un día comenzaron con las bromas sin sentido y la charla se convirtió en algo cotidiano entre ellos. No había momento en que se despidieran porque se quedaban dormidos y despertaban para continuar la charla, o, si llegaban a hacerlo, los temas volvían a fluir con rapidez durante la mañana.
Jin era agradable y muy divertido porque recurría demasiado al sarcasmo y siempre tenía hambre, igual que Min, desde que comenzó la cuarentena. Ambos solían desvelarse hasta altas horas de la noche, si el castaño no estaba llorando por llamada con HoSeok o algún otro amigo debido a las tareas o por estar escribiendo el capítulo de la noche para su historia (de la cual descubrió que su nuevo amigo solo había leído el primer capítulo porque nunca volvió a ver nada de él en sus notificaciones).
En el momento en que ambos empezaron a escribirse las respuestas de sus personajes, YoonGi se percató de que tenían estilos diferentes. Él solía describir hasta el cielo (relleno, según muchos) y le encantaba hacer que la aplicación tuviera que poner por lo menos un "leer más..." Kim, en cambio, era más conciso y parecía intentar adaptarse a su forma de narrar. Era más joven por dos años, así que le daba risa la idea de que un menor pareciera usarlo para mejorar su estilo; incluso más adelante admitió que no tenía ni la menor idea de algunas cosas, hasta que se conocieron. Era lindo sentirse útil y algo halagado, pese a que el chico fuese más arisco de lo que esperaba y no fuese capaz de admitirlo.
SeokJin era parecido a un gato: "acaricia mi lomo cuando yo quiera, si lo haces cuando no quiero te voy a aruñar la mano o, peor, te morderé. Yo te buscaré cuando quiera atención y mimos, tú no lo hagas por tu cuenta porque te ignoraré". YoonGi, en cambio, era la clase de gato que dormía todo el tiempo y que solo se le quedaba observando con mala cara a las personas que pasaban a su lado, de ahí el primer apodo que tenía con sus amigos: Lil meow meow.
Las charlas favoritas del mayor, desde que lo conoció, eran aquellas en donde el tema principal era su banda favorita, debido a que no tenía con quién hablar de ella. A Hobie ya casi no le gustaba (o al menos no al grado de poder hablar durante horas), Mina y él no eran de hablar demasiado por mensajes (pese a hablar como pericos frente a frente) y sus demás amigos solían ignorarlo con el tema, cambiarlo o hacer bromas al respecto. Suponía que no a todos les gustaba la buena música.
No eran de esa clase de fanáticos obsesionados que impartían odio a otros grupos, tampoco juzgaban a los artistas debido a las noticias falsas que usaban las revistas, no despreciaban el trabajo de ningún miembro y solían tener un buen punto crítico a la hora de defenderlos. ¿A quién no le gustaba tener ese tipo de conversaciones inteligentes con la gente?
—De que... Creo que ya me iré a dormir. Buenas noches, Suga —escuchó por segunda vez un audio que tuvo por parte del menor, ahora con el cabello teñido de un negro azabache. Le gustaba mucho su voz porque tenía un ligero acento gracias a que había vivido más tiempo en Japón, por lo que hablaba casi como un nativo; también era suave y quedita, muy diferente a la risa ruidosa que tenía.
Era una noche a casi finales de abril, el viento fresco se colaba por su ventana y el crujir de los árboles de la casa vecina era lo único que se escuchaba en plena madrugada. Había acabado sus pendientes para ese punto del semestre; así que solo le quedaba esperar los siguientes para continuar llorando y enojándose. Le parecía muy estúpido que dijeran: "Oh, la cuarentena es para que la aprovechemos y así pasemos más tiempo en familia, para que nos desconectemos de los aparatos y estemos con ellos"; pero bien que su colegio dejaba tanta tarea que podía estar sin ver a su madre por tres días por estar todo el tiempo frente al computador, ¡y ni hablar el hecho de "estar lejos de redes sociales"! Se contradecían porque era el único medio que tenían para comunicarse en la actualidad de forma rápida y eficaz... Supuestamente, ya que los maestros tardaban más de un día en responder.
Estaba sentado en la cama con las piernas extendidas y la espalda apoyada en el respaldo mientras seguía escribiendo un capítulo más de su intento de novela. No sabía qué tan bien iba quedando, pero los comentarios de la gente alentándolo a seguir eran parte de lo que le entusiasmaba más durante esas semanas (se había dado cuenta de que su vida era mucho más aburrida de lo que imaginó).
Le gustaba mucho escribir cosas cursis, pese a no haber vivido ni la mitad de ellas; también relatar noviazgos donde se brindara apoyo y soporte sincero, en donde no existían actitudes tóxicas, aunque tampoco había tenido algo así. Una forma de escapar de su realidad, tal vez... ¡O solo era una dramatización! No sentía que fuese tan mala su vida, pese a lo vivido durante los últimos meses.
—A lo mejor me falta algo de realismo... —Susurró para sí mismo y se preguntó si a la gente también le gustaba leer cosas bonitas para escapar de lo monótono. Al menos él, como escritor novato, lloriqueaba con lo que escribía en algunas ocasiones. Si le provocaba eso a él, ¿a los demás también? ¿Era esa una pregunta muy tonta por creer que debía de haber alguien que se sintiera igual que él?—. Muchas preguntas y ya me duele la cabeza —se respondió a sí mismo y guardó el capítulo para corregirlo otro día.
Tomó el celular de su mesita de noche y se encaminó en silencio a la primera planta para comer un aperitivo nocturno con la luz del mismo. No había absolutamente nadie despierto en casa, ni siquiera en los grupos de conversación en donde hablaba con sus amigos o eso creyó hasta que el reloj marcó un poco más de las cuatro de la madrugada y su teléfono comenzó a sonar por algunos mensajes: eran NaYeon, Jackson, NamJoon y TaeHyung.
—¿Qué demonios...? —Se sentó en un banco tras sacar un paquete de galletas y comenzó a leer la nueva problemática de sus amigos. Desearía que lo escucharan con la misma atención que él lo hacía con ellos, pero tenía a sus conocidos por Internet y a Jung, quienes siempre lo hacían.
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N/A: A partir de aquí es probable que salgan conversaciones con más frecuencia (y menos texto) en algunos capítulos. 🥰
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