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Capítulo 13: Confianza

CAPÍTULO 13: CONFIANZA

Faltaban menos de diez minutos para que NaYeon llegara al hogar de los Min, y un poco más para que Jackson pasara a recogerlos antes de dirigirse al pequeño puesto de comida al que asistirían para su reunión. No era un local como tal, sino un camión de comida callejera que vendía alitas, sándwiches raros y poco más, o eso era lo que Yoon había entendido cuando acordaron asistir. Era nuevo, por lo que mucha gente solía ir para comprobar qué tan bueno era el servicio y lo que ofrecían; tenían pocos trabajadores debido al pequeño espacio con el que contaban, pero entre ellos estaba una muchacha que tenía loco al amigo del castaño. Según él, era preciosa, mayor por un año y con una actitud muy extrovertida, ¡solo le faltaba bailar y sería perfecta para Jack-Jack!

Esa misma tarde YoonGi había comprado cajitas con diferentes tipos de galletas para todos sus amigos como regalos extras, en especial de mantequilla, fresa y chocolate. Las últimas habían sido exclusivamente para Tae, ya que tenía la idea de que las galletas de mantequilla no iban con su actitud; inspiraba más un aire chocolatoso, podía ser extremadamente amargo o dulce.

Suspiró con los obsequios en una pequeña bolsa, parado frente al espejo de su puerta y pensando con qué demonios podía combinar su overol y camiseta de manga larga a rayas, pues el clima podía descender, según el meteorólogo. Estaba entre una chaqueta o el simple suéter que le regaló TaeHyung horas atrás; claro que acabó escogiendo este último debido a la emoción de estrenarlo, pese a que no era tan abrigador.

"No es para tanto, siempre aguanto el frío," pensó con seguridad tras tomar su celular y bajar las escaleras. Su amiga ya lo estaba esperando afuera de la casa, por lo que se despidió de sus abuelos y su mamá antes de salir para hacerle compañía. Había un viento terrible, pero nada que no pudiera tolerar hasta el momento.

—¡Eh! ¿Y ese guapo? —Solo habían estado hablando poco más de cinco minutos en el exterior cuando un auto se había estacionado frente a ellos. Era Jackson, quien asomaba la cara desde la ventanilla del copiloto y le dirigía el primer cumplido que se le vino a la mente a YoonGi, el cual rio un poco por ello, señal del pánico que le recorrió. No sabía cómo reaccionar cuando le decían cosas bonitas, porque se ponía nervioso.

—Buenas noches —saludaron los otros dos adolescentes a la tía Wang, como la mamá de Jackson prefería que la llamaran. La mujer les sonrió y los saludó de la misma forma antes de comenzar a conducir.

—Ten, Jack, son galletas para ti —eran de mantequilla en ese caso. El castaño le ofreció otra cajita a NaYeon—, estas son para ti, ¡para que no le robes a los demás! —Su amiga se rio y negó con la cabeza, antes de agradecerle al mismo tiempo que el otro muchacho.

Para cuando llegaron, YoonGi se dio cuenta de que, en efecto, el nuevo puesto estaba a tan solo dos calles de la casa que solían habitar sus bisabuelos antes de fallecer y que quedara a nombre de su abuela y su hermana menor. Su madre solía usarla para reuniones con sus amigas y él la usó hacía meses para grabar aquel proyecto que le hizo unirse más a los chicos de su salón (y alejarse muchísimo más de su, en ese entonces, novio).

Todavía no había mucha gente debido a que era temprano, de hecho ni siquiera habían llegado sus amigos, por lo que prosiguieron a sentarse en una pequeña mesa para cuatro personas que se cubría patéticamente del fuerte viento.

—Oh, ¿traes el suéter que te regaló TaeHyung? —Preguntó el otro chico tras haber saludado con una bella sonrisa a la joven que le gustaba—. ¿Te gustó? Creo que no sabía qué darte por los precios y todo eso...

A YoonGi le fue imposible no recordar la conversación que escuchó durante la mañana, cuando su amigo y Tae hablaban sin saber que podía oírlos. Dibujó una pequeña sonrisa con tristeza y luego suspiró, atrayendo la bolsa en donde llevaba sus regalos hacia su pecho cuando vio a HyeJin aproximarse hacia ellos.

—Claro que me gustó. Por eso lo traigo puesto —respondió con obviedad y saludó a la otra chica.

—¿Hablan de Kim? Creo que escuché su nombre antes de cerrar la puerta del carro —oh, claro, ahora todos hablarán del tema. Comenzaba a creer que sería un momento donde los nervios se apoderarían de él, no quería que lo atacaran con preguntas que ni siquiera él podía responder.

—De Tae —NaYeon aclaró, haciendo que la morena entornara los ojos.

—¡Pues claro! A NamJoon no le solemos llamar por su apellido constantemente —le recordó entre risas, antes de tomar una tostada del centro de la mesa. ¿En qué momento el mesero había traído ese plato con diferentes salsas? No se había dado cuenta—. ¿A YoonGi le gusta de verdad, no? ¡A mí me da la impresión de que sí!

—Yo... Eh... —¿Por qué hablaban como si no estuviera presente? Era desesperante, vergonzoso y tedioso. Sacó la cajita donde iban las galletas para la recién llegada y se la tendió mientras NaYeon tomaba la palabra otra vez.

—¡A mí me gusta! —Lo salvó de pasar más penas—. A todos nos gusta Tae, ¿no?

—Me gusta su trasero —como si por arte de magia se tratara, NamJoon llegó desde detrás de Yoon y se integró a la conversación—. Por él sí sería gay —agregó, haciendo reír a los presentes mientras se robaba una silla de otra mesa. Próximamente habría casi ocho personas en una mesita para cuatro.

—Ay, cállate, ridículo —HyeJin le empujó cuando se sentó a su lado—. Siempre dicen eso y puro cotorreo, ¡les ofrecí diez dólares si se besaban y no hicieron nada!

—O sea, ¡no soy gay! —Protestó el más alto de todos, ofendido de que no entendieran su chiste—. Solo era para seguir el juego.

—Puro pedo, puro pedo —susurró Jackson a Yoon, haciéndole reír. Estaban más que seguros que su grupo del salón era todo menos heterosexual.

—¡Tus galletas! —También eran de mantequilla para Namu, lo cual le hizo sonreír porque le gustaban a su mamá y podría regalárselas. Al pálido le daba igual lo que hicieran con ellas, con tal de que no las desperdiciaran porque puso gran parte de sus ahorros para los regalos. ¿Quién diría que ser social y buena persona significaba quedarse pobre? Eso le pasaba por no trabajar medio tiempo en algo.

—Total, ¿de qué hablaban? Algo de TaeHyung y no sé qué más... —El chico volvió a retomar la plática con normalidad tras haber recibido otro empujón de su mejor amiga y agradecerle a Min por el detalle.

—¡En que a YoonGi le gusta! —HyeJin dijo, haciendo reír a Jackson poco antes de que su "chica especial" llegara a levantar los pedidos de todos los presentes con gran amabilidad y una hermosa sonrisa dedicada solo a él—. Yo digo que serían como ese típico cliché en donde la muchacha introvertida se enamora del extrovertido...

—¡Yo digo que es más bien donde la cerebrito tiene comiendo de la mano al futbolista! —NaYeon la corrigió, obteniendo la aprobación de la misma—. Es lo que le digo a YoonGi todo el tiempo. Él lo sacaría de su zona de confort y todo eso, ¿apoco no? Yo digo que sí funciona, ¡y sus signos, según, podrían funcionar!

—Nunca entendí eso —Jackson admitió, refiriéndose al zodiaco—, pero les daré la razón porque es necesario que tenga pareja pronto. Una novia, un novio, ¡o lo que sea! Un pasatiempo nuevo, qué sé yo. Algo para olvidarse de Jun, ¿ese tipo qué? Ya nadie supo nada de él.

—No necesito otro amorío para salir adelante —le corrigió—, y estoy muy ocupado escribiendo una historia, ¡tengo de propósito acabarlo antes de que acaben las vacaciones de semana santa! —Claro, porque escribir era lo mejor que podía hacer, según él. No sabía dibujar, ni pintar, era malo con las manos en general; pero solía emocionarse mucho durante la escritura o la lectura de una historia.

—¡De eso no nos has platicado! —NamJoon dijo, interesado (o eso creía YoonGi, pues nunca sabía cuándo tenían interés genuino en él)—. ¿Escribirás de nosotros?

—Nah, no creo.

—¿Para aburrir a los lectores con nuestra vida cotidiana, granos y de problemas amorosos? —Rio NaYeon, negando con la cabeza—. ¿¡Qué digo!? ¡Ni interés romántico he tenido yo!

—Toda tonta —carcajeó fuertemente HyeJin, golpeando su espalda—. ¡Algún día hallarás a una muchacha muy bonita!

—Puro cuento —se quejó—, ¡nunca hallaré a nadie en este pueblucho de mierda! Mejor me enamoro de los personajes de series que salen en Netflix y ya.

—Series porquería —aclaró NamJoon, haciendo reír a YoonGi y chocando los cinco con este mismo debido a que opinaban lo mismo—. Solo a ti te gustan esas bolas de basura donde adultos interpretan a muchachos de dieciséis, tramas vacías y sexo por donde sea.

—O seaaa, ¡hay algunas que no son tan malas! ¡No pelearé de series con ustedes sin que EunHa esté presente! Es la única que me apoya y no vendrá hoy porque anda de millonaria viajando por ahí, de seguro—reprochó.

—Ella opina igual que yo, solo que las ve por los actores guapos —el moreno mostró la lengua.

Mientras todos seguían discutiendo entre ellos sobre el contenido que tenía aquella plataforma y Yoon se dedicaba a responder unos cuantos mensajes de Solar y HoSeok, la voz de los dos chicos restantes se hizo presente: JiMin y TaeHyung estaban bajando del auto del primero con una sonrisa. Parecían estar inexplicablemente de buenas, como la mayoría del tiempo que estaban juntos.

—¿Llegamos muy tarde? —Park preguntó, tomando un banquillo de la barra del camión y sentándose junto a NaYeon—. Por su culpa nos tardamos más de lo esperado, no se había bañado o no sé qué —agitó su pequeño puño como muestra de molestia en dirección a su mejor amigo, quien se encogió de hombros.

—Ya nos íbamos, bro —Jackson bromeó a la par que Min sacaba las dos últimas cajas de su bolsa. Le tendió su respectivo obsequio al rubio y sonrió al ver cómo se iluminaba su rostro.

—¡Gracias! Son mis favoritas —bueno, al menos pareció muy encantado con ellas porque no tardó en abrirlas y comer una—. ¿Ya han pedido?

—Desde hace un rato —le respondió el castaño, pasándole el único menú que la mesera olvidó para que viera qué podía pedir—. Casi todo tiene salsa búfalo, así que ten cuidado —recomendó, antes de ahora tenderle a Tae su regalo.

Él había optado por tomar asiento a su lado, tan cerca que las piernas no le cabían en el pequeño espacio y rozaban con las suyas de vez en cuando.

—¿Y esto? —Preguntó. Su caja era diferente a la rectangular de todos, ya que era en forma de cilindro. Le observó unos segundos antes de ver qué galletas eran: se trataban de unas en forma de palito que solían acompañarlas con un café helado en las heladerías de la zona—. ¡Gracias!

—¡Ey! —La voz molesta de NamJoon no tardó en llegar, sorprendiéndolos—. ¿Por qué siempre le das lo mejor a TaeHyung? ¡Esas también me gustan!

—Porque le gusta, amigo —HyeJin se unió a la burla, fingiendo que también esperaba de esas galletas.

—No, no, yo... —Ah, ¿por qué debían de hacer las cosas tan difíciles siempre? Parecía que cada mínima cosa que hacía era justificada con ello... Es decir, sí era así, pero no quería que se lo recordaran a cada rato. No buscaba incomodar a Kim, aunque él parecía más bien divertido todo el tiempo.

—Me da lo mejor porque yo merezco lo mejor —presumió, mostrándoles una sonrisa orgullosa antes de palmear el muslo del castaño para que se relajara. YoonGi no dijo que a JinYoung y EunHa también les compró de esas galletas, pero de sabor fresa, solo que ellos no habían podido ir—. ¿Te gustó el regalo, eh?

—¿Qué? —Parecía que todos se habían creado sus propias conversaciones cuando el moreno los calló con su típica arrogancia, dejándolos excluidos o quizá ellos dejándolos aparte—. Oh, te refieres al suéter —rio un poco, apenado, cuando notó la mirada de este descender hasta la prenda—. Claro, me gusta el personaje y está bonito el diseño.

—¿Verdad que sí? No sabía si sería de tu agrado o no, pero me alegro que sí, ¡casi te quedas sin obsequio! —volvió a reír, sintiendo cómo este metía la mano al interior del suéter y jugaba con la cremallera del mismo—. ¡Y es calientito! Te servirá para estas fechas.

Era mentira.

No había caído en cuenta de cuándo comenzó a sentir frío, pero cuando le oyó decir eso sintió como si una cubeta con agua helada hubiera caído encima suyo. El fuerte aire chocó contra su rostro, despeinando su cabello y deshaciendo cualquier posibilidad de que ese pedazo de tela fuese a calentarlo realmente. Estaba helando, sin embargo le volvió a sonreír para que no se sintiera mal.

—¡Claro! —Mintió tan bien que pareció creérsela hasta él mismo. Tae le sonrió, mostrando los dientes y formando aquella curiosa forma de rectángulo con sus labios.

Ah, las cosas que hacía para verle así. Esperaba no enfermarse.

—¡Qué asqueroso clima! —Se quejó HyeJin, a quien volvió a embestir el viento, haciendo que su cabello volara en todas las direcciones—. A la próxima nos juntamos en casa de tus bisabuelos.

—¿Qué? —Min se giró hacia ella, confundido. ¿En qué momento ofreció su casa? ¡Él odiaba recoger todo su mugrerío!—. Bueno, tendré que pedir permiso, pero mi abuela no creo que...

—¡Confiamos en ti! —NamJoon alentó.

—¡Dale, pues! Solo estaremos nosotros y HoSeok, si lo quieres invitar —NaYeon coreó a la par, por lo que con la mirada esperanzada de todos no pudo evitar suspirar con una sonrisa derrotada. No podía decirles que no cuando lo veían tan intensamente.

—Haré lo posible.

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